lunes, 25 de julio de 2016

Alika Kinan -2- Testimonio de Prostitución

Alika Kinan -2- Testimonio de Prostitución


9 de octubre de 2015
Hasta hoy tengo el estigma de haber sido prostituta.

Lo dijo Alika Kinam, rescatada de una red de trata de personas en 2012. Tras un largo proceso, pasó de ser víctima a militante por la defensa de los derechos de las mujeres y hoy es la primera querellante contra sus proxenetas. "Pese a la ley, el Estado no se ocupa de las víctimas de trata", denunció
 
Alika Kinan
El 18 de octubre de 2012 a las 0:30, la puerta de la whiskería "El Sheik" fue derribada en un allanamiento protagonizado por efectivos de la Gendarmería Nacional. Detrás de una simple puerta había un prostíbulo, tan oculto como conocido por todos: siete mujeres fueron rescatadas, tres proxenetas detenidos y las historias de abuso, violencia, drogas, alcohol y el aberrante delito de trata de personas quedaron al descubierto en Ushuaia, la capital de Tierra del Fuego.
Una de ellas era Alika Kinan, una mujer que durante 20 años fue prostituida y que hasta la medianoche de ese día ignoraba que tenía derechos, porque había crecido en un mundo de obligaciones. Tampoco sabía que era una víctima de uno de los sistemas más sanguinarios, fatales y crueles que una sociedad puede esconder: el prostibulario, porque si hay algo de lo que lamentablemente no quedan dudas es de la complicidad de las cientos de personas que pagan para que esto siga pasando.
La municipalidad de Ushuaia se encargó de hacerle a cada prostituta la libreta sanitaria
"Se entiende por  trata de mayores la captación, el transporte y/o traslado –ya sea dentro del país, desde o hacia el exterior–, la acogida o la recepción de personas mayores de 18 años de edad, con fines de explotación, cuando mediare engaño, fraude, violencia, amenaza o cualquier medio de intimidación o coerción, abuso de autoridad o de una situación de vulnerabilidad, concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre la víctima, aun cuando existiere asentimiento de ésta", explica el artículo 2 de la Ley 26.364 que sanciona la trata de personas y ampara a sus víctimas, al menos en la letra.

"Viví en situación de esclavitud durante tanto tiempo, fui explotada sexualmente durante 20 años... De eso no te recuperás nunca porque es algo que vive con vos, son heridas que quedan en el alma", dijo a Infobae Alika Kinan. Su voz es muy parecida a su imagen: bella y poderosa, pero también tiene tanta fragilidad como firmeza, propia de los años de dolor, de esos que jamás encuentran letras ni palabras para poder ser expresados.

"En el sistema prostibulario no te tratan bien. Soportás maltrato (psíquico y económico), vejaciones, demasiados abusos, golpes... Hasta el día del rescate no sabía qué era la ley de trata, no sabía cuáles eran mis derechos porque toda mi vida había vivido de esa forma. No sabés que sos esclava de la situación –hasta crees que elegís, pero para elegir debe haber otras opciones– y la negación de reconocerte como víctima es grande. La trata ejerce la peor y la mayor violencia sobre el cuerpo de una mujer y arruina el alma. Me costó mucho verme como víctima, por eso, el que cerraran el lugar donde estaba segura fue terrible; los proxenetas te llegan a hacer creer que son tu familia y que te cuidan, pero te cuidan para que no te enfermes, para que no te contagies nada y así seguir generándoles dinero", recordó. Para ella no fue fácil romper con ese paradigma, casi un destino: es nieta, sobrina e hija de prostitutas. Sus padres la abandonaron cuando era apenas una adolescente, junto a su hermana, mucho menor. Salir a la vida con 16 años y con una niña a quien criar no le fue fácil.

De Córdoba a Ushuaia, de la prostitución a la trata

A Kinan no le tiembla la voz a la hora de contar su historia, lo hace sabiendo que su testimonio puede ayudar a otras mujeres. Su infancia fue con un padre violento, que tenía un bar y que luego maltrató a su madre que fue prostituida junto a su tía en un burdel del tío. El hombre se marchó, luego la madre abandonó a Alika y a su hermanita de 9 años. "Cuando tenía 16 años, mi mamá nos abandonó. En mi familia la violencia era algo naturalizado y la manera en que se llega a la prostitución, también. Mi abuela era prostituta, al igual que mis tías y mi madre... Con mi hermana quedamos solas y llegó el momento en que no teníamos ni para comer ni lugar donde vivir y muy pocas opciones de vida. Era muy chica y en ningún trabajo me tomaban... en todos excepto uno", lamentó. Fue una conocida la que le comentó, ante esa situación extrema, que conocía un lugar de masajes privados donde se hacían despedidas de solteros. La desesperación la llevó a tocar esa puerta. Tiempo más tarde otra joven le contó que había estado en algunos cabarets del Sur, donde se reconocía la buena paga por los "servicios", como lo llaman en la jerga. Llegó a un burdel de Ushuaia en 1996, con 18 años, y permaneció allí hasta 2012.

Alika tenía 18 años cuando llegó a Tierra del Fuego. "Me dijeron que iba a inaugurar un boliche, estaba en una situación de demasiada necesidad y la verdad es que no hice muchas preguntas. Tampoco tenía los recursos, ni la familia para hacerlo. Nadie me ayudó a pensarlo. Había buscado trabajo por mucho tiempo y me fue negado, era chica para algunas cosas, pero al sistema prostibulario se llega fácil, pero tener una vida normal no es fácil. Eso me fue negado".
 
