miércoles, 23 de diciembre de 2015

De la prostitución sagrada a la esclavitud sexual 2

15 de noviembre de 2015 |
Historia de la prostitución: del salón libertino al sórdido callejón
Por: André Larané

Del 1800 a hoy, la mirada de la sociedad sobre "el oficio más viejo del mundo" irá de la regulación al ocultamiento, de la prohibición a la banalización, bajo influjo sucesivo de la moral, el sanitarismo y la liberalización sexual


[Segunda y última parte de la nota publicada el sábado pasado: De la prostitución sagrada a la esclavitud sexual]

En el siglo XVII, siglo de santos y libertinos, siglo de Tartufo también, se inicia en la capital francesa el rebautizo de calles de nombre demasiado explícito. La calle Poil-au-Con [vello púbico] se convierte en rue du Pélican, por ejemplo (...). Se barre a las prostitutas y se las catequiza en casas de enderezamiento dirigidas por monjas, como el hospital de la Salpêtrière, en París, cuando no se las marca a fuego.
En su novela Manon Lescaut, el abate Prévost evoca de modo enfático y muy exagerado a las muchachas enviadas a la Luisiana –todavía francesa- a rehacerse una vida honesta del brazo de un colono.


Las "jóvenes ligeras" de París se embarcan hacia la Luisiana (1726)

La situación de las prostitutas se degrada aun más en el siglo XVIII, gran siglo de libertinaje, ilustrado por el Marqués de Sade pero también por el Parc-aux-Cerfs, esa casa de Versailles donde el viejo rey Luis XV puede despertar sus sentidos con jóvenes bellezas reunidas por Madame de Pompadour.
Prostitución "higienista"
Con el deseo de promover la higiene (higienismo), los legisladores burgueses del siglo XIX son llevados a retomar el espíritu del Medioevo.
Desde 1800, para contener las pasiones y los excesos, el Primer Cónsul, Napoleón Bonaparte, legaliza las casas públicas y la prostitución callejera, sometiéndolas a la vez a un control severo de la policía e imponiéndoles visitas médicas a las interesadas.
Él mismo no olvida que fue iniciado unos años antes en los placeres de la carne por una "meretriz" del Palais-Royal [N.de a T.: bajo cuyas arcadas se ejercía el comercio del sexo].


La prostitución bajo las arcadas del Palais-Royal, París,1815

Las nuevas "casas de tolerancia" se distinguen por una lámpara a la entrada y persianas púdicamente cerradas, lo que les vale el sobrenombre de "maisons closes" [N.de la T: literalmente: casas cerradas].
Sus pensionarias son sometidas a controles médicos periódicos y obligatoriamente colocadas bajo la autoridad de una mujer, "maquerelle" en la jerga popular (derivación de una palabra flamenca que significa traficar) [N.de la T.: y de donde saldrá "maquereau" –pronunciar macró- la palabra del francés vulgar para proxeneta].
Esas casas no ponen fin sin embargo a la oferta sexual callejera, lejos de eso. Los grandes bulevares abiertos en París por el barón Haussmann son muy apreciados para esto, así como los senderos para cabalgatas en el bosque de Boulogne.
Por otra parte, la conscripción y el servicio militar obligatorio atraen a los alrededores de los cuarteles a una fauna de miserables "filles à soldats" (chicas para soldados).
Víctor Hugo, líder de la escuela romántica, se conmueve: "Que se llame república o monarquía, el pueblo sufre, es un hecho. El pueblo tiene hambre; el pueblo tiene frío. La miseria lo empuja al crimen o al vicio, según el sexo. Tengan piedad del pueblo, a quien la cárcel le quita a los hijos varones y el lupanar a las hijas. Tiene demasiados reos, tiene demasiadas prostitutas" (Claude Gueux, 1834).
En 1838, Honoré de Balzac publica Splendeurs et misères des courtisanes (Esplendores y miserias de las cortesanas), una monumental novela en torno a una prostituta reformada por amor y víctima de la cobardía de los hombres. En el mismo registro, Alejandro Dumas hijo cuenta, en 1848, en La Dama de las camelias, el amor sin esperanza de una cortesana por un joven mequetrefe.


Las obras de Balzac y Alejandro Dumas (h) que reflejan la vida de las cortesanas

En las generaciones siguientes, bajo la Tercera República, ya no es más cuestión de sentimientos.
Guy de Maupassant (Boule de Suif, La maison Tellier) y Emile Zola (Nana) describen con realismo y sin demasiada compasión la suerte de las prostitutas. El primero, muerto de sífilis, fue su víctima.
El pintor Henri de Toulouse-Lautrec, que también frecuenta los burdeles, se dedica sin embargo a exponer su profunda humanidad. Como más tarde lo hará Pablo Picasso (Les demoiselles d'Avignon).


