martes, 31 de diciembre de 2019

Cuando la República dijo sí a la abolición de la prostitución


Cuando la República dijo sí a la abolición de la prostitución

1932 fue el año en el que el debate sobre la prostitución llegó al Congreso, con un discurso ejemplar de Clara Campoamor. Hasta 1935 no se aprobaría por decreto el abolicionismo, como una forma de garantizar la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, para muchos sectores, fue una resolución poco ambiciosa.
BARCELONA 11/11/2018
ANA BERNAL-TRIVIÑO


“Queda suprimida la reglamentación de la prostitución, el ejercicio de la cual no se reconoce en España a partir de este Decreto como medio lícito de vida”. Este fue el artículo 1 del decreto del 23 de junio de 1935. Muchas son las personas que hoy día se declaran republicanas pero regulacionistas de la prostitución, cuando justo la República Española fue la que se declaró, por decreto, abolicionista.

Las circunstancias sociales de entonces no son las de ahora, marcadas por la dificultad de controlar las enfermedades venéreas de forma eficaz. Pero, para llegar a la fecha de ese decreto, antes varias mujeres reflexionaron sobre la prostitución, en un marco idéntico al que el propio feminismo desarrolló desde el comienzo de su historia.





Un punto de partida

“La prostitución es para la mujer el más horrible de todos los males”, decía Concepción Arenal en La Mujer del Porvenir, institución a la que también califica como lepra. Se queja del trato que recibían estas mujeres, entre otras cuestiones. “Nunca me conmueve tan tristemente mi ánimo como al entrar en un hospital de mujeres donde se curan las enfermedades consecuencia de la prostitución. Allí las enfermas no suelen quejarse, saben que a nadie inspiran lástima y procuran sofocar el dolor físico lo mismo que el dolor moral”, matiza en la misma obra.

Emilia Pardo Bazán ya reflexionaba en una conferencia en 1899, que las mujeres se veían arrastradas al “matrimonio, al servicio doméstico, a la mendicidad y a la prostitución”, como únicas salidas posibles. Nadie como ella explicó en cuentos y discursos las violencias contra las mujeres, como se relata en el libro El encaje Roto (Contraseña). Años más tarde, en 1904, Consuelo Álvarez Pool, que firmaba como “Violeta” en la prensa, escribió un texto titulado “Del matrimonio” donde denunciaba la misma situación: “¡Cuántas mujeres se ven en el duro trance, en la cruel alternativa de casarse con el primero que llega… o prostituirse! Entonces la elección no es dudosa: se casan y hasta creen amar a su marido porque en él ven la tabla salvadora a que asirse en el naufragio de su pobreza”.

En 1918, salía publicado el libro La condición social de la mujer en España, de Margarita Nelken, quien se preguntaba de dónde venían las prostitutas y marcaban que las de alta categoría procedían de la clase media cuya educación no se había “preocupado de proporcionarles un medio de vida y que el día que necesitan bastarse a sí mismas se lanzan o caen poco a poco en la prostitución”. Las más pobres, indicaba, venían del campo a la capital y denuncia que caían “fácilmente seducidas por fantásticos espejuelos”. Es aquí donde hace una crítica de clase a aquellos “señoritos” que abusan sexualmente de sus sirvientas y que, con un hijo a su cargo, tenían que buscarse la vida. Pero también lanza críticas hacia la religión.

“España es quizás, hoy día, el único país en donde no se hace nada por impedir que las prostitutas lleguen a su triste condición y en donde al mismo tiempo se quiera corregir la prostitución con castigos, que no otra cosa es la reclusión forzada en un convento”. Y, ante todo, en su discurso dejaba claro que era un problema de Estado. “Dios sabe todavía hasta cuando la prostitución española seguirá siendo una vergüenza, no para las prostitutas, sino para todo el país socialmente culpable y responsable”.

En 1921, una manifestación feminista, encabezada por Carmen de Burgos llega al Congreso. Entregan a su Presidente un documento con la petición de derechos para la mujer, desde el derecho al voto, a la igualdad respecto al hombre en el Código Penal. El artículo 9 de ese documento es tajante: “Que desaparezca, en virtud de una ley, la prostitución reglamentada y que se persiga”.

Camino hacia la abolición: el discurso de Clara Campoamor

Todo este pensamiento se reforzó durante la II República Española. Escobedo remarca en un estudio que el regulacionismo había sido alimentado por la ideología burguesa, para quienes la prostitución era un “mal necesario”. Rivas Arjona señala en una investigación que la lenta penetración del modelo abolicionista se produjo, por un lado, por la tradición regulacionista y por otro, por los beneficios que “determinadas instituciones” recibían. Sin duda, no se hubiese producido sin el marco de la lucha abolicionista desarrollada de Josephine Butler en Inglaterra, que atravesó fronteras de toda Europa y entró en nuestro país a través de los protestantes, los masones y las propias ideas republicanas, según apunta Rivas Arjona. De hecho, la propia República encabeza también una reforma sexual alejada de la religión.

Los diarios de sesiones del Congreso bien reflejan el debate que llevó hacia la abolición de la prostitución. El día 12 de enero de 1932, Rico Avello, de la Agrupación al Servicio de la República, decía a la Cámara que la “prostitución reglamentada es absolutamente incompatible con la dignidad humana” y defendía que no cabía en esta materia otra postura que no fuera la “pura y simple de la teoría abolicionista”. Tres días después, el diputado Carlos Martínez y Martínez expresó que la abolición debía ir acompañada de una nueva educación, y demandó ofrecer al pueblo “una noción nueva, clara y valiente de qué es la sexualidad”. Además, apuntó la que prostitución estaba asociada a la pobreza y que debía implantarse una “libertad económica que permitirá a la mujer desenvolverse”.

Ese mismo día, Clara Campoamor, diputada del Partido Radical, explicó de forma tajante ante la cámara que “la ley no puede reglamentar un vicio”. Habló sobre la vergüenza de que el Estado perpetúe esta situación, a la que definía de una “quiebra para la ética”. Pero en su discurso, la diputada fue más allá y expuso el contexto de que España estaba representada en la Sociedad de Naciones de Ginebra y que existía una comisión de protección a la mujer y contra la trata para la desaparición de lo que, por entonces, denominaban “trata de blancas”. Sobre ello, Campoamor dejaba claro que “las casas de prostitución reglamentadas, autorizadas por el Estado, percibiendo directa o indirectamente de ellas tributos el Estado-tributos, de una corrupción, de un vicio, son los centros de contratación de la trata de blancas, en donde se pueden albergar fácilmente todas las mujeres, que un vividor, delincuente de oficio, traspasa de ciudad en ciudad y lleva de mercado en mercado”.

El discurso de la diputada continuó con la demanda de que el Estado se declarase de una vez abolicionista. En aquel momento, además, las víctimas de la prostitución eran, en mayoría, mujeres menores. A esa edad les estaba prohibido firmar un contrato o adquirir un préstamo pero “no le rindan protección alguna cuando se trata de la libertad de tratar su cuerpo como una mercancía”, denunciaba la diputada. Para terminar, Campoamor afirma que de permitirse la prostitución, el Estado permitiría un vicio y apuntaba las que, para ella, son las dos consecuencias más graves: “la posibilidad de la degradación de un enorme número de mujeres y la posibilidad de la degradación de un enorme número de hombres, a quienes las leyes les dicen que puedan acercarse a una mujer sin amor, sin simpatía, sin siquiera un gesto cordial de estimación”.