Alika Kinan
Sin clientes no hay trata

Ante tanta indiferencia y desgaste los tratantes se presentaron ante ella casi como salvadores, aunque fueron sus peores verdugos. Lo hacen con todas las mujeres que absorben: se aprovechan de la poca o nula expectativa que tienen y de lo devastadas que están sus vidas. Ellos saben cómo tener atada a una mujer y abusan de su poder: "Desde que llegás te hacen un plan de multas que genera deudas de las que es imposible salir. La deuda es por los pasajes, por llegadas tarde, por estar un minuto más en la habitación. Por ejemplo, si llegabas tarde decían que les debías $500", explicó. Pero todo eso no pasó inadvertido para los funcionarios de la ciudad austral, todo lo contrario.

"Al llegar, mis proxenetas me llevaron a la policía, que preguntó dónde iba a estar y me abrieron un legajo. Luego tuve que hacerme la libreta sanitaria, ésta se hace cada tres meses, para decir que eras una puta sana. La municipalidad (varios inspectores eran clientes del lugar) hacía controles para comprobar que todas las mujeres tuvieran las suyas en regla y controlaban que no hubiera menores... Que las libretas estuvieran en regla quería decir que las chicas no tenían sida. Nadie frenaba para hablar con ninguna, nos ninguneaban. Esto hoy en Tierra del Fuego ya no pasa, pese a que ese sistema de libreta sanitaria y la ley de trata convivieron algunos años".

La vida en el prostíbulo Sheik

"Desde que se cierra la puerta de una habitación no sabés lo que va a pasar y de lo que pasa adentro no se habla, sí antes. A veces se aconseja a las chicas, sobre todo a las más chicas y nuevas. 'Tené cuidado que no te pegue´, ´Ese se saca el forro´, ´Ese deja propina´... Pero cuando se vuelve es en silencio, un silencio doloroso, vergonzante, porque incluso hay que soportar las burlas y menosprecio de los proxenetas: ´Estuviste flojita hoy´, a veces decían. Pese a eso adentro hay contención. Entre nosotras nos conteníamos y nos cuidábamos, dentro de lo posible", rememoró.
Entre los proxenetas había dos mujeres que trabajaban en la barra del boliche de donde Alika y otras seis mujeres fueron rescatadas. Ellas controlaban "el negocio". Sobre ellas, Kinan dijo: "Ellas fueron víctimas y creo que sintieron en ese poder de victimaria una especie de revancha, lo sienten como un falso empoderamiento. En los prostíbulos siempre hay mujeres, porque al hombre no le gusta pagarle a otro hombre. Debe sentir que otro hombre esgrime poder sobre sus derechos."

Desde las 23 hasta las 6 de la mañana, el desfile de hombres era continuo. Desde los que bajaban de los barcos pesqueros, extranjeros que desembarcaban de lujosos cruceros hasta los que entraban –carpeta en mano– para poner las "libretas sanitarias" en orden. "Una mujer en situación de trata siempre es sostén de una familia, si no, hablaríamos de la prostitución vip, pero hablamos de mujeres que son sostén de familia que fueron insertas en un sistema prostibulario. Si no, ¿quién querría ser prostituta? Si existiera otra opción, otra contención, ¿quién quisiera serlo?", se preguntó Kinan, que tras ser rescatada luego de un operativo nacido en una denuncia se dio cuenta del sistema esclavista en el que había estado viviendo.

18 de octubre de 2012: allanamiento y rescate

Al sacarla del prostíbulo junto a otras seis mujeres (una paraguaya, cuatro dominicanas y dos argentinas), Alika contó todo lo que había pasado allí adentro; entonces entendió que durante todos esos años había sido víctima de trata, no era una prostituta, fue prostituida. En la fiscalía le explicaron qué pasaba y ella debió reacomodar sus ideas y conceptos. "Yo creía que como me cuidaban, me daban un lugar donde vivir y una paga, me querían. Es el síndrome de Estocolmo... reaccioné por mis hijas, porque me dijeron que ellas podrían seguir el mismo camino si lo veían naturalizado", explicó.

Después de declarar y de que ese mundo de terror –pero suyo al fin– se terminara, la realidad del afuera volvió a golpearla. "Al salir me encontré con la nada misma, como no tenía adónde ir, la Provincia me ofrece meterme en una casa donde meterían llave de 22 a 10. Les dije que no y que me iría a otro boliche. Ellos no dijeron nada. Me ofrecieron pasajes avión por si quería irme, pero hablé en la Fiscalia y decidí volver a Mar del Plata, en donde estaban mis hijas. Allí tuve problemas con mi pareja y otra vez quedé en la nada. Nunca tuve contención, hasta que decidí volver a Ushuaia para enfrentar todo lo que había pasado".

Aparte de ser víctima de trata, Alika padeció violencia de género por parte de su ex pareja. "Fue justo cuando quise escaparme de una situación de m... y me aferré al primer hombre que se mostró como un salvavidas de esa situación. Volvés a caer en lo mismo porque jamás se reparó nuestra situación de vulnerabilidad y me sometí a malos tratos otra vez, por lo que pasaba en mi casa de niña (...) la prostitución de una persona pobre es el acto más violento que puede ejercer un hombre en sociedad patriarcal y no hay manera de removerlo, a no ser que se cambien cosas sobre el derecho de las mujeres. Porque desde casa se tiene que decir a cada niño, a cada adolescente que no tiene que consumir mujeres", remarcó.

