Testimonio de Prostitución
Ambar IL
6 Diciembre 2018
Navidades prostituida, pero sin ninguna noche buena
martes, 25 diciembre 2018
Llegaba la Navidad como prostituida y en un falso intento de
celebrarla, te forzabas, te obligaban a poner buena cara cuando te comunicaban
que esas fiestas las tenías que pasar en el piso, junto a las compañeras, l@s
proxenetas, la encargada, pero sobre todo con los puteros.
Falsas excusas, razones ocultas
“Que si en esos días siempre hay mucho trabajo”; “en esas
fiestas se cobra más”; “que en esas fechas, tampoco ibas a tener muchos sitios
donde ir”… Mil y una excusas para hacerte ver que tus opciones eran limitadas.
Claro está, adornado con la brutal intencionalidad de convencerte de que la
mejor manera que tenías de pasar las navidades, era allí, prostituida y
haciendo caja para ellos.
El que no teníamos a donde ir era cierto en mi caso y en el
de la mayoría de compañeras. No teníamos mucho donde elegir. Al haber escapado
de casa, recién cumplido los 18 años, volver por Navidad no era una opción
viable. Más cuando, sabiendo como sabían que me estaban prostituyendo, a nadie
parecía importarle ni un ápice. Todo lo contrario, hubo quien supo aprovechar
el hecho como arma arrojadiza contra mi.
Cena sin noche buena
Pies encadenados
En la Nochebuena o Nochevieja, mis compañeras y yo, debíamos
cenar en la cocina del piso. No se nos permitía ensuciar ninguna otra parte de
la casa. En un falso ambiente navideño, solo adornado para la complacencia del
putero, a nosotras poco nos importaba si había bolas brillantes, belén, cintas
o arbolito. La cena debía ser rápida y sin demoras. En cualquier momento podía
sonar el timbre y el poco espíritu navideño que se pudiera crear, sería roto
por puteros bajo los efectos del alcohol o la cocaína.
No me podía permitir soñar, pensar en que me hubiera gustado
unas navidades diferentes. Unas navidades en familia. Pero en una familia en la
que no hubiese sido abusada. Libre de pederastia. Pero mi realidad era que al
sonar ese timbre, tendría que entrar en una habitación para seguir siendo
abusada. Esta vez no por alguien de mi familia, sino por un hombre que ofrecía
dinero a otra persona para poder perpetuar ese abuso conmigo. Un hombre que
deseaba que participaras de la alegría y embriaguez de la que el mismo y sus
amigos hacían gala. Mientras, mis compañeras y yo, interpretábamos de manera
autómata, nuestros papeles tan bien aprendidos.
“No me podía permitir soñar, pensar en que me hubiera
gustado unas navidades diferentes. Unas navidades en familia. Pero en una
familia en la que no hubiese sido abusada. Libre de pederastia.”
Cuando estaba prostituida, Nochebuena, Navidad y Nochevieja,
eran fechas carentes de todo sentido y calor humano. Aquellas noches no eran
entrañables, ni familiares y mucho menos buenas. Solo era una noche más en
aquella prisión de chicas, de mujeres cargadas de vulnerabilidades. Eran
fiestas, donde el único calor humano que sentía, era el desprendido por el
cuerpo del hombre que tenía encima y que me compraba como su regalo de navidad.
Fuente:
https://ambarinfancialibre.com/navidades-prostituida-pero-sin-ninguna-noche-buena/?fbclid=IwAR1M4--cit1vRVPkZI_5FEL4cYXT8cPpX6NLo46h0mq-xpzvaX29Ozs3uXo
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