jueves, 11 de mayo de 2017

El verdadero rostro de una prostituta



Testimonio de prostitución

Publicada el 10/05/2017 -
El verdadero rostro de una prostituta

La vida de Esmeralda estuvo rodeada de mucho dolor y sufrimiento que la orillaron al mundo de la drogadicción y la prostitución
Por: María Ibarra

Escuinapa.- El abandono de su madre, el sufrir una infancia de abusos y su bisexualidad ocasionaron que Esmeralda cayera en las terribles garras de la drogadicción y la prostitución que la han llevado a arriesgar su vida por cinco años.

La mujer de 40 años de edad relató que desde su infancia, su vida estuvo llena de sufrimiento al vivir únicamente con su padre, porque su madre los abandonó a ella y a su hermano menor y que desde la edad de 6 años fue abusada por un amigo de religión muy cercano a su padre; ya que tenían que acudir diariamente a su domicilio en busca de agua potable, ya que en su hogar no contaban con este servicio.

    “Desde pequeña fui diferente (bisexual), mi niñez fue de mucho sufrimiento, yo no conocí a mi madre porque ella nos abandonó, mi padre era un alcohólico, fui abusada sexualmente a la edad de 6 años por un amigo de religión de mi papá, yo jamás se lo dije, pero eso ocasionó que a esa edad me volviera una niña ingobernable para llamar la atención de mi padre, que recordará que no solo tenía un hijo, sino también a una hija, pero no lo logre”, dijo tristemente.

A la edad de 17 años su mayor problema fue su sexualidad al tener bien definido su gusto por las mujeres; pero decidió mantenerlo oculto y tomar la decisión de casarse con un hombre, a quien le contó desde el principio sus preferencias sexuales. A pesar de ello decidieron formar una familia procreando a tres hijos durante 14 años.

Javier Vanegas
    “Realmente cuando me case no fue vida, yo siempre me callé todo lo que pasaba en mi matrimonio, porque yo quería tener una familia, la familia que no tuve, pero llegó el momento que yo no toleraba a mi esposo, me lastimaba, al ver mi rechazo él se buscó a otra mujer estando con migo, causándome graves problemas de salud contagiándome del virus del papiloma humano, el estrés y la tristeza que vivía me ocasionaron un pre infarto y me paralicé la mitad del cuerpo, por lo que después de 14 años, decidí dejarlo porque estaba de por medio mi vida”, expresó Esmeralda con voz entre cortada.

Después de dos años de haberse separado, su ex pareja la involucró en el mundo de las drogas dándole sus primeras dosis de cristal, a sus 34 años de edad perdió el control de su vida y se convirtió en una mujer adicta que para poder sostener su vicio se involucró en la venta de estupefacientes.

La adicción por el cristal la hizo conocer el infierno en vida, la ansiedad por consumir esta sustancia la impulsó a utilizar su cuerpo para poder adquirir una dosis, involucrándose en la prostitución poco a poco.

El amor de una mujer que había deseado por tantos años llegó, pero no para rescatarla al iniciar una vida en pareja; fue para involucrarla más en la prostitución al venderla a hombres y mujeres que buscaban placer en su cuerpo.


Inició a trabajar como mesera en las cantinas, pero a los pocos meses ofrecía su cuerpo a cambio de dinero, la abundancia llego, recurso que le permitió enviarles por un tiempo el sustento a sus tres hijos que se quedaron al cuidado del papá de Esmeralda.

Pero la bonanza duro poco, la adicción de Esmeralda la hizo tocar fondo, desde pasarse días enteros consumiendo droga hasta prostituirse en las carreteras con tráileres con los que llegó a conocer la ciudad de Guadalajara, México, Tijuana y muchos lugares más.

En el mundo de la prostitución convivió con personas de todo tipo y su vida en varias ocasiones estuvo en peligro, ya que algunos clientes llegaron a golpearla en repetidas ocasiones, fue víctima de asaltos quitándole el recurso adquirido por prostituirse.

Los últimos cinco años de Esmeralda los describe como los peores de su vida porque toco fondo, perdió el rumbo, su pareja la abandonó por su adicción, descuidó a su familia y la prostitución le dejó un gran vacío en su corazón y en su alma.


El padre de Esmeralda y su hija mayor lograron rescatarla del mundo de perdición y la internaron en contra de su voluntad en un centro de rehabilitación de mujeres, en donde actualmente tiene cinco meses en recuperación.

Esmeralda está tranquila en proceso de recuperación, pero aún le teme salir al mundo exterior, pero eleva su fe para que le permita vivir un día más sin droga y pueda recuperarse al 100 por ciento para vivir a lado de sus tres hijos, de su padre y por qué no, de encontrar el amor de una mujer que la haga conocer la felicidad que tanto ha deseado.

Fuente
https://www.debate.com.mx/mazatlan/El-verdadero-rostro-de-una-prostituta--20170509-0107.html


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