Se
pueden observar otros lugares repartidos por el Centro y el Bajo,
especialmente por Paseo
Colón, que estarían ocupados con mayor probabilidad por la prostitución de
origen francés
y algunos sitios de la “meretricia calle del Temple” como la denominó Borges en su
Historia del
tango, para los años en que aún no se había convertido en Viamonte. 76
Otros
núcleos más alejados de las áreas centrales, fueron los centros de Flores y
en menor medida
Belgrano, pero especialmente ase concentraba en los barrios del sur, que
habrían sido
aquellos en donde se diseminó parcialmente la prostitución local.
|
En
aquellos parajes pobres y prostibularios de La Boca y de Barracas, Manuel
Gálvez ubicó
el drama de los personajes de aquella que sería su novela más famosa, Historia de Arrabal: "Mejor vestida, con
habilidades que antes no sospechara para arreglarse y gustar a los hombres, Rosalinda
conoció, en el sur de la ciudad, por medio de otras muchachas, varios disimulados lugares
de mal vivir”.77
|
Pero
no todos los lugares de mal vivir eran tan disimulados. Más aún, el autor
describió vividamente
un prostíbulo de comienzos de la década de 1920, cuya curiosa tipología hace
pensar que las formas de estas construcciones –precarias o no- cumplían con funciones
para una sociabilidad más compleja que los burdeles de la zona norte de la ciudad:
A la protagonista le llama la atención el movimiento de personas: “(…) Eran las gentes que salían de un lugar próximo,
frecuentado por marineros e individuos maleantes, mezcla de cinematógrafo y
prostíbulo, llamado el Farol Rojo porque ostentaba al frente un inmenso fanal de
luz bermeja”.78
|
Unas
páginas después, ampliará aquella descripción preliminar, confirmando que se trataba
de un lugar bien conocido en la zona, de cuya existencia real no quedaban dudas:“(...)
A pocos pasos, el
fanal sangriento de El Farol Rojo derramaba su luz trágica sobre las calles y las vecinas casas
(...) Entraron en aquel lugar, que Rosalinda no conocía. Era una mezcla de bar, salón
cinematográfico y lenocinio. Un largo patio de tierra, un techo de cinc y cuartos
cuadrando el patio. 79 Algunos años después -en 1929- un
poema de Enrique Cadícamo, que quizás fue la letra de un tango del que se
desconoce la
música, regresó al lugar y dio algunas presiones. Se llamaba (como si no) El farol colorado:
|
“Hubo hace muchos años,
en la Isla Maciel,
un turbio atracadero de la gente nochera,
ahí, bajaba del bote la runfla
calavera,
a colocar su línea y tirar su espinel.
|
Se llamaba ese puerto El Farol
Colorado,
Y en su atmósfera insana, en su lodo y
su intriga,
Floreció la taquera de la lata en la
liga,
de camisa de seda y de seno tatuado.
……………………………………………
La pianola picaba los rollos de los
tangos.
El cine picaresco iba horneando el
ambiente
Y del patio llegaba una copla
indecente”.80
|
Según
Albert Londres, La Boca era también el reino de los polacos, es decir de la
mafia de
Migdal. Su relato sucede sólo en cinco años al de Gálvez y es casi
contemporáneo al poema
de Cadícamo, lo que hace pensar más en un tenso deslinde de jurisdicciones
que en
una convivencia pacífica entre bandas. No obstante, allí también aparecen los prostíbulos
organizados, que “(…) son las
casitas de La Boca. Son insospechables. Las
salas de recepción son simples patios,
solamente iluminados por un farol. Este patio no me despierta otro recuerdo que el del
corredor secreto de un fumadero de haschish en El Cairo. / Ni una palabra, ni un gesto.