El pintor francés Henri de Toulouse Lautrec se pintó a sí mismo frecuentando los lupanares y cabarets de la Belle Epoque


Prostitución prohibida, prostitución banalizada
A partir de los años 1870, los países anglosajones y protestantes ven resurgir una corriente abolicionista que pretende prohibir la prostitución en nombre de la preocupación por la salud pública, la moral y la "mejora de la raza". Este movimiento es concomitante con la emergencia del darwinismo social y de las teorías raciales.

Así, Inglaterra cierra sus casas de tolerancia en 1885. Es imitada por Alemania, los países escandinavos, Bélgica y Holanda. Según un escenario confirmado, estos cierres arrojan a las prostitutas a la clandestinidad y la miseria, como en Berlín, donde la policía evalúa su número en 40.000 a fines del siglo XIX... En Londres, son relegadas a las calles sórdidas del East End, a merced de psicópatas como el tristemente célebre Jack el Destripador.
Estos cierres son también un negocio para los establecimientos parisinos y contribuyen a la reputación obscena de la Ciudad Luz.
Los burgueses preocupados por exhibir su estatus y su virilidad hurgan en las bambalinas de los teatros, en búsqueda de jóvenes bailarinas para mantener.
La Belle Époque ve el apogeo de los lujosos lupanares o "casas de alta tolerancia", como el Chabanais, muy apreciado por el Príncipe de Gales, futuro Eduardo VII.



El lujoso Le Chabanais, frecuentado por el futuro rey de Inglaterra, Eduardo VII

Estas son para los burgueses un lugar privilegiado de sociabilidad. Se va allí para mostrarse, para encontrarse y hacer negocios casi tanto como para satisfacer las fantasías sexuales.


Salones para burgueses

Al margen de estos establecimientos distinguidos, se desarrollan, a fines del siglo XIX, las casas de citas. A diferencia de las precedentes, éstas no tienen "pensionarias" sino que alquilan sus habitaciones a parejas circunstanciales.
Al mismo tiempo, los prostíbulos ordinarios o "pocilgas para marineros" tienden a escasear, por la competencia de la prostitución clandestina, que se desarrolla en los "bares de mujeres" de los bulevares.
Los artistas Edgar Degas, Vincent Van Gogh e incluso Edouard Manet pintan con realismo esta prostitución frecuentemente asociada al alcoholismo y al ajenjo.


El arte empieza a reflejar la sordidez del oficio. Agostina Segatori en el café du Tambourin (Vincent Van Gogh, 1887)

La Liberación trae a Francia un viento de renovación y lleva al cierre de las últimas casas de tolerancia por iniciativa de una ex prostituta enriquecida por dos viudeces, Marthe Richard.
La ley del 13 de abril de 1946 implicará la clausura de alrededor de 1500 establecimientos en todo el país.
Aunque castigada con penas correccionales, la oferta de sexo en la vía pública se convierte desde entonces en la única solución dejada a las prostitutas. Bajo amenaza permanente de ser llevadas por la policía o agredidas. Son generalmente obligadas a colocarse bajo la "protección" de un proxeneta o rufián.


La prostitución deja los locales y sale a la calle. Las mujeres que ejercen el oficio necesitan "protector"

En Francia, y en Occidente en general, durante los "Treinta Gloriosos" (1944-1974), la prostitución parece destinada a desaparecer debido a relaciones amorosas más libres entre los jóvenes y a un modelo de familia fundado en el apego recíproco y soldado por una descendencia relativamente numerosa.
Pero la mundialización de los intercambios, la revolución de los transportes y el triunfo del liberalismo y del consumismo van a relanzar la prostitución a fines del siglo XX y a iniciar un doble movimiento: el desarrollo del turismo sexual en el Tercer Mundo, en primer lugar en Tailandia, y el remplazo de las francesas por las hijas del Este, las africanas y las chinas en las veredas de las grandes ciudades de Francia.


Jóvenes asiáticas que se prostituyen en Europa

Espejo de la sociedad, el sexo tarifado ilustra en este comienzo del siglo XXI los clivajes que dividen a la "Unión" Europea. Encontramos aquí todos los casos, desde la completa legalización del oficio en Alemania o en España hasta su total prohibición con el agregado de la posibilidad de perseguir penalmente a los clientes en Suecia o en Francia.
Internet y la "uberisation" [neologismo que alude a la explosión de servicios y comercio a través de Internet] de servicios personales, nuevo concepto en boga, podrían cambiar el escenario nuevamente remitiendo el amor venal al círculo privado.

