Mostrando entradas con la etiqueta testimonio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta testimonio. Mostrar todas las entradas

viernes, 4 de junio de 2021

Entrevistamos a Sarah Berlori: «Es más fácil terminar ejerciendo la prostitución si procedes de una clase social baja, pero el factor clave es ser mujer»

 Testimonio

Entrevistamos a Sarah Berlori: «Es más fácil terminar ejerciendo la prostitución si procedes de una clase social baja, pero el factor clave es ser mujer»

28/09/2020

 Daniel Seixo Daniel Seijo

Lágrimas, rabia, frustración, pero especialmente valor, cuando me senté a hablar con Sarah Berlori, ese fue el cóctel de emociones que puso voz y blanco sobre negro a la vivencia material de una víctima de la prostitución y una superviviente. En ocasiones se acusa a las posiciones abolicionistas de no dar voz a las mujeres que ejercen o han ejercido la prostitución, pero normalmente esto se hace desde un discurso de supuesto empoderamiento y libertad sexual que no es otra cosa que mercantilismo camuflado con falsas promesas. Hoy en Nueva Revolución os traemos el testimonio de una persona que ha estado entre las cuatro paredes que encierran a la mujer víctima de la prostitución y al putero, os traemos la realidad de una auténtica superviviente y una luchadora feminista. Una persona que a través del feminismo ha logrado comprender su fuerza y el duro camino que todavía queda por recorrer.

 

Sarah Berlori es una activista feminista, de origen vasco que actualmente reside en Bilbao. Ha estudiando en profundidad -y siempre desde una óptica feminista- el origen y el alcance de la prostitución como institución patriarcal y sistema que cosifica, denigra, maltrata, tortura, aniquila e impide alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres y la sociedad del buen trato.

 

Su experiencia personal como superviviente del sistema prostitucional ofrece a los conocimientos teóricos adquiridos un ángulo mucho más humano, profundo y empático a la hora de comunicar la denuncia y el mensaje de paz y justicia social que Sarah expone con auténtica pasión, determinación, coraje y esperanza, como abolicionista y defensora de los derechos humanos de las mujeres y las niñas.

 

Es militante del Movimiento Abolicionista del País Vasco (EHMA – Euskal Herriko Mugimendu Abolizionista) y fundadora de Emargi, una asociación dedicada a luchar de manera integral por un futuro libre de explotación sexual y reproductiva de mujeres y niñas desde su dimensión local, nacional e internacional.

 

Sarah afirma que “la libre elección está siempre del lado de quien somete, nunca de la persona que es sometida. Cuando hablamos de vulnerar los derechos humanos de mujeres y niñas, la cantidad de dinero empleado se vuelve irrelevante porque ningún dinero puede hacer salir ilesa a una mujer de las prácticas dolorosas, repulsivas y violentas a las que puteros y proxenetas someten. Solo aboliendo la prostitución hablaremos de una auténtica democracia.”

Por Daniel Seixo

 

¿En qué momento se introdujo en el mundo de la prostitución?

 

A la hora de introducirte en el mundo de la prostitución entran en juego muchos factores, sin duda el principal de todos ellos es ser mujer y la forma en la que somos socializadas desde que nacemos. El sistema nos coloca en una clara situación de subordinación al hombre y al mismo tiempo en una clara situación de subordinación sexual. Por ejemplo, mi primera relación sexual no fue deseada, fue una relación coaccionada: «si quieres que te quiera, tienes que follar». Ese fue mi bautismo en las relaciones sexuales con tan solo 14 años, en aquel momento no sentía realmente deseo sexual hacia esa persona, tan solo quería salir con él, pasear juntos de la mano y poco más que eso. También he sufrido relaciones abusivas y de maltrato físico y emocional con todas mis parejas, digamos que nunca me han tratado como a una igual en este aspecto. Provengo de una familia desestructurada, he sido víctima constante de abandono institucional, también fui madre soltera muy joven y la relación con mi madre fue complicada en ciertos momentos… Pues en medio de todo esto me hablaron de las bondades de la prostitución, me dijeron que aquello iba a permitirme conseguir mucho dinero, poder independizarme, me contaron todo eso, las bondades, pero no me contaron lo que iba a suceder entre aquellas cuatro paredes. Solo un «al principio es muy asqueroso, pero luego te acostumbras», lo que no me dijeron es que aunque lo fueses «normalizando», las heridas están ahí. Para lo que vino después nadie me preparó.

 


Prostituta. David Garrigues Herrera

¿Cómo describiría el transcurso de aquellos años?

 

Aquello fue un infierno. Yo necesitaba disociarme con drogas y alcohol, pero esto es algo que está a la orden del día en este mundo, son los mismos puteros los que se quieren hacer su fiesta privada con drogas, alcohol y chicas. Claro, es fácil terminar cayendo en las drogas para disociarte de la mierda de realidad que estás viviendo. Es horroroso, sientes asco, yo estaba en pisos, lo que llamamos «agencias» dedicadas a la prostitución de lujo, pero son en realidad prostíbulos. Los puteros que consumen esta prostitución de lujo nos llaman chicas de compañía, pero lo hacen porque directamente son profundamente clasistas y racistas, nos hacían creer que pertenecíamos a una élite de chicas pretendiendo diferenciarnos de la prostituta que está en la calle, pero todo es lo mismo. Cuando se vulneran derechos humanos el dinero que pagas por ello es irrelevante. Al final te encuentras compartiendo espacios asfixiantes con muchas otras mujeres en los que reina la tristeza, la desesperación… Es algo realmente horroroso, horroroso. Yo no me hice rica con todo aquello, cuando hacía algo de dinero intentaba buscar algún trabajo normal en alguna discoteca, pero una mujer sola en Barcelona y con el elevado precio de la vivienda, en ocasiones la prostitución era mi única salida.

¿En qué momento decidió salir de ese mundo?

 

En muchos momentos pensaba en volver a estudiar, me parecía que sería maravilloso poder volver a estudiar algo que realmente me gustase. Yo nunca había podido ser una buena estudiante, pero me encantaba todo el mundo del arte y la verdad es que dibujo muy bien, aunque en realidad nunca nadie llegó a incentivarme para que siguiese ese camino. Pero claro, los cursos eran carísimos. Yo no veía la salida a todo aquello. No sé… No fue un click de decir «venga lo dejo», constantemente piensas que no puedes soportar más aquello.

 

Al final conseguí un «trabajo» en un macroprostibulo de Barcelona en el que trabajaba como camarera. Era un trabajo diario, con un sueldo aceptable y eso me permitió salir de la prostitución, aunque seguía en cierto modo dentro de todo aquello y desde la barra todas aquellas chicas me daban mucha pena. Ese prostíbulo es finalmente cerrado por un chivatazo, te puedes imaginar que todo esto es una mafia criminal y que en estos asuntos hay de todo, cosas muy turbias. Nos quedamos sin trabajo, no nos querían indemnizar… Tras un largo proceso judicial, finalmente me quede sin dinero alguno. Total, no pude hacer frente al pago de mi alquiler, me desahuciaron y ya con cuarenta años estaba totalmente agotada. En ese punto volví a hablar con mi madre y me ofreció regresar a Bilbao. Volver a Bilbao era muy duro para mí, significaba volver a casa de mi madre y a muchos malos recuerdos, pero sabía que quedarme en Barcelona significaría regresar a la prostitución y a las drogas para soportar aquello.

 

Finalmente, tras darle muchas vueltas, decido regresar. Pero allí me encuentro de nuevo con la mala relación con mi madre, la depresión y todo aquello que me había hecho iniciarme en el mundo de la prostitución. Yo en ese punto tocó totalmente fondo, tras dos años con medicación vuelvo a encontrarme con abandono institucional, falta de empleo… Fue realmente un auténtico pozo sin salida. Pero logré no regresar a la prostitución, hoy en día tengo 50 años y trabajó como empleada de hogar. Aunque es significa que una no tiene paro si se queda sin empleo, son condiciones muy duras. Toda esta situación me produce rabia, especialmente cuando veo que se piden derechos para lo que llaman trabajadoras sexuales pero se obvia a todas estas otras profesiones que carecen todavía de muchos derechos.