Los hombres, en lugar de estar encuclillados están parados, las espaldas apoyadas contra
la pared. Humildes, pacientes, resignados, como pobres que esperan en invierno en la
puerta de la oficina de beneficencia”.81
|
El
disimulo y el bajo perfil sostuvo también aquí, como un valor inalienable, a
la actividad
prostibularia. Pero no obstante, es posible que el relato que mejor haya condensado
la complicada trama de valores culturales, intereses económicos y órdenes sociales
que se daban cita en los burdeles, sea el presupuesto necesario para instalar
un prostíbulo,
que el Astrólogo pone a consideración del resto grupo, en Los siete locos:
|
“10 juegos de dormitorio,
usados…..……….… $ 2000
Alquiler de la casa mensual………………….…” 400
Depósito, tres meses………………………..…...” 1200
Instalación, cocina, baños y
bar………………..” 2000
Coima mensual al comisario…………………...” 300
Coima al jefe político para la
concesión.............” 2000
Impuesto municipal
mensual………..….........….” 50
Piano eléctrico……………………………...….” 1500
Gerenta…………………………………………” 150
Cocinero………………………………………...” 150
TOTAL……………………….…….……….….” 9900”.82
|
El
texto, escrito en 1929, puede tomarse, además como el cierre de este último
ciclo, al menos
en el sentido que refiere a un cambio de mentalidad. A comienzos de la década
de 1930,
el prostíbulo deja de ser el gran problema de discusión para las autoridades
que fue en
las dos décadas precedentes. La ironía y el tono satírico que se permite Arlt
revelan que
las problemáticas que aquí se banalizan está dejando lugar a otras, acaso
tanto o más serias
y determinantes.
|
Luego
del Reglamento de 1917, se dictaron varios decretos, resoluciones y
ordenanzas de distinto
calibre sobre la prostitución en 1919, 1924, 1925, 1927, 1932 y 1934 pero ninguno
de ellos implicó un cambio de rumbo sustancial en cuanto a los hechos reconstruidos
en los años anteriores. El proceso abolicionista que había comenzado justamente
en aquel año de 1919, tuvo éxito recién en 1936, con la ley Nacional Profilaxis.
En la Capital Federal y en todo el resto del país la prostitución pasó a ser
un delito.
83
Las
primeras dos secciones expuestas tuvieron objetivos muy concretos. En “La prostitución
como objeto de estudio en la historia social”, se tuvo que dar un paso tan arriesgado
como ineludible, tanto y en cuanto buscó establecer un estado de la cuestión para
un tema, con presupuestos teóricos disciplinarmente traducidos. No obstante
la revista,
aunque somera, de la historia social de la prostitución, entiendo fue el
único corpus crítico al que
podía acceder para dar dimensión historiográfica y cierta apoyatura teórica
a un objeto de estudio sin demasiados antecedentes y que, básicamente,
carecía de ella
en relación a sus aspectos físicos y urbanos.
|
La
segunda parte, “Espacios privados, cuerpos públicos” que a los ojos de
algunos puede resultar
innecesaria, realmente lo fue para mi. Me refiero a la necesidad estricta de sistematizar
algo del conocimiento –disperso y poco accesible- que se tiene de la arquitectura
y los lugares prostibularios en general dentro de los recorridos clásicos de nuestra
cultura occidental. Se trató de “un largo aliento” que puede tener puntos
azarosos pero
no arbitrarios. Debo admitir que la reunión de ese material llevó más tiempo
de lo esperado
y que los resultados no fueron los imaginados. Aun así quise exponerlo a la consideración
pública.
|
En
cuanto a la tercera parte quiero detenerme bastante más. Si bien en esta
etapa de la investigación
me resulta un poco temerario arriesgar conclusiones de cierto espesor conceptual,
supongo que el trabajo ha sido útil para identificar algunos nudos problemáticos.
Creo que los más significativos son:
|
1.
El uso de fuentes
para una historia de la prostitución desde la perspectiva de la historia urbana o,
dicho de otro modo, la posibilidad metodológica de construir una historia
de los burdeles y no de las prostitutas. La primera sección de este trabajo
intentó mostrar
algo de un universo, que fue recorrido muchas veces por otros autores bajo
las lógicas
impuestas por los objetos de estudio que desarrolla la historia social, por
no
mencionar
a la problemática de género o a la antropología urbana, cuyas epistemologías escapan enteramente a mis posibilidades interpretativas.
|
Un
ejemplo claro son los textos de la abundante cantidad de reglamentaciones consultadas,
que casi siempre fueron citados según artículos considerados no relevantes o complementarios
por los historiadores sociales.
No obstante, falta trabajo y existe plena conciencia
de la ausencia que implica una importante cantidad de autores que aún no han sido
revisados y de muchas fuentes significativas que aún no fueron consultadas.
|
2.
