Sobre el
artículo que les propongo.
Alberto B
Ilieff
Este
artículo tiene varios puntos interesantes. Uno de ellos es su referencia a la
ciencia a partir del título mismo: El
franquismo usó la ciencia como…
El autor, sin decirlo, pareciera pensar que existe una
ciencia autónoma, objetiva, capaz de ser independiente de las circunstancias
histórico sociales y que, por este motivo, puede ser utilizada y de algún modo
desviada de su recto proceder haciéndole decir o justificar hechos netamente
políticos. En este caso fue el
franquismo quien hizo indebido uso de ella.
No existe ciencia objetiva, deslindada de las circunstancias
que le dieran origen y la sostienen. La ciencia es una construcción humana. No
porque se maneje con teorías, ecuaciones, un lenguaje que es raro y casi
incomprensible para la mayoría de las personas, deja ser serlo y por lo tanto
susceptible de ser orientada según los
intereses propios o ajenos.
La emergencia misma de determinado conocimiento, el marco
general en que se desarrolla y los objetivos mismos, son parte de parámetros
sociales propios de su momento histórico y por lo tanto, desde ese comienzo,
políticos.
El pensamiento en general y la ciencia en particular, como
hecho específico, son pilares de la sociedad y estas íntimamente ligados con
los sistemas políticos y de poder. Es más, ella misma es un sistema de poder
político. Que se dedique a algunos y circunscriptos
temas y que tenga un método riguroso y que de ellos surjan aplicaciones
técnicas, no invalida el hecho de ser elementos de determinada sociedad y en un
tiempo también determinado. Por esto no se podría hablar de un “uso” de la
ciencia, sino de una apoyatura mutua entre poder y conocimiento, lo que sí
podría derivar, a posteriori, en la justificación por parte del poder de su accionar.
La medicina en particular es un factor de control social muy
importante y con sus enunciados o principios logra inducir o prohibir conductas
y aún justificar hechos que luego pueden ser considerados más que violentos o
incluso violatorios de los Derechos Humanos. Michael Foucault ha dedicado
amplios estudios a este tema mostrando cómo el accionar científico ha formado
parte del control aplicado, por ejemplo, sobre la sexualidad humana. Podemos
recordar el uso que se ha dado mediante la justificación médica a temas como la
masturbación, la homosexualidad, el aborto y otros.
El
diagnóstico de “inferioridad mental” fue usado de manera abundante para
encubrir atentados contra la persona humana de todo tipo. Bajo este rótulo se
permitió internar-encarcelar, hacer pruebas “médicas” y esclavizar. La
inferioridad mental es el equivalente científico de la inferioridad racial.
En este
caso la calificación de las mujeres en prostitución de débiles mentales
importaba varios resultados como por ejemplo quitar como causa a la marginación
social y de ese modo volver materia individual, genética, algo que es netamente
social. Operación similar a la actual en que, por el cambio de épocas, ya no se habla médicamente sino que
ahora la responsabilidad recae nuevamente en lo individual vía la “libre
elección”, el consentimiento.
El
diagnóstico médico también permitió la internación compulsiva y “humanitaria”
ya que se hacía para protección de las mujeres que por su incapacidad no podían
cuidarse a sí mismas.
Otro
detalle importante es que las políticas represivas siempre se ejercen sobre los
sectores que ya tienen vulnerados sus derechos y son los más débiles socialmente:
niñez y mujeres. Estos sectores son usados como válvula regulatoria en las
crisis económicas.
Las mujeres
en prostitución reúnen las condiciones requeridas, son pobres, carentes de todo
recurso, sin protección, llevadas por la necesidad y la violencia.
La
represión que se ejerce sobre ellas actúa como contención y advertencia social,
al mismo tiempo que aleja la posibilidad de pensar a la prostitución como un
problema social y no individual. La culpabilización de la mujer, su declaración
de “inferioridad mental” como también la de factor de trasmisión de
enfermedades, colocan al individuo en el centro de la escena ocultando de ese
modo la responsabilidad social y el factor demanda. Si fuere cierto –que no lo
es-que las personas en prostitución adolecen de alguna inferioridad, cabría
pensar qué sucede con los prostituidores-“clientes” ¿estarán en la misma
condición?
Esta
hipótesis sanitarista de la inferioridad mental nos muestra que el uso de una
persona en prostitución por parte del prostituidor es un acto de violencia, es
el uso que se hace de una persona que no se halla en condiciones de igualdad,
carente de opciones entre las que elegir.
Todo esto
no se dice, la responsabilidad social en general y la del prostituidor en
particular no aparecen en los discursos.
