Testimonio de prostitución
Esta nota
muestra, quizá sin quererlo, la cara oculta de la prostitución, el camino
previo, la subjetividad en juego de quien luego llegará a ser prostituida.
Es claro
que para esta mujer, Riot, que me parece
representativa de muchísimas otras, entre su vida sexual (?) cotidiana y la que más tarde ejercería en la
prostitución, existe una continuidad. Ella misma muestra como no hay una
ruptura, una discontinuidad en lo que respecta al deseo, a la búsqueda del
placer, al respeto por el propio cuerpo y su integridad. Claro que en este
caso, como también muestra, y en muchos
otros, la prostitución pareciera ser una especie de empoderamiento, de toma de
posición y exigencia, uno modo de poner límites, a través del dinero, superior
a la etapa anterior. Digo, solo pareciera, porque hilando más fino lo que
encontramos es la misma disposición a cumplir lo que el deseo del otro
requiere: “A veces hacía lo que la
persona con la que estaba quería, me hacía o decía”, ahora también, con la
diferencia que cobra por ello. El límite está puesto por la tarifa, el dinero,
no por el deseo, por la propia subjetividad en cuanto integración de una
personalidad.
En este brevísimo relato,
Riot no nos habla de sexualidad sino de la persona y las relaciones que
establece, de su sometimiento a lo que el otro quiere. Hasta se podría adivinar
que fue educada en función de ello, para dar contento olvidándose de sí misma.
Preparada para vaciarse de interioridad y convertirse en mera exterioridad al
servicio de quien lo requiera.
Ella nos dice que gracias a la prostitución aprendió “A poner mi placer en juego”. Sería
excelente que así fuera pero si algo tiene la prostitución es la ausencia de
placer, por distintas razones. Una de ellas es que difícilmente se puedan
sentir placer cuando ni siquiera hay deseo. Es el deseo, y cuanto más fuerte
mejor, el que hace brotar el placer en la consumación. No es posible creer que
se pueda desear a 10, 20 o más desconocidos cada noche –cada uno con sus
características peculiares y no siempre atractivas- y que se coincida con lo
que ellos quieren: sexo oral, anal o vaginal, incluida la llamada lluvia dorada
o alguna otra exquisitez similar, o el sexo duro. Otra razón es la que fue
estudiada por la dra. Judith Trinquart que
muestra como el ejercicio de la prostitución lleva a perder sensibilidad
corporal al punto de la anorgasmia. No lo sabemos, pero es probable que ella
llame placer a negarse a alguna práctica que le resulta particularmente
molesta, no al afecto positivo de la sexualidad en juego.
Prostituta cansada. Maite Arriaga Arrizabalaga |
“Cuánto tiempo perdí
teniendo sexo gratis” impresionante frase en que intenta una justificación
uniendo su satisfacción sexual a la obtención de dinero, con ello simplemente
reafirma su carencia de placer antes de ser prostituida y luego de serlo.
Confirma el motivo por el que en la
prostitución el dinero se vuelve central porque ocupa el lugar vacío del
deseo-placer.
Historia no nueva, al contrario, reiterada hasta el
cansancio, de la prostitución. El cuerpo escindido, insensibilizado, convertido
en mero objeto de uso –abuso.
Si le cambiamos el tiempo a parte de la frase que Riot nos
dice, sin quererlo nos deja un cuadro muy nítido de lo que en la práctica es la
prostitución:
“…pienso
que eso es lo que tengo que hacer, cuántas veces digo sí a cosas que en realidad no quiero hacer…. Cuántas cosas naturalizo y dejo
pasar…. me hago dejar las preferencias y gustos a un lado para complacer al
otro a toda costa…”
Una prostituta escribe una carta que reabre el debate sobre
el trabajo sexual
“Siempre pierdes algo, siempre inviertes algo. Y el trabajo
sexual me enseñó a poner límites. A decir que sí y a decir que no. A poner mi
placer en juego”, concluye Riot.
27 de mayo de 2017
María Riot es una trabajadora sexual que escribió un post en
su página de Facebook. Con sinceras y brutales palabras, el post reabre un
debate que parece no tener fin: la prostitución. Alrededor del mundo, la
prostitución ha sido un oficio señalado por todos y apoyado por nadie.
Riot expreso en un texto breve e intenso sobre lo que piensa
acerca del sexo y el meretricio. Dicho texto, trae a colocación uno de los
argumentos principales de las trabajadoras sexuales libres: la disposición y
control del propio cuerpo bajo sus propias normas.
“Cuánto tiempo perdí teniendo sexo gratis”, expresa la
trabajadora sexual en el post. Asimismo, ella agrega que accedía a tener sexo
con hombres por sentir una especie de deuda. “A veces hacía lo que la persona
con la que estaba quería, me hacía o decía”.
“Cuántas salidas en las que por no agradecer e irme a casa
accedí a ir al hotel porque pensé que eso sería lo que tenía que hacer, cuántas
veces que dije que sí a cosas que en realidad no quería hacer, pero que para no
quedar mal o porque me gustaba la persona, las hice igual. Cuántas cosas
naturalicé y dejé pasar solo porque eran mis novios o novias y el amor me hacía
dejar las preferencias y gustos a un lado para complacer al otro a toda costa
sin siquiera decir qué era lo que yo quería en realidad”.
Sin importar su procedencia, la prostitución está presente
tanto en países ricos como pobres. Sin embargo, algunos gobiernos del mundo han
accedido a legalizar este oficio sexual, mientras que otros se niegan profundamente
hacerlo.
“Siempre pierdes algo, siempre inviertes algo. Y el trabajo
sexual me enseñó a poner límites. A decir que sí y a decir que no. A poner mi
placer en juego”, concluye Riot.
Fuente
http://www.mundiario.com/articulo/topsex/prostituta-escribe-carta-reabre-debate-trabajo-sexual/20170527233446090199.html
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