 

Termino destrozada, veo que tras todo aquello sufro constantes relaciones horribles. Intento buscar ayuda y veo que no recibo la ayuda que necesito, tras una relación en la que sufro maltrato intento buscar esa ayuda en asociaciones locales, pero ahí no le dan importancia alguna al hecho de que provenga del mundo de la prostitución y personalmente sentía que aquello me había destrozado. Ahora mismo estoy sin trabajo y busco empleo como empleada de hogar, pero todos los depredadores sexuales buscan víctimas en este campo debido a la crisis, es como si el sistema te estuviese presionando continuamente para arrastrarte de nuevo a la prostitución. Es realmente duro tener que soportar esto, es realmente duro y me encuentro en una situación muy desesperada.

 

¿Existen secuelas físicas o emocionales tras ejercer la prostitución?

 

Sin duda, sin duda. Existen lesiones a todos los niveles. Psicológico ya que es una vulneración a tu derecho a tener relaciones sexuales únicamente deseadas y físicas –ni siquiera yo podría calibrar hasta donde llegan esas secuelas, cada vez que hablo de ello me destroza por dentro, encima tienes que soportar ese estigma, el tener que mantener esto en secreto, para mí dar la cara como superviviente me supone un gran esfuerzo– ¿Físicas? Pues claro, por ejemplo cuando estás con la menstruación te obligan a meterte una esponja y eso te produce muchas infecciones. Yo misma he tenido que ir a urgencias para que me saquen esa esponja en varias ocasiones porque se queda encajonada y se infecta. También las secuelas psicológicas te arrastran secuelas físicas: embarazos no deseados al verte obligada a tener relaciones sin condón con esta gentuza que en ocasiones es incluso violenta, enfermedades de transmisión sexual… Y los suicidios, esa sin duda es la peor cara de la prostitución, el suicidio y las mujeres asesinadas por los puteros.

 

¿Qué opina acerca de que haya un sector del feminismo que pretenda legalizar la prostitución alegando que existen mujeres que ejercen esta actividad de forma libre y voluntaria?

 

Me sorprende, me sorprende porque de repente salen porcentajes de mujeres que ejercen libremente la prostitución, ¿de dónde salen esos porcentajes? ¿A qué llaman libre y voluntaria? Si cuando yo ejercía la prostitución me hubiesen preguntado, probablemente hubiese dicho que ejercía la prostitución de forma libre, ¡ese era mi sustento! No es objetivo preguntar a una persona que está en un círculo de violencia sobre todo esto, sería como preguntarle a una mujer maltratada si es libre o quiere a su marido, muchas mujeres dirían que su marido las quiere pese a los golpes recibidos. También es un poco de autodefensa, cuesta asumir que no haces lo que haces de forma voluntaria. Es una especie forma de disociarse de todo aquello. Por todo esto creo que es importante contar con la voz de las personas que han vivido todo aquello pero han salido de alguna forma de ese círculo. El derecho a la libertad sexual, al que se renuncia cuando ejerces la prostitución, no implica solo consentimiento, implica también deseo. El consentimiento se puede comprar, pero el deseo jamás.

 

Las mujeres que ejercen la prostitución desconocen en muchos casos este derecho por las implicaciones de la violencia patriarcal. Cuando logras tener mayor conciencia feminista, te percatas de estas cosas. Y sea como sea, no puedes legalizar la prostitución alegando que hay mujeres que en su derecho individual deciden ejercer la prostitución, eso es la base del liberalismo, cierto, pero la sociedad tiene que legislar atendiendo a los DDHH, no únicamente a las necesidades del mercado. En el sistema de la prostitución esos derechos son vulnerados, no puedes legalizar eso. Sucede que esas mujeres que ejercen la prostitución son vistas como «las otras», ¿ellas sí y nosotras no? No puedes hacer eso, no puedes legislar de esa forma.

 

¿Recuerdas el caso del caníbal que asesinó a otra persona que quería ser comido por él? ¿Legislamos esto también? ¿Legislamos el canibalismo voluntario? No, tú no puedes legislar el maltrato aunque supuestamente sea consentido. Con todo este discurso estamos poniendo el foco siempre en la prostituta y no en el putero, tú no puedes maltratar a otra persona aunque supuestamente esta te lo permita. Esto en una sociedad democrática no puede ni debe plantearse.

 

¿Puede ser la prostitución considerada un simple oficio y por tanto abrirse una futura vía en la legislación que centre sus esfuerzos en garantizar los derechos laborales de las prostitutas?

 

Volvemos un poco sobre lo mismo, ¿cómo podríamos considerar trabajo a la explotación sexual? ¿Cómo regular la explotación sexual? Se están vulnerando Derechos Humanos, ¿en qué trabajo se vulneran derechos humanos? Garantizar los derechos de las prostitutas es simplemente garantizar que las víctimas de la prostitución paguen impuestos, es caminar de cara a un estado proxeneta. Además de todo esto, ¿qué derechos se supone que van a garantizar a las mujeres prostituidas? ¿Dónde queda el derecho a la libertad sexual? No me salen las cuentas.

 

¿Cómo valoras los diversos intentos de crear un sindicato de prostitutas en España?

 

Personalmente creo que tras esta iniciativa se esconde el lobby proxeneta y muchos otros intereses, pero particularmente los de este lobby. En definitiva es un intento de conseguir materia prima nacional, intentan hacer todo esto más atractivo con charlas en las Universidades y dando una falsa sensación de normalidad. Me parecen terribles este tipo de iniciativas que solo buscan blanquear este negocio. La gente que mueve este tipo de sindicatos no son personas prostituidas tal y como se nos quiere hacer ver: esas personas han pasado a ser proxenetas y jugar otro papel en el negocio. Las mujeres vulnerables que estamos en prostitución, estamos destrozadas, no nos encontramos en posición de organizar ese tipo de iniciáticas. Esa es mi opinión de todo esto.

 

¿Qué postura debería adoptar un gobierno de izquierda a la hora de legislar acerca de la prostitución?

 

Claramente abolicionista, la izquierda se supone que lucha para conseguir una sociedad más igualitaria y en este tema debería apostar por una postura abolicionista. Parece ser que en muchos casos lo son «pero», ese «pero» siempre está ahí. Lo que debería hacer un gobierno de izquierdas es reconocer a las personas en situación de prostitución como mujeres que sufren una violencia sexual extrema, tras eso caerá todo lo demás.

 

                                                                        Otto Dix



En muchas ocasiones se acusa al abolicionismo de no reparar en las mujeres que ejercen la prostitución, ¿qué hay de cierto en esta afirmación?

 

Lo que existe es mucho desconocimiento. Las medidas en este sentido y la línea del abolicionismo se encuentran al alcance de todo el mundo, pero hay personas que o lo desconocen o no quieren conocerlo. Lo que ves en redes sociales es un espejo de la realidad, las medidas las podemos ver todos y todas, se habla de ofrecer estudios, una renta mínima, reinserción para que puedan tener una vida digna, ayuda psicológica, apoyo legal… Es que no lo entiendo, ojalá hubiese podido acceder a las medidas que ofrece el abolicionismo cuando las he necesitado. Hay muchas personas que lanzan acusaciones directamente desde el desconocimiento, pero las medias están ahí. La otra vía simplemente propone que las mujeres aporten impuestos al estado, son mujeres destrozadas y explotadas, pero tras pagar impuestos todo parece arreglarse, nada más importa. Esto es un absurdo.

 

¿Cómo influye la clase social en la prostitución?

 

Influye, pero no solo la clase social. Lo principal es que somos mujeres, los hombres pobres no caen en la misma medida en la prostitución. Claro que influye, es mucho más fácil terminar ejerciendo la prostitución si procedes de una clase social baja, es obvio, pero quiero remarcar que el ser mujer es el factor principal.

 

¿Resulta efectivo sancionar a los clientes o a las prostitutas?