La relación entre la
implantación y el lenguaje arquitectónico de los prostíbulos y la imagen de la ciudad, que
en rigor fue uno de los ejes de debate más transitados en la legislación
correspondiente. En primer lugar, debe anotarse la necesidad histórica de asimilar
a los burdeles con un entorno urbano “respetable”, unida a los continuos esfuerzos
por mantener a las casas de tolerancia alejadas, no sólo de otras actividades
cotidianas
como la educación y el culto y otras diversiones más “sanas” como el cine y
el teatro,
sino también de alejarlos de los espacios públicos importantes o su cercanía,
como lo
fueron plazas, mercados y avenidas principales. Es posible que esta relación
constituya una
nueva vía de análisis sobre el pensamiento (y las lógicas y las
representaciones) de algunos
sectores de la sociedad de Buenos Aires sobre si misma.
|
En
segundo término, un desprendimiento de estas cuestiones es la manifestación
explícita de
que un prostíbulo, además de generarse por la adaptación de cualquier
construcción existente
–desde el reglamento de 1875 hasta el “presupuesto” de Roberto Arlt- pudo haber
sido construido ex profeso para
ese fin. Así lo indican las normas sobre implantación,
cantidad de cuartos, pisos, fachadas e instalaciones sobre las que abundaron las
reglamentaciones. Este tema, esbozado apenas, espero constituya el núcleo
central de la
fase siguiente de la investigación.
|
3.
La necesidad de
estructurar la narración a través de ciclos, no por la
periodización impuesta
por el método histórico en general, sino por la posibilidad comprensiva que ofrece
una lectura por fases o etapas. Se puede afirmar que, más allá de la
existencia de una
historia social de la prostitución, es posible reconstruir una narración que
dé cuenta de los
hechos, desde una metodología generada por la dinámica misma del objeto de
estudio.
Más
allá de lo afortunado o no de los eventos seleccionados, la secuencia de la
legislación pertinente,
tuvo la ventaja de partir de un corpus consistente de ideas y una fuente homogénea
para un recorrido diacrónico.
|
Los
cambios de reglamentos hablan de un debate y un problema que no era otro que
el debate
y el problema de la ciudad misma, que tenia que cambiar al ritmo que el
ingreso de los
cambios a todo nivel le estaba imponiendo. El hilo conductor establecido,
también permitió
iluminar estos cambios, en la medida de que el problema prostibulario
resultaba un
microcosmos de la propia Buenos Aires.
|
4.
Pensar en definitiva
que el prostíbulo pudo obrar como un microcosmos de la cultura porteña de
las tres primeras décadas del siglo XX, en la medida que tuvo la capacidad
de condensar la mayoría de los grandes temas de la ciudad y de la sociedad de aquellos
años, según los pares dialécticos de saludable y enfermo; puro e impuro;
privado y
público; legal y clandestino; nacional y extranjero; inmigrante y criollo;
central y
barrial;
moderno y tradicional; decente e indecente; culto y popular.
|
Con
estas ideas esperamos emprender la próxima etapa, donde la construcción de un campo
problemático deje lugar a la formulación de hipótesis con mayor consistencia.
|
Horacio
Caride Bartrons, invierno de 2009
|
|
41- En 1894, Enrique Revilla, un médico asesor
de José María Ramos Mejía en el Departamento Nacional de Higiene calculó las
muertes en dieciocho mil, es decir exactamente el 10% de la población de la ciudad.
Cit y cfr. Salessi, Jorge, p. 87.
En 1894, Enrique
Revilla, un médico asesor de José María Ramos Mejía en el Departamento
Nacional
de Higiene calculó las muertes en dieciocho mil, es decir
exactamente el 10% de la población de la
ciudad. Cit y cfr. Salessi, Jorge, p. 87.
|
mil, es decir exactamente el 10% de la población de la
ciudad. Cit y cfr. Salessi, Jorge, p. 87.
|
42 - Cfr. Armus, Diego, 2000, p. 509 y
ss.
43- Cfr.Bourdé,Guy,p.115.
44- Cfr. Caride Bartrons, Horacio, pp. 67 y ss.
45- Cfr,
Carretero, Andrés, p. 27. Si bien se trata de reglamentaciones conocidas, aún
no he podido acceder al texto original de las mismas. No así la ordenanza de
1871 sobre los inquilinatos, cuyo ejemplar se conserva en la biblioteca de la
Legislatura de la Ciudad
46- Cfr,.
