miércoles, 15 de marzo de 2017

Voz de prostitutas resuena en callejón sin salida



Testimonios de prostitución

Voz de prostitutas resuena en callejón sin salida
Por Stefania Summermatter
2 de marzo de 2017

La cineasta suiza Elise Shubs se sumergió durante un año en el universo de la prostitución de Lausana. Entre un cliente y otro, las mujeres compartieron confidencias con el micrófono. Hablaron sobre una vida cotidiana llena de soledad, mentira y violencia. El documental “Impasseexternal link” es su ópera prima.
La lluvia cae inclemente en el barrio de Sévelin. Estamos en una noche cualquiera de una jornada cualquiera, quizás un poco más fría y triste que otras precedentes. Una mujer va y viene en la acera. Su falda es demasiado corta para guardar el calor y su paraguas, demasiado pequeño para protegerle.
A unos metros de ahí, sentado en el cálido ambiente de su automóvil, un hombre la observa. ¿Qué vino a buscar? ¿Cuáles son los pensamientos que atraviesan su mente? No sabremos nada de él ni del resto de los clientes que pasean errantes cada noche por esta zona roja. La cámara se aleja, discreta para dar paso a los testimonios.

Elise Shub. Foto Mathieu Gafsou

“Jamás hubiera imaginado terminar aquí”. “Si tan solo pudiera transformar un poco las cosas; cambiar de nombre o de vida”. “Después de algún tiempo una se acostumbra, de otra forma sería imposible sobrevivir”, expresan algunas de estas mujeres.

Para realizar su narración, Elise Shubs hizo una clara elección: filmar la prostitución sin mostrarla de lleno. Solo concedió la palabra a las mujeres que la ejercen. “Normalmente son las autoridades, los expertos o las oenegés quienes hablan. Yo decidí priorizar otro enfoque. También decidí excluir a las personas que afirman que se prostituyen por elección, ya que son una minoría que, por lo tanto, no es representativa de este fenómeno”, explica la directora de cine.

Añade que ganarse la confianza de las mujeres no fue fácil. Pero, poco a poco, fue consiguiéndolo y cuatro de ellas aceptaron narrar su historia, pero sin mostrar sus rostros. “La mayoría ejercen esta actividad en secreto o son parte de redes que las obligan a prostituirse, así que tienen miedo de hablar. Además, siempre está latente el riesgo de una expulsión, ya que algunas de ellas están en Suiza sin permiso”.

Al decidir no filmar de forma directa a estas mujeres, Elise Shubs hizo del barrio de Sévelin uno de los protagonistas de su documental. Y la cámara del fotógrafo Matthieu Gafsouexternal link fue capaz de perseguir y encerrar al espectador en diversos espacios de la misma forma en la que la prostitución aprisiona a sus protagonistas.

 “No quiero amigos”
    “No me atrevo a acercarme a la comunidad africana. No quiero que se sepa lo que hago. Por ello, no quiero tener amigos”.

Estilistas, periodistas, enfermeras, madres solteras… El perfil de las mujeres dedicadas a la prostitución es de lo más diverso, pero siempre tiene un punto en común: una historia ligada a la inmigración. Una de ellas huyó de África engañada por una falsa promesa y hoy se encuentra en la calle porque es víctima de amenazas. Otra más dejó Italia; una tercera abandonó Rumania en plena crisis y al llegar al Suiza, sin empleo, terminó prostituyéndose para reunir algún dinero. Dinero que conforme el tiempo pasa se convierte en una jaula para ella.

“Estas mujeres son, frecuentemente, un sostén financiero importante para sus familias y la presión que tienen sobre los hombros es enorme”, explica Shubs, quien asegura que trabajan los siete días de la semana de las 10h00 a la medianoche en apartamentos y de las 21h00 a las 5h00 en la calle. “Hay días en los que la única luz que ven es la del televisor o la del supermercado”, dice.
Y por temor, o por vergüenza, suelen mantener su vida en secreto y evitan todo contacto social. “No me atrevo a acercarme a la comunidad africana porque, si descubren lo que hago, sería muy difícil para mí manejarlo. No quiero que se sepa. Por ello, no quiero tener amigos”, dice una de las entrevistadas.