 

¿Efectivo para qué? Para terminar con el sistema prostitucional puede resultar efectivo, en algunos casos, sancionar a los puteros. Pero no a las víctimas de la prostitución. Aunque sancionar a las víctimas de prostitución es algo que hacen en la Barcelona de Ada Colau, tan «amiga de las putas», pero que las multa si están en las calle. Multar a las prostitutas es únicamente efectivo para que las calles queden muy bonitas. solo para eso.

 

Multar a los puteros no va a terminar con la prostitución, pero tampoco multar o sancionar a los violadores va a terminar con las agresiones sexuales, esta gente está cometiendo un delito y tienen que ser sancionados por ello. Las prostitutas deberían ser reconocidas como víctimas de violencia sexual, por tanto existe un victimario y hay que sancionarlo. Desde el abolicionismo somos incluso benevolentes en este tema: primero haríamos llegar una multa administrativa a casa de los puteros, para ver que explicación dan a sus mujeres, ya que la mayoría suele estar casado. Si reinciden, debería penarse con penas de prisión. Mi opinión personal es que los puteros deberían de estar todos en la cárcel. Lo de sancionar a las prostitutas por el contrario es muy del modelo prohibicionista, que no tiene nada que ver con la solución del abolicionismo.

 

¿Cuál es el perfil del putero?

 

Hombre. Claramente un hombre, no puedo decir mucho más, cualquier extracto social, cualquier ideología… Lo único que podría decir del perfil del putero es que son hombres.

 

¿Considera que realmente resulta posible abolir la prostitución en España?

 

Claro, ¿por qué no? Se ha hecho en otros países, las leyes educan y esto también pasa por una educación afectivo sexual igualitaria desde que somos pequeños, eso resulta esencial. Necesitamos llegar a un futuro en el que someter a relaciones sexuales no deseadas a otra persona nos parezca horroroso, inconcebible, pero para esto tenemos que legislar y educar en este sentido. En el momento que las mujeres víctimas de prostitución se consideren también víctimas de violencia sexual, no quedará otra que caminar por ahí. Lo que no existe es voluntad política para abolir la prostitución. Pero sí resulta posible, resulta posible y resulta urgente hacerlo.

 

Esta misma semana hemos visto como personas cercanas a Movimientos regulacionistas agredían a feminista abolicionistas en Barcelona durante los actos del 23 de septiembre, Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Mujeres y Menores, ¿suponen estos comportamientos la tónica general en el debate? ¿Existe miedo a la hora de defender en la calle posturas abolicionistas?

 

Estoy consternada con lo sucedido, me parece tremendo que esto suceda durante los actos del Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata. Una especia de «fiesta», pisando carteles, agrediendo a compañeras, eso dice mucho de ellos. Suele ser la tónica general, suelen ser bastante agresivos y ofensivos a la hora de «debatir». Personalmente estoy acostumbrada a ver como esos personajes me insultan o incluso utilizan la reacción de «me divierte» en publicaciones en las que yo narro mi propia experiencia personal en el mundo de la prostitución y situaciones realmente complicadas, duras, situaciones que como puedes ver todavía me cuesta recordar.

 

Mi hijo ha participado en el acto de Bilbao y personalmente tengo miedo de todo esto, esto va en aumento y soy sincera tengo miedo de lo que pueda llegar a suceder. Puede también que el hecho de que el gobierno anunciase que reintroducirá en el Código Penal la tercería locativa los haya puesto nerviosos. Tengo que decir que en debates y redes sociales me he encontrado con personas regulacionistas que no tienen esta actitud y que pese a hacerlo desde el desconocimiento, «se preocupan» por las prostitutas. Las personas que actuaron de este modo y agredieron a las mujeres abolicionistas en Barcelona, lo hacían defendiendo directamente los intereses proxenetas.

Fuente:

https://nuevarevolucion.es/entrevistamos-a-sarah-berlori-es-mas-facil-terminar-ejerciendo-la-prostitucion-si-procedes-de-una-clase-social-baja-pero-el-factor-clave-es-ser-mujer/





Deanna Lynn desvela la sordidez del porno: fue actriz durante 10 años y hoy ayuda a los adictos

Testimonio


Deanna Lynn desvela la sordidez del porno: fue actriz durante 10 años y hoy ayuda a los adictos

Tras una vida de sexo y adicciones, Deanna encontró en Matt al hombre de su vida y se casó con él.

J.M.Carrera / ReL03 marzo 2021



Con cinco años, Deanna Lynn vio su primera película pornográfica acompañada de su madre. Dos años después, ella era la protagonista de un vídeo grabado para sus vecinos, y a los 18, su carrera en la industria del sexo y la pornografía estaban más que asentadas. Mientras sus compañeras de la escuela soñaban con cuentos de princesas, ella solo quería revivir la historia de Pretty Woman. Durante 10 años, esta joven de Tucson (Arizona) vivió sumida en las drogas, la prostitución y la pornografía, hasta que sus oraciones fueron escuchadas.

 

Su madre le introdujo en la pornografía

“Desafortunadamente, desde mi infancia, mi madre me enseñó que la belleza podía ser una herramienta para manipular”, cuenta Deanna Lynn, autora del libro Comprada. Dejando la industria sexual.

 

Ella tenía cinco años y estaba en el primer curso de primaria, cuando su madre consideró divertido introducirla en el mundo de la pornografía. Tan solo dos años después, la pequeña consideraba normal desnudarse y “grabar videos caseros pornográficos para mis vecinos, que me hacían representar lo que veía en las películas con mi madre”, explica a Aceprensa. A los 9 años de edad, su madre se suicidó tras varios intentos frustrados.

 

"Solo necesitaba un salvador"

Deanna creció con una vida desestructurada. Durante toda su vida se había educado “creyendo que menos ropa significaba belleza y que la atracción física era sinónimo de amor”, explica en su testimonio de conversión.

 

Desde los ocho años, recuerda que “solo necesitaba un salvador, y me escapé de casa por los abusos pensando que un hombre me rescataría como a Pretty Woman”. Su adolescencia no fue menos conflictiva: la exposición sexual, la pornografía, su adicción a las metanfetaminas y la muerte prematura de su novio determinaron los siguientes años de su vida.

 

De camarera a actriz pornográfica

Con 17 años, Deanna y sus amigas se presentaron buscando trabajo en Hooters, una cadena de restaurantes conocida por utilizar las camareras como reclamo comercial. “Todo comenzó usando poca ropa, llamando la atención y sirviendo unas alitas de búfalo”, explica. “Esto me llevó a una carrera en la industria del sexo en toda regla”.

 

La adolescente se encontraba ante un dilema. Con 18 años ya era alcohólica, adicta a las drogas y estaba cerca de entrar en prisión. Cada noche vivía con miedo a que alguno de sus ex-novios violentos llamase a su puerta para hacerle daño.

 

Pero una compañera de trabajo le presentó al hombre que le libraría de todos sus problemas. Quería promocionar a Deanne en la industria del sexo, cuenta en Thrive, un portal del Seminario Teológico de Asbury, centro de formación protestante donde estudiaría años después, tras su conversión.

 

Deanna ya había comenzado a prostituirse, y se encontraba en prisión cuando aquel hombre “me dijo que podía pagarme la fianza y convertirme en una estrella”.

 


Deanna Lynn cuenta su historia en el libro "Purchased, leaving the sex trade". Puedes comprarlo aquí



Lo que antes era porno, ahora es entretenimiento

 

Nada más llegar, “una de las cosas que hacen los agentes de la industria del sexo es presentarte gente famosa, llevarte en limusinas y alojarte en mansiones”.

 

En un principio, Deanne estaba deslumbrada, hasta que fue consciente de la realidad que se respiraba en aquel entorno. “Tienes que hacer como si estuvieras disfrutando incluso de los actos más violentos, porque eso es lo que se vende ahora”, explica. “Hoy la propia televisión está llena de cosas que solían ser porno y ahora son el entretenimiento de la gente en la sala de su casa”: “Las empresas tuvieron que rodar cosas más duras, más gráficas y violentas para conseguir ventas, porque el consumidor habitual ya estaba insensibilizado ante el sexo normal”.

