miércoles, 18 de enero de 2017

María, tras lograr salir de la prostitución: ‘Ya no tengo miedo’

Testimonios de Prostitución

María, tras lograr salir de la prostitución: ‘Ya no tengo miedo’
Actualizado el 28 de diciembre de 2016 a las 12:00 am
El asesinato de una amiga la movió a buscar otra vida. Dejó el alcohol, las drogas y a su pareja agresora; hoy asegura ser feliz
POR Sofía Chinchilla C.
Más de 15 años pasaron sin que los días fueran muy diferentes unos de otros: dormir cuando había luz y salir a trabajar en cuanto oscurecía. Comer era opcional, pero drogarse se convirtió en una necesidad para soportar los horrores de la calle y la prostitución en la noche.
Suma cuatro décadas de vida, aunque hoy su existencia es muy diferente.
Su identidad se resguarda; eligió ser llamada María. Esta mujer pide ayuda para quienes todavía están en la calle.
¿Cómo llegó a trabajar en las calles?
Cuando estaba joven, mi mamá se fue y mis hermanos y yo nos fuimos a vivir a la casa de mis abuelos. Ahí sufrí muchos abusos sexuales (...). Uno estaba resentido con la vida, y debido a eso, empezamos a conocer el alcohol y la droga. Yo me iba a bailar, salía de mi casa, hasta que un día no llegué más. Conocí a una persona con la que comencé a convivir, y de ahí empecé a prostituirme.
¿Qué edad tenía?
Como a los 18 años... Deseando tener cédula, como para que no me dijeran nada, como un pájaro que lo dejaran en libertad.
¿Alguien la forzó?
Desgraciadamente, cuando usted está así, solo gente mala se le aparece. Yo estaba conviviendo con una persona que también tenía vicios, y él me dijo: ‘Yo sé la manera en la que usted puede ganar dinero, dinero que ni se imagina’. Y así fue como empecé para solventarnos el vicio los dos.
¿Cómo eran los días?
Vivíamos en una cuartería en San José. Era un cuartito pequeño, a lo mucho una cama, el televisor y la ropa. Por lo general, a mí me mandaban a trabajar de noche porque había más dinero; entonces, durante el día yo dormía. Más que en la noche uno se drogaba y tomaba, entonces en la mañana ¿con qué ganas iba a estar despierta? El día es la noche y la noche es el día.


¿Se sentía en peligro?
Muchas veces sentí temor. Más que a veces no quería ir con ciertas personas, pero mi pareja me obligaba. Yo sabía estando ahí, medio conversando, que la persona era agresiva, pero ellos ponían el dinero y uno solo esperaba que pasara la situación lo más rápido posible… Tenía que conseguir para el cuarto, el alcohol, para la droga… y para comer, que eso era lo último que uno hacía.
¿Hubo gente que se acercaba a ofrecerle ayuda?
Sí, usted sabe que hay grupos de cristianos que andan en la noche, y muchas veces me dieron de comer, me escuchaban, me decían que buscara ayuda… Pero uno, cuando está en eso, no cree que haya esperanza. Es una esclavitud; yo era esclava… y uno no creía; no había Navidad, no había nada. Era un ciclo de subsistir.
¿En qué momento supo que tenía que salir?
Mataron a una compañera mía; era amiga. La ahorcaron y la dejaron debajo de la cama del hotel. La persona que la mató puso el candado... La andábamos buscando y nadie la encontraba. Hasta como a los dos días llegó mal olor: la habían ahorcado con el brasier. Cuando yo vi cómo murió ella, yo le pregunté a Dios si había nacido solo para estar sufriendo… Que si existía, me diera una oportunidad de ir cambiando.
”Yo sabía que el principal problema era la pareja, que él estaba usándome porque él necesitaba de mí, yo no de él. Después, que estaba esclava del alcohol y las drogas, y tenía que buscar ayuda. No fue de la noche a la mañana, fueron como dos años en ese proceso. Captaba que tenía que hacer las cosas, pero no sabía cómo”.
El primer paso fue ir a un grupo de Alcohólicos Anónimos, donde María conoció a mujeres que lograron ser empresarias, estudiar, o al menos conseguir un empleo digno. Y si ellas pudieron, ¿por qué ella no iba a lograrlo?
Siguió trabajando en la calle, pero detuvo el consumo de sustancias, dejó a su pareja, empezó a estudiar y consiguió un nuevo techo donde recomenzar.
“Me busqué una casita y tuve que dormir en el piso la primera noche. Llegué nada más con la ropa que andaba puesta porque cuando dejé a mi pareja, no me dejó sacar absolutamente nada. Yo dije: ‘Ahí voy’. Me acuerdo cuando compré el primer plato, la primera cuchara.
”Yo me preguntaba si iba a poder pagar eso. Tenía miedo, porque era un paso que jamás me imaginé. Traté de organizarme de guardar un poquito todos los días para pagar la casa, y sabía que tenía que comprar una olla arrocera, y la compré. A la semana compré un sartén. Esas semanas comía sándwiches porque quería ahorrar lo máximo para ir saliendo adelante. Yo ahorita veo lo que tengo y doy gracias; siento que vivo en un palacio porque todo me ha costado. Yo quiero mucho esa casa, y sueño que sea mía. Vivo ahí hace siete años porque yo quería echar raíces en algo”.