Bibliografía
Extrañamente, no es fácil encontrar estdios históricos sobre la prostitución, tema sin embargo muy sensible.
Podemos referirnos al dossier que le consagró el mensuario Historia (octubre de 2015) Señalemos también el librito de Edith Huyghe, Petite histoire des lieux de débauche (Pequeña historia de los sitios de libertinaje, Ed. Payot, 2011).
En 1978, la opinión pública se vio sacudida por el testimonio de una joven alemana, Yo, Christiane F., 13 años, drogada, prostituida... Era una época en la cual todavía había indignación antes las desigualdades sociales y la explotación de la miseria.



Belle de Jour, el clásico de Luis Buñuel, protagonizado por Catherine Deneuve

En el cine, mencionemos el bello film de Jacques Becker, Casque d'Or (1952), sobre el amor imposible entre una prostituta y un proxeneta, y la obra maestra equívoca de Luis Buñuel, Belle de Jour o la historia de una burguesa que se prostituye para luchar contra el tedio (1967)



La actriz francesa Simone Signoret, protagonista de Casque d'Or

André Larané es periodista e historiador.
Artículo publicado originalmente en la revista Herodote.net

http://www.infobae.com/2015/11/14/1769665-historia-la-prostitucion-del-salon-libertino-al-sordido-callejon



Las imágenes aparecen en la noticia original de infobae




viernes, 11 de diciembre de 2015

De la prostitución sagrada a la esclavitud sexual 1

De la prostitución sagrada a la esclavitud sexual 1

Estas notas que fueron publicadas en Infobae son interesantes por su brevedad aunque eso implica una extrema simplificación que no permite ver la magnitud del problema. Simplificación que también se evidencia en que el artículo aparece centrado especialmente en las mujeres en prostitución que alcanzaron cierta posición social, tapando de ese modo a la mayoría que transcurrió su vida en el anonimato de las calles o burdeles.
Debo señalar algún error  al final de la segunda nota cuando confunde el abolicionismo con la prohibición, o cuando habla de “la completa legalización del oficio en Alemania o en España” no aclarando lo suficiente y prestando a confusión. En Alemania la prostitución ha sido reglamentada y es considerada “trabajo” mientras que en España no ha sido así, no está prohibida ni es delito, pero tampoco está reglamentada. Otro tanto sucede cuando dice: “total prohibición con el agregado de la posibilidad de perseguir penalmente a los clientes en Suecia …”. En estos casos la prostitución no se halla prohibida ni se sanciona a las personas que la ejercen, sí se penaliza al putero o prostituidor o “cliente”. Estas distinciones son importantes porque refieren a tres modos en que los gobiernos han enfrentado a esta temática: la reglamentarista, la abolicionista y la prohibicionista.

Es un grosero error decir: “A partir de los años 1870, los países anglosajones y protestantes ven resurgir una corriente abolicionista que pretende prohibir la prostitución en nombre de la preocupación por la salud pública, la moral y la "mejora de la raza".” Precisamente, si esa corriente es llamada abolicionistas es debido a que no es prohibicionista. No fueron los principios inspiradores, ni lo son actualmente, las ideas de salud pública, morales o racistas, al contrario, es la visión centrada en los Derechos Humanos y el valor y la dignidad de las personas que nos iguala a todas y todos, los que inspiran este movimiento. El respeto y la lucha por la integridad de las personas en prostitución es su objetivo.

Algo que tampoco se deja en evidencia en la nota es que tanto en Grecia como en Roma clásicas la mujer era considerada un objeto, es el pater el que tiene el dominio, la ciudadanía, la autoridad, derecho de vida y muerte. El que algunas mujeres pudieran encumbrarse es circunstancial y no implica ninguna modificación a ese sistema, del mismo modo que si algunas personas en prostitución llegaron a ser conocidas eso no las ha quitado del lugar de objeto.

Nuevamente es válido aclarar que llamar a la prostitución “el oficio más viejo del mundo” es un mito interesado porque no pregunta sino que da por sentado que se trata de un “oficio”. Por otro lado la antigüedad no le confiere legitimidad. Si bien aparece en textos históricos podemos decir que fue la caza, la pesca, la agricultura etc. son muy  anteriores a la prostitución. De esos textos fácilmente se puede concluir que la prostitución es coexistente con sociedades inequitativas, con sociedades jerárquicas y con desigual distribución de la riqueza, o sea clasistas. Por ejemplo, la famosa prostitución sagrada a la que aludió Herodoto era debida por las jóvenes pobres, las ricas dando el dinero o pagando a otra mujer, podían eludir este mandato.