 

Deanne recuerda que cada dos semanas se tenía que someter a pruebas de detección de enfermedades de transmisión sexual, pero “tenía que hacer que pareciese el mejor trabajo del mundo”.

 

"¿Cómo he llegado hasta aquí?"

Deanne pasó 10 años de su vida en la industria del sexo. Cuando entró, pensó que sería un trabajo a su medida, en la que ella tendría cierto control y elevados ingresos.

 

Pero la realidad era muy diferente. “Un agente es como un proxeneta glorificado, y el 30% de lo que ganaba era para ellos”. Además, “tenía que hacer todo lo que dijesen, y cuando se enfadaban, daban mucho miedo”. Deanne no sabía lo cerca que estaba de la quiebra emocional, pero “cuando la cámara no estaba grabando, solo podía llorar en mi almohada”. “¿Cómo llegué hasta aquí?”, se preguntaba la joven, “yo solo era una camarera”.

 

"Comencé a rezar a mi Salvador"

“Uno de mis fans viajó desde Georgia hasta California para conocerme y me pidió que le firmara mis películas”. Deanne se lo tomó como un halago, “incluso me compró mis galletas favoritas”. Aquel hombre había invertido todos los ahorros familiares en aquel viaje. “Cuando llegó a su casa, estaba angustiado porque no podía asumir que yo era una persona real, y cuando regresó a su casa, su esposa le prohibió acceder de nuevo a los chats y a la pornografía”. Cogió una pistola y se suicidó delante de su familia.

Llegó un punto en que Deanne no sabía relacionarse con la gente al margen de la sexualidad. “Recuerdo pensar, `¿cómo sería vivir una vida con ropa puesta?´”. Deanne pensó que nunca había tenido una cita, “¿cómo sería salir con alguien que no me preguntase por el sexo?”, se preguntaba. En ese momento, pidió ayuda a Dios: “Comencé a rezar a mi Salvador: `Por favor, no quiero quedarme atrapada aquí para siempre´. Necesitaba salir de este entorno por completo".

 

Una familia la acogió y le transmitió la fe

Sus oraciones fueron escuchadas. Deanne se decidió y dejó la industria del entretenimiento para adultos en marzo de 2010. “Afortunadamente”, explica, “tengo un Dios que nunca deja de perseguirme”.

 

Deanne acudió al programa de readaptación Refugio para Mujeres. La joven debería invertir un año de readaptación social y desintoxicación. Recuerda que “estuve siete meses en la casa, y después fui con una familia con la que terminé quedándome durante dos años”. Aquella familia la acogió como si fuese uno más, y allí descubrió la fe. “No me estaban predicando la Biblia, ni diciéndome lo equivocada que estaba, simplemente amaban. Amaban a Dios, y el uno al otro” explica en Thrive.

 


                         Deanna y su esposo Matt ahora tienen dos hijas gemelas.



Una historia para llevar a la gente a Dios

“Después de pasar años huyendo de las cosas, por primera vez en mi vida sentí que estaba caminando en un sentido. Estoy aprendiendo a caminar con orgullo”, pensaba, y conociendo “mi verdadera identidad, que está en Jesús”.

 

Entonces, tomó una decisión: dedicar su vida al apostolado. “El mundo me derrumbó”, afirma, “pero lo que me dejó es mi historia, y continuaré usándola para traer a la gente de vuelta a Dios”. Un propósito que ha plasmado en su libro Comprada. Dejando la industria sexual.

 

Un matrimonio ayudando a dejar las adicciones

Tras su conversión, Deanne comenzó a estudiar un programa de Formación Espiritual en el seminario de Asbury. Allí conoció a su marido, Matt, con el que ha tenido dos hijas gemelas. “Nos conocimos en la universidad donde hicimos el máster, y desde entonces, dedicamos nuestro tiempo a la familia y a ayudar a otros a liberarse de las adicciones”, en particular al sexo y a la pornografía. Juntos, esperan abrir un rancho de trabajo para ayudar a las personas a retirarse y conectar a aquellos que están luchando contra diversos trastornos.

 

Actualmente, Deanne dirige una asociación dirigida a orientar y dar esperanza a personas con adicciones, un trabajo que adora, y que le permite “sacar adelante y defender las causas que me apasionan”.

 Fuente

https://www.religionenlibertad.com/personajes/216771086/deanna-lynn-desvela-sordidez-porno-actriz-ayuda-adictos.html





miércoles, 21 de diciembre de 2016

Trata de personas: la historia de Sandra

Testimonio de Prostitución


Esta es una historia de trata de personas, pero no nos confundamos, es fundamentalmente una historia de prostitución, simple y a secas. La trata de personas es la forma penal en la que bajo determinadas condiciones se produce la captación y explotación sexual. Constituye el 95% de las personas en prostitución, el resto, el 5%  son captadas de manera “suave”, sin una violencia explícita, pero siempre abusando de una situación previa de vulnerabilidad, por eso también podrían ser considerados casos de trata de personas que no encajan en el tipo penal.
Una vez más se comprueba que el delito de trata de personas es un medio por el cual son sometidas las mujeres necesarias para el funcionamiento de los burdeles o la prostitución callejera, de ahí que no puedan ser separadas la trata de la prostitución, son dos caras de la misma y única moneda. También demuestra que la mayoría de las mujeres y niñas, no importa cual fuere su condición, no imaginan ni quieren a la prostitución como una posible salida de sus estrecheces. La llamada “voluntaria” es minoritaria, estadísticamente irrelevante y cuando se la explora, encontramos los mismos elementos que en el resto de los casos.
El prostituidor-putero-“cliente” que va a un prostíbulo o las acecha en la vía pública, podrá saber esto, pero no le interesa, al contrario, esa situación agrega más condimento al acto basado fundamentalmente en el sometimiento.
La historia de Sandra es la de tantas niñas y mujeres que son prostituidas, que no se reconocen a sí mismas como víctimas y que son capaces de decir que lo hacen por propia voluntad. No es un caso especial ni extraño, es parte del mundo de la prostitución.
Alberto B Ilieff


14 de setiembre de 2015
Trata de personas: la historia de Sandra
Es uruguaya pero pasó también por Argentina y Europa. La primera que la explotó fue su propia madre. Un accidente de tránsito en Italia la dejó en silla de ruedas pero, paradójicamente, le permitió liberarse de la red de trata.

El proxeneta y su esposa iban en los asientos de adelante. Sandra Ferrini comía un sándwich en la parte de atrás. En cada mordisco dejaba caer las migas sobre el tapizado, en lo que entendía una inocente venganza. Un camión embistió al auto en el que viajaban y a otros nueve vehículos. El espectacular choque fue titular en la prensa italiana. Sandra sobrevivió, pero quedó por un tiempo en silla de ruedas. Aquel accidente de 2005 fue, paradójicamente, uno de los momentos más felices de su vida. La red de trata que la explotaba desde hacía 37 años la dejó tirada ?y libre? en la calle.




"La máquina dejó de funcionar".

Durante la entrevista con el diario El País de Montevideo pide no abrir las cortinas, está acostumbrada al encierro. Su historia, como la de 21 millones de personas en el mundo que son objeto de trata según la Organización Internacional de Trabajo, transcurre en penumbras. Apenas parte del Estado y las ONG que se ocupan de dar cobijo a las mujeres explotadas sexualmente, toman dimensión del asunto. El Paso, una de estas organizaciones uruguayas, atendía hace tres años a una víctima por semana. Hoy llegan a cinco.

El dinero, estimado en 150.000 millones de dólares anuales a nivel mundial y apenas por debajo del narcotráfico, sumado a la larga utilidad del producto-máquina-persona, explica el poderío de este "negocio". Sandra llegó a "valer" 1.000 dólares en Italia y el doble en España. Todo para que la dejaran hablar con su hijo o que su padre permaneciera con vida un día más.