Desde la recepción de un hotel de Lausana, en donde nos damos cita para la entrevista unos días antes de la inauguración del festival de Solothurn, Elise Shubs también desgarra el mito de la solidaridad entre las sexoservidoras. “De entrada, son desplazadas de forma regular de una ciudad a la otra. Por otra parte, no hablan la misma lengua. Así que son mujeres solitarias, extremadamente solitarias”, dice.

Barrio de Sévelin. Lausana. Foto Mathieu Gafsou

 “Nunca se olvida”

Diplomada en ciencias humanas y especialista en asilo, Elise Shubs trabajó por años al lado de Fernand Melgar en la realización de documentales como ‘El refugio’ o ‘Vuelo Especial’. “Estaba acostumbrada a enfrentarse a situaciones extremas, como la realidad de quienes viven en la calle o son sometidos a deportaciones forzosas. Pero sumergirme en el mundo de la prostitución fue quizás más difícil porque me obligó a interrogarme sobre la sexualidad. Algo que para mí es fuente de placer, para otros lo es de sufrimiento”.

Elise Shubs recuerda que una de las primeras preguntas que se hizo es cómo debía filmar uno de los rostros más oscuros del ser humano. Lo hizo con delicadeza, respeto y echando mano de un antídoto eficaz: una buena dosis de comedia romántica “para conservar la fe en el amor”. Sí, porque Elise Shubs fue testigo de mucho más de lo que decidió mostrar en su película.
Esta noche, en el barrio de Sévelin, alguna mujer caminará de un lado al otro mientras su silueta es iluminada por los faros de un coche. Ya no estará ahí la cámara de Matthieu Gafsou para registrarla. Pero posiblemente la voz de las protagonistas resonará durante mucho tiempo en la cabeza de los espectadores de este documental.

“La gente cree que los clientes solo vienen a lo suyo y se van, pero no es tan simple. Algunos de ellos creen que pueden pedir lo que quieran por el hecho de haber pagado”, denuncia la cineasta mientras recuerda la frase implacable de una de sus entrevistadas.

 “¿Olvidar? No, nunca se olvida, pero tal vez sea posible comenzar una nueva vida”.

    Elise Shubs
    Nacida en 1980, Elise Shubs creció en un barrio multicultural en Renens, cerca de Lausana. Tras realizar una maestría en Ciencias Sociales y Humanas, se especializó en Derecho de Asilo y fundó la asociación ‘Country Information Research Center’ (CIREC).
    Ha trabajado para la casa productora Climage, como productora, coautora y operadora de audio. Y también ha colaborado estrechamente con el cineasta Fernand Mlegar (autor de Vuelo Especial).
    Actualmente, es subdirectora de Casa Azul, una asociación que reúne a productores y cineastas independientes; y también trabaja como consejera en temas de asilo para la FEP (organismo que lucha por erradicar cualquier práctica que atente contra la dignidad del ser humano).
    'Impasse' es su ópera prima.
    El filme participó en el concurso ‘Journées cinématographiques de Solothurn’.

Fuente
http://www.swissinfo.ch/spa/el--impasse--de-elise-shubs_resuena-voz-de-las-prostitutas-en-callej%C3%B3n-sin-salida/42993598




Rosen Hicher: Carta abierta de una superviviente a los 343 cabrones



Testimonio de prostitución

Rosen Hicher: Carta abierta de una superviviente a los 343 cabrones

6/23/2015



Rosen Hicher. Carta abierta de una superviviente

Traducción: Maura Lopez.
 publicado en Facebook el 27 noviembre de 2013

Fuente: https://ressourcesprostitution.wordpress.com/2014/10/15/lettre-ouverte-aux-pro-prostitution-rosen-hicher-survivante/

« Damas, caballeros que firmaron la petición presentada por Antoine o el « Manifiesto de los 343 cabrones », ¿Uds saben cual es la realidad que defienden? Uds, celebridades que viven bajo los proyectores, que no conocen la precariedad ni la violencia, uds verdaderamente creen que la prostitución es una fantasía?