De víctima a militante y luego a querellante

Alika Kinan se convirtió en la primera víctima de trata en ser querellante contra sus proxenetas que, contra todos los pronósticos, estuvieron detenidos solamente dos meses y esperan el juicio oral en libertad. "Tengo los nervios del caso, espero el juicio", contó sobre el momento de volver a verse cara a cara con quienes hicieron de ella un objeto de consumo para el gozo de otros que, sin una pizca de remordimiento, iban a la whiskería y pagaban no solo por sexo, sino para que la vida de las mujeres abusadas siguieran cayendo hasta lo más profundo. "Tengo los nervios propios de la situación del juicio: presentarme frente a ellos, más allá de ser víctima, y toda la situación que un juicio oral comprende, más allá de eso soy una militante y para mí representa parte de eso".

El relato de Alika es muy duro, cuesta creer que entre seres humanos exista tanto maltrato y desprecio por la vida. Es tan impensado como que, sabiendo lo que ocurre, haya tantos hombres que no duden en entrar a un prostíbulo y pagar por estos "servicios".

Bajo la carátula de "delito de trata de persona agravada" por explotación sexual, serán llevados a juicio oral tres de sus proxenetas, Pedro Eduardo Montoya y Claudia Ivana García (el matrimonio dueño del local) y Lucy Alberca Campos, gerente, que para el asombro de muchos y dentro de la lógica de otros, esperan esa instancia en libertad porque "no representaban peligro" para la sociedad. El juicio sería recién en 2016.

"Estoy convencida de que van a quedar detenidos, porque ya maduraron los jueces, ya maduró la ley de trata, hoy no es como hace tres años. Hay una condena social, antes no se sabía qué era y hoy muchos funcionarios reconocen que no hicieron bien las cosas. La sociedad evolucionó porque antes había un prostíbulo al lado de un jardín de infantes y nadie hacía nada, hoy la sociedad los condena. Sin dudas, todo es gracias al trabajo de muchos militantes, porque antes la víctima era la mala, hoy la puta es lo mismo que cualquier otra víctima, antes la prostitución era un privilegio de los hombres, hoy es un delito", apuntó la mujer que hoy levanta la bandera por la defensa de los derechos de las mujeres violentadas. Las ayuda porque teme que muchas no puedan solas. Por eso, le dio vida al Instituto de Género Spa Kippa (sangre de mujer) de la mano de la Fundación Manos Abiertas.




Las muchas falencias del Estado ante las víctimas de trata

La trata de personas es un delito, el sistema prostibulario es uno de los más sanguinarios y violentos. Por favor, no seas parte.

Luego de que Alika Kinan fuera rescatada del prostíbulo "El Sheik" no tuvo contención psicológica ni de ningún profesional que pudiera asistirla, porque una víctima de trata no es una víctima cualquiera; tiene sus sentidos y sensibilidades alteradas. La desconfianza primó por mucho tiempo en esta mujer, que "ya no sentía ni el peor de los dolores".

"Una no elige ser puta, porque no es una opción de vida, pero el Estado debería garantizar ciertos derechos, pero en caso de trata, el Estado es inoperante aunque la ley sea perfecta. Lo que está alrededor no es operante, con lo cual la ley está condenada al fracaso. La cárcel a los proxenetas forma parte de la reparación, pese a ello el Estado está ausente. Si bien se creó la Oficina de Rescate y se iniciaron dispositivos de investigación, todo eso no funciona porque en el momento de tener que articular desde Nación con las provincias y con políticas públicas hay fallas. Cuando luchamos por derechos, es por el de todas, no de una sola. Debería haber contención para las víctimas porque no hay cupos laborales y cuando los trabajos se consiguen la víctima es estigmatizada. En muchos lugares eso pasa, entonces la mujer vuelve al círculo prostibulario. Hoy hay 6 mil rescatadas, pero no las veo. O son las mismas rescatadas una y otra vez. Hay que ofrecer oportunidades, empleos dignos, no subsidios. Hay que dar oportunidades de acceder a una vivienda digna, que se paguen con el mismo trabajo digno. El Estado debería comprometerse a llenar un cupo o comprometer a empresas a ofrecer empleos. Defiendo los derechos de las mujeres en un sistema de esclavitud porque sé por qué están ahí, y porque si no tienen nada afuera vuelven a entrar en el sistema y el delito sigue", finalizó.

Fuente:

http://www.infobae.com/2015/10/08/1761064-hasta-hoy-tengo-el-estigma-haber-sido-prostituta

VER VIDEO en 

"Prostitución: ¿trabajo o explotación? - panelista Alika Kinan"   



Alika Kinan -1- Testimonio de Prostitución

Alika Kinan  -1-   Testimonio de Prostitución 



26/04/15
“Fui una esclava sexual durante 20 años y ahora busco justicia”
La trata de personas desde adentro.Alika Kinan tiene 38 años y armó una fundación para ayudar a otras mujeres que fueron víctimas como ella.
 A los 15 años Alika tuvo que criar a su hermana, después soportó 9 años a un marido violento.
                Mariana Iglesias

“Nunca reaccioné por mí. El detonante fueron mis hijos”. Alika soportó nueve años a un marido violento, al que decidió dejar el día que le pegó a su hija mayor. Y estuvo veinte años envuelta en una red de trata de la que salió cuando tras allanar la whiskería donde la explotaban, alguien le dijo: Tu historia es de manual, se repite de generación en generación... ¿tenés hijas?... esto lo tenés que cortar vos. Fue un cachetazo. Alika reaccionó. Con ayuda y terapia hoy puede reconocer que vivió tomada, en ese limbo de la manipulación que implica despojarse de todo, empezando por el yo. Y llora al reconocerse y aceptarse una víctima, pero no se paraliza ni se recluye. Su fuerza está en la lucha, en hablar, en el alivio que significa vomitar su historia.
 