Armus, Diego, 2007, p. 176; Carretero, Andrés, pp. 42-44, Guy, Donna, p. 130 y
Salessi, Jorge, p. 76. Es un hecho conocido que su momento se ubicó el origen
de epidemia de 1871 en un conventillo de San Telmo
47- Rawson, Guillermo, pp 82-84
48 - Ver Apéndice documental, texto Nº 1
49 – Ibidem
50 Ibidem.
51- Foucault, Michel, p. 59. A continuación,
Foucault cita a François Lanthenas: “¿quién deberá denunciar por lo tanto al
género humano a los tiranos si no son los médicos que hacen del hombre su
estudio único, que todos los días en casa del pobre y del rico, en casa del
ciudadano y del más poderoso, bajo la choza y las moradas suntuosas, contemplan
las miserias humanas que no tienen otro origen que la tiranía y la esclavitud?”.
52- Actas del H. Concejo Deliberante de la Ciudad de
Buenos Aires del año 1894, p. 629
53- Ibidem
54- Cfr. Carretero, Andrés, pp. 57 y 58.
55- “Excusiones
urbanas. Por todos los barrios”, La Nación, viernes 21 de octubre de 1904.
56- Ver Apéndice documental, texto Nº 2. D. E*. ,
Departamento Ejecutivo
57- Cfr. Guy, Donna, pp. 80 y 81
58 “Espectáculos inmorales. Represión Necesaria”, La
Nación, lunes el 5 de junio de 1905.
59- “Sobre
moral y salud públicas. Co misión au xiliar de la Piedad”, La Nación, viernes
14 de julio de 1905.
60- Ordenanzas de la Municipalidad de Buenos Aires
sancionadas en el año 1905, p. 116.
61- “Moralidad pública. Las casas amuebladas”, La
Nación, domingo 5 de noviembre de 1905.
62- Ordenanzas de la Municipalidad de Buenos Aires
sancionadas en el año 1907, pp. 168-169.
63- Ibidem, p. 169.
64- Esta
alteración tenía un antecedente en la ordenanza del 16 de diciembre de 1895,
que había permitido la radicación de prostíbulos a sólo una cuadra iglesias y
escuelas, en la Parroquia de San Juan Evangelista.
65- Ordenanzas de la Municipalidad de Buenos Aires
sancionadas en el año 1907, p. 169.
66- Ordenanzas de la Municipalidad de Buenos Aires
sancionadas en el año 1917, p. 425.
67- Ibidem, p. 426
68- Acaso
por razones profilácticas u otras que aún resta establecer, el intendente Llamb
ías fue un defensor de la prostitución legal, oponiéndose a los intentos de
abolirla durante su mandato,como
el encabezado por concejal socialista Angel Giménez. La aparición de
los documentos relativos a los barrios prostibularios matizan (acaso
cuestionan) la interpretación de Donna Guy sobre el papel de Llambías en este
proceso. Cfr. Guy, Donna, p. 141.
69- De Ortú
zar, Alejandro, “Temas generales. In iciat ivas de la Dirección General del
Departamento de Obras Públicas de la Municipalidad de Buenos Aires durante el
año 1918”, revista La Ingeniería, Buenos Aires, enero de 1919, p. 467.
70- Cfr. Ib
idem.
71- Londres, Albert, p. 94.
72- Cfr, Go ldar, Ernesto, p. 75.
73- Cfr . Feirstein, Ricardo, p. 279
74- Cfr. Alsogaray, Julio, p. 159.
75- En este punto quiero reiterar mi agradecimiento
a Diego Benvenuto por la elaboración de este mapa. Para su construcción se
utilizó un Mapa Interactivo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires http://mapa.buenosaires.gov.ar/sig
junto a otro de Google Maps – Buenos Aires, Argentina. Somos concientes del
anacronismo resultante de aplicar una base de plano actual a una ciudad de la
década de 1930, pero la carga de datos no permitía otra posibilidad. Confiamos que
un trabajo posterior, podrá solucionarlo.
76- Borges, Jorge Lu is, tomo 1, p. 159.
77 Gálvez Manuel, p. 50
78- Ibidem, p. 11.
79- Ibidem, p. 46.
80
http://martignoni.wordpress.com/2007/ 11/
26/apuntes-para-una-historia-de-la-prostitucion-en-buenos-aires-1920-1940/
Citado el 09 09 2009.
81- Londres,
Albert, p. 136.
82- Arlt,
Roberto, p. 141.
83- Su texto co mpleto, en Apéndice documental,
Texto Nº 3.
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