Todo esto
puede ser extrapolado a la actualidad, los argumentos no se han modificado en
lo básico: se sigue hablando de las personas en prostitución como factores de
riesgo, no se buscan los condicionantes sociales, se aplica un nuevo ordenamiento
que no deja de ser tan moral como
Otro punto
que rescato de este artículo es que mientras la República abolió la
prostitución como corresponde a un movimiento con fuertes bases socialistas, el
franquismo la legalizó. No olvidemos que el franquismo fue un régimen de
derecha defensor del tradicionalismo y la moral represora con fuerte ligazón a
la iglesia católica. Esta aparente contradicción –legalizar y perseguir- es la
que a lo largo de nuestra historia han mantenido la iglesia y las derechas con
relación a la prostitución, un rechazo de su existencia al mismo tiempo que el
favorecimiento. Esto es debido seguramente a que la prostitución es una eficaz
herramienta de control social, y sobre todo de reglamentación del rol de la
mujer en general en la sociedad. Mantiene la división entre las
honestas-privadas y las licenciosas-públicas. Este dato histórico desmiente que
la regulación o reglamentación de la prostitución sea parte de las ideas
“progresitas” o basadas en los derechos de las mujeres, al contrario, se
enmarca en el tradicionalismo moral, patriarcal y represivo más cerrado.
Dos palabras sobre el franquismo
Los siguientes párrafos los obtuve de wikipedia -
https_//es.wikipedia.org/wiki/Franquismo
El franquismo es el término
empleado para referirse al período histórico o ideología cuyo movimiento social
de carácter autoritario sirvió de apoyo y sustento a la dictadura que surgió en
España tras la Guerra Civil comprendida entre 1936 y 1939 que como consecuencia
del golpe de Estado dirigido por Emilio Mola en julio de 1936, derrocó al
gobierno de la Segunda República haciéndose prevalecer hasta la muerte del
dictador de esta, Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975 y que continuó
hasta la autodisolución de las Cortes franquistas en 1977 mediante la
aprobación de la Ley para la Reforma Política sometida a referéndum el 15 de
diciembre de 1976.
…..
Las bases del régimen fueron,
entre otras, el nacionalismo español excluyente, el catolicismo y el
anticomunismo, que sirvieron de apoyo a una dictadura militar autoritaria que
se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia
parlamentaria.
Nacional catolicismo |
Durante los años del franquismo se
mantuvieron una serie de fundamentos políticos e ideológicos, característicos
algunos de los regímenes fascistas en general, y otros particulares de la
versión española del fascimo, el franquismo….
…..
Nacionalsocialismo. El régimen estaba estrechamente relacionado con la iglesia católica y muy especialmente con el ultramontanismo. El clericalismo católico controlaba en gran medida la sociedad mediante la censura, la prensa, el código penal, etc.
Franco junto a Hitler |
El franquismo usó la ciencia como coartada
para controlar la prostitución
Con el objetivo de limitar el
número de prostitutas que había durante el franquismo, las autoridades las
detenían y recluían en centros especiales utilizando argumentos científicos que
carecían de rigor. Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid refleja
cómo tres expertos en psicología y psiquiatría afines al régimen publicaron
informes en los que las definían como “inferiores mentales” para justificar su
internamiento.
UCM | | 24 noviembre 2015 13:26
La grave depresión económica
vivida en España tras la Guerra Civil empujó a muchas mujeres a recurrir a la
prostitución como único medio de subsistencia. “Eran mujeres completamente
normales. Pobres, sencillamente”, explica Javier Bandrés, profesor de
Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
En un estudio publicado en
Universitas Psychologica, Bandrés y otros dos investigadores de la UCM han
analizado de qué forma utilizó la dictadura trabajos sobre psicología de la
prostitución para frenar el crecimiento descontrolado de esta actividad.
La República había abolido su
práctica reglamentada en 1935, pero las autoridades franquistas anularon el
decreto en 1941, por lo que el comercio sexual volvió a ser legal. Esta luz
verde y la desesperada situación económica del país provocaron que la
prostitución fuera mucho más allá de los prostíbulos, donde las mujeres eran
controladas por la policía.
Un decreto permitía que cualquier
menor sospechosa de ejercer la prostitución pudiera ser internada
Calles, cines o pensiones también
se utilizaban para esas prácticas. Su expansión fue unida a un aumento de las
enfermedades de transmisión sexual lo que provocó que las autoridades
detuvieran y recluyeran a muchas mujeres, de forma arbitraria, con el fin de
limitar la actividad.
Para ello, la dictadura utilizó
las cárceles convencionales (para prostitutas acusadas de algún delito), los
reformatorios del Patronato de Protección a la Mujer (para adolescentes) y las
Cárceles Especiales para Mujeres Caídas (para prostitutas adultas
‘problemáticas’).
Un decreto firmado por Francisco
Franco en 1941, referido al Patronato de Protección a la Mujer, permitía que
cualquier menor sospechosa de ejercer la prostitución pudiera ser internada en
los reformatorios a propuesta de jueces, policías o incluso simples
particulares.
En cuanto a las cárceles para
‘mujeres caídas’, otro decreto permitía a la policía recluir hasta dos años,
sin proceso judicial, a las prostitutas que se consideraran molestas o
problemáticas.
“Ambos textos compartían un hilo
argumental esencial: las autoridades no se enfrentaban a un problema social o
económico, sino de conducta moral desviada. El problema no era la prostitución
sino la prostituta”, afirma Eva Zübieta, coautora del estudio.