Alika Kinan
Alika viene de una familia violenta en todos los sentidos posibles: padre jugador, golpeador, explotador; madre explotada; tío explotador, tías explotadas. Revisando su infancia, siente que la formaron para subirla a ese engranaje ya armado. A los 14 la violó un conocido, pero el empujón real ocurrió a sus 15 años, cuando sus padres se separaron. El padre las abandonó a ella, a su madre y a su hermana menor. Al tiempo las abandonó la mamá. Ahí empieza el derrotero que llevó a Alika a caer en la explotación, el alcohol, la cocaína. En el medio vivió en Europa, tuvo tres hijas con un marido violento. Vendió óvulos para sobrevivir. Se escapó. Volvió a caer en la red, dejó a sus hijas. Se enamoró (esta vez de un tipo amable). Recuperó a sus hijas. Tuvo dos hijos más. Formó una fundación de ayuda a las víctimas de trata y ahora querella no sólo a su explotador sino al Estado. Habla cuatro idiomas y empezó Sociología en la universidad. Alika (la más hermosa) Kinan tiene 38 años.

Nació en Córdoba Capital. Su tío tenía un cabaret, su papá un bar. Su mamá fue una clienta que se volvió su mujer, a la que martirizó por años. Alika fue a un colegio alemán y todo se mantuvo hasta que los padres se separaron. La madre se quedó sin nada y se llevó a sus dos hijas a Cruz del Eje, donde vivieron en la casa vacía de su abuela muerta. Al año su madre se va a Buenos Aires y deja a Alika y a su hermana solas. Tenían 15 y 9 años. Alika cocina alfajores de maicena para sobrevivir, no lo logra. Desesperada, deja a su hermanita con una amiga y se vuelve a Córdoba. Le pide ayuda a su padre, que le da vuelta la cara. Trabaja tres meses en un lugar y no le pagan. Una amiga le sugiere ir al “Aries”, un departamento privado. “Parecía la única escapatoria. Quería juntar dinero para alquilar un departamento y traer a mi hermanita conmigo”. Su primer cliente fue un abogado como de 300 kilos que olía a talco. Siguieron despedidas de solteros, ejecutivos del extranjero en viajes de negocios, funcionarios de todo tipo. Aunque le sacaban el 60% de lo que le pagaban, logró alquilar y traer a su hermana. Era menor y la Policía estaba encima. Así que le sugirieron irse a Ushuaia. La red funcionaba, enseguida le llegó un pasaje de avión que la llevó al paraíso de los barcos pesqueros, los militares y los hombres solos. Allí el lugar se llamaba “El Sheik”. Después de algunos años alquiló algo y se llevó a su hermana, a la que protegió como pudo, en sus días oscuros de sexo, alcohol y cocaína. “Me sacaban la mitad de la plata, con lo que quedaba pagaba el colegio a mi hermana, clases de inglés, computación, ropa, comida”.

En eso aparece un catalán, un militar de un buque de investigación. Después de meses de cliente se la lleva de vacaciones a Barcelona. La familia de él tiene empresas, se mueven en Mercedes Benz. Igual, él le habla de “Mr Dolar”, un bar para que ella siga trabajando, pero a su vez él no quiere cuidarse, la deja embarazada, la obliga a casarse. Ahí, ya su esposa, ya madre, empiezan los golpes, “me hacía volar”. La manda a trabajar a las empresas de su familia, pero le saca su sueldo, no la deja usar el auto, es la mucama de la casa. Alika vende óvulos a escondidas para darle plata a su hermana –la llevó a España con ella– y a sus hijas. Tiene tres nenas.

Una tarde la mayor se niega a hacer la tarea, el papá le pega, la nena sangra, llora y Alika decide escapar. Una luz la ilumina para, por una vez, armar una estrategia. Sabe que no puede sacar a sus hijas de España, nacieron allí, y sería ilegal. Entonces lo convence a él para volver a Argentina. Vuelven. Van a Córdoba. Las cosas no funcionan, él se vuelve a España y se lleva a la nena del medio, a la que retiene un año en Barcelona. Alika vuelve a la oscuridad y a trabajar al sur.

Octubre 2012. Allanan “El Sheik”. Los fiscales le dicen que es víctima de trata. Se enoja: “Yo no me reconocía así, pero me hicieron hablar mucho, de mi pasado, de mis padres. Me hicieron ver mi vulnerabilidad, el abandono, la explotación, de cómo pasé de una violencia a otra, un caso de manual”.
 
