Testimonio de Prostitución
Releo y sigue impresionándome como el supuesto
consentimiento de un niño disimula la autoculpabilización con la que carga
quien fuera víctima, la que a su vez disculpa
al agresor sexual: Kitty, cuando era un
niño de seis años sufrió abuso sexual. “Yo lo
hacía voluntariamente
“Tenemos relaciones
incluso desde los 10 años”.
Un niño/a no tiene “relaciones”, es abusado, abusada.
Lo perverso es que estos son los argumentos que los puteros,
los abusadores de niñas y niños, y la sociedad misma, utilizan para dañar
impunemente la integridad de la niñez.
Las palabras sobran
Alberto B Ilieff
Kitty dejó el trabajo
sexual para salvarse
Tiene 50 años y vela por su futuro. El promedio de vida de
las mujeres trans es de 35 años.
27/08/2017
Kitty Flores revisa
los resultados del estudio de Manodiversa, en torno a la situación de los
adultos mayores del colectivo TLGB .
A los 50 años, Kitty Flores, que es trans. Trabaja como
decoradora y realiza manualidades relacionadas a la cotillonería. Pero, cuando
era joven fue trabajadora sexual.
Dejó esa actividad para “seguir viviendo”. Hace más de una
década reflexionó sobre la calidad de vida que quería tener.
“Hay que buscar un objetivo. No todo es belleza,
prostitución y droga. Hay que tener una meta”.
Kitty, como se hace llamar desde que decidió dejar su
indumentaria varonil para vestir como mujer, es una de las líderes de la Unión
de Travestis de Santa Cruz y está consciente de que en el colectivo de Trans
Lesbianas Gais y Bisexuales (TLGB), las travestis son el rostro más visible y
también vulnerable.
Las estadísticas dicen que el promedio de vida de las
personas trans no supera los 35 años, según la directora Ejecutiva Mesa de
trabajo Nacional (MTN), Rayza Torriani.
En la actualidad, en Cochabamba hay tres personas, de entre
29 años y 32, de esta población internadas en el hospital.
Kitty, que ya piensa en cuando sea adulta mayor y busca
seguridad para su vejez, recuerda que su población vive una lucha constante.
“La lucha es constante contra el maltrato policial hacia la
mayoría de las trabajadoras sexuales, así como el maltrato médico, porque antes
nos llevaban a hacer revisiones obligadas (...) Desde ese tiempo luchamos
juntas”.
La unión de las trans se da, en la actualidad, también para
las despedidas, cuando alguna de ellas fallece.
“Juntamos dinero para darle un entierro digno. La mayoría
muere asesinada o por enfermedades, aparte del VIH”.
Kitty, cuando era un niño de seis años sufrió abuso sexual.
“Yo lo hacía voluntariamente. Pero, me di cuenta que era marica (gay) a los 11
y me hice travesti a los 19 años”.
Luego de trabajar por un tiempo en una repostería se sintió
presionada y dejó el puesto.
Cuando necesitó dinero, encontró una salida en el trabajo
sexual.
“Me dediqué un tiempo”.
Pero, se dio cuenta de que no era una garantía para su
futuro.
“Fui bella y hermosa. Pero, ya pasó. Tengo 50 años, sigo
siendo simpática, pero ya no soy la misma de cuando tenía 20. Hay que pensar en
el futuro”.
Rayza manifiesta que el 90 por ciento de las mujeres trans
no llega a los 70 años.
“Esto se debe al poco acceso a la salud, al trabajo, a la
buena alimentación. El trabajo sexual, el alcohol, el entorno, nos llevan a una
situación de vulnerabilidad, hacia enfermedades que no son tratables”.
Kitty coincide con esas afirmaciones. “Nosotras tenemos la
vida avanzada. Tenemos relaciones incluso desde los 10 años”.
INFECTOLOGÍA
Este tipo de situaciones marcaron la vida de Indira (nombre
cambiado). A ella, travesti de 32 años, le diagnosticaron VIH y hace poco fue
internada en el área de Infectología del hospital Viedma en la ciudad de
Cochabamba.
Indira, además, perdió la vista y recuperarla demanda una
cantidad de dinero que no tiene.
Sentada en la silla de la habitación, vistiendo una bata,
medias y sandalias, agachada y con la aguja del suero en un brazo, le da la
espalda al sol que entra por una ventana.
Solo quiere recuperarse y no volver a la vida que tuvo como
trabajadora sexual.
“Ya no tengo ni amigas. La amistad es por interés y
momentánea. Cuando ganaba dinero tenía un montón de amigas para chupar (beber),
para la joda de la vida. Ahora ya no hay nada de eso”.
Sostiene que quisiera tener otra ocupación. Se siente
rechazada.
“Ya no veo ni a mi familia. Vino mi hermano, me miró y ni
siquiera me dijo ‘toma 10 pesos para tu pañal’. No tengo a nadie”.
La edad
“Tengo 50 años, sigo siendo simpática, pero ya no soy la
misma que cuando tenía 20”
Kitty Flores
Fuente:
http://www.opinion.com.bo/opinion/informe_especial/2017/0827/suplementos.php?id=12327
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