Días más tarde, el 26 de enero, el diputado de Acción Republicana, Sánchez Covisa recuperó el discurso y calificó a la prostitución de un estigma, vergüenza, y un “incumplimiento del precepto constitucional, que hace iguales los dos sexos, puesto que no puede aplicarse a la mujer una ley de excepción”. Meses después, se organizó la 'Semana abolicionista' en un intento de acercar esta postura a la sociedad, donde se contaría con la presencia de Campoamor.

Hasta tres años después, no se declaró el Estado como abolicionista en un decreto del 28 de junio del Ministerio de Trabajo, Sanidad y Previsión, con la justificación de que el Gobierno quiere sumarse al abolicionismo “que impera desde hace años en los países más avanzados desde el punto de vista sanitario”. Entre sus artículos, además del reconocimiento del principio de igualdad entre el hombre y la mujer, también se prohibía “toda clase de publicidad que de manera más o menos encubierta tendiera a favorecer el comercio sexual”.





Las ‘Mujeres Libres’

No obstante, como puntualiza Escobedo en una de sus investigaciones, surgieron críticas frente a esta aprobación por mantener algunas normas reglamentaristas, como que las autoridades sanitarias vigilar a las prostitutas por la transmisión de enfermedades venéreas. Se esperaba un decreto aún más ambicioso en el sentido abolicionista, aunque la sociedad de la época tampoco dejaba mucho margen de maniobra, junto a todas las reformas que la República estaba realizando.

Mientras aquello ocurría en las paredes del Congreso, Amparo Poch y Gascón, una de las tres fundadoras de Mujeres Libres, escribía en “La Vida sexual de la mujer”, en 1932, cómo la prostitución ponía también en riesgo a las mujeres que vivían con sus parejas. Para ella, la prostitución o el alcoholismo formaban parte de lo que consideraba como “higiene matrimonial”.

La formación feminista anarcosindicalista creó lo liberatorios de prostitución, “no como solución, sino con un fin paliativo”. En ellos se centraban en la investigación y tratamiento médico-psiquiátrica, la curación psicológica y ética, orientación y capacitación profesional, ayuda moral y material en el momento que les fuera necesario, aún después de haberse independizado de los libertarios.

En el número 9 de la revista que editaban estas mujeres, se dedicó un espacio al “problema sexual y la revolución” y lanzaban a sus lectoras la siguiente pregunta: “¿quién puede negar que la esclavitud sexual de la mujer no ha sido en principio y a través de los siglos una consecuencia del problema económico?”. Inciden en que justo la guerra había agudizado el problema económico de la mujer que, sin trabajo, se veía obligada a la prostitución sin otra alternativa. Por ello, intentaba desde aquellas páginas concienciar a los camaradas de que “si de veras queremos la Revolución social, no olvidemos que su principio primero está en la igualdad económica y política, no solo de las clases, sino de los sexos” y que “el problema sexual es una problema económico-político a la vez”, que si no se producía en conjunto con la Revolución, “la dejaría manca, declarando utópicas todas las ansias de liberación de la Humanidad”.

Unos números después, también retoman el tema en la revista y señalan que la reglamentación supone la creación de unos impuestos para el Estado, y que la erradicación de la prostitución va más allá de leyes para adentrarse en la propia mentalidad de la sociedad. Y repiten, sin cesar, que la mujer “ha de ser económicamente libre”. Por eso, detallan que solo la libertad vendrá a través de una “igualdad de salarios, una igualdad de sueldos, una igualdad de acceso a los medios trabajadores de todas clases, (...) porque todas las acciones en favor de la familia, de ese ficticio color hogareño, mantienen a la mujer en su posición de siempre: alejada de la producción y sin derecho alguno”.

En los últimos números de la revista, en septiembre de 1936, señalaban que “la empresa más urgente a realizar en la nueva estructura social es la de suprimir la prostitución. Antes que ocuparnos de la economía o de la enseñanza, desde ahora mismo, en plena lucha antifascista aún tenemos que acabar radicalmente con esta degradación social. No podemos pensar en la producción, en el trabajo, en ninguna clase de justicia, mientras quede en pie la mayor de las esclavitudes: la que incapacita para todo vivir digno”. Para ello querían capacitar a las ex prostitutas para ser mujeres libres y conscientes, ofreciendo ayuda moral y material.

Montseny, ministra de Sanidad y Bienestar Social en 1937, señaló que más allá de ley, la prostitución solo quedaría abolida cuando “las relaciones sexuales se liberalicen, la moral cristiana y burguesa se transforme, las mujeres tengan profesiones y oportunidades sociales de asegurarse el sustento, la sociedad se establezca de forma que nadie quede excluido, cuando la sociedad pueda organizarse para asegurar la vida y los derechos de todos los seres humanos”.

Todas estas intenciones y el espíritu abolicionista de la República, quedaron bajo tierra tras el golpe de Estado y la victoria del franquismo, que regresó al reglamentarismo por decreto el 27 de marzo de 1941. A partir de entonces, la prostitución aumentó, junto al estigma, la criminalización y la persecución de las prostitutas.


Fuente
https://www.publico.es/sociedad/abolicionismo-republica-dijo-abolicion-prostitucion.html?fbclid=IwAR3HWmtzRSuh6Tp-w5Kf8Pq3Q25EqWMDYgIXINY2GERybOYZj5UZFkUHnd4







Cuando la Iglesia apoyó firmemente la apertura de un gran número de prostíbulos durante el declive de la Edad Media


Cuando la Iglesia apoyó firmemente la apertura de un gran número de prostíbulos durante el declive de la Edad Media

Alfred López
Yahoo Noticias15 de noviembre de 2017

Uno de los periodos de la Historia en el que la prostitución tuvo más auge y apoyo institucional en la Península Ibérica fue en el conocido como ‘Baja Edad Media’, a principios del siglo XIV.

Hasta entonces el ejercicio del meretricio se había limitado generalmente a mujeres que lo ejercían en calles o tabernas de forma aislada, por su cuenta y sin control sanitario alguno y con las autoridades manteniéndose al margen de tal actividad (cuando se había detenido alguna prostituta había sido por algún escándalo o trifurca pero no por el ejercer dicho oficio).

Pero llegó un momento en el que desde las instituciones políticas (monarquía y señores feudales), militares y religiosas se decidió regular tales prácticas con el fin de modernizar la sociedad, tener vigiladas a todas las meretrices y apartar a estas del resto de ‘doncellas honradas’, por lo que un modo de mantener ese control era teniéndolas controladas en prostíbulos.

Eran conscientes de que la prosperidad de las poblaciones más importantes estaban estrechamente relacionadas con su comercio y que muchos eran los importantes hombres de negocios que se trasladaban de una ciudad a otra para cerrar sus tratos, aprovechando dicho viaje para divertirse con las rameras autóctonas. Proporcionarles un lugar seguro donde acudir a desfogarse los mantendría más seguros de robos y peleas de taberna (que en numerosas ocasiones acababan con el cliente muerto).




Fue durante el reinado de Jaime II cuando se puso más empeño en que en las principales capitales de la Corona de Aragón (Zaragoza, Barcelona, Valencia y Mallorca) dispusieran de mancebías en las que tener, de forma controlada, a todas las prostitutas de cada población.

