Testimonios de prostitución
Carta a la
ministra Huschke Mau
c/o Kofra
Baaderstraße
30
80469
München
A la
Ministra Manuela Schwesig
Ministerio
de Familia, Tercera Edad, Mujeres y Juventud.
Glinkastraße
24
10117
Berlin
21 Abril
2015
Estimada
Señora Ministra Schwesig
Me dirijo a
usted con este escrito porque he visto que en el proyecto de reciente
publicación de la reforma de la Ley de Prostitución está claramente marcado el
sello que distingue a los grupos de presión de los burdeles y el proxenetismo.
Por ello quisiera pedirle que ahondara en la realidad del barrio rojo en lugar
de seguir escuchando a personas que cuentan el cuento de putas felices
autoafirmadas.
Quisiera en
primer lugar presentarme brevemente: soy una superviviente de la prostitución,
en la que he pasado 10 años. Así que sé bien de lo que hablo. Las razones para
mi entrada en ella fueron varias: una familia biológica difícil, en la que a
través de violencia masiva, también de índole sexual, contra mi madre y contra
mí, resulté traumatizada. Contribuyeron asimismo, en aquel momento, los cuentos
masivamente difundidos de prostitutas felices, una necesidad financiera
ineludible y la falta de ayuda social y psicológica.
Sí, si
usted así lo quiere, he entrado voluntariamente; soy una de las harto citadas
prostitutas voluntarias, pero ¿qué hay de voluntario, señora Schwesig, cuando
una persona traumatizada por un abuso infantil toma esta decisión? Para mí la
prostitución era un ascenso, en el que aprendí que yo, debido a que soy una
chica más o menos indefensa y sin derechos, seré sexualmente abusada, y por lo
tanto, así podría al menos tomar dinero por ello y asegurarme así mi
supervivencia y limitar el número de abusadores.
Si ahora
usted piensa que yo pueda ser un triste caso aislado, debo tener que contradecirla.
En esos 10 años he conocido a muchas prostitutas, y no hubo ni una entre ellas
que no hubiese sido abusada de niña, golpeada o violada de adulta. Con estrés
psicológico, con el trauma volviéndose a repetir una y otra vez en la
prostitución y con el sentimiento de autoestima destruido debido a los actos
violentos, así es como he visto a muchas prostitutas. Sobre la violencia del
barrio rojo o las cosas que nos hacen los “clientes” que usted no querría
imaginar ni en sus peores sueños, no quiero empezar a detallar aquí. Esas son
las realidades del barrio rojo, señora Schwesig, las que se refieren solo a
“prostitutas voluntarias”, y sí, también ellas sufren su estrés postraumático,
su disociación, su adicción al alcohol o las drogas, porque no lo pueden soportar.
Del 90% de todas las prostituidas en este país
que no son alemanas, quisiera hablar aún menos. Su fantasía será
suficiente para imaginarse como son las circunstancias en las que viven.
El pasado
noviembre escribí una carta abierta porque no podía soportar durante más tiempo
que el lobby pro-prostitución contara historias tales como la de la puta libre
y autodeterminada. La he adjuntado a este escrito, en el caso de que quiera
usted leer como es en realidad prostituirse.
¿Por qué
tan pocas veces ha oído todo esto? En primer lugar, porque el lobby
pro-prostitución nos intimida (desde que publiqué la carta recibo e-Mails
malvados, he sido insultada y amenazada); y en segundo lugar, porque las
superviventes estamos demasiado traumatizadas para hablar.
Le ruego
encarecidamente, por tanto, que se informe sobre quién está detrás del lobby
pro-prostitución. En la revista Der Spiegel hubo recientemente un artículo
sobre ello.
En la muy
buena página web http://www.trauma-and-prostitution.eu/ puede seguir
informándose sobre cómo actúa la prostitución con las mujeres. O lea el libro
de la superviviente de la prostitución Rachel Moran “Was vom Menschen ubrig
bleibt”/ “Lo que queda del ser humano”, que dibuja claramente las realidades
del barrio rojo.
También
muchas mujeres que no se prostituyen se ven afectadas por la prostitución, pues
los puteros que son sus maridos, llevan al dormitorio lo que han aprendido en
el burdel, es decir, a despreciar a las mujeres, a comprarlas, a torturarlas.
La sociedad está brutalizada, señora Schwesig, es un bucle sin fin: si la
prostitución es legalizada, aumenta la demanda (porque los hombres aprenden que
está bien comprar el cuerpo de las mujeres, transgredir los límites, tener
poder para abusar). La trata aumenta para cubrir la demanda (con lo que hay
todavia mas tráfico de mujeres) y de nuevo se acrecienta la aceptación de la
prostitucion en la sociedad, la demanda sube de nuevo, etc.