Publico estas notas debido a que no hay demasiado material al respecto y este puede ser de ayuda.

En este blog se adhiere a la corriente abolicionista que indica que las personas en situación de prostitución no deben ser perseguidas ni penalizadas en modo alguno, sí son pasibles de persecución penal quienes explotan esta actividad: proxenetas, tratantes, pederastas, y prostituidores. Para más datos puede visitar el blog Prostitución NO en  



Alberto B Ilieff



07 de noviembre 2015
De la prostitución sagrada a la esclavitud sexual
Por: André Larané

Antecedentes milenarios confirman que se trata del oficio más viejo del mundo. Sin embargo, a lo largo de las épocas, la valoración social de este "servicio" y de quienes lo ejercen ha ido variando considerablemente


Pintura mural en un lupanar de Pompeya (siglo I d.C.)Pintura mural en un lupanar de Pompeya (siglo I d.C.)

La prostitución representa, para una mujer, el hecho de alquilar su cuerpo, pudiendo en otro orden la venta del mismo ser asimilada al casamiento por interés... Pero esta actividad puede convertirse también en una forma de esclavitud cuando otra persona se apropia de las ganancias que de ella derivan.
La historia nos la muestra bajo sus diferentes aspectos, a veces, lujo y libertad, más frecuentemente, miseria y opresión.
Prostitución sagrada
La prostitución es evocada en el primer libro de la Biblia, que cuenta cómo Judá, hijo de Jacob y hermano de José, se dejó seducir por su nuera disfrazada de prostituta (Génesis 38, 15).
También aparece en un texto mesopotámico mucho más antiguo, la epopeya de Gilgamesh, lo que podría justificar su calificación de "oficio más viejo del mundo". La Mesopotamia, lugar de nacimiento de las ciudades, de la agricultura, de la escritura, de la astronomía y muchas otras cosas, ¡puede vanagloriarse de haber inventado también la prostitución!
Ligada al culto de la fecundidad, es practicada en Babilonia en el templo de la diosa Ishtar por jóvenes muchachas educadas a tal efecto desde su más joven edad, iniciadas en música, canto y danza. Su actividad provee a las necesidades del templo y les vale estima y respeto. Se las llama ishtaritu.


Ishtar, la diosa sumeria de la fecundidad


Esta prostitución sagrada era también practicada por mujeres comunes, según el relato horrorizado que de ello hizo Herodoto, viajero griego del siglo V a.C.: "Cada mujer del país, una vez en la vida, debe unirse a un extranjero en el templo de Afrodita (Ishtar). Cuando una mujer está sentada allí, debe esperar para poder regresar a su casa a que un extranjero le haya arrojado dinero en las rodillas y se haya unido a ella en el interior del tempo (...). Cuando se ha unido al hombre, está dispensada de su deber hacia la diosa y puede volver a su hogar" (Los nueve libros de la Historia).
¿Es tal vez en recuerdo de esta práctica que el Apocalipsis de San Juan describirá a Babilonia como "la gran prostituta"?
Pero la prostitución sagrada es también conocida en otros lugares, como Corinto, en el templo de Afrodita, y Jerusalén, donde fue abolida hacia el 640 a.C. por el rey Josías, quien impuso al mismo tiempo el monoteísmo.
Se la encuentra también en el sur de la India, donde, desde el siglo VII de nuestra era, hasta la ocupación inglesa, las danzas y el sexo son asociados a ciertos dioses. Como en Babilonia, los templos hindúes tienen a su servicio a bailarinas y a devadasi (siervas de Dios) de costumbres muy libres.
Mientras que las religiones panteístas se adaptan de buen grado a la prostitución, no sucede lo mismo con las religiones monoteístas, que la mantienen a distancia y la reprueban: "No habrá prostitución sagrada entre las hijas de Israel, ni prostituto sacro entre los hijos de Israel" (Deuteronomio 23,18).
Los Evangelios subrayan no obstante la compasión de Cristo por las prostitutas despreciadas por los biempensantes, es decir, los fariseos.


Jesús sentado a la mesa de Simón el fariseo. Una prostituta le perfuma los pies (Rubens, 1618, Museo del Hermitage, San Petersburgo)

"Un fariseo invitó a Jesús a comer con él; El entró en la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Apareció una mujer de la ciudad que era pecadora; ella se había enterado de que Él estaría en la mesa en la casa del fariseo. Trayendo un frasco de perfume de alabastro y colocándose detrás, llorando, a los pies de Jesús, se puso a bañar sus pies con lágrimas; los secó con sus cabellos, los cubrió con besos y derramó sobre ellos el perfume...." (Lucas 7, 36).

