domingo, 9 de julio de 2017

Las Manadas de los #Sanfermines



Las Manadas de los #Sanfermines

La autora le arranca la máscara al patriarcado más duro, el más tolerado, el más defendido por la mayoría de las mentalidades sociales. No lo vemos porque no lo queremos ver y como dice Amelia Tiganus, no podemos imaginarnos el horror por el que pasan las mujeres que tienen que soportar a las manadas de hombres y sus prácticas sexuales violentas que en algunas ocasiones solo se pueden traducir como tortura: "Imaginad lo que la pedagogía de la crueldad hace con ciertos cuerpos. Imaginad que eso pasa porque una sociedad lo permite. Y el Estado lo financia y lo defiende bajo el manto de las tradiciones (patriarcales e intocables)".
Amelia Tiganus -- Feminicidio.net -- 08/07/2017

Si eres prostituta, “trabajar” en un prostíbulo de Pamplona en la época de Sanfermines puede llegar a ser una de las experiencias más traumáticas y duras que vives en el cuerpo de una mujer. Las cosas como son: esto solo nos pasa a las mujeres por ser mujeres, en Pamplona, Ámsterdam, Cali o Bangkok por no decir en casi todas las ciudades del mundo.

Para empezar, en el sistema prostitucional tú no eliges, y estás obligada a aceptar de antemano todas las reglas del juego a las que te someten los proxenetas (en el Estado español están enmascarados como empresarios del ocio aquellos que administran el negocio de la prostitución en algunos supuestos locales de ocio) y los puteros. La alianza putero-proxeneta es de las más fuertes y leales en el patriarcado, entre estos dos roles de machos no hay fisuras, protegen la masculinidad hegemónica y por eso necesitan resguardarse en lugares físicos donde las únicas mujeres que estén allí sean cosificadas, sumisas y estén dispuestas a ser humilladas, usadas y torturadas por ellos, bajo la “legalidad” que le concede el Estado proxeneta. El prostíbulo es el símbolo más contundente y claro de que el patriarcado no está dispuesto a que las mujeres alcancemos la igualdad. Mientras haya prostíbulos, no solo se garantizará que siempre hay un lugar en el que la masculinidad hegemónica está a salvo sino que los hombres como ciudadanos, con la ayuda del Estado, las leyes, los jueces, la policía, los partidos políticos, las religiones y la indiferencia social, pueden disponer de mujeres desechables y explotables.




Imaginad primero el prostíbulo en Sanfermines por dentro: sobrepoblación de mujeres, decenas y cientos se instalan unos días en la capital navarra (traficadas o explotadas en cualquier caso), son hacinadas cuatro o cinco chicas por habitación como en una granja de pollos. De día están encerradas y duermen en los mismos espacios asfixiantes por donde durante la noche anterior pasaron decenas de hombres. También de día, en las calles los enjaulados son los toros, torturados y asesinados por manadas de hombres en un ritual ancestral, las únicas manadas que matan porque sí, porque tienen la licencia para usar y disfrutar de la violencia patriarcal.

Las manadas practican lo que Rita Laura Segato define como “pedagogía de la crueldad”.
Imaginad lo que la pedagogía de la crueldad hace con ciertos cuerpos. Imaginad que eso pasa porque una sociedad lo permite. Y el Estado lo financia y lo defiende bajo el manto de las tradiciones (patriarcales e intocables).

A las últimas chicas que llegan, a falta de camas les toca dormir en colchones sobre el piso, por esas habitaciones pagan fortunas, más de la mitad de lo que reciben ellas de los clientes; muchos proxenetas lo confiesan abiertamente: “a una puta hay que cobrarle todo lo que hace dentro del club, cama, comida, venderle ropa, joyas, perfumes, cocaína...”.

Imaginad que la jornada empieza a las cinco de la tarde cuando las mujeres abandonan las habitaciones y esperan en el local a que lleguen los clientes. Por la tarde hay poca demanda. La gran afluencia de hombres empieza por la noche. Manadas de borrachos invaden los locales vestidos con su traje blanco y “pañuelico” rojo. Hasta altas horas de la madrugada llegan las manadas. Hombres de todas las edades y nacionalidades. Los taxistas cobran una comisión del prostíbulo por cada viaje que traiga una manada. Los hombres vienen envalentonados y sudados. La mayoría pide sexo grupal y normalmente se les concede el deseo. A más hombres y “servicios” en el local, más ingresos y enriquecimiento para los proxenetas.

A ellas les toca el sufrimiento, la explotación sexual y la degradación.
El hacinamiento de mujeres se hace notar solo cuando las colas para esperar una habitación libre inundan los pasillos del prostíbulo. Hacer cola para follar es algo muy común pero en Sanfermines se vuelve más pronunciada esta conducta de la manada. Una vez dentro de la habitación, la diversión machista de la manada (generalmente con una sola mujer) no cesa y las demostraciones de hombría patriarcal son cada vez más violentas. Solo se pueden traducir como sexo duro y tortura. La música alta, el olor a alcohol, tabaco y cocaína son insoportables.


Flyer que se distribuye por las calles de Pamplona durante las fiestas.


Luego a la puta le toca soportar la soledad y recuperarse para volver a repetir al día siguiente la misma … Imaginad cómo llamar lo que le pasa a una puta en esas condiciones. ¿Qué nombre le pondríais?
Y después nos preguntan por qué algunas consideramos al prostíbulo un campo de concentración exclusivo para mujeres.

Las manadas de hombres están siempre dispuestas a volver para borrar cualquier rastro de humanidad de la puta.

¿Puede ser legal todo esto? Pues lo es.

Dice el folleto del Ayuntamiento de Pamplona:
“Por unas fiestas libres de agresiones sexistas: ¿Qué es la violencia sexista? Una violencia que se basa en las relaciones jerárquicas, en las relaciones de poder que sitúan al hombre por encima de la mujer, cuyo objetivo es garantizar que las mujeres vivan en una situación de sumisión”.

¿En qué parte de la campaña pública de prevención de las agresiones sexistas cabe mi relato?
Imaginad ahora que todos los días se publican avisos publicitarios en el periódico Noticias de Navarra (hoy, 8 de julio, ocupan una página entera de clasificados que pueden leer niños y niñas…). Este periódico recibe un beneficio directo de esa explotación sexual, el coste de los avisos publicitarios financia su sostenibilidad.


Lo que no podéis imaginar es el horror que vive una mujer en una situación como la que acabo de contar. 
Hay horrores que solo padecemos y vivimos algunas mujeres por ser mujeres pobres, migradas, racializadas, explotadas por el colonialismo sexual y el sistema prostitucional europeo. Y esto pasará cada día de Sanfermines, en una ciudad a la que cada año vienen las manadas de hombres a disfrutar de sus rituales patriarcales.

Fuente
http://feminicidio.net/articulo/las-manadas-los-sanfermines

Nota: las imágenes corresponden a la noticia original.




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