La
prostitución ha nacido y crecido inscripta en la desigualdad, discriminación y
explotación. Allí donde miremos encontramos ya en el pasado como en el presente
infinidad de hilos que forman una red invisible de la que solo emerge para ser
vista, puesta por delante, en venta, la persona prostituida. Proxenetas,
tratantes, entregadores, pederastas, prostituidores-puteros-“clientes” son
ignorados. Y, aún menos visibles, los grupos de poder, aquellos que también se
benefician económicamente y que con su influencia cuidan que el negocio se
mantenga, que las leyes no le alcancen, que las víctimas sean siempre
provistas.
Con esta
nota volvemos a fines del 1400 para ver claramente como el poder en manos de
los reyes, del príncipe Juan, de la iglesia y del Ayuntamiento, están atentos a
este negocio y se disputan su ganancia. Ellos son los garantes de la
desigualdad, los que fijan las leyes, decretos, ordenanzas que discriminan,
apartan, alimentan la imaginación popular que crea a esas niñas y mujeres como
seres diferentes capaces de “elegir” aquello que ninguna otra persona haría por
propio deseo.
Las mujeres
llevadas y traídas en barcazas con ramas para que sea claro a la vista pública
el espectáculo de su presencia. Figuras que resaltan sobre el fondo de un
pueblo que acepta y cree natural la discriminación y el abuso.
Hasta el
día de hoy ha quedado como institución social “El lunes de aguas” en que la
gente nuevamente festeja, como entonces. Hoy, de otra forma, también ellas son
exhibidas pero nadie las ve, son
desaparecidas como personas, como
historias de vida. Hoy se habla del “oficio” del “trabajo sexual”, se festeja
el abuso como “industria sexual”, y ellas continúan sin ser vistas.
Ha quedado
el “lunes de aguas”, lo que se ha perdido es el nombre de aquellas niñas y
mujeres.
Alberto B
Ilieff
«El origen del Lunes de Aguas es fruto de un privilegio
concedido por el príncipe
don Juan a la ciudad»
El actual presidente del Centro de Estudios Salmantinos
recuerda que «toda la ciudad celebraba la vuelta de las rameras, incluso los
organismos oficiales». Apunta que «las mujeres que ejercían la prostitución
debían abandonar la ciudad en Cuaresma»
Jorge Helguera Illera | Salamanca
4 abril 2016
Un día al año las gentes de Salamanca retoman el contacto
con la naturaleza y otros placeres de la vida, algunos todo el día, otros
aprovechan la tarde para disfrutar de esta jornada en familia, con amigos,
conocidos o vecinos. El vecindario, prácticamente en su totalidad, sale a
comer, a beber y sobre todo a disfrutar. Hoy se produce esa explosión de
alegría en la que no faltan los universitarios.
La lluvia y el frío protagonizarán un Lunes de Aguas con
amplio despliegue policial
Esta celebración ha tenido varios episodios en la historia,
en diferentes lugares y con distintos tamices. Incluso, debido a ese posible
origen tachado de pecaminoso, ha intentado ser reprimida por la corriente
conservadora que sigue imperante en nuestros días. Esta vía de escape del
pueblo no ha podido ser sofocada, más bien ha sido avivada con cada intento de
eliminarla.
Se trata del Lunes de Aguas, un día que llega pasada
Cuaresma y la Pasión. El segundo lunes después del domingo de Resurrección la
tradición baña de sentido una jornada que tiene mucho que decir de Salamanca,
la ciudad que fue y la que es.
Hoy se celebra «una de las fiesta más singulares quizá de
España, que se da en esta ciudad desde hace mucho tiempo», dice Jesús Málaga
Guerrero, actual presidente del Centro de Estudios Salmantinos (CES) y en su
día alcalde de este municipio, en tres mandatos, desde el año 1979 al 1987 y de
1991 a 1995.