Prostituta. Stalin Céspedes
Alika vuelve a su familia. Por primera vez, intenta una vida “normal”. Tiene dos hijos con su nueva pareja. La terapia la ayuda a hablar, a aceptar, a reclamar. La Justicia la considera una “víctima de trata”. En “El Sheik” eran 11. Ella es la número 7. No sólo colabora –es testigo e informante– sino que se suma a la causa como querellante contra Pedro Montoya y su esposa (los dos en libertad), por el delito de trata con fines de explotación sexual. El Estado no ayuda demasiado. Le cedieron una casa sin gas, sin muebles, sin colchones, por un mes y 20 días. Luego le llegó la orden de desalojo. “Hay un protocolo que no se cumple. El Estado debería asistirme y no lo hace. Yo quiero trabajar y no puedo. ¿Quién va a darme trabajo en un lugar donde a todos les doy vergüenza?”.

“Ella reclama civilmente, trata de obtener una reparación como víctima de explotación sexual. Todos estamos a la expectativa de lo que pueda suceder con Alika, es muy importante”, dijo a Clarín Marcelo Colombo, al frente de la Procuraduría para el Combate de la Trata y Explotación de Personas.

La municipalidad le dio un terreno, por ahora, de palabra. Quiere construir su casa y la sede de la fundación. Por ahora no tiene plata. Su marido trabaja todo el día, pero tienen cinco hijos. Alika se reinventa como puede. Quiere ayudar a otras víctimas. Y lo más difícil: “Uno elige cuando puede elegir, sino no es elección”, dice, y  quiere que la gente entienda eso.

 Con el corazón puesto en los demás

De la mano de la Fundación Manos Abiertas, Alika armó el Instituto de Género Sapa Kippa (sangre de mujer). Quiere ayudar a otras víctimas junto a un grupo de psicólogas. “Es muy difícil. Ninguna ve la salida y sin ayuda están destinadas a fracasar”. Mail: sapakippa@gmail.com.

Alika fue invitada para hablar en el Encuentro Mundial de Jóvenes contra la Violencia y la Esclavitud el 9 y 10 de mayo en la Universidad Nacional de Villa María, Córdoba. Uno de los organizadores es el Vaticano.




Fuente
http://www.clarin.com/sociedad/esclava-sexual-justicia-alika_0_1346265427.html




domingo, 17 de julio de 2016

Todos somos cómplices de Torbe

En otras entrada he mostrado como la prostitución, causa de la trata de personas para explotación sexual, y la pornografía, son caras de una misma y única moneda. Todas estas son solidarias entre sí pues se necesitan y complementan.
La pornografía es el marketing de la prostitución y al mismo tiempo escuela de desvalorización y cosificación de la mujer, escuela de patriarcado.
En el siguiente artículo se tocan estos temas a propósito de la detención y juicio de Torbe, quien se halla detenido, según El Confidencial por:  “…por presuntos abusos sexuales a menores y la producción y distribución de contenidos de pornografía infantil” (http://www.elconfidencial.com/espana/2016-04-26/torbe-el-rey-del-porno-espanol-detenido-por-la-policia-por-abusar-de-una-menor-y-vender-las-imagenes_1190543/)

Segùn wikipedia: "Ignacio Allende Fernández, más conocido como Torbe (Portugalete, Vizcaya, 25 de mayo de 1969), es un director, productor y actor porno español. En el mundo del porno se lo conoce como «el rey del porno freak», una mezcla de humor y sexo que dice haber inventado él mismo" (https://es.wikipedia.org/wiki/Torbe).
Alberto B Ilieff



Todos somos cómplices de Torbe

Es curioso que, casi cada vez que he denunciado lo que hay detrás del porno me han llamado loca y puritana (a pesar de ser atea y sexualmente abierta y activa). Esto le ocurre a cada un@ de l@s activistas que enfrentamos la pornografía por las mismas razones por las que ahora Torbe esta en la cárcel.



Ahora, se destapa el pastel en los medios y juzgados, y todo el mundo se lleva las manos a la cabeza con algo que es, y siempre ha sido, práctica habitual en toda la pornografía.
Yo misma llevo sólo una década denunciándolo, pero much@s llevan más de 30 años haciéndolo; psicólog@s y psiquiatras expert@s en violencia sexual, criminólog@s, sociólog@s, las propias víctimas que hemos sido violadas por los adictos de esas fantasías enfermizas y violentas (que puede que siempre hayan existido, pero no como ahora y no como las promueve masivamente el porno y los medios hoy día), e incluso, las propias ex actrices violadas y prostituídas por la industria que ahora son activistas contra la misma.
Es curioso también que, cuando denunciaba, cada una de las películas de Torrente de Santiago Segura, a él mismo y a sus actores, por misóginos y puteros, ocurría un tanto de lo mismo: ‘Ya está esta loca radical con sus desvaríos y exageraciones’.


Nadie veía ni quería ver algo que era tan evidente, algo que estaba y sigue educando a nuestros niños, mayoría de los cuales han crecido adoctrinados por esa masculinidad vil y destructora, y muchos de los cuales son ahora puteros bien entrenados, e incluso violadores de menores, aparte de jugadores de la Selección Española, profesores, parados, orgullosos padres de familia, tíos y abuelos bonachones, ingenieros, bedeles, funcionarios, vividores, cantantes, famosos del tres al cuarto, monitores infantiles, educadores. En resumen, hombres de todos los niveles culturales y estratos sociales…


                                                                               David Bisbal en Torrente 4

Nosotrxs éramos l@s loc@s y ellos, Torbe, Santiago Segura, Kiko Rivera.., los ídolos de España, y también reflejo de la basura humana y de la estupidez de la mayoría.