« Fui prostituta durante más de 20 años". En la penumbra de los bares fui sometida a los deseos de los clientes. He padecido sus insultos, sus exigencias humillantes. Conocí jóvenes francesas en estado de total desamparo, víctimas de la trata de personas provenientes de países en ruinas, todas muriendo a fuego lento, todas o casi manipuladas por una red o por un proxeneta de poca monta o un gran traficante cuyo trabajo es proveer al cliente la mercancía que busca.

Las Sin Voz

«Hoy, en nombre de las que no tienen voz, de todas las mujeres silenciadas, quiero manifestar mi cólera! Que se creen? Que nuestro silencio es señal de aceptación! Pero mírense! Nos callamos debido a su juicio de valor, a su desprecio! Porque tenemos miedo o tenemos vergüenza! A pesar de todos los bonitos discursos, nos consideran como menos que nada, en una palabra, como "putas".

« En esas condiciones, qué pueden saber uds de nuestras lágrimas cuando el cliente se va? De nuestra desesperación, de nuestra sensación de abandono, de nuestra indignación frente a esos hombres que nos ensucian y roban hasta nuestra intimidad? Qué saben de nuestro desamparo, del miedo que nos invade en cada ocasión?

« Les gusta pensar que es una elección. Me reiría si todavía tuviera fuerzas para reírme. Para mí como para muchas mujeres que he conocido todo comenzó con las lindas palabras de un hombre. Era apuesto y me llenaba de regalos, a mi que nunca había recibido nada más que violencia de mi padre y violaciones de mi tío. Le creí.

«No tuve suerte, era proxeneta. Yo tenia 17 años, me había fugado de mi hogar. Me levantó haciendo autostop. Estos hombres son predadores, buscan a las más vulnerables y descubren a la "buena puta". Después solo nos queda evitar las violencias y perversiones de los clientes excitados por nuestra fragilidad.

« Entonces entré. Me llevó 22 años salir. Veintidós años de violencias sexuales llenas de alcohol para poder soportarlo, para no verlo, para no sentirlo. Cuando estamos adentro solo podemos decir: está bien! Lo hago por mi familia, por mis hijos! Si no, nos derrumbaríamos como un castillo de naipes. Durante un tiempo hasta defendí la prostitución y los burdeles!

UNA Vida Sin Vida

« Por que no hiciste nada para cambiar de vida, me dirán? Pero quien va a dar trabajo a una mujer sin pasado? No tengo más vida, si, una vida apagada, una vida sin vida. Ya no sé buscar, no sé venderme. Hay que venderse y yo solo sé vender mi cuerpo. Demostrar que puedo trabajar, pero como? para hacer que? Ya no sé.

« Me perdí en el camino, como si estuviera muerta sin darme cuenta. De tanto ausentarme de mí misma para resistir los ataques de todos esos hombres tengo la sensación de vivir en un burbuja fuera de mi cuerpo. Ya no siento nada. Como me gustaría volver a habitarme! Pero ya no me quiero, detesto la mujer en la que me he convertido. Los recuerdos me persiguen, sus manos me tocan, sus vientres uno más gordo que el otro, sus pieles arrugadas y sucias...

« Los clientes no pueden amar, solo pueden follar. Yo soy una mercancía que compran, como podría yo todavía ser mí misma?Clientes, los acuso! y acuso a la sociedad que no me ayudó a salir de esta empresa de demolición.

« ¿ Uds creen que mi historia es antigua? ¿Que hoy en día las mujeres son libres? No, yo las conozco y ellas me cuentan. Su historia no cambió en lo más mínimo. Cambia el decorado, se reemplaza la calle Saint-Denis por Internet, los burdeles por bares con chicas pero su vulnerabilidad es la misma.Y uds persisten en explotarlas.

« Cuando se sobrevive – muchas mueren y seguirán muriendo –, se está destruida para siempre. Hoy les pido que enfrenten la realidad por más penosa que sea. Uds hablan de riesgo sanitario, de clandestinidad, pero la clandestinidad está en la habitación, cuando la puerta se cierra y nos dejan a solas con el cliente. Lo que destruye nuestra salud no es el lugar donde se ejerce la prostitución, es la prostitución.