Prostitución profana
Con las cortesanas de las ciudades griegas, ya no se trata más de lo sacro. Estas hetairas o "acompañantes" tiene salones y frecuentan la alta sociedad. Algunas adquieren bellas fortunas. Una de ellas, Aspasia de Mileto, porta incluso la insignia de honor de haberse convertido en la compañera de Pericles y de disertar con Sócrates.
Podemos comparar a estas mujeres con las cortesanas que pueblan las ciudades italianas del Renacimiento y sobre todo Venecia, donde llegan a unas diez mil en el siglo XVI.
Se dan el lujo de elegir a sus amantes y de fijar su precio y hacen las delicias de los viajeros ricos de paso, de los magistrados de la Serenísima República así como de artistas como El Tiziano (La Venus de Urbino).
La más célebre de ellas, Veronica Franco, nacida en 1546, escribe poemas y se vincula con el rey de Francia Enrique III durante su estadía en Venecia.


La veneciana Veronica Franco (1546-1591), cortesana culta y con estilo. Poetisa

La tradición se perpetúa, aunque a una escala menor, en los salones parisinos del siglo XVII, con mujeres tan sensuales como espirituales, como Marion de Lorme y Ninon de Lenclos.
Ninon de Lenclos (o Anne de Lenclos, 1620-1705) fue una escritora, cortesana y mecenas de las artes francesas
La literatura francesa les debe mucho ya que ellas aguijonearon o amadrinaron a la mayoría de los autores clásicos de este Gran Siglo, de Corneille a La Fontaine.
Con el plus de la inteligencia, estas mujeres no son en nada diferentes a las "cocottes" o "grandes horizontales" de la Belle Epoque, "la bella Otero", Liane de Pougy o incluso Émilienne d'Alençon.


La francesa Émilienne d'Alençon (1869-1946) bailarina de cabaret y cortesana

Conscientes de la brevedad de la juventud, estas semi-mundanas aspiran a un buen casamiento y a sentar cabeza, siguiendo el ejemplo de Marie-Anne Detourbay, convertida en condesa de Loynes.
La prostitución lleva a todo... a condición de salirse de ella.
Entre las distintas prostitutas que dejaron su nombre en la Historia, citemos antes que nada a Teodora. Surgida de un medio popular, se convirtió a los 20 años en la enérgica y notable esposa del emperador de Oriente Justiniano, que reinó de 527 a 565.


Liane de Pougy (1869-1950), célebre bailarina de la Belle Époque, cortesana, pero también escritora. Amante de notables, príncipes y reyes. Tras enviudar de un príncipe romano, se volcó a la vida religiosa y tomó los hábitos

La crónica del escándalo retiene también el nombre de Mesalina, esposa del emperador romano Claudio, quien reinó de 41 a 54. Le dio una hija, Octavia, que más tarde se casó con Nerón, y un hijo, Británico... Dotada de un apetito sexual insaciable, habría tenido la costumbre, de noche, de dejar su palacio para frecuentar los burdeles del Trastevere, según Juvenal.
Francia también tuvo una prostituta de alto vuelo en la persona de Jeanne Bécu, que se convertiría en condesa du Barry por el favor de su real amante, Luis XV... y terminaría en el cadalso.
Se cree que la modelo que posó para este cuadro de Tintoretto es Veronica Franco, la más célebre cortesana de Venecia


Se cree que la modelo que posó para este cuadro de Tintoretto es Verónica Franco, la más célebre cortesana de Venecia.

Más cerca en el tiempo, evoquemos a una heroína de novela, la dulce Sonia, obligada a prostituirse para salvar a su familia y cuyo amor salva al asesino Raskolnikov de la perdición (Dostoievski, Crimen y Castigo, 1867).

