lunes, 24 de marzo de 2014

AMADH

Amadh

En este blog no puede faltar una referencia expresa a una organización fundante en el activismo abolicionista argentino como es la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos.
Constituida por mujeres en situación de prostitución, o que lo han estado, y que han sido capaces de atravesar los modelos que la sociedad machista les ha impuesto y sepultar la idea de que la prostitución es un destino del que no se puede escapar.
Han tenido el mérito de cuestionarse a sí mismas, de preguntarse realmente qué tipo de vida quieren y cuáles relaciones con los hombres y mujeres que integran el mundo social. Hubiera sido muchísimo más fácil y seguramente habrían recibido enormes aportes económicos, si se hubieran dejado deslizar por la pendiente de lo socialmente esperado, de la aceptación de su condición de mujeres-cuerpos de alquiler sin contradecir, sin cuestionar al privilegio patriarcal del que los hombres gozan ni el modelo que obliga a quienes han nacido con sus derechos secuestrados a someterse a los designios de los que sí han podido elegir.



Otras organizaciones reciben mucho dinero para promover la prostitución, para difundir la idea de que el proxenetismo es parte de una “industria” floreciente, que las personas que ejercen la prostitución lo hacen por su voluntad y que la trata de personas existe en algún lugar remoto, casi extramundano, muy lejos de los prostíbulos conocidos. Organizaciones que en su silencio respecto del abuso sexual comercial infantil (“prostitución infantil”) pornografía infantil, trata de personas, delatan su origen e intereses. Mientras estas promueven la prostitución, Ammadh se define, como corresponde, en la acción creando la posibilidad de estudios primarios para aquellas que no saben leer ni escribir (Centro Educativo para Adultos Nº58 de nivel primario con título oficial que funciona en su sede en el barrio de Once), abren  el camino para el aprendizaje de un oficio (Convenio con el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y la UOCRA). La dignidad no se declara, se ejerce.

Tal como las mujeres que la integran lo manifiestan, es una organización que:
lucha por los derechos de las mujeres en situación de prostitución y/o explotación sexual como una de las formas de violencia de género. “
Estos objetivos ya implican una clara declaración de principios al considerar a la prostitución como una de las formas de la violencia de género. De este modo quitan el tema de la órbita de lo personal, de lo individual para enmarcarlo dentro de las problemáticas sociales y dentro de las prácticas patriarcales.



Volvamos a sus voces:
“Son nuestros objetivos trabajar para prevenir la prostitución y/o explotación sexual de mujeres, niñas y niños. Consideramos que la prostitución no es un trabajo, sino una situación de las que las mujeres podremos salir con organización y luchando por otro modelo de sociedad, sin ningún tipo de opresión o explotación.” 

En concordancia con el objetivo  que su nombre expresa: por los Derechos Humanos,  rechazan todo intento de considerar a la prostitución como un “trabajo”, por el contrario, la consideran “ una situación de las que las mujeres podremos salir…”, de este modo se inscriben en la línea abolicionista que tiene una de sus raíces en el Convenio de Naciones Unidas del año 1.949 para la Represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena, el que en su Preámbulo dice:

“Considerando que la prostitución y el mal que la acompaña, la trata de personas para fines de prostitución, son incompatibles con la dignidad y el valor de la persona humana y ponen en peligro el bienestar del individuo, de la familia y de la comunidad.”

Para ellas la organización y lucha tiene este objetivo y el medio es la obtención de “políticas públicas integrales de inclusión social que garanticen trabajo, educación, salud y vivienda digna que permitan la transformación social y cultural, desnaturalizando la discriminación y las desigualdades que constituyen la prostitución.”


La organización surgió en 1995  cuando un grupo de mujeres en situación de prostitución se organizaron en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) para hacer frente a la violencia policial por la aplicación de los códigos contravencionales que perseguían y reprimían a las personas en situación de prostitución.
A la par que la nueva agrupación se consolidaba comenzaron las presiones tanto desde el interior como desde el exterior para que aceptaran autodenominarse “trabajadoras”, las presiones venían acompañadas de “programas” o “proyectos” con un importante aporte económico. Es así como dos proyectos de vida y de la valoración de la propia persona colisionaron, uno que bajo un barniz brillante estabilizaba conservadoramente la situación de las mujeres tal como la tradición y el patriarcado las querían (la prostitución como trabajo), el otro netamente instituyente hacía ruptura con este pasado, con este modo de ver y entender a las mujeres y a las relaciones entre las personas (abolicionismo).






“En el año 2003, luego de profundos debates sobre la validez de la figura de “trabajadoras sexuales” y su sindicalización, decidimos desvincularnos de la CTA. Nos constituimos jurídicamente como la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos (AMADH), manteniendo también la sigla que construyéramos con nuestro trabajo: AMMAR Capital.” 

“Nuestra lucha cotidiana apunta a ser reconocidas como ciudadanas plenas de derechos y a prevenir la situación de vulnerabilidad y exclusión social que nos arroja a miles de mujeres, niños y niñas a la prostitución y/o explotación sexual.
Después de 16 años de luchas, debates y procesos políticos y colectivos, podemos afirmar hoy que la prostitución no es equivalente a la oferta de cualquier otro servicio, de eso podemos dar fe. No queremos seguir aceptando en el futuro lo que nos impusieron, ya sea desde la cultura patriarcal o el sistema prostituyente. Nuestra lucha es colectiva, y busca que juntas podamos quitarnos las culpas para avanzar todas y todos por igual, peleando por nuestros derechos como mujeres a una educación, a un trabajo, a la salud y a una vivienda, dignas.”