« Y finalmente miren a mis hermanas prostitutas como mujeres, no como « putas » ! Mujeres que solo una ley podrá proteger, desintoxicar de sus adicciones a la droga, el alcohol, los proxenetas. Quiero decirles que es posible. Yo creo, yo lo he logrado. »

Rosen Hicher (Ex-prostituta, miembro de Survivantes)

 Survivantes
La rama francesa de Survivantes, una red internacional de ex-prostitutas fue creada el 8 de junio de 2013 durante la asamblea general del movimiento "du Nid".

Fuente en español:
http://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/blog/rosen-hicher-carta-abierta-de-una-superviviente-a-los-343-cabrones





Rosen Hicher- La prostitución es una forma de violencia




Testimonios de prostitución

Entrevista con Rosen Hicher
Publicado en enero 6, 2015       

 “La prostitución es una forma de violencia”

Rosen Hicher se ha convertido en una figura en Francia. Después de haber ejercido la prostitución durante más de 20 años, y luego de una toma de conciencia progresiva y difícil, hoy milita abiertamente para que la prostitución sea considerada como una forma de violencia.



ROSEN-HICHER-Marche

Usted hizo recientemente una caminata de 800 kilómetros. ¿Por qué ese recorrido?
Comencé la caminata el 3 de septiembre en el último lugar donde me prostituí y desde allí recorrí todas las ciudades en las que me prostituí hasta llegar al primer lugar, al primer cliente porque es él quien nos convierte en una prostituta. Desde el momento en que se ha tenido un cliente, se es prostituta de por vida.

Durante los 22 años que viví en la prostitución, no entendía que estaba siendo violentada, viviendo en la violencia, porque cada cliente es una violación, le permitimos que nos viole. Llegó un momento en el que se me hizo insoportable que se nos dijera que como mujeres “ahí tienen esa forma de subsistencia, ese medio para vivir y para comer.”

La caminata fue también una forma abrir el debate, y para que otras mujeres se pongan de pie y tomen la palabra para decir la verdad. Yo quería que otras prostitutas nos contaran lo que vivieron porque siempre escuchamos las mismas voces, las mismas personas que nos dicen que la prostitución es buena… Y es que cuando se está adentro, no se es consciente de lo que se está viviendo.

¿Encontró otras voces solidarias?
Encontré voces de apoyo, otras prostitutas que vinieron a caminar conmigo. Es cierto que me ha sorprendido recibir tantas llamadas de mujeres diciendo “Sí, la prostitución es una forma de violencia, ¿pero cómo podemos hacer para salir de ahí?” La solución no consiste en darle derechos a las prostitutas, hay que encontrar maneras de ayudarlas a salir de la prostitución.

Si no le molesta, ¿podría contarnos cómo llegó a la prostitución?Llegué a la prostitución en marzo de 1988. Acababa de perder mi empleo, y buscando en los anuncios, encontré una propuesta de trabajo en un bar, a donde me presenté. Fue como reproducir algo que siempre había vivido, algo que no era en absoluto desconocido para mí. La primera prostituta que conocí me dijo: “Parece que hubieras hecho esto toda tu vida.” ¿Por qué daba yo esa impresión? Hasta entonces yo había trabajado en electrónica, estaba casada, ¡era madre de familia! Esa frase me dio vueltas todos los días durante 22 años. Así que me puse a escarbar en mi pasado y me di cuenta de que, en efecto, había estado en esa situación toda mi vida: fui abusada siendo muy joven, a los 16 años, por un amigo de mi padre; yo vivía con un padre alcohólico, así que había sido formateada desde muy temprana edad para ser prostituta. Cuando caí en la prostitución, no fue algo desconocido, puesto que la violación era algo ya vivido y considerado como un tratamiento natural y eso es grave porque el venderse no tiene nada de natural.