Kiko Rivera, putero reconocido, en Torrente
Pero la cosa no se queda en nuestras fronteras, lo 
mismo ocurre en todos lados con los Michael Jacksons,
 Roman Polanskis, Woody Allens, Bill Cosbys, y tantos otros personajes públicos y anónimos- que
son los más y los más peligrosos, precisamente por la invisibilidad e impunidad que les da el anonimato y la legitimación cultural-. Los más peligrosos también, porque no sabemos quiénes son, porque están por todos lados, me atrevería decir que hay alguno/os en cada familia, empresa, Universidad, colegio…





Exactamente lo mismo que ocurría con Torrente, pasa con esa horrorosa oda a la misoginia llamada JUEGO DE TRONOS, y con muchas series y contenidos de corte similar. Este engendro machista (ya pueden comenzar a llamarme, una vez más, exagerada, radical, puritana.., estoy acostumbrada) camuflado de igualdad porque, para variar, hay mujeres que mandan y asesinan como hombres (eso es igualdad y personajes ricos y complejos según algunxs, igualdad y no más Patriarcado, ¡ja!) Peeero, (y aquí viene el pero, o a caso creíais que iban a darnos el derecho de ser y existir sin ser para otros…), a parte, claro está, que no se nos olvide ser objetos sexuales y agujeros de semen para el placer único y exclusivo de los hombres, especialmente de los hombres heterosexuales. Porque, qué te habías creído, no se puede ser mujer empoderada, o cualquier cosa que aspiremos a ser las mujeres, sin hacer y ser todo lo demás.




                                                                           Prostituta asesinada en Juego de Tronos


Si cojo esta serie como ejemplo, aparte de porque me ha causado conflictos personales, y por haber llorado muchas veces del asco y la impotencia viéndola, como pocas veces lo he hecho en mi vida (y les aseguro que he visto series y películas deleznables), es por ser uno más, aunque de los peores ejemplos que he visto, de los productos de ese cáncer machista con metástasis que ha invadido toda la cultura.

J.T. es la nueva ‘ídola de masas’, nivel secta (por el fanatismo, la violencia y la virulencia con que la defienden sus seguidores), exactamente como ocurrió con Torbe, Torrente, Michael Jackson, Polanski, Bill Cosby, Allen…



Aunque en distintos contextos y situaciones, es el mismo fenómeno en cuanto a la negación, el autoengaño, la vista gorda en lo que a violencia machista implícita, sexual, gráfica, psicológica, y simbólica se refiere.

Eso no es simple fantasía, como lo justifican siempre todos los amantes de nuestra denigración artística y cultural. Eso se llama Patriarcado del peor y del viejo. Nada menos que con más de 10.000 años de antigüedad cuenta el señor.

Por algo ha llegado tan lejos, hasta convertirse en uno de los sistemas opresores más longevos y con más salud de la Historia, porque ha logrado hacer su transmisión invisible, aparentemente inocua, especialmente para quienes tienen el poder y los privilegios, convirtiendo, sigilosamente, la barbarie en lo natural sin que tan siquiera nos demos cuenta.

El machismo de J.T. NO es un mero reflejo de la Historia, ni de una época “épica”. No, la serie ES VIOLENCIA MACHISTA en sí misma, aparte de reflejarla, normalizarla y transmitirla.

NO es una mera ilusión ajena a la realidad, al igual que no lo era Torrente, ni Garganta Profunda, mito erótico de los 70, no: Son los pensamientos reales y las acciones de sus creadores, de sus autores y del pensamiento dominante cultural y social del que han mamado los mismos.


                                                   
                                                                           Linda Lovelace en Garganta Profunda

El mismo pensamiento dominante que nos está obligando a tragar a tod@s directa o indirectamente, exactamente de la misma forma. O mejor dicho, de formas más sofisticadas, porque ahora, además de tener el poder los de siempre, cuentan con la tecnología para llegar a las masas, con lo cual, el lavado de cerebro es mucho más expansivo, globalizado, temprano, rápido y efectivo.


                                                           Una de tantas escenas con prostitutas de Juego de Tronos

NO ES SOLO FANTASIA, es, no sólo lo que piensan, sino lo que hacen con las mujeres, no sólo delante, sino también detrás de las cámaras, por algo contratan prostitutas y al menos 7 actrices porno en la vida real. Los mismos directores de la serie reconocen que, según ellos, que son sus paridores y los más capacitados para hablar de SU trabajo, (y no los fans cegados por su fanatismo y su autoengaño) que no hay violencia sexual en la serie, sino ‘sexo consentido’, dando a entender que la violencia sexual, el sometimiento de la mujer, su cosificación, su esclavitud sexual en sus cansinos y abundantes hasta aburrir burdeles, mujeres prostituídas y sus violaciones, todo eso, son ‘sexo’ a secas ‘escenas calientes’, palabras textuales de su director.



                                         Escena de supuesto “sexo consentido”, según el director de Juego de Tronos


Será sexo del que ‘les pone’ a ellos, a los monstru@s que fabrica el Patriarcado que, por lo que parece son una amplia mayoría silenciosa (como diría Rajoy) gustosa de ver contenidos culturales educando a las masas, que defecan y se mofan una y otra vez en los derechos humanos de más la mitad de la humanidad: las mujeres y niñ@s.

Tiempo al tiempo, ya llegará el momento de llevarse, una vez más, las manos a la cabeza, ante la descarada evidencia que los privilegios, la ignorancia y el auto engaño no dejan VER a muchos.

