Los testimonios que, venciendo prejuicios y temores las sobrevivientes de la prostitución comparten generosamente son documentos invaluables surgidos de la propia piel de quienes los vivieron.
Sepamos considerar y darle el valor que tienen a estas palabras, con nuestro profundo agradecimiento por mostrarnos una realidad que difícilmente podemos o queremos ver.
Solo conocer la realidad desarma los mitos y prejuicios acerca de esta violencia extrema
Lo que leeremos a continuación fue publicado en facebook.
Testimonio de prostitución de Ambar IL
Parte 1
La prostitución, en mi caso, fue una manera de rentabilizar, por decirlo de alguna manera, lo que ya estaba acostumbrada a hacer y que me hicieran. Convertí mi trauma en mi poder. No pude librarme de ello mientras sucedía siendo niña. No pude encontrar, por el resto de circunstancias que acompañaban mi vida, añadido al abandono social en el que he vivido, otra manera de subsistir. Así que, de lo que ya sabía, de lo que me habían hecho aprender, aunque haya sido traumático, tuve que hacer mi forma de vida para sobrevivir. Decidí un camino queya me venía señalado ¿Soy culpable por ello? No. Pero a veces me dan a entender que sí, qu soy culpable no solo de haber subsistido de mi trauma, sino que soy merecedora de ese abandono social en el que sigo.
Te crean el trauma, después te estigmatizan y abandonan por él.
Miedo a decir que estaba prostituida, miedo a decir que fui prostituta.
Miedo a mis ex-parejas violentas.
Miedo cuando me miran, me cuestionan, me aleccionan creyéndose mejores, sin darse cuenta de que, a pesar de todo, esta ha sido mi vida a la que nadie me impidió llegar.
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Muchas veces las adicciones vienen debidas a la prostitución, para soportarla. Ya después, la misma adicción retroalimenta a la prostitución. Necesitas a una para la otra. Es difícil salir de esa espiral. Y tampoco ganas tanto dinero (si es que lo ganas) como algo reiterativo. Son ocasiones puntuales muy explícitas. La prostitución no hace rica a ninguna porque tal como entra el dinero, se suele ir.
Y de los $500 pesos que cobras, $250 va para el buen@ que te proporciona el lugar, restale lo de la lavandería y la ayuda para la policía por día, $500 pesos menos. Te cobran lo que quieras tomar para aguantar el asco de estar con los tipos, ah y si agarras más de un preservativo, también lo pagas!! Y si tenes la mala suerte de que metan un billete trucho, también te lo descuentan
Si querés comer algo, es como ir a comer al mejor restaurante porque siempre te lo traen de "favor".
Y no hablemos si te tienen que descontar algún préstamo que hayas pedido, te lo cobran y descuentan de por vida.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-."Prostitución. No es fácil salir ni que te ayuden a salir."
Puedo decir que sé porqué acabé en ello.
Los abusos sexuales de toda mi infancia fueron terribles para mi psique.
Todos esos años prostituida y en la prostitución también me pasaron una factura psicológica brutal. Eso nunca voy a negarlo porque es así.
Tengo reconocida una discapacidad por el estrés-postraumático que me ha provocado todo lo que he vivido desde niña y me afecta y condiciona toda mi vida, en numerosas áreas.
Pero también es verdad que cuando estás allí metida, esa es tu realidad, y que aunque te haga daño vas a defenderla ante otros y ante ti misma porque en muchas ocasiones no ves ese daño, no eres consciente de él, porque no puedes tener ni crees poder optar a otra cosa.
Es muy difícil salir de esa espiral, no es nada fácil. No es tan fácil como decir te doy un trabajillo y olvidas todo.
Es un proceso largo que requiere de reparación, psicológica sobretodo, porque si no, vuelves a caer, una y otra vez, como nos ha pasado a muchas. Acabas otra vez con proxenetas o prostituyéndote por tu cuenta hasta que un día, al cabo de los años, con suerte, consigues salir. Eso si no hay adicciones graves de por medio.
Es muy complicado.
El apoyo social, apoyo familiar, psicológico, es lo más importante. Pero por desgracia, estos son precisamente de los que carecemos muchas, por no decir la mayoría, de las que acabamos en la prostitución de una manera o de otra.
Y yo lo consideraba mi "trabajo" porque era una jornada laboral, porque era una obligación tener que estar allí unas horas determinadas al día y la noche y no creía, o mejor dicho, me habían hecho creer que no valía para nada más.
Entonces, si alguien hubiera venido a mi esos años y preguntado, yo hubiera dicho que estaba porque quería, que era mi elección incluso estando explotada sexualmente, no solo cuando estaba por mi cuenta.
Si esa era mi realidad en ese momento, a pesar de todo el daño que me estaba suponiendo pero que no veía, ¿cómo tiras por tierra esa que era mi realidad?, ¿cómo me haces salir de esa realidad en la que yo ya me he acomodado, resignado, por necesidad y por supervivencia?
No es fácil salir, pero tampoco lo es que te ayuden a salir.