Lo curioso del caso es que una de las instituciones que más apoyó (y más empeño puso para que así fuese) fue la Iglesia Católica. Desde los púlpitos se había estado criticando ferozmente dichas prácticas pero a la hora de regular la prostitución decidieron apoyar el proyecto del rey Jaime II.

Ello fue debido a una famosa alegoría defendida por San Agustín en el siglo V en la que comparaba a las prostitutas con las cloacas, pero no en un tono despectivo sino por la utilidad que ambas cosas tenían para la sociedad. El religioso ponía como ejemplo que si desaparecían las cloacas de un palacio este se llenaría de hedor y que lo mismo ocurriría si no había prostitutas pues, según San Agustín, la sociedad se llenaría de sodomitas.

Otro de los motivos fundamentales era tener establecimientos donde pudiesen acudir los soldados y demás miembros de los ejércitos (en una época en la que las guerras y batallas eran continuas) y los que desfogarse de sus largas estancias en el frente.

De todas las capitales de la Corona de Aragón, la ciudad amurallada de Valencia fue donde se ubicaron el mayor número de mancebías y la mayor cantidad de prostitutas.

Un barrio compuesto por cuatro calles en las que, uno al lado de otro, se albergaban hasta una quincena de edificios en los que más de un centenar de mujeres ejercían la prostitución de manera controlada. Con esta medida los delitos sexuales descendieron, debido a que muchas agresiones que hasta entonces se habían cometido por parte de jóvenes, soldados o borrachos con ganas de sexo hacia cualquier doncella habían bajado gracias a la facilidad de poder acudir a una de estas mancebías.

Y es que durante tres siglos Valencia se convirtió en la capital europea de la prostitución (muchos la calificaron como el ‘burdel más grande e importante de Europa’) y donde las rameras tenían unas tarifas que doblaban a las de las prostitutas de otras poblaciones.

Dentro del control que ejercían las autoridades estaba las revisiones periódicas por parte de médicos, con el fin de evitar enfermedades venéreas (que por aquella época eran frecuentes y en muchos casos mortales). Pero también el controlar que no se mezclaran prostitutas y clientes de diferentes religiones. Por ejemplo, las rameras cristianas no podían atender clientes musulmanes o judíos y a la inversa con las de esas confesiones religiosas. A pesar de ello, hay constancia de numerosas denuncias en las que se saltaba con frecuencia dicha prohibición.

Fuente
https://es-us.noticias.yahoo.com/cuando-la-iglesia-apoyo-firmemente-la-apertura-de-un-gran-numero-de-prostibulos-durante-el-declive-de-la-edad-media-130342771.html?hl=1&noRedirect=1




El horror de los burdeles en los campos de concentración


El horror de los burdeles en los campos de concentración

Por: Alonso Martínez
21 de octubre, 2016

En este momento lo más probable es que la vida de una joven mujer esté a punto de cambiar dramáticamente. La historia la hemos escuchado decenas de veces. María tiene 14 años y vive en un pueblo donde se siente incomprendida. Es una joven hermosa y tiene el sueño de ser una residente de un lugar con lujos y cosas brillantes. Ella no tiene la culpa. De distintas formas su mente ha sido moldeada para pensar así, es una adolescente susceptible. Cerca de ella está un joven de 21 años con ojos claros y un automóvil de no más de 5 años de antigüedad. Ya fijó su mirada en ella; es su siguiente víctima.
Hace más de 70 años otra mujer y muchas más fueron expulsadas de su hogar y transportadas a un lugar donde se enfrentarían a trabajos forzados por sus creencias religiosas. No obstante, algunas más tuvieron que pasar por horrores mucho más grandes. Durante la Segunda Guerra Mundial, los Nazis establecieron burdeles dentro de los campos de concentración para incentivar a la población masculina a que colaboraran en sus tareas, aunque en realidad se usaban principalmente por los funcionarios simpatizantes de Hitler.






De hecho, distintos burdeles fueron establecidos a través de toda la Europa ocupada por Alemania y eran de uso exclusivo de los soldados de la SS y de las fuerzas armadas de los Nazis. La diferencia entre los que estaban en los campos de concentración es que las mujeres que se prostituían o que hacían "espectáculos" para los prisioneros y soldados eran transferidas de otros campos –principalmente el de Ravensbrück–. Al menos 34 mil mujeres alrededor de toda Europa fueron forzadas a servir como prostitutas.
Todos los burdeles se abrieron entre 1942 y 1944. Fueron construidos en diseño de barricadas con hasta 20 cuartos individuales. Las prisioneras tenían a una especie de madame que se encargaba de mantenerlas en orden. Por lo general eran reemplazadas de forma constante ya que morían por distintas enfermedades, heridas y desgasto en general. Existe evidencia incluso de que las mujeres eran tatuadas con la frase "Puta de Campo" en el pecho.





Aquellas que quedaban embarazadas se les forzaba a abortar, lo que resultaba en muerte y en muchos casos los soldados de la SS le afirmaban a las mujeres que si participaban en ese trabajo sexual tendrían un mejor trato o una reducción a su sentencia (que en sí era indefinida), lo que causó envidia y conflictos dentro de los grupos femeninos de los campos, pero no sabían a lo que se enfrentarían. Existe una declaración de un campo ruso que afirma que las compañeras golpeaban brutalmente a quien quisiera aceptar esas propuestas.
Además de que los burdeles se usaban para "motivar" a los prisioneros, Heinrich Miller también lo pensó para mostrarle a los hombres homosexuales "los placeres del sexo opuesto" en forma de lo que él consideraba terapia para "curarlos" de sus preferencias sexuales. Y aunque el propósito era motivar a los judíos que servían haciendo labores extenuantes, no funcionó más que como un sistema de mercadeo de cupones entre las personas "importantes" dentro de los campos.






Cuando finalizó la guerra y comenzaron a arrestar a todos los oficiales y soldados nazis, también sus mujeres fueron perseguidas por los sobrevivientes y fueron rapadas, expuestas, humilladas y en algunos casos violadas o heridas brutalmente. Así surgió el dilema moral de si la venganza era necesaria o si pudo evitarse y mostrar humanidad, pero ¿cómo hacerlo si parece que los despojaron de ella?
Todas las guerras nos han mostrado lo mismo. Horrores que estamos dispuestos a hacer cuando todo lo demás parece desmoronarse. Es inimaginable el sufrimiento acumulado de todas las mujeres que han sido violadas, brutalizadas y humilladas a lo largo de la historia, principalmente porque en ese entonces ellas no peleaban como soldados, entonces ¿por qué usarlas como un objeto sin importancia?




El asunto de la prostitución en los campos de concentración se mantuvo en silencio durante largo tiempo. En 1972 Heinz Heger publicó un libro donde finalmente habló sobre el tema y durante los 90 surgieron títulos testimoniales sobre las experiencias de algunas sobrevivientes de los campos y la vida como prostitutas. Los fantasmas de las que no lograron salir deberán atormentar por toda la eternidad las almas de los soldados nazis que, a pesar de pregonar odio a los judíos, abusaban de ellas para demostrar su poder.

¿En realidad sólo sucede en la guerra? María creerá que el joven con el auto bonito se enamorará de ella y la hará una persona feliz y le dará una mejor vida. Pero no sucederá. Dentro de 2 años ella estará en la Ciudad de México en una habitación donde el color rojo parece resaltar mientras un obeso con su mano llena de sangre se prepara para un tercer golpe. Su pene y barriga cuelgan; ríe de forma estruendosa. No es un nazi. Es lo más asqueroso de la humanidad.