Actualmente
el 90% de los hombres alemanes ha estado ya en un burdel. Uno de cada tres lo
hace regularmente. Sabe usted lo que pasa por sus mentes, señora Schwesig? Yo
lo sé, porque lo he experimentado en la habitación de un prostíbulo, y los
hombres que hoy estrechan su mano amablemente, mañana escupen a una prostituta
en la cara durante el acto, gozan con su asfixia cuando deben tragarse el
esperma y aprenden a sentir placer al torturar mujeres.
Por favor,
no lo permita! Usted es miembro de la Agencia de Protección a la Infancia, no
puede querer que debido al abuso y la violencia, niñas traumatizadas se
conviertan en prostitutas, que tengan que experimentar todo aquello de nuevo
una y otra vez. A través de la legalización los hombres aprenden que todo esto
está bien. ¿Quiere vivir en una sociedad así? Esa no puede ser su visión!
No habrá
nunca una sociedad con equidad de género mientras los hombres puedan comprar
mujeres y puedan abusar de ellas. Y no hay ninguna prostitución “limpia”.
Le ruego
encarecidamente que no se informe sólo por los/las defensores/as de la
prostitución (que en su mayoria son dueños de burdeles o son controladas y
financiadas por ellos) escarbe mas en la ciénaga y se encontrará con los
traficantes de personas y la delincuencia organizada; escuche también a
psicoterapeutas especialistas en trauma y a supervivientes. El lobby de la
prostitución no habla por nosotras, las prostituidas y exprostituidas! Este
lobby consiste en no más de 100 personas, que a nosotras, las 300.000
prostituidas en Alemania, no nos representan, sino que nos intimidan y trabajan
contra nuestros intereses.
Nosotras no
queremos hacer este “trabajo”. No necesitamos ninguna legalización. No
necesitamos a los que sostienen que no queremos registro, ni obligación de usar
condón, etc.
Lo
preferible para nosotras seria que no tengamos que hacer más este “trabajo”. Y
que los hombres que abusan de nosotras fueran castigados. Necesitamos alternativas,
no un desenfreno aun mayor de las destructivas y deshumanizantes fuerzas que se
mueven en el barrio rojo (y con ello también en la sociedad).
Querida
señora Schwesig, no hace tanto tiempo que lo dejé: tres años. Con 18 tuve mi
primer “cliente”.
¿Sabe lo
que a lo largo de los diez años que estuve en la prostitución, en los que he
sido golpeada, violada, retraumatizada, despreciada, deshumanizada, enfermada
en cuerpo y espíritu, hubiera necesitado mayormente? : Ayuda y una sociedad
sensibilizada con el tema, que no me suponga gozando de la vida y divirtiéndome
además con todos los abusos del barrio rojo.
No conozco
a ninguna prostituta que lo haga libremente. No conozco ninguna exprostituta
que no tenga estrés posttraumático. Todas las mujeres que conozco han sido
destruidas en la prostitución.
Por favor,
no se deje engañar por las mentiras del lobby proxeneta por más tiempo. Hable
con personas que no estén controladas por los hombres que se benefician del
“abastecimiento” de sus burdeles con víctimas de tráfico de seres humanos y con
mujeres traumatizadas o por las mafias que traen a estas mujeres a los
burdeles.
Por favor,
abola la prostitución, es inhumana e indigna del ser humano. Y si a usted eso
no le es posible, coártela tan fuerte como sea posible (registros, etc.) Que no
continúe más una situación que ha convertido a Alemania en “El Dorado” de
puteros y proxenetas. Como ministra no puede desear eso para las mujeres.
Esto
está pasando cada día, y con ello hay también hombres que torturan, maltratan y
aprenden a despreciar a mujeres que no son prostituidas. Está entre nosotros.
¿Sabe usted lo que está pasando en los burdeles y en las casas-burdeles de un
par de calles más allá?
Por favor,
no deje de insistir, no se desentienda. Necesitamos una prohibición de la
compra de sexo y en el camino hacia ello una fuerte restricción, la más fuerte
que pueda imponerse.
Muchas
gracias por haber leído mi carta.
Le deseo lo
mejor.
Huschke Mau
Traducción:
Concha Hurtado. Arquitecta Técnica residente en Alemania. Activista y
ex-Vicepresidenta de Iniciativa Feminista de España.
Fuente
http://www.lrmcidii.org/wp-content/uploads/2015/05/Estimada-Sra.-Ministra-Schwesig-1.pdf
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