Base científica sin rigor
Tres especialistas en psicología
y psiquiatría justificaron y confirmaron este punto de vista con informes
médicos: Antonio Vallejo Nágera y sus colaboradores, Eduardo Martínez Martínez
y Francisco J. Echalecu y Canino. “La base científica servía como coartada para
detener a estas mujeres, para justificar la necesidad de recluir y reeducar a
algunas de ellas”, asegura Bandrés.
El rigor científico de todos
estos trabajos era nulo, según el autor. “No hay análisis estadísticos
ortodoxos ni ningún otro rastro de metodología respetable”, denuncia. “En la
posición de absoluto control que tenían, no necesitaban justificar sólidamente
nada”, añade.
“No hay análisis estadísticos
ortodoxos ni ningún otro rastro de metodología respetable”, denuncia el
profesor
Los tres expertos eran afines al
régimen. En plena guerra, Vallejo Nágera –entonces jefe de los servicios
psiquiátricos del ejército rebelde– publicó el libro Eugenesia de la Hispanidad
y Regeneración de la Raza (1937), en el que se refería a las prostitutas en
estos términos: “Más del 50% de las rameras son deficientes mentales, unas
eréticas (irritables), otras apáticas, algunas sensitivas, casi todas
amorales”.
Terminada la contienda, en 1942
Vallejo era catedrático de la Universidad de Madrid y miembro de los consejos
nacionales de sanidad y educación. En el artículo Higiene mental en las grandes
urbes (1942) afirmaba: “Impulsan a la prostitución causas endógenas
(oligofrenia, psicopatía) o que radican en la constitución biopsíquica del
sujeto; y causas ambientales o exógenas”.
La opinión del catedrático era
fundamental para sentar la doctrina oficial sobre el fenómeno. “Las prisiones
especiales para mujeres caídas eran la respuesta científica correcta al
problema de la prostitución desde los puntos de vista psicológico y
pedagógico”, señala Rafael Llavona, coautor del trabajo de la UCM.
“Inferiores mentales”
Uno de los colaboradores de
Vallejo era Eduardo Martínez Martínez, director de la Clínica Psiquiátrica
Penitenciaria de Mujeres de Madrid. Ocupando ese cargo escribió tres artículos
sobre la prostitución, repitiendo las mismas ideas que su mentor. "Está
claro que no es el ambiente sino la constitución biopsíquica de estas mujeres
la que las empuja a la prostitución", afirmaba en uno de ellos.
En Biopsicología de la
Prostitución (1945) Martínez se había propuesto estudiar la curva de vida de
cien mujeres de la clínica. Una de sus conclusiones fue que “la anomalía
mental, casi siempre de fondo psicopático, es el factor predisponente más
importante de la prostitución”.
Por su parte, Francisco J.
Echalecu y Canino, director de los servicios médicos del Patronato de
Protección a la Mujer y neuropsiquiatra de la Dirección General de Seguridad, era
otro de los especialistas que dio supuestos argumentos científicos al régimen
para recluir a estas mujeres.
En una investigación realizada
con cien prostitutas internadas en los reformatorios del patronato aseguró: “El
nivel mental de estas muchachas, el 60% es inferior al normal, con 54% de
débiles mentales; la personalidad psíquica es anormal; el 40% son psicopáticas;
las vagabundas dan el 34%; en cambio las psicosis solo encontramos un 2%”.
En los textos de los tres
especialistas se comprueba que a las prostitutas se las trataba como
“inferiores mentales”, pero no como enfermas, matiza Bandrés. “Se las recluía
arbitrariamente para mantener la prostitución dentro de ciertos límites, no
porque se las considerara afectadas de ninguna enfermedad mental”, subraya.
“Se las recluía arbitrariamente
para mantener la prostitución dentro de ciertos límites", afirma el
experto
Archivos desaparecidos
Según los autores, esta situación
se prolongó durante todo el franquismo, hasta que se aprobó la Constitución de
1978. Recabar toda la información no ha sido una tarea sencilla ante la falta
de documentos.
“Las actividades de estos
individuos y otros parecidos en el Patronato de Protección a la Mujer son
difíciles de investigar porque los archivos en su mayor parte han
desaparecido”, se lamenta Bandrés. “Después de peregrinar por varios depósitos
ministeriales nos dijeron que la mayor parte de la documentación desapareció
‘en una inundación’”, añade.
En opinión de los autores, el
trabajo de Vallejo, Martínez y Echalecu puede entenderse como un ejemplo de la
biopsicología puesta al servicio de un proyecto de biopolítica, en el marco de
un estado totalitario.
Referencia bibliográfica:
Javier Bandrés, Eva Zübieta y
Rafael Llavona. “Mujeres extraviadas: psicología y prostitución en la España de
postguerra”, Universitas Psychologica 13 (5). DOI: 10.11144/Javeriana.upsy13-5.mepp.
Fuente:
http://www.agenciasinc.es/Noticias/El-franquismo-uso-la-ciencia-como-coartada-para-controlar-la-prostitucion
No hay comentarios:
Publicar un comentario