Fuente:
https://culturacolectiva.com/historia/el-horror-de-los-burdeles-en-los-campos-de-concentracion?fbclid=IwAR1Ouj6eWPfQOMzWCUdChqHKzil_hvtd9a2P1ezWw4yo4ZsFFjy8tUcWhsE


Nota: la negrita e imágenes están en el original.




“Chica esclava”


Esta es una historia de trata de personas, pero no nos confundamos, es fundamentalmente una historia de prostitución, simple y a secas. La trata de personas es la forma penal en la que bajo determinadas condiciones se produce la captación y explotación sexual. Constituye el 95% de las personas en prostitución, el resto, el 5%  son captadas de manera “suave”, sin una violencia explícita, pero siempre abusando de una situación previa de vulnerabilidad, por eso también podrían ser considerados casos de trata de personas que no encajan en el tipo penal.

Una vez más se comprueba que el delito de trata de personas es un medio por el cual son sometidas las mujeres necesarias para el funcionamiento de los burdeles o la prostitución callejera, de ahí que no puedan ser separadas la trata de la prostitución, son dos caras de la misma y única moneda. También demuestra que la mayoría de las mujeres y niñas, no importa cual fuere su condición, no imaginan ni quieren a la prostitución como una posible salida de sus estrecheces. La llamada “voluntaria” es minoritaria, estadísticamente irrelevante y cuando se la explora, encontramos los mismos elementos que en el resto de los casos.

Igualmente lo que sucede dentro de las paredes de un burdel o en la calle o en un hotel no diferencia a unas de otras, todas padecen en su cuerpo el asedio del putero.

El prostituidor-putero-“cliente” que va a un prostíbulo o las acecha en la vía pública, podrá saber esto, saber que no están ahí porque lo desean a él, ni siquiera porque quieren estar ahí, pero no le interesa, al contrario, esa situación agrega más condimento al acto basado fundamentalmente en el sometimiento. Es una pizca de sabor a su acto de violencia.

Debemos resaltar el papel que juega en la vida de muchas de estas personas la organización Amadh (Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos) y otras organizaciones en el apoyo y ayuda –con los muy escasos medios que cuentan- a las mujeres y niñas que se esfuerzan por salir de la prostitución.
Alberto B Ilieff






“Chica esclava” fue reeditado este mes

Fue esclava sexual en el barrio rojo de Amsterdam: escapó y contó su infierno en un libro
Sarah Forsyth llegó a Holanda con una propuesta de trabajo y terminó captada por una red de trata.
08/01/2019 -

Hoy tiene 42 años y pudo contarlo en un libro. A los 19 viajó desde Gateshead, al oeste de Inglaterra, a Holanda, por una entrevista de trabajo, y terminó secuestrada y obligada a ejercer la prostitución en el barrio rojo de Amsterdam. En Chica esclava, reeditado este mes, Sarah Forsyth relata una historia que, como dice, "es la de muchas otras que no pudieron escapar".

En el texto cuenta que una noche, a mediados de los 90, fue forzada a tener sexo con 20 hombres. También que la obligaron a ver cómo mataban a otra chica que, como ella, estaba ahí a la fuerza.

Sarah vio el anuncio holandés en un diario británico y decidió presentarse a la entrevista para trabajar como enfermera. Era su sueño. Pero el trabajo nunca existió. Apenás llegó, la insertaron en una red de trata de mujeres.

Su historia dio la vuelta al mundo en 1997 por un informe periodístico en The Cook Report. Pero ahora vuelve a los medios por las memorias que ella misma decidió escribir.

"La chica que vi morir era de Tailandia. La habían secuestrado como a mí, pero no había conseguido la misma cantidad de dinero que yo. Por eso la mataron", contó a Mirror Online.


"Su cabeza simplemente explotó. Me quedé dura y vi cómo la bala literalmente le arrancó la mitad de la cabeza. Después escuché el ruido y su cuerpo cayó junto a mis pies", recuerda. El asesinato estaba siendo grabado. Y el video luego fue vendido. "Mi pimp (explotador) me había dicho que si no conseguía suficientes clientes iba a terminar muerta en una película porno snuff (la categoría de pornografía 'sangrienta')", explica. Eso pasó con la chica tailandesa.

Cuando fue entrevistada a fines de los noventa, Sarah aún era adicta a la cocaína y a los ansiolíticos.

Además del asesinato y los horrores de sus días como esclava sexual, Sarah no olvida que también la obligaban a jugar a la ruleta rusa "para disfrutar el horror en la cara de todas al tener que apretar el gatillo". Cada vez que lo hacía y la bala no salía, ella lo tomaba a mal. "¿Por qué no podía volarme los sesos y que todo esto termine. Por qué no podía ser bendecida con la muerte instantánea?", pensaba durante esos oscuros días.

Por sus recuerdos, al detalle, Sarah luego lograría que se encontrara evidencia contra su captor. La primera prueba fue el clasificado en el diario. Había sido publicado por John Reece. Quien ya tenía antecedentes. Él la buscó en el Schipol Airport, le robó el pasaporte y le puso un arma en la boca.


“Apenas bajé del avión y caminé hacia el punto de encuentro, sentí que algo no estaba bien", contó Sarah. "Cuando tenía el arma sobre mí, me amenazó con que iba a dispararme 'ante el primer movimiento equivocado'".

A las pocas semanas estaba trabajando en un cabaret del barrio rojo de Amsterdam. La alimentaban a base de "M&M y cocaína". Como narra: "ya no era Sarah Forsyth. Esa Sarah había muerto y ahora quedaba la vergüenza de la nueva Sarah, la prostituta”.

Escapó en 1997. Cuando se le acercaron dos suboficiales de la policía holandesa. Lo primero que hizo fue reunirse con su madre en Gateshead. Pero sentía vergüenza. "pese a eso, solo quería a mi madre y quedarme así para siempre. Las dos lloramos y lloramos."

Tras el juicio, Reece y cuatro miembros de esa banda de explotadores sexuales de mujeres fueron declarados culpables.

Sarah contó en su libro —publicado por primera vez en 2009— que también había sido abusada cuando era una niña. “Fui devastada desde chica y esclavizada de adulta. Pero me salvaron la vida. Sólo me queda rezar por las de las chicas que no lo lograron y hacerles saber que pienso en ellas y que sigo sobreviviendo", cerró.

El periodista Roger Cook, quien dio a conocer su caso por primera vez, mencionó a Sarah como "la prueba en carne viva de que la explotación sexual está entre nosotros".


Fuente:
https://www.clarin.com/sociedad/secuestraron-esclava-sexual-amsterdam-escapo-conto-infierno-libro_0_63JFPd5Es.html?fbclid=IwAR1t8vbE7WYkarJjukKZufL9C_4RL6SgbiARlql-RYzNQJvmtnib1SaciQI






lunes, 18 de noviembre de 2019

“Ustedes no son nada. Les pego un tiro, las entierro en una gruta y nadie pregunta”


OPERACIÓN CARIOCA
“Ustedes no son nada. Les pego un tiro, las entierro en una gruta y nadie pregunta”
La instructora del mayor caso sobre proxenetismo en España describe el terror de las víctimas en los clubes de Lugo
SILVIA R. PONTEVEDRA
Lugo 17 JUN 2019 -



José Manuel García Adán, cabecilla de la red de proxenetismo desmantelada en la Operación Carioca, en 2015. PEDRO AGRELO



El juzgado guarda un fúnebre dibujo infantil pintado por la hija del tipo más duro de Lugo. Durante la instrucción de la Operación Carioca, la mayor causa contra el proxenetismo que ha habido en España (275 tomos), la niña explicó que su pintura representaba a "una chica enterrada". La pequeña vivió durante un tiempo en el Queen's, uno de los dos prostíbulos de su padre, José Manuel García Adán, y allí jugaba entre las mujeres víctimas, los clientes y los agentes del orden que supuestamente tejían la red corrupta que blindaba al proxeneta. Algunos de estos funcionarios de los cuerpos de seguridad habían estado en la vida de la cría desde el principio, tanto que hasta aparecen como invitados en el vídeo de su gran fiesta de bautizo, que forma parte de las pruebas del sumario.