La primera vez fue cuando tenía ocho años; su madre la vendió a un vecino del Cerrito de la Victoria. La niña debió cruzar el cantero que separaba ambas casas y vio al hombre cuando su esposa no estaba. En el dormitorio, aquel adulto de rasgos agresivos, recuerda, le hizo algo que a ella le dolía, pero no lograba comprender qué era. Su madre esperó en el living, cobró y se fue. En los días? y años? siguientes Sandra fue el recipiente en el que otros vecinos y sus amigos depositaron su goce y los valores de una sociedad machista.

"A los 14 años conocí al joven D. Me prometió que iba a sacarme de aquel infierno y me llevó a vivir a un hotel en Paso Molino. Me contó que robaba y que con esa plata íbamos a comer", recuerda Sandra como flashes, otra de las secuelas que le dejó la explotación. Pero al tercer día de su "nueva" vida, el "compañero" le manifestó que la Policía lo buscaba y que ella debía salir a la calle. "Ya lo hiciste más de una vez". Esa fue la excusa. "Si no, mato a tu viejo". Esa fue la amenaza.

Puede que para cualquier mortal la primera pregunta sea: ¿cómo no escapó? "Es difícil tener opción cuando la persona está en situación de vulnerabilidad, sufre maltrato y amenazas", explica Sandra Perroni, coordinadora del servicio de atención a víctimas de trata de la ONG El Paso y del Mides. Por eso a la hora del reclutamiento ?el primer paso de toda red? hay un juego de seducción y otro de fuerza.

A sus 55 años, Sandra Ferrini no tiene casi familia. Tuvo cuatro hijos: uno murió a los pocos días de nacer, otro se suicidó, a un tercero lo robó la red en Italia y al cuarto no lo ve desde que su historia se hizo pública en una película y sus nietos conocieron el verdadero trasfondo. La madre, a quien nunca denunció por temor, murió. Su padre, que trabajaba "todo el día" y era la razón por la cual Sandra intentaba no bajar los brazos, también.

Más de una vez Sandra pensó en suicidarse. De hecho, tras el primer parto que fue complicado y por cesárea, le aconsejaron no volver a embarazarse. Y ella lo buscó adrede: era su mecanismo para morir feliz. En las muñecas tiene las cicatrices de los cortes de la adolescencia. En el pecho tiene las marcas de los senos que le extirparon: el aceite de avión que le obligaron a inyectarse (por eso de que era "chatita") terminó generándole un cáncer. Y ahora la huella física que más la aqueja son unos "tumorcitos" en el cerebro consecuencia de cuando la "surtían a palos".

Sandra debía trabajar desde la mañana hasta la madrugada. Empezó parándose en Bulevar Artigas y Francisco Gallinal. Todo el dinero iba para el joven D., quien repartía lo recaudado con la madre de ella. Luego "atendió" en whiskerías de la Aduana, en Argentina y el interior. Hasta que la llevaron a Paysandú, con la excusa del velorio de una conocida del joven D., para sacar un pasaporte falso (con los años pudo desmontarse esa pata de las redes que contaba con el apoyo del Estado). Fue así que le ofrecieron-amenazaron para ir a España. "Las promesas fueron seis meses de trabajo y después la libertad". Pero aquello fue el infierno. O al menos la puerta de entrada.

El caso de Sandra es uno más de los testimonios de uruguayas que fueron reclutadas y llevadas a Europa en la década de 1990. "Esa modalidad aún no terminó", dice el sociólogo Pablo Guerra. Lo novedoso, explica, es que Uruguay "volvió a ser un país receptivo de las redes". Es que las rutas van cambiando según la situación de los países. En 2008, con la crisis económica que golpeó a Estados Unidos y a Europa, Uruguay pasó a transformarse en zona de tránsito y destino.

Así lo advirtió el Departamento de Estado de Estados Unidos el pasado julio: "Uruguay es un país de origen, tránsito y destino para hombres, mujeres y niños explotados en tareas de trabajo forzoso y trata con fines sexuales (...) Mujeres de la República Dominicana (y, en menor medida, mujeres de otros países sudamericanos) son explotadas en Uruguay".

Solo en 2014, el Mides atendió 113 posibles víctimas de trata con fines de explotación sexual y otras cinco por trata laboral. Del total, 97 eran ciudadanas dominicanas. No en todos los casos la Justicia pudo comprobar el delito. Hasta ahora ninguno de los dos juzgados especializados en Crimen Organizado identificó la trata para el trabajo doméstico, una de las advertencias que realizan las ONG.

Con todo, muchos relatos continúan ocultos. "Hay veces en que la víctima no es consciente de que es víctima", explica Perroni. Otras, como en el caso de Sandra Ferrini, la persona teme denunciar por desconfianza en las instituciones.

Sandra no sabe a ciencia cierta cuántos integraban la red que la llevó a Europa. Recuerda que en el primer viaje eran tres proxenetas uruguayos que sólo se encargaban de "custodiar" a siete chicas. "En el avión teníamos prohibido hablar con la gente, conversar entre nosotras y hasta nos negaban ir al baño", recuerda, pero cada vez que consideraba la posibilidad de escaparse, la amenaza de matar a su hijo o a su padre aparecía como por arte de magia y le hacía cambiar de opinión.




En España no alcanzó a estar un mes. El joven D. y sus secuaces le habían advertido de no hablar con los gitanos. Si algo aprendió Sandra durante su explotación es que cuando le impedían "algo", ese "algo" podía ser su salvación.

En una de esas noches en que la obligaban a bajar a la plaza para cobrar 34.000 pesetas por 15 minutos de sexo (aún no estaba el euro), fue hasta un bar. Se puso a jugar con una máquina tragamonedas al lado de un gitano y le rogó que la ayudara a escapar. Así fue, metralletas mediante, que a la mañana siguiente la sacaron de la pensión y le dieron dinero para hospedarse en Madrid a la espera de que el Consulado de Uruguay la repatriara. Fue cuestión de pisar Montevideo cuando su madre ya le tenía prontas las medias para que se parase esa misma noche en Bulevar y Gallinal. No tuvo opción.

Con Sandra lo que funcionó fueron las amenazas y los golpes. Al tiempo de su regreso a Uruguay, el joven D. la encontró. Le apuntó con un arma y la obligó a viajar a Italia. Era el Mundial de fútbol, lo que facilitó su ingreso. Estuvo en Milán, en Roma y en Sicilia. "Ahí eran las peores condiciones... Dormía en camas que compartía con otras chicas, nos llevaban al supermercado y no nos dejaban comprar preservativos, teníamos prohibido hablar con desconocidos, debías ir a trabajar cuando ellos querían, no podíamos estar más de tres veces con el mismo cliente y cuando estábamos menstruando nos decían: La máquina pierde aceite". Hace una pausa. "Y desde Uruguay, mi madre me cobraba US$ 2.500 por hablar con mi hijo por teléfono".

Hasta que un día, en 2005, la máquina dejó de funcionar. Por los maltratos que recibió en el hospital, después del accidente, obtuvo dinero con el que construyó su humilde casa en Uruguay.

Puede que el joven D. y los otros integrantes de la red sigan trabajando en Italia. Son los vestigios de esos uruguayos que montaron redes en Europa, los mismos que fueron "desplazados por los rumanos", cuenta el subcomisario Mezquita. A Sandra lo único que le importa es que "ninguna chica pase" por su situación. Pero por ahora, advierte el sociólogo Guerra, "hasta en el pueblito más chico uno puede encontrarse casos". Y para eso no hace falta tomarse un avión.

La víctima

Seis de cada 10 víctimas de trata tuvieron una infancia muy problemática, revela una investigación de Pablo Guerra. El sociólogo se centró en las mujeres que ejercen la prostitución, y constató que 3,2% de las encuestadas fue víctima directa y el 42% tiene conocimiento de algún caso.

El ofrecimiento de un trabajo muy bien pago y con posibilidad de hacer dinero en poco tiempo suele ser el mecanismo de seducción.