¿Quién es usted hoy?
Yo soy feliz. Tal vez, me falten muchas cosas materiales a las que la gente les da mucha importancia, pero yo vivo bien. Yo no tenía un trabajo y ahora puedo trabajar. Viera cómo soñaba yo con tener un trabajo, saber que llego a un lugar y voy a tener un ingreso fijo (...). No me falta nada. Sé que tengo mi casa, que ayudo a mi familia. Ya no tengo miedo, y salgo adelante poco a poco.
¿Cómo es este primer trabajo?
Ellos me han dado mucha oportunidad, un ingreso fijo y todos los derechos laborales. Me tratan con mucho respeto, son tan comprensivos. Yo pedí tanto por un trabajo, que ahora lo cuido. Yo voy a dar lo mejor de mí, y si no sé algo, lo aprendo.
”Cuando estaba en la calle veía a la gente que iba para el trabajo, con su bolsita de almuerzo, y yo pensaba que debía ser bonito. Es el regalo más grande.
¿Qué otras metas tiene?
Quiero sacar el bachillerato, y seguir trabajando. Quiero una casa.
Para María, su situación es igual a la de muchas mujeres, inclusive menores de edad, que pasan la noche en la calle, víctimas de la explotación y la necesidad.
“¿Usted ha visto la cantidad de chiquillas de 15 años y menos que andan prostituyéndose y metidas en un vicio? Y eso tienen que solventarlo. Y si, de feria, les pasa lo mismo que a mí, que se encuentran a una persona que lo que quiere es hundirlas más, es peor. Hay que partir de ahí, cortar con los vicios”.
¿Hay algo que uno pueda hacer para ayudar a alguien que esté en esa situación?
Tratar de hablar con ellas, si quieren dejarse ayudar (...). Deberían darles más atención, sobre todo en la adolescencia. La mayoría de compañeras sufrimos abusos sexuales. Todas contábamos lo mismo: que el tío, que el hermano, que el papá… A mí eso, por años, me marcó mucho porque pensaba que la culpa era mía, pero gracias a Dios, me he liberado. Entonces, ahí empieza todo: cuando estamos en la casa.
¿Cuál es la guía más importante para su vida?
Tratar de entender a los demás, para poder ayudarlos. No juzgar a nadie, ponerme en sus zapatos porque uno en el camino se va a topar con todo tipo de gente y yo no puedo juzgarla.
Fuente:

http://www.nacion.com/nacional/Maria-lograr-salir-prostitucion-miedo_0_1606239363.html





No hay comentarios:

Publicar un comentario