Adán "se había granjeado la amistad de varios funcionarios policiales y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado", afirma en el auto de transformación en procedimiento abreviado Pilar de Lara, titular del Juzgado de Instrucción 1 de Lugo. "Algunos eran asiduos a sus clubes", Queen's y La Colina, y esto "coartaba la voluntad de las mujeres prostituidas a la hora de interponer cualquier denuncia". A lo largo de un centenar de folios, el escrito judicial desmonta la propuesta de las fiscales del caso, que a finales del año pasado defendieron librar del banquillo a todos los agentes imputados en una de las principales piezas de la causa. Tras una década de investigación, el auto de De Lara es uno de los últimos antes de que el asunto caiga en manos de la Audiencia Provincial para su juicio y posiblemente también uno de los postreros antes de la marcha de la magistrada. A falta de resolver un recurso de la juez, el Consejo General del Poder Judicial ha acordado apartarla de su plaza y de sus casos por lo que considera que son "retrasos injustificados" en la instrucción de las mayores causas anticorrupción de Galicia, que están a su cargo.

"Allí había más de 2.000 euros y gritó: 'quien me la chupe, se queda con el dinero"

La magistrada mantiene las imputaciones, además de para los proxenetas, para un policía local que cree que era socio del negocio del Queen's; para otro municipal del que sospecha que suministraba munición al jefe de la trama; y para un agente nacional investigado por colaborar supuestamente desde el aeropuerto de Barajas en el tráfico ilegal de personas.

Entre unos 370 testigos de la Operación Carioca que relataron en el juzgado sus vivencias, Y.C. declara que cuando acudió a la comisaría a denunciar que Adán le había pegado una paliza y le había puesto una pistola en la cabeza, se encontró con que el jefe de la trama había llegado antes y "los policías se negaron" a recogerle a ella la denuncia. S.F.O., otra de las trabajadoras de los clubes, reproduce en otra parte del sumario la amenaza con la que supuestamente el proxeneta imponía su ley y les recordaba su indefensión: "¿Quiénes son ustedes? Nadie, ustedes no son nada. Si les pasa algo, ¿quién va a preguntar por ustedes? Nadie. Yo les pego un tiro y las llevo a enterrar a una gruta y nadie pregunta", narraba esta mujer traída de Latinoamérica, utilizando en su declaración pronombres de cortesía más propios de su país de origen que de un burdel donde, según De Lara, las mujeres "trabajaban en régimen de auténtica esclavitud".

Patrocinador del fútbol de los policías
Según la magistrada, Adán "las sometía a un régimen de control absoluto", "amenazándolas, gritándoles, insultándolas y agrediéndolas", "en un extremado clima de violencia". En los primeros registros le fueron incautadas cinco pistolas y abundante munición. Buena parte de los proyectiles aparecieron escondidos en el pozo del Queen's. El proxeneta, pendiente de los juicios de la Operación Carioca pero ya en prisión por violencia de género contra su esposa, "exhibía armas y hacía gala del poder que ostentaba", "presumía de sus magnificas relaciones" con policías y guardias civiles, a los que invitaba a sexo y copas. Incluso "patrocinaba un equipo de fútbol" formado por agentes, y así "desmotivaba por completo a las mujeres" a la hora de denunciar el "absoluto clima de presión, sometimiento, intimidación y terror" que reinaba.

"Muchas fueron agredidas o amenazadas por Adán", que solía "hacer prácticas de tiro sobre la parte de atrás del club, en la zona del gallinero, del pozo y en una furgoneta", recuerda De Lara. Algunas declaran que "las humillaba lanzando el dinero por los aires para que se agacharan a recogerlo", o que las llamaba "putas fracasadas", "vacas gordas", “sinvergüenzas”. E.P. asegura que presenció "cómo Adán se subió a la mesa del comedor, se quitó su pantalón, se quedó en calzoncillos y tiró al suelo un montón de billetes". "Allí había más de 2.000 euros y gritó: 'quien me la chupe, se queda con el dinero", cuenta la testigo.

En el hospital le preguntaron a qué se debían las heridas. Mintió por miedo: dijo que se había "caído por las escaleras"
Después de una noche que ella recuerda como terrorífica, Y.C. comunicó al jefe su intención de abandonar el club y él, recoge el último auto, "reaccionó de forma violenta". La chica dice que la llamó "muerta de hambre" y que la "agredió brutalmente", la "golpeó", la "agarró por el pelo", la "arrastró por el suelo" y siguió pegándole hasta que "pudo ponerse en pie". Entonces, Adán ordenó a un empleado que "fuera a buscar la pistola que tenía guardada en la oficina": "José, búscame la 38, que le voy a dar a esta, que a los huevos mismos va a quedar". Luego le puso la pistola en la cabeza: "Te voy a matar". S.F.O. describe también un momento en que fue encañonada por el dueño del Queen's con un arma "que sacó del cinturón": "Mira lo que te puede pasar", asegura que le dijo el hombre entre risas, al comprobar que a ella le "temblaban las piernas". Otras veces les pegó "puñetazos" y "patadas" a ella y a una amiga. La mujer explica que después Adán "cogió sus cosas, las tiró a la calle" y la amenazó de muerte si denunciaba.

E.P. narra cómo un día el cabecilla de esta supuesta mafia de proxenetismo "lanzó un cuchillo desde la puerta de entrada al salón hasta la puerta del baño", y allí "quedó clavado" después de pasarle a ella "como a cuatro centímetros de la cabeza". En otro episodio de "cólera" distinto, Adán la golpeó, la arrastró afuera "cogiéndola por los pelos", le siguió pegando y le gritó: "Quédate fuera, puta, que si vuelves a entrar te mato". La víctima tuvo que acudir al hospital. Dice que allí le preguntaron a qué se debían las heridas, un corte en el labio y hematomas "por todo el cuerpo". Y que mintió por miedo: sostuvo ante el médico que se había "caído por las escaleras".

En otra pieza de este procedimiento pendiente de juicio, Adán supuestamente obliga a abortar a una chica de 18 años que no quería hacerlo, en una intervención sin anestesia y con la máquina de aspirado de la clínica atascada. El niño no podía llegar a nacer porque su existencia podría complicar la vida del supuesto padre, un conocido empresario local que gastaba miles de euros en el club.