Vil prostitución

Lejos del lujo afectado de los salones y palacios, mucho más infame es el estatus de las mujeres destinadas a aliviar a los hombres de a pie.
En Atenas, esas prostitutas son reclutadas entre los esclavos y operan en casas "de placer" o dicterión en el puerto del Pireo, para satisfacción de los marineros de paso. Su nombre viene del griego porne (de acuerdo a una raíz que quiere decir "comprado", de donde hemos sacado la palabra pornografía).
Fue el legislador Solón en persona, arconte de Atenas en el año 594 a.C., quien habría inventado estas casas. Sin olvidarse de gravar pesadamente a sus propietarios para gran beneficio del Estado, impuesto que era llamado pronikon.
El poeta Filemón, en el siglo IV, le rindió homenaje: "¡Tú, Solón, tú hiciste una ley de utilidad pública, ya que fuiste tú el primero, se dice, en comprender la necesidad de esta institución democrática y bienhechora, Zeus es mi testigo! Es importante que yo lo diga. Nuestra ciudad hormigueaba de pobres muchachos que la naturaleza constreñía duramente, al punto que se perdían por caminos nefastos: para ellos, tu compraste, y luego instalaste en diversos sitios, a mujeres muy bien equipadas y listas para el trabajo".
Los romanos, listos para imitar a los griegos en todo, les copiaron las casas de placer destinadas a albergar la actividad de las prostitutas (del latín, prostitutio, ofrecer a la venta, exhibir). Estas son llamas en latín lupas (lobas), de allí el nombre de lupanar dado más tarde a estas casas.
Se han encontrado huellas de estos lupanares en Pompeya y en Éfeso, las ciudades romanas mejor conservadas.
Roma misma habría contado con una cuarentena de lupanares pero también con muchísimas prostitutas libres que captan clientes en la calle o desde sus ventanas. Debían registrarse y ceder un octavo de sus ganancias al Estado.
La prostitución arrasa en el barrio popular del Trastevere (al otro lado del río Tiber) y bajo las recovas (en latín fornix) que rodean el campo de Marte... de donde deriva el actual vocablo fornicación para designar las relaciones extramatrimoniales.


"Los romanos de la decadencia" (pintura de Thomas Couture, 1847, Museo de Orsay, París)

Desgraciadamente, podría decirse, el imperio pierde el sentido práctico al cristianizarse. A partir del reino de Constantino el Grande, en el siglo IV, la prostitución es condenada e incluso reprimida. Esto no se arregla con los reyes bárbaros que no se privan de abusar de las hijas del pueblo pero castigan duramente el comercio de sexo en nombre de la moral cristiana.

Carlomagno mismo condena a las prostitutas a ser atadas enteramente desnudas a un poste para ser azotadas. Podemos imaginar que este castigo de rasgos sádicos fue muy poco aplicado.
Después del Año Mil, la Iglesia toleró con resignación la prostitución como un mal necesario, siguiendo las palabras de San Agustín: "La mujer pública es en la sociedad lo que la sentina es al barco y la cloaca al palacio. Cierra la cloaca y todo el palacio será infectado" (La Ciudad de Dios).

EN EL S XIII LAS PROSTITUTAS DE PARÍS SON RELEGADAS AL BORDE DEL SENA; DE LA EXPRESIÓN "BORD D'EAU" DERIVARÁ EL VOCABLO BURDEL

El rey San Luis, en su gran piedad, soporta mal esta tolerancia. En 1254, ordena que las "mujeres de mala vida" o "putas" sean expulsadas de las ciudades y sus bienes confiscados. Pero debe rendirse a la evidencia: la medida es inaplicable.
En 1256, por lo tanto, logra simplemente que las prostitutas de París sean echadas de la vía pública, constreñidas a llevar un signo distintivo y relegadas lejos del burgo y de las iglesias, en casa al borde del Sena, es decir al "borde del agua" [en francés, "bord d'eau", que se pronuncia "bordó"] de donde derivará el nombre burdel que pronto les será atribuido.


Ninon de Lenclos (o Anne de Lenclos, 1620-1705) fue una escritora, cortesana y mecenas de las artes francesas

Medidas similares son tomadas en toda la Europa occidental en el siglo XIII, siglo de la cristiandad triunfante. Los municipios se esfuerzan por encuadrar la prostitución y especialmente circunscribirla a las casas de paso (prostibulum publicum).
Las practicantes ocasionales se refugian en los establecimientos de baños o balnearios, muy numerosos en la Edad Media, y bastante parecidos a los hammams [baño turco] orientales.
Se encuentra allí todo lo necesario para la higiene corporal (jabones, champú, dentífrico). Hay días para los hombres, otros para las mujeres, otros finalmente para las parejas. Pero estas reglas son fácilmente eludidas...
La Guerra de los Cien Años y el desarrollo de las tropas de mercenarios llevan a muchas prostitutas a seguir a los ejércitos en campaña.
Enojarán a Juana de Arco al punto de que ésta llegará a quebrar su espada sobre la espalda de una de ellas.