El Lunes de Aguas por costumbre se sale a merendar el
hornazo, tanto en la ciudad como en el resto de pueblos de la provincia e
incluso más allá de ella. El epicentro de esta celebración muchos lo marcan en
esta ciudad con universidad desde hace casi 800 años.
Según las indagaciones de
Málaga, esta fiesta es
Isabel y Fernando, los reyes católicos. Oleo Francis De Blas |
y permisiva. Según sus suposiciones y como se podrá leer en este artículo, hubo un antes y un después en cuanto al oficio de la prostitución se refiere, marcado por el inicio de una corriente conservadora que sorprendentemente comienza después del reinado de los Reyes Católicos, con
los Austrias. Jesús Málaga se ampara en datos históricos, que hablan del antiguo oficio de la prostitución, que en Salamanca estaba regulado.
«El hijo de los Reyes Católicos dio a un amigo suyo, la
posibilidad de abrir una mancebía»
Para entender dicha conjetura hay que retrotraerse medio
milenio en el tiempo (sin descartar que quizá antes, esta jornada de merienda
en el campo, se haciera el lunes anterior para celebrar la Pascua). La historia
que da sentido a la peculiaridad de que en Salamanca se salga a merendar el
segundo lunes después del domingo de Pascua según tenemos la fortuna de conocer
a través de las palabras de Jesús Málaga, «tuvo sus orígenes en un privilegio
del príncipe don Juan, el hijo de los Reyes Católicos». Málaga explica que «en
1496», cuando sus padres le hacen príncipe, «le nombran Señor de Salamanca».
Gracias a esto, otorga a la ciudad ciertos privilegios, entre los «más
peculiares a un amigo suyo le da la posibilidad de abrir una casa de mancebía».
Este negocio generaba importantes beneficios y esto «trajo celos». El
Ayuntamiento reclamaba a los Reyes Católicos dicho negocio. Para salvar dicha
situación, los padres del aspirante a monarca indemnizaron a Albarrategui, el
amigo de su hijo, y el Consistorio se queda con esta casa concebida para el
ejercicio de la prostitución.
Aquel peculiar edificio estaba junto al rio Tormes, «cerca del
arrabal y del puente romano». Según las palabras de nuestro relator, «era un
edificio cerrado al exterior, abierto al interior, desde donde se accedía a los
cubículos, y desde el que se abría un pequeño pasadizo que daba a una pequeña
iglesia, en la que cada día al amanecer, cuando las prostitutas terminaban la
faena, un franciscano o un dominico oficiaba la misa». El encargado de este
lugar era conocido como el Padre Putas, nombre que nos ha llegado por
trasmisión oral. De esta historia vienen los gigantes y cabezudos de ferias,
que representan a La Lechera (que era la mujer que amamantaba y cuidaba a los
hijos de las prostitutas) y al Padre Putas y sus pupilas, que en el Franquismo
tomó el nombre del Padre Lucas. El régimen transformó la fiesta, ya que debido
a su fuerte raigambre no pudo prohibirla, como era su intención.
Escudo de Juan |
«Los cabezudos de la ciudad representan a la Lechera, al
Padre Putas y a sus pupilas»
Las mujeres que ejercían la prostitución no residían en la
mancebía, «vivían en el arrabal, ocupaban la subida del Alcázar, la zona del
paseo del Desengaño y en los alrededores de las tabernas del vino blanco, donde
se encuentran las Facultades de Ciencias de la Usal», casualmente allí «había
un caserío muy pobre, donde se dice que vivía la Celestina», famosa por la
tragicomedia de Fernando de Rojas. Casualidad que destaca Jesús Málaga, y a la
que suma el ‘Lazarillo de Tormes’, obra cumbre de la picaresca española. Ambas
portadoras de aquella Salamanca.