Entre los clientes había "reconocidos empresarios", alguno "llegó a gastar más de 4.000 euros en una noche"

"Tanto Adán como, sobre todo, su encargado, José Manuel Pulleiro Núñez, aprovechándose del miedo, la soledad, el aislamiento y la vulnerabilidad y debilidad de las mujeres, mantenían relaciones sexuales con ellas, especialmente con las que llegaban nuevas a los establecimientos", afirma la magistrada de Lugo. "Numerosas declaraciones ponen en evidencia cómo Pulleiro solía 'catar' o 'probar' a las jóvenes", continúa en su auto, e incluso "no cobraba la suma diaria de 43 euros" en concepto de alojamiento "ni imponía multas a las que mantenían relaciones sexuales con él". "Entre los amigos lo llamaban El Semental", detalló en su declaración un allegado: "Le gustaban sobre todo las brasileñas y colombianas"; "todas acababan acostándose con él".
En el Queen's y en La Colina "existía un consumo generalizado de drogas, particularmente cocaína, que facilitaba el propio dueño". Muchas mujeres esnifaban "para soportar las duras condiciones laborales", dice el escrito judicial. "Adán conseguía engancharlas y garantizar la permanencia en sus locales, tanto de las mujeres como de los clientes, mayoritariamente reconocidos empresarios" entre los que alguno "llegó a gastar más de 4.000 euros en una sola noche".

En el auto, De Lara ofrece a la Xunta de Galicia personarse como acusación en virtud de la ley gallega de violencia de género. Recuerda al Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, además, que, en 2009 en el Queen's ejercía una menor. La muchacha fue localizada durante una redada pero "inexplicablemente", en palabras de la juez, ni los policías ni los funcionarios de Extranjería "detectaron" la falsedad de su pasaporte, con un año de nacimiento ficticio, sobrescrito por ella misma a bolígrafo. Más tarde la niña, con 17 años, ejerció en otro burdel lucense. Pero las fiscales decidieron exculpar, en otra pieza del sumario, al dueño de este segundo negocio, famoso entre la clientela por las supuestas facilidades que daba para practicar sexo sin condón.

Las mujeres llegaban, sobre todo, del Estado brasileño de Goiás, con una deuda contraída de entre 3.000 y 4.000 euros, en viajes orquestados por la trama con operadores del país americano. Los investigadores lograron identificar a más de 40 chicas que entraron así en España, muchas, supuestamente, con la instrucción específica de acceder por la puerta 16 del aeropuerto de Barajas, donde la magistrada sostiene que había un policía nacional conchabado al que mantiene imputado en este auto. Uno de los contactos que gestionaban los viajes de las mujeres desde Brasil llegó a recibir 89.682 euros en 84 operaciones de envío de dinero de la red lucense. Ya en los clubes, las trabajadoras tenían que saldar sus deudas ejerciendo la prostitución. Según la juez, ocurrió varias veces que, tras el viaje, alguna de las mujeres escapaba y la amiga que quedaba bajo el control de Adán y Pulleiro era obligada a asumir el precio y pagar el doble


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Sin seguridad y con miedo, así sobreviven las prostitutas de carretera


Sin seguridad y con miedo, así sobreviven las prostitutas de carretera
Las condiciones en las que trabajan las personas que se prostituyen en los caminos de Castellón son de todo menos seguras. EL MUNDO habla con 'Laura', ex prostituta de la zona
EL MUNDO
Madrid / 07.03.2019

La seguridad de las mujeres y hombres que se dedican a la prostitución en caminos y carreteras de Castellón escasea en todos los sentidos. La falta de luz, de agentes de seguridad de paisano y de controles a los coches, sobre todo en días de fiesta, hacen que el trabajo de las prostitutas equivalga a jugarse la vida todas las noches.





El viernes pasado se encontró el cuerpo sin vida de una persona trans en la zona del Caminàs de Castellón, un área en el que se ejerce la prostitución. Por el momento, hay dos detenidos en prisión en relación con el crimen, sin embargo, la Policía Nacional sigue las investigaciones pertinentes para resolver el caso.

Este homicidio ha despertado la alerta entre los ciudadanos pero, sobre todo, entre el colectivo de mujeres que se dedican a la prostitución en la capital de La Plana. Laura, seudónimo que utilizaba un joven en su trabajo en el mundo de la prostitución, dejó el Caminàs hace tres años, tras iniciarse en la 'profesión' siendo menor, con 17, y hasta los 22 años. “No me ha sorprendido el caso del homicidio del viernes, de hecho conozco el caso de una compañera que no salió a la luz, y la chica desapareció y no se supo nada más de ella. El miedo está ahí”, confiesa el joven.

La ex prostituta ha hablado con EL MUNDO para reivindicar la falta de seguridad en la prostitución de Castellón: “No hacen falta los típicos controles de policía, sino que haya guardias de paisano que velen por la seguridad de las chicas”. En el entorno del Caminàs, cuando él trabajaba 'ejerciendo', había tres chicas ofreciendo servicios sexuales, como mucho cuatro. Cada una tenía su parcela y entre ellas se dividían el camino.

Laura cuenta cómo se repartían las posiciones: “Las veteranas siempre estaban más fuera, a la vista, y las novatas tenían el puesto de dentro, el menos privilegiado”.

INTENTO DE VIOLACIÓN
Los riesgos de las prostitutas, según cuenta Laura, van desde adquirir cualquier enfermedad de transmisión sexual, hasta sufrir agresiones de cualquier tipo. A él, personalmente, le intentaron violar en una ocasión, en la que recurrió a a los cuerpos de seguridad que se llevaron detenido al 'no cliente'. “La peor situación que yo he vivido prostituyéndome aquí en Castellón fue en periodo de Magdalena. Un coche de niños borrachos se pusieron delante de mi hoguera y me empezaron a tirar piedras y a insultarme”, afirma Laura.

Las prostitutas que frecuentan la zona no se sienten protegidas por las fuerzas de seguridad. Laura, en este caso tuvo suerte, ya que un policía con el que hizo amistad se pasaba por su zona todos los días simplemente para comprobar que estuviese bien, y todo por la vocación profesional del policía a la que le estará “agradecida siempre”.

Laura es español y 'compartía camino' con dos chicas de diferentes nacionalidades, que también atendían a clientes de todos los sitios del mundo. Había a alguno que por cuestiones de seguridad personal las chicas tenían que negarse a prestarle servicios. “Me fiaba más de los jóvenes que venían con su humilde coche, que de los que venían trajeados y con coches de alta gama”, subraya.

COLECTIVOS LGTBI
Por otra parte, los colectivos que siempre les han ayudado mucho en temas médicos y de precaución de enfermedades de transmisión sexual (ETS) son los relacionados con la defensa del colectivo LGTBI. Estos les proporcionaban constantemente preservativos y otras ayudas para que su trabajo fuese mas seguro.

Más de 500 personas han disfrutado de los servicios sexuales de Laura durante cinco años consecutivos, la mayor parte de ellos jóvenes de entre 16 y 30 años, según lo que ha contado a este medio: “Hay que quitarse la idea de la cabeza de que solo vienen viejos, aquí hay de todo. Los mismos niños que te insultan cuando pasan con sus amigos son los que luego vienen”.

ENTRE NARANJOS
El procedimiento del trabajo para las mujeres del Caminàs es el mismo para todas: “Para el coche, nos subimos, acordamos las tarifas con los clientes y después nos metemos para dentro del campo de naranjos. El coche se deja en un punto y ya vamos con el cliente más para adentro. Entre naranjos tenemos las relaciones sexuales, que hay de todo tipo”. Esto quiere decir que las condiciones de trabajo de las prostitutas dependen también de las condiciones del clima.