Juana de Arco descarga su espada contra las meretrices

El poeta y "chico malo" François Villon no tiene ese tipo de pudores. Frecuenta asiduamente a las putas y se convierte en sostén de una de ellas, la gorda Margot:

Si viene gente, voy por un embudo,/ Y escancio vino sin hacer disputa;/ Les doy agua, pan, queso y hasta fruta./ "Está muy bien" les digo si han pagado,/ "Volved cuando queráis, si estáis en ruta,/ A este burdel que es nuestro propio estado".
Hacia fines del Renacimiento, cambio de política con la Reforma luterana y la Contarreforma católica, con el agregado de la irrupción de la sífilis, regalo del Nuevo Mundo a sus descubridores. Ya no se trata más de tolerar la prostitución. Se cierran las casas de paso pero también los baños públicos. Paciencia por la higiene y la limpieza corporal.
Ello sin embargo no pone fin al amor tarifado...
André Laranè es periodista e historiador, director de la revista especializada Herodote
Traducción: Infobae

http://www.infobae.com/2015/11/07/1767909-de-la-prostitucion-sagrada-la-esclavitud-sexual


Las imágenes aparecieron en la publicación original.




domingo, 27 de septiembre de 2015

Constantin Guys

Le choix du client
Filles publiques sous le Second Empire
Tres cortesanas
Cuatro mujeres en el sofá
Dos bailarinas de un cabaret

Constantin Guys


Chicas de un burdel
Bazar de la volupté

Cabaret dancers
Constantin Guys dedicó parte de su obra a la prostitución. Aquí parte de su tarea.

Constantin Guys

Cuatro bailarinas en reposo
Two grisettes
Grisettes and workers

Cabaret dancer




Femmes de cabaret









At the brothel               




















The Spread
Mujeres bailando en un burdel
Officers and courtesans in an Interior












miércoles, 23 de septiembre de 2015

La fascinación de los artistas de París del XIX por los prostíbulos

Copio el artículo que anuncia una muestra pictórica titulada 'Esplendores y miserias: imágenes de la prostitución, 1850-1910'
El contenido de esta nota nos ayuda a ubicarnos en la época y las motivaciones artísticas. 
Las imágenes, que acompañan a la nota en la fuente de la que fue tomada, nos muestran la cara brillante, la cubierta que el poder y el lujo colocan sobre la realidad. Estas figuras pueden ser comparadas con las otras que ya he agregado a este blog.

Olympia.Eduoard Manet. 1863


La fascinación de los artistas de París del XIX por los prostíbulos

. Los museos d'Orsay y Van Gogh se alían en la gran exposición temática 'Esplendores y miserias: imágenes de la prostitución, 1850-1910'.
.Edgar Degas, Henri de Toulouse-Lautrec, Édouard Manet, Edgar Degas o Vincent Van Gogh encontraron en los burdeles a muchas de sus modelos.
.En el imaginario decadente milenarista, la prostituta y la mujer son una 'entidad indistinta y amenazadora, encarnación de todos los vicios', dicen los organizadores.
José Ángel González. 17.09.2015 –
 
Escena de fista en el Moulin Rouge. Giovanni Boldoni. 1889
Es la primera vez que los burdeles y las prostitutas llegan a un museo como tema artístico. Splendeurs et misères: images de la prostitution, 1850-1910 (Esplendores y miserias: imágenes de la prostitución, 1850-1910), coorganizada por dos grandes pinacotecas europeas, el d'Orsay de París y el Van Gogh Museum de Ámsterdam, se adentra en la fascinación que las vanguardias de la segunda mitad del siglo XIX y la belle epoque padecieron por las mujeres públicas.

Para Charles Baudelaire, augur de lo audaz y el decadentismo, las prostitutas eran "un tema moderno por excelencia". Muchos artistas plásticos del rebosante ambiente creativo parisino de la época —la ciudad era la cuna de las vanguardias y el faro que marcaba el rumbo— siguieron la estela del escritor, para quien el arte y la prostitución estaban hermanados en la venta de paraísos artificiales y placeres fingidos. Aunque el sistema normativista pretendía ejercer un control estricto de la prostitución, entonces considerada como un "mal necesario", el prostíbulo fascinó a varias generaciones de pintores.

Femme tirant son bas. Henri de Toulouse-Lautrec. 1894

Rolla. Enri Gervex. 1878












'Realidades y fantasías'



En cartel en el museo parisino entre el 22 de septiembre y el 17 de enero de 2016, Splendeurs et misères —que cuenta también con la colaboración de la Biblioteca Nacional de Francia, que ha cedido numerosa documentación gráfica y escrita— intenta reconstituir la forma en la que los artistas, tanto franceses como extranjeros, fascinados por las protagonistas y los escenarios de la realidad social del amor a crédito, "han buscado sin tregua nuevos medios pictóricos para representar sus realidades y fantasías", dicen los organizadores de la sugestiva muestra.