Por entonces este oficio estaba regulado, incluso por
ordenanza del Ayuntamiento, donde entre otras cuestiones se establecía «que en
Cuaresma y Pasión se cerraba la mancebía y las mujeres que allí ejercían
acudían con el Padre Putas a otra casa que tenía el Ayuntamiento en Tejares,
que por entonces era otro pueblo». Según reza en ‘El Lunes de Aguas: de fiesta
y muy salmantina’, de José Luis Yuste, recomendado por Jesús Málaga como la
fuente más completa para conocer la historia de esta tradición, esta se remonta
a 1543, cuando Felipe II promulga un edicto para obligar a que las prostitutas
abandonen la ciudad ese tiempo y así evitar tentaciones carnales.
«Las mujeres que ejercían la prostitución debían abandonar
la ciudad en Cuaresma»
Antes de retornar a su oficio, aquellas mujeres tenían que
cumplir con el precepto de comulgar por Pascua Florida. Para ello, el domingo
de Cuasimodo oficiaban la misa en la Catedral Vieja para ellas. Para ello los
estudiantes iban a buscarlas a Tejares y acompañadas del Padre Putas
atravesaban el rio en barcas identificadas por ramas, para distinguirlas del
resto de embarcaciones, destaca Málaga, quien considera que quizá de esta
costumbre salmantina viene la denominación de «rameras». Al día siguiente, el
Lunes de Aguas se hacía una celebración «que era la fiesta de la mancebía», en
la que incluso participaban organismos oficiales, puntualiza Jesús Málaga, e
imagina algo similar la fiesta actual, con mucha gente, alimentos, bebida y
música de algún tamborilero charro que amenizaba aquel ritual.
El exalcalde pone en valor la importancia de la mancebía en
un tiempo, «sin tele ni radio» muy distinto al actual, donde no era tan tabú
que los estudiantes asistieran a este lugar para su desfogue. Durante
aproximadamente cien años fue así, hasta que un día «se quema o queman la mancebía».
Según Málaga «los historiadores no se ponen de acuerdo». José Luis Yuste pone
fechas, tanto al establecimiento de esta casa de las meretrices más buscadas de
la ciudad, que data de 1497, como su desaparición, que fecha en 1618.
«Toda la ciudad celebraba la vuelta de las rameras, incluso
los organismos oficiales»
El caso es que después de los Reyes Católicos, «comienza una
fase de intentar redimir a las prostitutas». La ciudad comienza a hacerse más
conservadora y «surgen lugares curiosos que buscan que aquellas mujeres dejen
de ejercer la prostitución», como el Convento de la Penitencia, que «era un
monasterio de clausura de Dominicas», en el que hacían votos las mujeres que
dejaban los picos pardos. Ir de picos pardos es otra de las expresiones que
Málaga considera que puede tener su origen en Salamanca, porque las prostitutas
iban cubiertas con una saya, cuyo nombre viene de su color pardo y su
terminación en pico.
Otro lugar en el que se redimía a las prostitutas fue lo que
se conocía como las Arrepentidas de la Encarnación y la Casa Galera,
especialmente dura esta última, donde las castigaban y las hacían mantener un
régimen disciplinario.
Más adelante en el tiempo hubo otros lugares como Las
Cruzadas, que estaba en lo que hoy es un solar junto a la actual Catedral
Nueva, calle de los leones. Otro fue Las Adoratrices, hasta nuestros días en
que prácticamente no quedan vestigios tan llamativos de aquel oficio que marcó
el sentido de una tradición tan salmantina de alegre fiesta popular en el campo.
Fuente
http://www.elnortedecastilla.es/salamanca/201604/04/lunes-aguas-quiza-fiestas-20160404102705.html
Las imágenes han sido agregadas por mí,
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La mayoría han sido tomadas desde la web,
si algún autor no está de acuerdo en que aparezcan por favor enviar un correo
a alberto.b.ilieff@gmail.com y serán
retiradas inmediatamente. Muchas gracias por la comprensión.
En este blog las representaciones son
afiches, pinturas, dibujos, no se publican fotografías de las personas en prostitución
para no revictimizarlas; salvo en los casos en que se trate de documentos
históricos.
Se puede disponer de las notas publicadas siempre y
cuando se cite al autor/a y la fuente.
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