domingo, 3 de septiembre de 2017

Kitty dejó el trabajo sexual para salvarse

Testimonio de Prostitución



Releo y sigue impresionándome como el supuesto consentimiento de un niño disimula la autoculpabilización con la que carga quien fuera víctima, la  que a su vez disculpa al agresor sexual: Kitty, cuando era un niño de seis años sufrió abuso sexual. “Yo lo hacía voluntariamente
Tenemos relaciones incluso desde los 10 años”.

Un niño/a no tiene “relaciones”, es abusado, abusada.

Lo perverso es que estos son los argumentos que los puteros, los abusadores de niñas y niños, y la sociedad misma, utilizan para dañar impunemente la integridad de la niñez.
Las palabras  sobran
Alberto B Ilieff




Kitty dejó el trabajo sexual para salvarse

Tiene 50 años y vela por su futuro. El promedio de vida de las mujeres trans es de 35 años.     
27/08/2017



 Kitty Flores revisa los resultados del estudio de Manodiversa, en torno a la situación de los adultos mayores del colectivo TLGB .


A los 50 años, Kitty Flores, que es trans. Trabaja como decoradora y realiza manualidades relacionadas a la cotillonería. Pero, cuando era joven fue trabajadora sexual.

Dejó esa actividad para “seguir viviendo”. Hace más de una década reflexionó sobre la calidad de vida que quería tener.

“Hay que buscar un objetivo. No todo es belleza, prostitución y droga. Hay que tener una meta”.

Kitty, como se hace llamar desde que decidió dejar su indumentaria varonil para vestir como mujer, es una de las líderes de la Unión de Travestis de Santa Cruz y está consciente de que en el colectivo de Trans Lesbianas Gais y Bisexuales (TLGB), las travestis son el rostro más visible y también vulnerable.

Las estadísticas dicen que el promedio de vida de las personas trans no supera los 35 años, según la directora Ejecutiva Mesa de trabajo Nacional (MTN), Rayza Torriani.

En la actualidad, en Cochabamba hay tres personas, de entre 29 años y 32, de esta población internadas en el hospital.

Kitty, que ya piensa en cuando sea adulta mayor y busca seguridad para su vejez, recuerda que su población vive una lucha constante.

“La lucha es constante contra el maltrato policial hacia la mayoría de las trabajadoras sexuales, así como el maltrato médico, porque antes nos llevaban a hacer revisiones obligadas (...) Desde ese tiempo luchamos juntas”.

La unión de las trans se da, en la actualidad, también para las despedidas, cuando alguna de ellas fallece.

“Juntamos dinero para darle un entierro digno. La mayoría muere asesinada o por enfermedades, aparte del VIH”.

Kitty, cuando era un niño de seis años sufrió abuso sexual. “Yo lo hacía voluntariamente. Pero, me di cuenta que era marica (gay) a los 11 y me hice travesti a los 19 años”.

Luego de trabajar por un tiempo en una repostería se sintió presionada y dejó el puesto.

Cuando necesitó dinero, encontró una salida en el trabajo sexual.

“Me dediqué un tiempo”.

Pero, se dio cuenta de que no era una garantía para su futuro.

“Fui bella y hermosa. Pero, ya pasó. Tengo 50 años, sigo siendo simpática, pero ya no soy la misma de cuando tenía 20. Hay que pensar en el futuro”.

Rayza manifiesta que el 90 por ciento de las mujeres trans no llega a los 70 años.

“Esto se debe al poco acceso a la salud, al trabajo, a la buena alimentación. El trabajo sexual, el alcohol, el entorno, nos llevan a una situación de vulnerabilidad, hacia enfermedades que no son tratables”.

Kitty coincide con esas afirmaciones. “Nosotras tenemos la vida avanzada. Tenemos relaciones incluso desde los 10 años”.

INFECTOLOGÍA

Este tipo de situaciones marcaron la vida de Indira (nombre cambiado). A ella, travesti de 32 años, le diagnosticaron VIH y hace poco fue internada en el área de Infectología del hospital Viedma en la ciudad de Cochabamba.

Indira, además, perdió la vista y recuperarla demanda una cantidad de dinero que no tiene.

Sentada en la silla de la habitación, vistiendo una bata, medias y sandalias, agachada y con la aguja del suero en un brazo, le da la espalda al sol que entra por una ventana.

Solo quiere recuperarse y no volver a la vida que tuvo como trabajadora sexual.

“Ya no tengo ni amigas. La amistad es por interés y momentánea. Cuando ganaba dinero tenía un montón de amigas para chupar (beber), para la joda de la vida. Ahora ya no hay nada de eso”.

Sostiene que quisiera tener otra ocupación. Se siente rechazada.

“Ya no veo ni a mi familia. Vino mi hermano, me miró y ni siquiera me dijo ‘toma 10 pesos para tu pañal’. No tengo a nadie”.


La edad

“Tengo 50 años, sigo siendo simpática, pero ya no soy la misma que cuando tenía 20”

Kitty Flores

Fuente:
http://www.opinion.com.bo/opinion/informe_especial/2017/0827/suplementos.php?id=12327



Nota: la fotografía aparece en la publicación original





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