“Desde el comienzo de nuestra lucha como organización de mujeres, uno de nuestros objetivos principales ha sido, y sigue siendo, dar a conocer a la sociedad que la prostitución y la explotación sexual es una problemática social que muestra en toda su crudeza la desigualdad de oportunidades y la falta de adecuadas políticas públicas para encarar la pobreza y la falta de equidad. En este sentido, nos encontramos con un primer desafío para la transformación social: pensar a la prostitución y a la explotación sexual como una problemática social.”

Los textos fueron obtenidos de:
http://www.amadh.org/




El 21 de marzo de 2014 salió publicada una nota que Mimí, integrante de Amadh, dio a La Retaguardia de la que extraigo algunos puntos:

“En los últimos años se profundizó el debate acerca de la prostitución. Para algunos es un trabajo como cualquier otro, para otros debería ser abolida. Mimí explica su posición: "consideramos que estar en situación prostitución no es un trabajo, sino una situación de vulnerabilidad por la falta de políticas públicas y empleo genuino. Es por eso que, últimamente, estamos pidiéndole al Ministerio de Trabajo políticas públicas para este sector y hemos firmado un convenio donde el año pasado se capacitaron veinte chicas de electricistas y ya están trabajando" en ese oficio, según detalló. "Nosotras pensamos que es bueno, porque se sigue con la independencia, ya que nosotras no tenemos cultura de trabajo", dice y levanta la apuesta: "pedimos trabajo digno y genuino principalmente. Donde poder sentirnos fortalecidas por estar capacitadas y saber algo, porque la prostitución cierra muchas puertas. Si nos dan oportunidades de capacitación y educación se puede salir de la situación de prostitución. Por eso hacemos hincapié en el trabajo de la prevención de la prostitución. Tenemos un taller de adolescentes, que si bien a veces no podemos captar a las madres en situación de prostitución, captamos a las hijas para no repetir la historia. Hay taller de fotografía y va a empezar uno de radio". Ese taller de radio al que hace referencia las trajo a Radio La Retaguardia.

Es importante el lugar que le dan a la prevención de la salud: "también trabajamos en la prevención de enfermedades de transmisión sexual y la salud de la mujer. Tenemos promotoras que hacen concientización del cuidado de la salud de las compañeras. Por ejemplo, les dicen a qué médico referente, al que ya hemos sensibilizado, asistir sin turno". El mismo interés lo colocan en la educación de las chicas: "también tenemos un aula de primaria. Cuando empezamos a repartir folletos nos encontramos con muchas compañeras que los arrugaban, los tiraban y no sabíamos por qué. Nos dimos cuenta de que no sabían leer ni escribir". Para esto se hizo un convenio con el Ministerio de Educación: "en nuestra oficina funciona un aula satélite para terminar el primario. Vamos por el secundario también, pero lleva tiempo".

Acerca de cómo continuar con el debate en torno al tema Sifón opinó que: "todos estamos involucrados en la prostitución. La sociedad la acepta y la naturaliza. Y después estigmatiza a las personas; esto es un mandato del patriarcado. Entonces, los clientes alientan la esclavitud de la prostitución, pensando que a las mujeres nos gusta. Porque en la prostitución se obedece, los proxenetas enseñan a obedecer". Es el momento en el que su tono se vuelve más duro e intransigente.”

http://www.argenpress.info/2014/03/mimi-de-amadh-en-la-prostitucion-se.html















En diciembre del 2.011 Amadh sacó el primer número de su revista “Con voz propia” de la que a continuación copio su Editorial:



¿Prostitución o prostituidas?
Por Graciela

Decidí sacarme las culpas que se habían apoderado de mí como resultado de mis largos años de estar en prostitución o, podría decir, siendo prostituida.

Sacarse las culpas no es tarea fácil, pero más difícil aún es sacarte el estigma que esta sociedad construye sobre nosotras, que el mismo sistema naturaliza y, en el proceso, define qué es lo que está bien o qué es lo que está mal.

Siento un gran avance al estar escribiendo esta nota para nuestra primera revista. No lo hubiera hecho hace unos años cuando esa misma culpa y estigmatización acorralaban mi palabra impidiéndole salir. La gradual toma de conciencia fue levantando mi voz y dejando a un lado el lamento de aquella parte de mi vida sobre la que hoy puedo escribir. Es una forma de romper con esa naturalización y que nuestras voces se escuchen.

Contra toda creencia, no todas la mujeres que estamos en prostitución la elegimos. Sí elegimos hoy buscar cambios, sorteando obstáculos en el camino hacia la libertad.

La prostitución es, sin duda, una problemática muy compleja. No todo es blanco o negro. No tiene nivel social. Ser prostituida en un hotel de cinco estrellas, en un privado, parada en el duro frío o intenso calor de la calle; cualquiera sea el lugar, somos objeto de poder y abuso. En muchos casos, este sometimiento parte de tu mismo entorno familiar, pareja, novio, amante. Vas dejando naturalizar la violencia por el solo hecho de garantizar el sustento de cada día.

La prostitución no es equivalente a la oferta de cualquier otro servicio. De eso puedo da fe. No queremos seguir aceptando en el futuro lo que nos impusieron, ya sea desde la cultura patriarcal o el sistema prostituyente. Mi lucha es colectiva, y busca que juntas  podamos quitarnos las culpas para avanzar todas y todos por igual, peleando por los derechos a una educación, a un trabajo, a una vivienda dignas.

Que nadie tenga que revolver la basura para poder comer, y que ninguna mujer tenga que ser prostituida para poder sobrevivir.













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