¿Cree usted que este es un recorrido frecuente?
Durante 22 años conocí a muchas prostitutas. Cuando empecé a contactar asociaciones me di cuenta de que conocían aún más mujeres, y lo que me contaban me recordaba lo que me habían contado otras compañeras sobre sus vidas: prácticamente todas habían sido víctimas de violaciones, abusos, violencia doméstica, violencia familiar, violencia y alcoholismo de los padres; estos testimonios conciernen a un 98% de las prostitutas.

¿En qué momento usted es consciente de que la prostitución es una violencia?
Siempre supe que era algo anormal, que prostituirse no era normal. Me hacía falta entender cómo había caído en la prostitución para lograr reconocer que se trataba realmente de una violencia y así buscar maneras para salir de ella. En ese entonces estaba viviendo con un hombre extremadamente violento, así que las dos situaciones a las que me enfrentaba eran violentas: violencia doméstica y prostitución.

En ese momento era mas fácil prostituirme que soportar la violencia doméstica que me infligía un hombre del cual me sentía apasionadamente enamorada y entonces me dije “Voy a tener que dejar a alguno de los dos” y me separé de mi marido, cosa que me liberó la mente. Eso fue en 1998, tras 11 años de prostitución. Y luego, poco a poco me di cuenta de que aun estaba viviendo en la violencia, pero tuve que entender que esa violencia cotidiana era la prostitución y tenía que suprimirla. Ya había eliminado una, me faltaba la otra.

¿Y cuánto tiempo le tomó lograrlo?
10 años. Fue toda una carrera de obstáculos, ya que no sólo tuve que entender por qué caí ahí, qué me había llevado a esto, sino que también tuve que cuestionarme cómo iba a vivir sin la prostitución, sin el dinero de la prostitución.

El dinero se vuelve una droga, es la única cosa que hace que uno continúe en esto. Me tomó unos 6 ó 7 años entender las razones de mi caída en la prostitución y el resto del tiempo lo dediqué a buscar cómo iba a salir de allí. Esto ocurrió de un momento a otro. Para mí fue como una cura, una toma de conciencia de la violencia que vivía en mi cuerpo, que había experimentado en mi vida como mujer, vivido en mi carne… Porque no es fácil, y en un momento fue como una pequeña luz que se encendió allí y dije “¡No más!” y esto fue definitivo.

¿Tenía usted la impresión, estando en la prostitución, de que esas relaciones eran consentidas?
Cuando yo estaba en la prostitución, sí, yo consentía, para mí era parte de mi libertad, de mis derechos como mujer que podía disponer de mi cuerpo, eso no era asunto de nadie, así que no entendía por qué querían prohibírnoslo.

Ya afuera, nos damos cuenta de que en realidad necesitamos protección. Necesitamos que se nos informe y se nos proteja, ya que tenemos que lograr entender que se trata de un grave abuso, son violaciones. Una vez afuera se produce lo que yo llamo una revelación.

¿En qué sentido se sentía libre?

Era mi cuerpo, y con mi cuerpo yo estaba haciendo lo que quería. Pero una cosa es cierta: si yo estaba haciendo lo que quería con mi cuerpo, los hombres que venían a comprarme no tenían por qué hacer lo que quisieran con mi cuerpo. Así que puede ser una libertad para una mujer, pero los hombres no deberían tener la libertad de comprar el cuerpo de una mujer.

¿Cree que es posible salir de la prostitución?

Yo lo logré, luego es posible. Es un proceso largo, hay que empoderar a las mujeres para que lo logren. Esto significa mucho para muchas mujeres. Tienen que ser capaces de tomar conciencia de que cuando entraron en la prostitución habían sido víctimas de la violencia, así que hay que curar estas primeras violencias para sanar las otras, para sanar los actos de violencia que es el ejercicio de la prostitución en contra de las mujeres.

¿Qué puede hacer el Estado?

El Estado puede hacer mucho, empezando por prohibir la compra: una mujer no está en venta, un cuerpo no se puede comprar; hay que poner en obra un arsenal de recursos, de capacitación, de apoyo y ayuda. Es esencial que los profesionales sean conscientes de que una mujer prostituta es víctima en todos los sentidos de la palabra “violencia”, por lo que primero deben tomarse un tiempo para descansar, necesitan un período, yo pienso que hay que aislarse un tiempo. Y luego proporcionarles a estas mujeres medios y avanzar de una manera diferente en sus vidas porque la salida de la prostitución genera mucho miedo.