En Uruguay no se han comprobado casos de raptos asociados a redes de trata. En República Dominicana dicen que en Uruguay se gana US$ 2.000 al mes. Otras estrategias son las amenazas y la utilización de drogas.

El 98% de la explotación sexual a nivel mundial es femenina y de personas trans. Otros tipos de trata, como la laboral, suelen darse en la pesca, el trabajo doméstico y el cuidado de adultos.
Fuente: Diario El País de Montevideo

http://www.elentrerios.com/interes-general/trata-de-personas-la-historia-de-sandra.htm







Bety- Testimonio de una mujer que vivió el infierno

Testimonio de prostitución

Esta es una historia de trata de personas, pero no nos confundamos, es fundamentalmente una historia de prostitución, simple y a secas. La trata de personas es la forma penal en la que bajo determinadas condiciones se produce la captación y explotación sexual. Constituye el 95% de las personas en prostitución, el resto, el 5%  son captadas de manera “suave”, sin una violencia explícita, pero siempre abusando de una situación previa de vulnerabilidad, por eso también podrían ser considerados casos de trata de personas que no encajan en el tipo penal.
Una vez más se comprueba que el delito de trata de personas es un medio por el cual son sometidas las mujeres necesarias para el funcionamiento de los burdeles o la prostitución callejera, de ahí que no puedan ser separadas la trata de la prostitución, son dos caras de la misma y única moneda. También demuestra que la mayoría de las mujeres y niñas, no importa cual fuere su condición, no imaginan ni quieren a la prostitución como una posible salida de sus estrecheces. La llamada “voluntaria” es minoritaria, estadísticamente irrelevante y cuando se la explora, encontramos los mismos elementos que en el resto de los casos.
El prostituidor-putero-“cliente” que va a un prostíbulo o las acecha en la vía pública, podrá saber esto, pero no le interesa, al contrario, esa situación agrega más condimento al acto basado fundamentalmente en el sometimiento.
Debemos resaltar el papel que juega en la vida de muchas de estas personas la organización Amadh (Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos) en el apoyo y ayuda –con los muy escasos medios que cuentan- a las mujeres y niñas que se esfuerzan por salir de la prostitución.
Alberto B Ilieff



/ 05/12/2016
Testimonio de una mujer que vivió el infierno
Bety fue víctima de una red de trata. Llegó a ser violada por hasta 50 hombres en un día. Pasó por Trelew y habló para ayudar.
Detalles crudos. Bety relató a Jornada el infierno que vivió. Trabaja ahora para ayudar a otras mujeres.

Bety tiene 45 años. A los 16 fue secuestrada en San Miguel, provincia de Buenos Aires. Vivió cautiva muchos años de su vida. Fue víctima de torturas y violaciones. Tenía que soportar que unos 50 hombres por día pasaran por su cuerpo. Sus dos hijos fueron fruto de un abuso en plena adolescencia. “No sirvo como persona, como mujer. Como pareja no sirvo. No siento nada. Ellos mismos me quemaban la vagina cuando quería escapar”. Todo lo vivido lo transforma en experiencia. Es ahora promotora en la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos.

Con motivo de un Congreso que se realizó en la zona, estuvo en Trelew y aceptó la entrevista con Jornada. “Fui víctima de trata. Empecé en la organización para entender que como mujer tengo derechos. Soy promotora. Hice cursos. Estoy en contacto con mujeres en situación de prostitución. Realizo trámites en las escuelas para sus hijos, saco turnos en el hospital y lo que necesiten”, describió.

A Bety la secuestraron. “A los 16 años fui víctima de trata. Me encerraron en un lugar. Mis hijos desaparecieron. Y ya tenía 2, por una violación. Me encerraron. Vivía a torturas, violaciones. Tenía que soportar unos 60 hombres por día. Te obligaban a hacer lo que decían. No veía ni la ropa, quienes eran, ni cuanta plata hacían. Te mandan también a la calle, en las esquinas. No te podés escapar porque te controlan. Todo pasó de los 16 a los 30 años”, reveló.

Aseguró la mujer que no tuvo en esa situación ningún tipo de ayuda. “Todo lo que hice, fue por mi cuenta. Cuando fui a la denuncia me la tomaron pero me llevaron de nuevo con el proxeneta. Me escapé, me recuperaron mis hijos pero volví a una esquina porque no tenía ayuda económica”.

La pesadilla continuó durante varios años. En 2009 se decidió a acercarse a la Organización AMADH. “Pedí ayuda. Económicamente estaba mal. Quería estudiar. Hasta hoy no lo puedo hacer. Tengo 45 años. Hacemos videos y revistas de prevención de trata”, sostuvo.

Transmite a través de sus palabras la advertencia las mujeres respecto a que los proxenetas no tienen preferencias por nada. “Ellos agarran lo que venía. No tienen un perfil de mujeres. Todas corren peligro. Había paraguayas, tucumanas, correntinas. De todos lados”, aseveró.

Bety al dar su testimonio tiene por objetivo ayudar a quienes están pasando por el mismo infierno que vivió ella. Brinda información a quien lo necesite. “Queremos salvar más mujeres. No queremos a la prostitución como trabajo. No la consideramos como tal. No estamos de acuerdo. Son muchas torturas. No sirvo como mujer. Como pareja no sirvo. No siento nada. Son muchos años. Es daño psicológico también. Ellos mismos me quemaban la vagina cuando querías escapar. Te lesionaban. Las piernas”.

Ella es víctima de trata pero en medio de tanto dolor, agradece poder contarlo. “Me estropearon la vida a mí y a muchas mujeres. Muchas están muertas. No sé ni donde estuve solo así, me cambiaban en distintos lugares. Me llevaban con los ojos tapados. Llegaba como bolsa de papas y pasaban 50 o 60 tipos por día. No comía. Solo prendían la luz y te levantaban cuando llegaban clientes”.

Reiteró el giro que tuvo en su vida ser parte ahora de AMADH. “Antes yo prefería estar en una esquina en lugar de ir a la organización. Pero un día quise informarme. La prostitución era un trabajo para mí. Ahora entiendo que no lo es. Hay que repudiarlo”.

Violencia de género

Estela es colombiana y acompañó a Bety en la entrevista. Ella es víctima de violencia de género. Es también promotora de AMADH y destaca que “es un sitio donde se trata de rescatar a la mujer que está en situación de prostitución y secuestro. Esta organización sirve para quienes sufrimos violencia. Nos ayudan a entender que todas tenemos los derechos pero no los conocemos. Los tenemos que saber cuando estamos siendo violentadas”.

Advirtió la mujer que cuando la violencia invade la vida “uno está ciego. Hablo por mi experiencia. Cuando se llega a la organización se abre una puerta diferente. Allí se aprende. He visto que se logró sacar personas de esa situación. Han salido, lo han logrado. Es un gran paso. La mujer se vuelve mucho más fuerte. Aprende de la vida desde otro lado”, sostuvo.
Fuente: Red Abolicionista de Prostitución y Trata. Se puede reproducir citando la fuente

Prevención de la mujer

Miriam Vázquez es referente de Mujeres de Pie en Trelew. Participa activamente en todas las actividades que se impulsan para ayudar a mujeres que estén inmersas en el círculo de la violencia, se asesora respecto a las situaciones de trata y repudia la prostitución. “No es un trabajo”, resalta. Destacó la sentencia obtenida en el caso Alika en Usuahia en la que se logró condenar a un proxeneta. “Le decimos no a la reglamentación de la prostitución. Es el hecho de violencia y tortura más violento que sufre una mujer”.

Vazquez advirtió que desde AMADH se trabaja “en la prevención e la mujer. El trabajo es muy importante. Se recorre las noches rescatando a las mujeres en situación de prostitución”.