En muchas ocasiones, l@s profesionales que debían ayudarme, a l@s que yo previamente acudí buscando apoyo, ayuda, terapia, me han dicho que mi caso, mi historia, les quedaba grande. Me lo dicen al menos, si, es verdad, pero...¿no sería mejor formarse para no dejarnos tirad@s?
¿No tengo derecho a no tener que reconstruirme completamente sola? ¿Porque tengo, porque tenemos (después de sufrir toda una serie de circunstancias adversas y sufrimientos), que mendigar profesionalidad por parte de los y las que supuestamente dicen estar para ayudarnos?
Ni como superviviente de abusos sex en la infancia, ni como superviviente de trata y prostitución, no he encontrado ni ayuda ni apoyo necesario para reconstruirme. No soy yo sola, somos muchas personas que nos encontramos con abandonos sociales, institucionales y profesionales.
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El incesto es en muchas familias un eslabón de la cadena que hay que esconder. De una cadena con frecuencia intergeneracional que tb tapa las consecuencias que deja este. Cuando la prostitución es una de esas consecuencias tampoco nadie quiere saber nada de eslabones escondidos.
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No considero a día de hoy la prostitución un trabajo puesto que sé los condicionantes que me llevaron a esa espiral y lo que me destrozó psicológicamente. Pero por ese mismo motivo tb sé que no hay que criminalizar, perjudicar ni olvidar a la prostituta. Y eso suele ocurrir.
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Soy superviviente de trata y prostitución. Yo me creía libre y no era más que la consecuencia, normalización y resignación del intercambio de sexo, que me enseñó el incesto y las agresiones sex que sufrí de niña. Tanto en manos de proxenetas como por mi cuenta me creía libre.
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Conocí varios puteros
que les gustaba vendarnos los ojos. Si ya en el prostíbulo la situación y
sensación era de desprotección dentro de las habitaciones, cuando nos enviaban
a un hotel o domicilio esa sensación se magnificaba. Cuando me vendaban los
ojos sentía verdadero pánico.
Increíblemente
normalizada la prostitución en mi propia casa cuando mis abuelos, que conocían
mi situación como prostituida, recordaban algunos de sus viajes y comentaban,
entre risas, sus visitas organizadas al Barrio Rojo de Amsterdam, como si de
una atracción turística se tratara.
Son mujeres las que estaban allí encerradas en escaparates, mujeres repletas de
vulnerabilidades y carencias de todo tipo. Mujeres a disposición del hombre
comprador, como lo era yo misma en ese momento.
Ese momento en el que ellos sentían esa escabrosa complicidad, no solo con esas
mujeres de los escaparates de Amsterdam prostituidas, sino conmigo misma, su
propia nieta."
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No solo hay que preocuparse de la prostitución cuando ya está
siendo sufrida, sino también cuando se está sembrando el caldo de cultivo que
la propiciará y posteriormente dejará, nos ha dejado a muchas chicas, a muchas
mujeres, igual de desprotegidas durante y después de ella.
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La prostitución es una consecuencia de mucho.
Te enseña que lo que muchos hombres, lo que una sociedad valora de ti, es lo que puede exprimir de tu esencia, de tu sexualidad y de tu vulnerabilidad.
Y al final, en muchos casos, acaba destrozándote.
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Quien abusaba de ti era un hombre que ofrecía dinero a otro. Un hombre que quería que participaras de la alegría y de la embriaguez de la que el mismo y sus amigos hacían gala, mientras yo y mis compañeras interpretábamos, de manera autómata, nuestros papeles tan bien aprendidos.
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Siendo prostituida conocí uno que tb se creyó Richard Gere. Yo me creí PrettyWoman y vivimos un romance que duró tres meses. El descubrió que yo no era la supuesta puta feliz y despreocupada que conoció, sino que era un saco de traumas y vulnerabilidades que le quedó muy grande.
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Y sí, cuando estaba prostituida no me reconocía como victima, me engañaba a mi misma, igual que lo hacía cuando sufría abusos sex e intentaba creerme que era una niña y adolescente "normal". Pero la realidad es la que es y acaba mostrando sus fauces y de ellas, no puedes escapar
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No digas que olvide cuando robó casi toda mi infancia.
No digas que olvide cuando modificó casi toda mi vida.
No digas que olvide unos actos horribles que vulneraron mis entrañas y despertaron mi dolor.
Por esos "olvidos obligados" muchas veces los crímenes siguen silenciados.
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Sufrí incesto. Me llamaron puta de niña, que buscara hombres mayores que me mantuvieran. Tenían un destino para mi, ser puta. Un futuro en el que fui prostituida y prostituta, como vaticinaron. Queda claro que, para algunas niñas, parte de la sociedad ya les ha elegido el futuro
-.-.--.-.-.-.-Cuando la migraña era insoportable pero tenía que seguir con la felación, porque para eso me habían enviado a esa habitación de hotel, en la que un hombre pagaba por mi y a la que un recepcionista permitió que subiera, yo sentía un dolor más fuerte en el alma que en mi cabeza.