“Si hace sol nos morimos de calor, si hace frío lo pasamos aun peor, y si llueve y el cliente quiere servicio igualmente, que suele ser así, nos tenemos que adaptar y trabajar bajo la lluvia, admite Laura.
Cuando se le plantea la opción de ejercer la prostitución en un club, donde en teoría está más controlada, él no duda en decir que prefiere el Caminàs: “En el Caminàs eres libre, puedes cobrar lo que quieras y hacer con el dinero lo que quieras, en los clubes no, por eso preferí antes la calle que lo que se supone que es la opción más segura”.

Otra de las cosas que causan incertidumbre entre las mujeres que se dedican a la prostitución es qué tipo de servicio va a querer el cliente. En el caso de Laura se ha encontrado con personas que han tenido como fetiche el hecho de estar manteniendo relaciones sexuales con un hombre travestido.

“En muchas ocasiones ni si quiera ha habido contacto físico, simplemente el cliente se ha querido masturbar viéndome”.
El joven vivió cinco años de la prostitución, a la que recurrió para salir de la mala racha económica. Este es un caso que demuestra que este ejercicio es un “absoluto desconocido” para toda la sociedad, que juzga y prejuzga sin saber lo que hay en el interior del oficio.



Fuente
https://www.milenio.com/internacional/prostitucion-en-carreteras-se-juegan-la-vida-todas-las-noches


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Fotografías de Sahar Fadaian sobre cómo viven las prostitutas transgénero en la India



Fotografías de Sahar Fadaian sobre cómo viven las prostitutas transgénero en la India
Lunes, 7 de mayo de 2018
Alejandro I. López 5.6k  fotografias de sahar fadaian

La fotógrafa Sahar Fadaian se internó en los barrios más marginados de Bangalore, una de las ciudades con más contrastes de la India, para conocer cómo es la vida de las mujeres trans en ella.



La tradición hindú, llena de figuras religiosas con características de ambos sexos, influyó en el reconocimiento de personas con rasgos andróginos, reconocidas como ciudadanos dignos de derechos mientras su carácter estuvo vinculado a la mitología local; sin embargo, a partir de la ocupación británica del subcontinente la situación cambió radicalmente: las leyes contra la diversidad sexual endurecieron y aún en el presente las propuestas de ley avanzan a paso lento hacia la despenalización de la homosexualidad.



A pesar de que en 2014 las personas transgénero fueron reconocidas legalmente como un "tercer sexo" por el tribunal más importante de la India, la realidad es que la discriminación es un obstáculo con el que luchan a diario.


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La desigualdad que impera en el subcontinente asiático lejos de los centros financieros de Mumbai o Nueva Delhi, aunada a que la condición de las personas trans es vista como un estigma por el resto de las personas, provoca un éxodo masivo desde las distintas provincias hacia las grandes ciudades con la esperanza de encontrar educación, trabajo y mejores oportunidades; pero la mayoría sólo encuentra más discriminación y una vida de mendicidad en los suburbios.



La fotógrafa iraní Sahar Fadaian combina su activismo con series documentales y su trabajo como freelance. Mientras vivió en Bangalore, una de las ciudades más contradictorias de la India conocida como "el Silicon Valley hindú", Fadaian recorrió los barrios más marginados en busca de historias de personas trans y sus condiciones de vida.


 






«Durante los años que viví en Bangalore, había un grupo de personas que me resultaban imposibles de pasar por alto en las calles: las mujeres transgénero, un sector reconocido por las "personas normales" por sus ocupaciones de mendigos y prostitutas, ignorando que su vida personal, las leyes, los tabúes culturales y el abandono de sus familias no les dan otra opción para subsistir».




Más del 90 % de las personas trans dejan sus hogares a temprana edad y ante la imposibilidad de pagar un piso por sí mismas, deciden unirse a otras que también se identifican como transgénero. La mayoría rentan pequeños cuartos en las zonas más alejadas del centro, donde las condiciones de pobreza son evidentes.










La organización al interior de estas viviendas sólo tiene una líder: una madrina, la mujer con más experiencia, quien decide quiénes son aceptadas y quiénes deben buscar otro hogar. Al interior, es la única que tiene una cama y el resto le da una parte de sus ínfimos ingresos aceptando su jerarquía.



En estas casas las personas trans están lejos de la discriminación, a pesar de que la mayoría encuentra en la prostitución el único camino para subsistir. Antes de que caiga la noche, las mujeres se maquillan, rezan algunas oraciones frente a sus altares improvisados y salen a trabajar, esperando que la jornada sea productiva para poder volver a casa, al menos durante la siguiente noche.












Fuente
https://culturacolectiva.com/fotografia/fotografias-de-sahar-fadaian-sobre-las-prostitutas-transgenero-en-la-india/











lunes, 11 de noviembre de 2019

La increíble vida y las tres muertes de la cortesana Marie Duplessis, la amante mejor paga del París del Romanticismo


La increíble vida y las tres muertes de la cortesana Marie Duplessis, la amante mejor paga del París del Romanticismo

Fue una niña castigada, prostituida y vendida por un padre borracho, pero el destino y las amistades la convirtieron en una de las mujeres más importantes y extravagantes de su época. Admirada por Dumas y Dickens, entre otros, su vida inspiró “La Dama de las Camelias” y la ópera “La Traviata”
Por Alfredo Serra
4 de noviembre de 2019

Acuarela sobre Marie Duplessis en el teatro, de Camille Roqueplan



Su vida, desde la desdicha de los primeros años hasta la fugaz gloria y el temprano fin (tenía 23 años) fue un abuso del Romanticismo. Y se escribió tres veces: en la cruda realidad, en la novela y en la ópera…

Nonant-le-Pin, Baja Normandía, enero 15 de 1824. Nace Rose-Alphonsine Plessis, cuando la razón (el Neoclasicismo, la Ilustración) dará paso a la explosión de los sentimientos: semilla germinada del movimiento prerromántico alemán Sturm und Drang (Tempestad y Pasión).

Nace, y es ya un arquetipo de la desgracia. Hija de Marin Plessis y de Marie-Anne-Michel Deshayes, su padre es una extraña mixtura: hijo de una prostituta y un cura que jamás lo vio… Pero su madre ostenta prosapia: viene del lustroso linaje de los Du Mesnil d´Argentelles, aunque en la ruina. Sus tierras y sus títulos desaparecieron en las ordalías de la Revolución Francesa. Las dos hermanas, Rose-Alphonsine y Delphine, crecen bajo el látigo de la pobreza y las brutales borracheras de su padre.

Niñas todavía (cuatro y cinco años), su madre las abandona, y no volverá a verlas: ama de llaves en casa de una amiga, muere en Suiza muy poco después, consumida por la tuberculosis. Según algunos biógrafos, Rose-Alphonsine, a sus doce años, fue arrojada por su padre a la prostitución a cambio de un puñado de monedas…

Por fin, a los quince, después de trabajar en un mesón de mala muerte y en una fábrica de paraguas, se fuga a París (¿vendida por su padre?) en el carromato de una compañía de gitanos cirqueros (recurso de muchos novelones y folletines presuntamente “naturalistas”).