Omnipresente en la sociedad parisina desde la mitad del siglo XIX, la figura de la prostituta es no sólo mostrada por los artistas, sino también idealizada como "polimorfa e inasible". Entre el Segundo Imperio y la belle époque los pintores, fotógrafos, cineastas y otros creadores de varias generaciones se dejaron fascinar por el tema y representaron una vez y otra el ambiente y protagonistas del sexo por dinero en obras que, como apuntan desde el museo, "a menudo se aproximan más de la fantasía que a los hechos observados".

Las mujeres de Degas durante la higiene íntima

Constantin Guys —dibujante y grabador de explícitas escenas de conversación en los bares de los locales de alterne—, Edgar Degas —con sus mujeres en momentos de higiene íntima en palanganas, como Femme nue, accroupie, vue de dos (1876)—, Henri de Toulouse-Lautrec —que dibujó momentos reales como la inspección médica de una profesional de la prostitución— y Emile Bernard fueron pioneros en mostrar la atmósfera febril de los burdeles y la intimidad de prostitutas antes de las llegada de los clientes.
 
Un demanche
La absenta. Edgar Degas. 1875
Una mujer lavándose. Edgar Degas. 1876
En la exposición también hay tempranas fotografías que componían en los estudios reconstrucciones de los salones y alcobas de los prostíbulos y utilizaban modelos reales para mostrar "lugares de sociabilidad masculina" presentados como "promesas de iniciación, voluptuosidad y transgresión".
 
Groupe de quatre femmes nues. Francois Rupert Carabin. 1895-1910

'Juego de apariencias'

Lejos de limitarse a lugares específicos, la prostitución de la época, además, "invade el espacio público" de la capital francesa a lo largo de todo el siglo XIX. "En el bulevar, el teatro o la ópera, resulta a menudo difícil distinguir las mujeres honradas de las mujeres venales", porque estas últimas "mantienen la ambigüedad" en un "juego de apariencias" que nutre la imaginación de artistas como Jean Béraud, Louis Anquetin o Louis Valtat.
 
Hommes attablés en compagnie de femmes légérement vetues. Constantin Guys

Menos regulados que los prostíbulos, siempre en peligro de ser visitados por la policía, los cafés, cervecerías y cafés-concierto son lugares en los que se desarrollan una nueva forma de prostitución, la de las mujeres que buscan clientela en espacios públicos que sirven para un primer contacto. Édouard Manet —de quien puede verse el bellísimo desnudo Olympia (1863)— y Vincent Van Gogh encontraron en estos establecimientos a modelos femeninas a las que mostraban como "víctimas de la embriaguez melancólica".
 
Intérieur grec. Jean-León Gérome. 1848
La 'alta prostitución'

En la cúspide del sistema, las cortesanas, las  "estrellas de la alta prostitución" encarnan un "éxito social" que manifiestan mediante el encargo y la difusión de retratos pintados, esculpidos o fotográficos. La sofisticación de sus trajes y las lujosas decoraciones de las mansiones que hacen construir o habilitar, "nublan las fronteras entre el mundo y el submundo". Se trata de mujeres que a menudo comienzan como estrellas de teatro o cabaret y que la alta sociedad observa como "prescriptoras en materia de moda y de gusto".
 
La magdalena y los parisinos. Jean Béraud. 1891
Estas "poderosas mujeres fatales" que "complican la dominación masculina" aparecen en las obras alegóricas de los simbolistas Félicien Rops y Gustav Adolf Mossa. Los responsables de la muestra recuerdan que "en el imaginario simbolista y decadente de finales de siglo, la prostituta y la mujer llegan a formar una entidad indistinta y amenazadora, encarnación de todos los vicios".
 
La tentación de San Antonio. Paul Cézanne. 1877
Lúgubre y coloreada

Con la llegada del siglo XX y sus promesas, las prostitutas aparecen en una "asombrosa variedad, a la vez lúgubre y coloreada" en pinturas modernas de Edvard Munch, Frantisek Kupka, Georges Rouault, Auguste Chabaud, Maurice de Vlaminck, Kees Van Dongen o Pablo Picasso, de quien se exhibe Buveuse d'absinthe (Bebedora de absenta, 1901).

 Como complemento a la exposición, el d'Orsay proyectará un ciclo de películas de óperas de la época, reconstruye el espacio de un cabaret —el Café Polisson— donde se celebrarán conciertos con canciones de éxito de los años febriles y organiza una serie de nueve conciertos.
 
Mujeres lavándose. Félix Vallotton. 1897
Fuente: http://www.20minutos.es/noticia/2556257/0/artistas-paris/prostibulos/exposicion-esplendores-miserias/


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