¿Usted recibió apoyo de asociaciones?

Me informé en muchas asociaciones, y después hice un gran trabajo personal, para entender mis razones y para reflexionar sobre cómo iba a salir y para saber cómo iba a sobrevivir luego. Y entonces todo ocurrió relativamente rápido, de un día para otro.

Ahora vamos a leerle algunas frases que de una feminista colombiana, Mar Candela. Ella afirma: “La prostitución es un trabajo tan digno como cualquier otro”. ¿Qué opina usted?

En primer lugar, no es un trabajo. En la prostitución no hay ninguna dignidad, nadie nos respeta, todas ocultamos nuestra prostitución, por eso no es digno, nunca será un trabajo.

También afirma que “La prostitución es el ejercicio de nuestra sexualidad.”
¿El ejercicio de nuestra sexualidad? ¿Querrá Ud. decir la de los hombres? La prostituta no tiene sexualidad, ¡la prostituta se aguanta! Ella acepta sólo porque hay dinero, de lo contrario no lo haría.

Dice Mar Candela que no existe una relación entre el tráfico de personas y la prostitución.
Hay una gran cantidad de tráfico de personas. Por eso yo digo a menudo: si se están importando mujeres de países extranjeros, es porque hay demanda. Y si hay demanda, es porque todavía se autoriza la prostitución. El día en que no haya más demanda no habrá más venta ni importación de mujeres. Un cliente quiere una mujer blanca hoy, mañana una mujer negra, después una asiática… y para renovar la mercancía se tiene que ir lejos a encontrar a otras mujeres. Y estas mujeres que son forzadas a menudo a venir bajo promesas como: “Vas a convertirte en una modelo, vas a tener trabajo como camarera, etc.” y luego se convierten en prostitutas.

Ella también dice que “Las putas hoy deciden”.
Debo decir una cosa : la prostitución, hoy, es igual que ayer. Estamos aquí para satisfacer los deseos sexuales de nuestros machos. Cuando un cliente viene con un billete de 100 € y nos pide sodomía, sexo oral, o golpearnos, aceptamos, pero no deseamos. Nunca se elige a un cliente, los clientes nos eligen. Yo nunca elegí a mis clientes, el cliente siempre me elegía, siempre es él quien decide y es él quien pide. No se puede decir “No”, porque si se dice no, no hay dinero. Si le dijéramos “no” a uno, le diríamos “no” a todos. Porque, de hecho, el día que empezamos decir “no” a un cliente es que hemos empezado a darnos cuenta de que lo que él pide no es normal… ¡y todos los clientes nos piden cosas anormales! Yo pasé por ese proceso, empecé a decir “no” a algunos, me tomó 2 ó 3 años, pero tres años después de haber empezado a decir “no” a algunos, empecé a decirle “no” a todos. Es el proceso de toma de conciencia de la dominación en la que se vive, y es el comienzo de la curación.

En Europa, el 90% de las mujeres que ejercen la prostitución son inmigrantes, ¿sabe algo acerca de estas mujeres?

Yo empecé a prostituirme en 1988. En ese entonces había 80% de francesas y 20% de migrantes. Cuando dejé la prostitución, en 2009, había 90% de inmigrantes y 10% de francesas. Se están importando muchas mujeres de Nigeria a Francia. Mujeres que nunca tuvieron identidad, niñas que nacieron sin identidad.

Hay una gran cantidad de mujeres jóvenes de Europa del Este que se mantienen en la prostitución porque han secuestrado a sus hijos o porque han amenazado a sus familias, porque les quitan sus papeles y a menudo tienen papeles falsos, esto ocurre en Francia y en todo el mundo. Y aun así, se condena a la prostituta en lugar de ayudarla. En mi país, se dice que es una víctima, pero es una víctima a la que se le condena.

Fuente:
https://groupeaquelarre.wordpress.com/2015/01/06/entrevista-con-rosen-hicher/