Se refirió a los casos de trata que están siendo investigados en Trelew. “Dijeron que esto se pone de moda. Que es como todo. No es así. Quien dijo esto, es falso. Es visibilizar. El sol no se puede tapar con la mano. Los involucrados tienen que saltar. Son grandes redes. Está muy bueno que se allane. Que la justicia haga su trabajo. Que el responsable pague. Si hay una mujer presa seguro ha sido victima, explotada y ultrajada. Detrás de todo esto, hay hombres machistas que viven del cuerpo de las mujeres. Que caiga quien tenga que caer. Queremos proxenetas presos”.

Fuente
http://www.diariojornada.com.ar/176122/sociedad/me_secuestraron_me_ultrajaron_y_me_sometian_unos_50_hombres_por_dia/


Nota: la fotografía fue publicada en la noticia original, por eso es aparece en este blog

.



lunes, 25 de julio de 2016

Alika Kinan -2- Testimonio de Prostitución

Alika Kinan -2- Testimonio de Prostitución


9 de octubre de 2015
Hasta hoy tengo el estigma de haber sido prostituta.

Lo dijo Alika Kinam, rescatada de una red de trata de personas en 2012. Tras un largo proceso, pasó de ser víctima a militante por la defensa de los derechos de las mujeres y hoy es la primera querellante contra sus proxenetas. "Pese a la ley, el Estado no se ocupa de las víctimas de trata", denunció
 
Alika Kinan
El 18 de octubre de 2012 a las 0:30, la puerta de la whiskería "El Sheik" fue derribada en un allanamiento protagonizado por efectivos de la Gendarmería Nacional. Detrás de una simple puerta había un prostíbulo, tan oculto como conocido por todos: siete mujeres fueron rescatadas, tres proxenetas detenidos y las historias de abuso, violencia, drogas, alcohol y el aberrante delito de trata de personas quedaron al descubierto en Ushuaia, la capital de Tierra del Fuego.
Una de ellas era Alika Kinan, una mujer que durante 20 años fue prostituida y que hasta la medianoche de ese día ignoraba que tenía derechos, porque había crecido en un mundo de obligaciones. Tampoco sabía que era una víctima de uno de los sistemas más sanguinarios, fatales y crueles que una sociedad puede esconder: el prostibulario, porque si hay algo de lo que lamentablemente no quedan dudas es de la complicidad de las cientos de personas que pagan para que esto siga pasando.
La municipalidad de Ushuaia se encargó de hacerle a cada prostituta la libreta sanitaria
"Se entiende por  trata de mayores la captación, el transporte y/o traslado –ya sea dentro del país, desde o hacia el exterior–, la acogida o la recepción de personas mayores de 18 años de edad, con fines de explotación, cuando mediare engaño, fraude, violencia, amenaza o cualquier medio de intimidación o coerción, abuso de autoridad o de una situación de vulnerabilidad, concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre la víctima, aun cuando existiere asentimiento de ésta", explica el artículo 2 de la Ley 26.364 que sanciona la trata de personas y ampara a sus víctimas, al menos en la letra.

"Viví en situación de esclavitud durante tanto tiempo, fui explotada sexualmente durante 20 años... De eso no te recuperás nunca porque es algo que vive con vos, son heridas que quedan en el alma", dijo a Infobae Alika Kinan. Su voz es muy parecida a su imagen: bella y poderosa, pero también tiene tanta fragilidad como firmeza, propia de los años de dolor, de esos que jamás encuentran letras ni palabras para poder ser expresados.

"En el sistema prostibulario no te tratan bien. Soportás maltrato (psíquico y económico), vejaciones, demasiados abusos, golpes... Hasta el día del rescate no sabía qué era la ley de trata, no sabía cuáles eran mis derechos porque toda mi vida había vivido de esa forma. No sabés que sos esclava de la situación –hasta crees que elegís, pero para elegir debe haber otras opciones– y la negación de reconocerte como víctima es grande. La trata ejerce la peor y la mayor violencia sobre el cuerpo de una mujer y arruina el alma. Me costó mucho verme como víctima, por eso, el que cerraran el lugar donde estaba segura fue terrible; los proxenetas te llegan a hacer creer que son tu familia y que te cuidan, pero te cuidan para que no te enfermes, para que no te contagies nada y así seguir generándoles dinero", recordó. Para ella no fue fácil romper con ese paradigma, casi un destino: es nieta, sobrina e hija de prostitutas. Sus padres la abandonaron cuando era apenas una adolescente, junto a su hermana, mucho menor. Salir a la vida con 16 años y con una niña a quien criar no le fue fácil.

De Córdoba a Ushuaia, de la prostitución a la trata

A Kinan no le tiembla la voz a la hora de contar su historia, lo hace sabiendo que su testimonio puede ayudar a otras mujeres. Su infancia fue con un padre violento, que tenía un bar y que luego maltrató a su madre que fue prostituida junto a su tía en un burdel del tío. El hombre se marchó, luego la madre abandonó a Alika y a su hermanita de 9 años. "Cuando tenía 16 años, mi mamá nos abandonó. En mi familia la violencia era algo naturalizado y la manera en que se llega a la prostitución, también. Mi abuela era prostituta, al igual que mis tías y mi madre... Con mi hermana quedamos solas y llegó el momento en que no teníamos ni para comer ni lugar donde vivir y muy pocas opciones de vida. Era muy chica y en ningún trabajo me tomaban... en todos excepto uno", lamentó. Fue una conocida la que le comentó, ante esa situación extrema, que conocía un lugar de masajes privados donde se hacían despedidas de solteros. La desesperación la llevó a tocar esa puerta. Tiempo más tarde otra joven le contó que había estado en algunos cabarets del Sur, donde se reconocía la buena paga por los "servicios", como lo llaman en la jerga. Llegó a un burdel de Ushuaia en 1996, con 18 años, y permaneció allí hasta 2012.

Alika tenía 18 años cuando llegó a Tierra del Fuego. "Me dijeron que iba a inaugurar un boliche, estaba en una situación de demasiada necesidad y la verdad es que no hice muchas preguntas. Tampoco tenía los recursos, ni la familia para hacerlo. Nadie me ayudó a pensarlo. Había buscado trabajo por mucho tiempo y me fue negado, era chica para algunas cosas, pero al sistema prostibulario se llega fácil, pero tener una vida normal no es fácil. Eso me fue negado".
 
Alika Kinan
Sin clientes no hay trata

Ante tanta indiferencia y desgaste los tratantes se presentaron ante ella casi como salvadores, aunque fueron sus peores verdugos. Lo hacen con todas las mujeres que absorben: se aprovechan de la poca o nula expectativa que tienen y de lo devastadas que están sus vidas. Ellos saben cómo tener atada a una mujer y abusan de su poder: "Desde que llegás te hacen un plan de multas que genera deudas de las que es imposible salir. La deuda es por los pasajes, por llegadas tarde, por estar un minuto más en la habitación. Por ejemplo, si llegabas tarde decían que les debías $500", explicó. Pero todo eso no pasó inadvertido para los funcionarios de la ciudad austral, todo lo contrario.

"Al llegar, mis proxenetas me llevaron a la policía, que preguntó dónde iba a estar y me abrieron un legajo. Luego tuve que hacerme la libreta sanitaria, ésta se hace cada tres meses, para decir que eras una puta sana. La municipalidad (varios inspectores eran clientes del lugar) hacía controles para comprobar que todas las mujeres tuvieran las suyas en regla y controlaban que no hubiera menores... Que las libretas estuvieran en regla quería decir que las chicas no tenían sida. Nadie frenaba para hablar con ninguna, nos ninguneaban. Esto hoy en Tierra del Fuego ya no pasa, pese a que ese sistema de libreta sanitaria y la ley de trata convivieron algunos años".