Marin Plessis, su madre, poco antes de morir. Esta pintura anónima se encuentra en el Museo de La Dama de las Camelias, en Normandía


Los trabajos y los días –no los de Hesíodo, del 700 antes de Cristo– se suceden: una verdulería, una boutique de lencería (allí descubre el fru-fru de la seda), hasta que en un baile conoce a un restaurador de la Galería Montpensier. Primer escalón. El caballero, hechizado por la belleza de la vendedora, es su primer amante, protector y benefactor: la muda a un pequeño piso parisino…

Algo más tarde, aparece la primera gran conquista: el conde Antoine Alfred Agénor de Guiche, que también escalaría posiciones hasta ser canciller de Napoleón III. El pequeño piso es ahora más grande y lujoso. Cambio al que corresponde una mutación de su nombre. Decide llamarse Marie, y agregar al Plessis el breve “Du”, que le suena aristocrático. Toma entonces el nombre que la volvería inmortal: Marie Duplessis.

El conde Guiche, cual Pigmalion, la transforma en una dama: paga clases de escritura, de buen francés, de piano, de danza, de literatura, de historia, de modales… Ambos son felices. Pero los Gramont no toleran que el nombre de la familia quede entre las sábanas de una mujerzuela…, sin contar las acaso tantas mujerzuelas ocultas en su escudo de armas.

Hora del adiós. Pero las costosas lecciones, bien aprendidas, dan resultado. La desichada niña de aldea es una cortesana. Según la palabra en inglés, “Eufemismo por escolta, amante o prostituta que usa su belleza y refinamiento para atraer a clientes ricos, poderosos o influyentes”.



"La Traviata", la ópera más popular de la historia tuvo su origen en "La dama de las Camelias". En esta versión la puesta de Sofía Coppola y Valentino para la Opera di Roma


Y esos clientes y sus dineros ya no cesan: Ferdinand de Montguyon, Roger de Beauvoir, Henri de Contades, Olimpio Aguado, Adrien de Plancy, Pierre de Castellane, Eduard Delessert…, que la conocen y son pescados nada menos que en el Jockey Club de París –la piscina perfecta–, del que Marie es socia merced a la influencia de algún prohombre de peluca empolvada.

En 1841 –no ha cumplido dieciocho años– conoce al conde François-Charles-Edouard Perregaux. El encuentro promete un largo verano en la mansión de Bougival, suburbio de moda a trece kilómetros de París, que el conde acaba de regalarle. Pero el estigma de la tuberculosis, el mal obligado del Romanticismo antes de la penicilina, empieza a erosionarle los pulmones.
Viaje urgente a Baden-Baden, famoso por sus aguas termales. Y retorno con malas noticias: el conde de Perregaux está al borde de la bancarrota. Imposible afrontar los altos gastos de Marie. Vende la mansión y se muda a Londres. Pero le deja un rumboso título: Marie Du Plessis, condesa de Perregaux…

Mientras, los bacilos de Koch siguen su letal tarea.

En 1844, durante sus baños termales en Bagnères-de-Luchon, conoce al embajador ruso en Francia, conde Gustav Ernst von Stackelberg, de algo más de setenta años, que la convierte en su protegida, al parecer porque le recuerda a su hija, muerta por el mismo mal. Opulento, además de darle un regalo cada día, alquila para ella un lujoso entrepiso en el Boulevard de la Madeleine. Algo alejada de los amoríos, eleva el lugar a una especie de club cultural, muy pronto poblado de escritores, filósofos, actores, que alargan las cenas y tertulias hasta el alba.




Eugène Sue, Charles Dickens y Alexandre Dumas (padre), tres de los grandes autores que la denominaron


Eugène Sue, Charles Dickens y Alexandre Dumas (padre), tres de los grandes autores que la denominaron "La Divina Marie"
Es común ver entrar a Alexandre Dumas (padre), Alfred de Musset, Eugène Sue, Charles Dickens, que le otorgan un nuevo título: “La Divina Marie”. Qué menos para una dama que gasta 200 mil francos oro por año, pasea en un cupé azul tirado por caballos pura sangre por el Bois de Boulogne, come en la célebre Maison Dorée, y ocupa los mejores palcos de los teatros con un ramo de camelias blancas –las más delicadas de la especie– entre las manos…

Pero algo más sucede en 1844, mes de septiembre. Conoce al escritor Alexandre Dumas (hijo), hijo natural de Alexandre Dumas y la costurera Marie-Catherine Labay. Su padre lo reconoció legalmente, lo separó de su madre (las leyes lo permitían), y le pagó la mejor educación posible. La soledad y la agonía de su madre le inspiraron su novela El Hijo Natural (1858), en la que expone una teoría moral: quien trae al mundo un hijo ilegítimo esta obligado a reconocerlo y casarse con la madre. Murió el 27 de noviembre de 1895, a sus 71 años, y dejó doce novelas y varias obras teatrales.

Su relación con Marie no llegó a cumplir un año: apasionada, pero enferma de reproches y celos. Que él terminó con esta carta: “No soy lo bastante rico para amarte como quisiera ni lo suficiente pobre para ser amado como quisieras tú. Olvidemos todo. Adiós. Tienes demasiado corazón como para no entender el motivo de mi carta, y demasiada inteligencia como para no perdonarme. Mil recuerdos. 30 de agosto, a medianoche.”
Cuatro años después publicó La Dama de las Camelias, novela de más valor anecdótico –histórico, incluso– que literario. En ella, la condesa Marie Du Plessis es Margarita Gautier…




Alexandre Dumas (h) y "La Dama de las camelias"



Poco después de separarse de Dumas vivió su última conquista: Franz Liszt. Pasión volcánica y fugaz que acabó cuando el músico intuyó el gran suceso que tendría en el resto de Europa, y partió sin más culpa que una carta post mortem: “No soy partidario de las Marions de Lorme o las Manons Lescaut, pero Marie Du Plessis era una excepción. Tenía buen corazón. Fue sin duda la más absoluta y perfecta encarnación de la Mujer que jamás haya existido. Y ahora está muerta, y no sé qué extraño acorde de elegía vibra en mi corazón en recuerdo suyo”.

En cuanto al adiós de Dumas, sus amigos juraron que no fue por los motivos explicados en la carta, sino “por su terror a contagiarse la tuberculosis”. Enferma sin remedio, Marie se casó en febrero de 1846, en Londres, con su antiguo amante y protector, el conde de Perregaux. Al volver a París, ella encargó su propio escudo de armas, vajilla y papel de cartas, y puerta de su coche de caballos, grabados con el nombre “Madame la comtesse Edouard de Perregaux”: la fórmula de moda.

La tuberculosis la arrancó del mundo a las once de la noche del tres de febrero de 1847 en su piso del Boulevard de la Madeleine 11 (hoy 15). La amortajó su sirvienta. La veló su protector, el conde ruso Gustav von Stackelberg, que en las últimas semanas no abandonó la cabecera de la cama.

El funeral, dos días después, en la Iglesia de la Madeleine, y a los diez días, tumba y lápida definitivas en el Cementerio de Montmartre. Lápida lacónica si las hay: “Ici Repose ALPHONSINE PLESSIS Née le 15 Janvier 1824”.

Tenía apenas veintitrés años.



Tumba de Duplessis en el Cementerio de Montmartre



Cinco después, Giuseppe Verdi compuso la música para el libreto que Francesco Maria Piave escribió sobre La Dama de las Camelias. Y fue La Traviata, estrenada en el teatro La Fenice el seis de marzo de 1853. Fracaso rotundo. Pero un año más tarde, en París, éxito colosal. Tal vez porque Marie, en la ópera llamada “Violetta Valery”, y su amante, “Alfredo Germont”…, volvió a su cuna.

Hasta hoy, La Traviata es la ópera más representada de la historia.

Fuente