Y luego ponemos el grito en el cielo al ver  De Geas, Muniains.., aunque en esta lista cabría poner como ejemplo a muchos de mis exs y los de mis amigas y conocidas. Estos hombres tan bien entrenados por el pensamiento patriarcal dominante a través de la cultura y la sociedad en su conjunto, están por todos lados.

Sigamos con la venda en los ojos, hasta que la evidencia sea tan abrumadora que se nos caiga la cara de vergüenza y asco, o no, los hay que ni empatía ni remordimientos tienen. Mientras, el Patriarcado, sus aliad@s y sus beneficiarios seguirán buscando mil y una formas de camuflar, perpetuar y legitimar su privilegio ancestral de vulnerar nuestros derechos humanos de las maneras más viles, retorcidas, sibilinas y consentidas por esa mayoría, a veces ciega, a veces sorda, a veces muda, a veces virulenta y reaccionaria, pero siempre, siempre cómplice.

A. A.
Fuente

Nota: las imágenes están en el original.






lunes, 11 de julio de 2016

Amelia Tiganus



Amelia Tiganus - Testimonios de prostitución 
 (ver también entrada del 29 de junio de 2.016)

Fui prostituta en más de 40 clubes de España. Así he renacido

Hace nueve años salí de ese mundo. Me suelo topar con hombres que me pagaron para tener mi cuerpo
Desde los 18 años hasta los 23 ejercí la prostitución en el Estado español, en casi todas las comunidades autónomas y en más de 40 clubes. Pero, ¿cómo se fabrica una puta? Yo nací en Galati (Rumanía) en una familia de clase media, tradicional. Era la mayor de dos hermanas. Nunca pasé hambre, ni frío, ni me faltó el acceso al colegio. Mis aspiraciones entonces eran trabajar y formar una familia pero a los 13 años, todo se truncó cuando me violaron. Supe que jamás volvería a ser una buena mujer y me cargaron con el peso de la culpa: "¿Y esa qué hacía allí? ¿Vestida así? ¿Sola?"

Las violaciones siguieron y como ya era una puta mi "no" no valía. Antes tampoco había servido de nada, pero ahora mucho menos. Aprendí que resistirme era peor y que lo mejor era quedarme quieta y no rechistar. Un día pensé: "Esto es así y ya está hecho. Y así quiero que sea". Me empoderé en el sexo y todo fue más fácil psicológicamente. A partir de ese momento mis agresores y yo empezamos a comportarnos como colegas.

Amelia Tiganus
A los 17 años y medio me acostaba con facilidad con cualquier hombre que se me cruzara en el camino. El modelo a seguir que teníamos las malas mujeres que aún vivíamos en Rumanía eran las prostitutas que tenían poder a través del dinero y las propiedades que nos hacían ver que tenían, así que cuando un chico se ofreció presentarme a un proxeneta que me podría ayudar a ir a España a trabajar de prostituta, acepté. Después de una mirada de arriba hasta abajo y viceversa, el proxeneta decidió "darme la oportunidad" y el chico se llevó 300 euros. Me había vendido.
Durante medio año permanecí en un piso hasta cumplir la mayoría de edad. Negarnos a tener relaciones con los hombres que pasaban por ese piso significaba que no éramos lo bastante putas como para merecernos la oportunidad de salir del país, así que nos acostábamos con todos.

Una vez cumplida la mayoría de edad me sacaron el pasaporte y viajé a España. Llegamos a un pueblo de Alicante, Guardamar del Segura, donde tenían alquilado un piso. Un taxi nos llevaba por las tardes y nos traía cada madrugada a un pequeño club de carretera, a unos 6 km de distancia. Mi primera noche allí fue horrorosa. Por mucho que me hubiese acostado con un montón de hombres, aquello era diferente. Teníamos que competir entre nosotras y ganarnos al cliente en dos minutos. Intentábamos ser la más puta entre las putas para conseguir privilegios y reconocimientos.

 Lloré mucho aquella primera noche. A los clientes no les importaba mucho; a ratos pensé que incluso les gustaba. Mi proxeneta me recordaba que cuanto antes empezase a ganar dinero antes pagaría la deuda contratada y empezaríamos a dividir las ganancias al 50%. Aquello no era justo. Un día él recibió una llamada avisándole de que esa noche iba a haber redada y que tenía que darnos los pasaportes para no levantar sospechas. En el taxi mi corazón empezó a latir muy fuerte mientras mi mente pensaba: "¡Tienes que escaparte! A saber cuándo volverás a tener tu pasaporte en la mano". Le pedí ayuda a tres clientes y uno accedió y me llevó a Torrevieja. A otro club de Alicante. Allí, seguí llorando. Me vi totalmente colapsada, sin un motivo o un objetivo que me diese fuerzas para aguantar todo aquello.

Todo cambió un día que llamé a un amigo de Rumanía y me dijo que quería venir a España, trabajar y tener una buena vida, formar una familia. Eso me motivó mucho. Le dije que iba a alquilar un piso, que le pagaría el billete y ahorraría dinero para que pudiésemos vivir dignamente mientras encontrábamos un trabajo. Con cada pase que me hacía me acercaba más y más a mi sueño de libertad. Alquilé un piso cerca de Burgos, lo preparé con mucho mimo, hice la compra y preparé la comida. ¡Parecía un hogar! Estaba muy, muy feliz porque lo había conseguido. Tiré, sin pensármelo un segundo, toda la ropa y los zapatos de puta.