La vida en el prostíbulo Sheik

"Desde que se cierra la puerta de una habitación no sabés lo que va a pasar y de lo que pasa adentro no se habla, sí antes. A veces se aconseja a las chicas, sobre todo a las más chicas y nuevas. 'Tené cuidado que no te pegue´, ´Ese se saca el forro´, ´Ese deja propina´... Pero cuando se vuelve es en silencio, un silencio doloroso, vergonzante, porque incluso hay que soportar las burlas y menosprecio de los proxenetas: ´Estuviste flojita hoy´, a veces decían. Pese a eso adentro hay contención. Entre nosotras nos conteníamos y nos cuidábamos, dentro de lo posible", rememoró.
Entre los proxenetas había dos mujeres que trabajaban en la barra del boliche de donde Alika y otras seis mujeres fueron rescatadas. Ellas controlaban "el negocio". Sobre ellas, Kinan dijo: "Ellas fueron víctimas y creo que sintieron en ese poder de victimaria una especie de revancha, lo sienten como un falso empoderamiento. En los prostíbulos siempre hay mujeres, porque al hombre no le gusta pagarle a otro hombre. Debe sentir que otro hombre esgrime poder sobre sus derechos."

Desde las 23 hasta las 6 de la mañana, el desfile de hombres era continuo. Desde los que bajaban de los barcos pesqueros, extranjeros que desembarcaban de lujosos cruceros hasta los que entraban –carpeta en mano– para poner las "libretas sanitarias" en orden. "Una mujer en situación de trata siempre es sostén de una familia, si no, hablaríamos de la prostitución vip, pero hablamos de mujeres que son sostén de familia que fueron insertas en un sistema prostibulario. Si no, ¿quién querría ser prostituta? Si existiera otra opción, otra contención, ¿quién quisiera serlo?", se preguntó Kinan, que tras ser rescatada luego de un operativo nacido en una denuncia se dio cuenta del sistema esclavista en el que había estado viviendo.

18 de octubre de 2012: allanamiento y rescate

Al sacarla del prostíbulo junto a otras seis mujeres (una paraguaya, cuatro dominicanas y dos argentinas), Alika contó todo lo que había pasado allí adentro; entonces entendió que durante todos esos años había sido víctima de trata, no era una prostituta, fue prostituida. En la fiscalía le explicaron qué pasaba y ella debió reacomodar sus ideas y conceptos. "Yo creía que como me cuidaban, me daban un lugar donde vivir y una paga, me querían. Es el síndrome de Estocolmo... reaccioné por mis hijas, porque me dijeron que ellas podrían seguir el mismo camino si lo veían naturalizado", explicó.

Después de declarar y de que ese mundo de terror –pero suyo al fin– se terminara, la realidad del afuera volvió a golpearla. "Al salir me encontré con la nada misma, como no tenía adónde ir, la Provincia me ofrece meterme en una casa donde meterían llave de 22 a 10. Les dije que no y que me iría a otro boliche. Ellos no dijeron nada. Me ofrecieron pasajes avión por si quería irme, pero hablé en la Fiscalia y decidí volver a Mar del Plata, en donde estaban mis hijas. Allí tuve problemas con mi pareja y otra vez quedé en la nada. Nunca tuve contención, hasta que decidí volver a Ushuaia para enfrentar todo lo que había pasado".

Aparte de ser víctima de trata, Alika padeció violencia de género por parte de su ex pareja. "Fue justo cuando quise escaparme de una situación de m... y me aferré al primer hombre que se mostró como un salvavidas de esa situación. Volvés a caer en lo mismo porque jamás se reparó nuestra situación de vulnerabilidad y me sometí a malos tratos otra vez, por lo que pasaba en mi casa de niña (...) la prostitución de una persona pobre es el acto más violento que puede ejercer un hombre en sociedad patriarcal y no hay manera de removerlo, a no ser que se cambien cosas sobre el derecho de las mujeres. Porque desde casa se tiene que decir a cada niño, a cada adolescente que no tiene que consumir mujeres", remarcó.

De víctima a militante y luego a querellante

Alika Kinan se convirtió en la primera víctima de trata en ser querellante contra sus proxenetas que, contra todos los pronósticos, estuvieron detenidos solamente dos meses y esperan el juicio oral en libertad. "Tengo los nervios del caso, espero el juicio", contó sobre el momento de volver a verse cara a cara con quienes hicieron de ella un objeto de consumo para el gozo de otros que, sin una pizca de remordimiento, iban a la whiskería y pagaban no solo por sexo, sino para que la vida de las mujeres abusadas siguieran cayendo hasta lo más profundo. "Tengo los nervios propios de la situación del juicio: presentarme frente a ellos, más allá de ser víctima, y toda la situación que un juicio oral comprende, más allá de eso soy una militante y para mí representa parte de eso".

El relato de Alika es muy duro, cuesta creer que entre seres humanos exista tanto maltrato y desprecio por la vida. Es tan impensado como que, sabiendo lo que ocurre, haya tantos hombres que no duden en entrar a un prostíbulo y pagar por estos "servicios".

Bajo la carátula de "delito de trata de persona agravada" por explotación sexual, serán llevados a juicio oral tres de sus proxenetas, Pedro Eduardo Montoya y Claudia Ivana García (el matrimonio dueño del local) y Lucy Alberca Campos, gerente, que para el asombro de muchos y dentro de la lógica de otros, esperan esa instancia en libertad porque "no representaban peligro" para la sociedad. El juicio sería recién en 2016.

"Estoy convencida de que van a quedar detenidos, porque ya maduraron los jueces, ya maduró la ley de trata, hoy no es como hace tres años. Hay una condena social, antes no se sabía qué era y hoy muchos funcionarios reconocen que no hicieron bien las cosas. La sociedad evolucionó porque antes había un prostíbulo al lado de un jardín de infantes y nadie hacía nada, hoy la sociedad los condena. Sin dudas, todo es gracias al trabajo de muchos militantes, porque antes la víctima era la mala, hoy la puta es lo mismo que cualquier otra víctima, antes la prostitución era un privilegio de los hombres, hoy es un delito", apuntó la mujer que hoy levanta la bandera por la defensa de los derechos de las mujeres violentadas. Las ayuda porque teme que muchas no puedan solas. Por eso, le dio vida al Instituto de Género Spa Kippa (sangre de mujer) de la mano de la Fundación Manos Abiertas.




Las muchas falencias del Estado ante las víctimas de trata

La trata de personas es un delito, el sistema prostibulario es uno de los más sanguinarios y violentos. Por favor, no seas parte.

Luego de que Alika Kinan fuera rescatada del prostíbulo "El Sheik" no tuvo contención psicológica ni de ningún profesional que pudiera asistirla, porque una víctima de trata no es una víctima cualquiera; tiene sus sentidos y sensibilidades alteradas. La desconfianza primó por mucho tiempo en esta mujer, que "ya no sentía ni el peor de los dolores".

"Una no elige ser puta, porque no es una opción de vida, pero el Estado debería garantizar ciertos derechos, pero en caso de trata, el Estado es inoperante aunque la ley sea perfecta. Lo que está alrededor no es operante, con lo cual la ley está condenada al fracaso. La cárcel a los proxenetas forma parte de la reparación, pese a ello el Estado está ausente. Si bien se creó la Oficina de Rescate y se iniciaron dispositivos de investigación, todo eso no funciona porque en el momento de tener que articular desde Nación con las provincias y con políticas públicas hay fallas. Cuando luchamos por derechos, es por el de todas, no de una sola. Debería haber contención para las víctimas porque no hay cupos laborales y cuando los trabajos se consiguen la víctima es estigmatizada. En muchos lugares eso pasa, entonces la mujer vuelve al círculo prostibulario. Hoy hay 6 mil rescatadas, pero no las veo. O son las mismas rescatadas una y otra vez. Hay que ofrecer oportunidades, empleos dignos, no subsidios. Hay que dar oportunidades de acceder a una vivienda digna, que se paguen con el mismo trabajo digno. El Estado debería comprometerse a llenar un cupo o comprometer a empresas a ofrecer empleos. Defiendo los derechos de las mujeres en un sistema de esclavitud porque sé por qué están ahí, y porque si no tienen nada afuera vuelven a entrar en el sistema y el delito sigue", finalizó.

Fuente:

http://www.infobae.com/2015/10/08/1761064-hasta-hoy-tengo-el-estigma-haber-sido-prostituta

VER VIDEO en 

"Prostitución: ¿trabajo o explotación? - panelista Alika Kinan"