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Sentí un dolor en el alma insoportable mientras estaba con ese individuo. Sentí que había concentrado todos esos años, todos esos hombres que pagaban por mi sometimiento sexual, en ese momento y en él. No pude más. O abandonaba ese mundo o acababa de hundirme yo. Y aposté por mi.
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Quiero el abolicionismo de la prostitución, porque esta es violencia, es dolor, es vulnerabilidad y precariedad, trauma, soledad y marginación.
Quiero el abolicionismo de la prostitución, pero también quiero la erradicación de los abusos sexuales en la infancia porque SÍ, sí son unos de los grandes y jodidos, entre otros, condicionantes previos de entrada a la misma.
Y aquí voy a hablar de niñas, porque son la mayoría de las que después pueden acabar sumidas en la espiral prostituyente. Quede claro por mi parte que la infancia merece ser cuidada, salvada, protegida por igual, niñas y niños.
¿Porqué es tan difícil hacer entender que es necesario salvar a estas niñas antes de que el sistema prostitucional las atrape por su situación de vulnerabilidad, en muchos casos provocada por los abusos sexuales previos sufridos, por toda la monstruosa dinámica familiar y social que los rodea y de los que nadie se preocupó, a los que nadie quiso tener en cuenta, a los que tod@sinvisibilizaron?
Si se tiene conocimiento, por mi testimonio, por el de muchas otras supervivientes de trata y prostitución, por numerosos estudios al respecto, que las violencias sexuales previas estaban en las historias de muchas de nosotras...
¿porqué, repito, tanta reticencia a tenerlos en cuenta a la hora de abordar propuestas de erradicación, tanto por parte de los gobiernos como por parte del abolicionismo?
Una niña será una mujer el día de mañana y no entiendo porque esa negación a ayudarla cuando es niña y en cambio, después, nos devanamos los sesos para hacerlo, cuando en muchos casos, las consecuencias de ese mucho que no quisimos tener en cuenta, de eso que tanto invisiblizamos, ya la han atrapado en su tela de araña y se la están comiendo viva?
Un poco cansada y bastante decepcionada de esta lucha titánica y de ver como a pesar de hablar, contar, testimoniar con mi propia vida, con mi propia historia, este punto sigue suscitando el desinterés por parte de much@s.
No quiero dejar de luchar contra el regulacionismo, pero a veces me da la sensación de que también lucho contra el abolicionismo, porque siento que este me da la razón como a los tontos pero sigue sin escuchar, sin entender de una vez, que además de la pobreza hay otros factores, no menos importantes a tener en cuenta, para conseguir esta ansiada abolición por la que todas luchamos.
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Las violencias que sufres previas, físicas, psicológicas, en muchos casos desde la infancia, te dejan sin herramientas para hacer esto que algunas personas ven tan fácil como "romper las cadenas" en cuanto empieza la violencia. LA INDEFENSIÓN APRENDIDA NO ES UNA VICTIMIZACIÓN.
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También recuerdo, que estando prostituida, siempre que podía, cambiaba el canal de porno que ponían en las habitaciones. Si no se daban cuenta, podía dejar durante un rato videoclips musicales, centrarme en ellos y así poder soportar lo que estaba pasando en esa habitación.
Hubo momentos que creí tener el control pero la anorexia y la bulimia se instauraron en mi vida, sustituyendo a la cocaína, para paliar la ansiedad que me creaba la prostitución y toda mi situación. La cocaína pude dejarla en un año, para la bulimia necesité veinte. No fue fácil
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Me había pasado que el mismo hombre que me compraba cuando estaba prostítuida, me proponía prácticas sexuales con desconocidos, que él mismo coordinaba, ejerciendo así un doble papel, de putero y de proxeneta.
Al final me di cuenta que no era inusual que intercambiaran papeles.
Había un anciano que siempre "nos probaba" a todas. Cuando "acababa" decía que se iba a Cuba. La madame le reía la gracia. Lo recuerdo porque yo pensaba resignada que si mi abuelo me hizo lo que me hizo siendo su nieta, ¿porque no iba a hacerlo él siendo un extraño y pagando?
La lengua se me quedaba dormida por la cocaína cuando tenia que hacer felaciones. No sabía que me estaba pasando, pensaba que era un problema mio y nunca dije nada. Al cabo de un tiempo ya entendí que era aquello que me dormía la lengua. Los proxenetas me lo enseñaron.
Me dijo la madame, después de siete puteros seguidos, que me pusiera crema hidratante para la cara en mis partes tremendamente irritadas. El dolor fue tan intenso que lloré. Pero no pude dejarlo e irme.Tuve que acabar con el que estaba y seguir con dos más que ya esperaban.
Defendí mi "libre elección". Creí que era mi decisión, pero entendí que ni siendo prostituida ni siendo scort decidía yo. Decidieron los abusos sex que sufrí de niña, los insultos de "eres una puta" de mi tía y decidió una sociedad que prefiere no mirar a la cara a sus víctimas.