El chico vino a España, se convirtió en mi novio y todo era perfecto. Hasta que me di cuenta de que yo no conseguía trabajo, que el dinero se acababa y él no se esforzaba en buscar trabajo. Mi sueño se terminaba. Mi loverboy (así se llama a una categoría de chulo) decía que era muy injusto y que él sufría mucho también, pero que no quedaba otra, que tenía que volver al club. Que yo "por lo menos, tenía esa oportunidad de ganarme la vida".

Y así volví de nuevo a los clubes, con un dolor tremendo. Me dolía el cuerpo, la mente y el alma, pero no quedaba otra. Empecé a acostumbrarme al sufrimiento y a la violencia, empecé a no pensar para no sentir.
Muchos, miles de hombres paran todas las noches en los clubes y beben y tienen sexo a cambio de dinero. 
 La mayoría casados o con pareja. Aunque los hay de todas las edades, los más jóvenes van en manada y con motivo de alguna celebración. No son buenos clientes: exigen sexo duro como en las películas porno pero a precio muy bajo. Luego están los de entre 35 y 55 años que van normalmente solos o en compañía de uno o más. Estos se distinguen en dos categorías: los que buscan demostrar su hombría y su potencia sexual delante de los otros y los majetes, que se hacen los preocupados y necesitan creer que hacen un acto de humanidad para pagar por follar con una desconocida e irse a casa con la conciencia tranquila. Aprendí a actuar, a mentir diciendo lo que cada uno quería escuchar, porque lo que todos, absolutamente todos, tenían en común era que no querían ver a la persona que había detrás de la puta.


Otra categoría eran los solitarios, raritos que normalmente pagan mucho dinero para salir del club e ir a su casa o a un hotel. Estos son los hombres que odian a las mujeres y el único lugar que les queda muy a mano para canalizar su odio hacia las mujeres es la prostitución. Yo intentaba evitarlos al máximo pero, más de una vez y con el dinero como único incentivo, accedí a estar con ellos. En esas ocasiones sentí mucho miedo, vi la muerte de frente. Al menos dos chicas no volvieron después de alguna de estas salidas. A veces pienso en ellas y me pregunto qué les pasó. ¿Y si las mataron y nadie dio con ellas ni con sus asesinos? La vida de las mujeres vale menos, pero la vida de una prostituta mucho menos. No somos de nadie y somos de todos, así que no importa.

Un día, harta de todo aquello y viendo que mi loverboy no iba a cumplir su parte de la promesa, le anuncié que me iba a sentar en una silla y no volvería a ejercer jamás. Estuvo dos semanas presionándome para que yo cambiara de opinión y como no lo consiguió, vino al club donde estaba, me dejó dos bolsas negras y grandes de basura llenas con mi ropa y mis cosas y se fue.

Después vi una oportunidad y la aproveche. Le pedí a un cliente joven que me llevara a su casa unos días para descansar y buscar trabajo, y aceptó. Le venía bien porque así iba a tener sexo gratis. A los dos días encontré un anuncio en el periódico para un trabajo de camarera. Llamé, fui a la entrevista y empecé al día siguiente. Pasé mucho miedo. Todo me resultaba extraño. La luz del día, la gente, las voces de las personas, las risas. Tuve que readaptarme a la vida normal después de cinco años de vivir bajo las luces rojas de neón. Con aquel chico acabé muy mal, con orden de alejamiento por amenazas de muerte y persecución. Aún así, me di cuenta que ser víctima de tu pareja sentimental tiene más nivel que ser víctima de un putero. Después de eso empezó mi renacer como persona.

Hace nueve años salí del mundo de la prostitución y tuve la gran suerte de encontrar un trabajo en un pueblo muy cercano al último club donde ejercí. Mis heridas emocionales han sido muy profundas pero poco a poco he conseguido avanzar y curarme. El feminismo -y en concreto la plataforma Feminicidio.net, en la que participo, y su directora y amiga del alma, Graciela Atencio- han tenido mucho que ver. Cuando comprendí que lo que me había pasado, más que una historia personal era la historia de las mujeres, me liberé por fin de la vergüenza, de la culpa, del estigma, del peso que conlleva todo ello y empecé a sanar.

Ahora veo a los clientes desde fuera, veo sus vidas, sus realidades. Me suelo topar a menudo con hombres que un día me pagaron para tener mi cuerpo. Pero las otras mujeres solo ven hombres, amigos, hermanos, vecinos, hijos… Nunca ven puteros. Porque ellos se encargan de crear una realidad oculta. Se sienten muy seguros y legitimados a hacer todo lo que hacen y están tranquilos disfrutando de sus privilegios, de tener mujeres a su disposición. Mujeres privadas y públicas.

Prostituta- Julio César Rodriguez Jaimes
Después de dos años yo conocí al que ahora es mi marido y junto a él aprendí a tener relaciones igualitarias, respetuosas y no violentas. Hoy considero que estoy curada aunque a veces tenga pesadillas y aunque siempre tenga que dormir con una lucecita encendida, porque cuando me despierto en la oscuridad me dan ataques de pánico y ansiedad. No soy capaz de darme cuenta de en qué etapa de mi vida estoy. En la oscuridad no sé si estoy pasando por una violación, si estoy en un club de carretera, si estoy frente a la muerte que se ve cuando sabes que la única manera de escapar es quedarte quieta.

Fuente:
http://verne.elpais.com/verne/2016/06/29/articulo/1467190903_598354.html