sábado, 3 de junio de 2017

Una prostituta escribe una carta que reabre el debate sobre el trabajo sexual

Testimonio de prostitución

Esta nota muestra, quizá sin quererlo, la cara oculta de la prostitución, el camino previo, la subjetividad en juego de quien luego llegará a ser prostituida.

Es claro que para esta mujer, Riot,  que me parece representativa de muchísimas otras, entre su vida sexual (?) cotidiana  y la que más tarde ejercería en la prostitución, existe una continuidad. Ella misma muestra como no hay una ruptura, una discontinuidad en lo que respecta al deseo, a la búsqueda del placer, al respeto por el propio cuerpo y su integridad. Claro que en este caso, como también  muestra, y en muchos otros, la prostitución pareciera ser una especie de empoderamiento, de toma de posición y exigencia, uno modo de poner límites, a través del dinero, superior a la etapa anterior. Digo, solo pareciera, porque hilando más fino lo que encontramos es la misma disposición a cumplir lo que el deseo del otro requiere: “A veces hacía lo que la persona con la que estaba quería, me hacía o decía”, ahora también, con la diferencia que cobra por ello. El límite está puesto por la tarifa, el dinero, no por el deseo, por la propia subjetividad en cuanto integración de una personalidad.

En este brevísimo relato,  Riot no nos habla de sexualidad sino de la persona y las relaciones que establece, de su sometimiento a lo que el otro quiere. Hasta se podría adivinar que fue educada en función de ello, para dar contento olvidándose de sí misma. Preparada para vaciarse de interioridad y convertirse en mera exterioridad al servicio de quien lo requiera.

Ella nos dice que gracias a la prostitución aprendió “A poner mi placer en juego”. Sería excelente que así fuera pero si algo tiene la prostitución es la ausencia de placer, por distintas razones. Una de ellas es que difícilmente se puedan sentir placer cuando ni siquiera hay deseo. Es el deseo, y cuanto más fuerte mejor, el que hace brotar el placer en la consumación. No es posible creer que se pueda desear a 10, 20 o más desconocidos cada noche –cada uno con sus características peculiares y no siempre atractivas- y que se coincida con lo que ellos quieren: sexo oral, anal o vaginal, incluida la llamada lluvia dorada o alguna otra exquisitez similar, o el sexo duro. Otra razón es la que fue estudiada por la dra. Judith Trinquart que muestra como el ejercicio de la prostitución lleva a perder sensibilidad corporal al punto de la anorgasmia. No lo sabemos, pero es probable que ella llame placer a negarse a alguna práctica que le resulta particularmente molesta, no al afecto positivo de la sexualidad en juego.

Prostituta cansada. Maite Arriaga Arrizabalaga


“Cuánto tiempo perdí teniendo sexo gratis” impresionante frase en que intenta una justificación uniendo su satisfacción sexual a la obtención de dinero, con ello simplemente reafirma su carencia de placer antes de ser prostituida y luego de serlo. Confirma  el motivo por el que en la prostitución el dinero se vuelve central porque ocupa el lugar vacío del deseo-placer.

Historia no nueva, al contrario, reiterada hasta el cansancio, de la prostitución. El cuerpo escindido, insensibilizado, convertido en mero objeto de uso –abuso.

Si le cambiamos el tiempo a parte de la frase que Riot nos dice, sin quererlo nos deja un cuadro muy nítido de lo que en la práctica es la prostitución:
“…pienso que eso es lo que tengo que hacer, cuántas veces digo  sí a cosas que en realidad no quiero hacer…. Cuántas cosas naturalizo y dejo pasar…. me hago dejar las preferencias y gustos a un lado para complacer al otro a toda costa…”

Una prostituta escribe una carta que reabre el debate sobre el trabajo sexual

“Siempre pierdes algo, siempre inviertes algo. Y el trabajo sexual me enseñó a poner límites. A decir que sí y a decir que no. A poner mi placer en juego”, concluye Riot.
27 de mayo de 2017

María Riot es una trabajadora sexual que escribió un post en su página de Facebook. Con sinceras y brutales palabras, el post reabre un debate que parece no tener fin: la prostitución. Alrededor del mundo, la prostitución ha sido un oficio señalado por todos y apoyado por nadie.

Riot expreso en un texto breve e intenso sobre lo que piensa acerca del sexo y el meretricio. Dicho texto, trae a colocación uno de los argumentos principales de las trabajadoras sexuales libres: la disposición y control del propio cuerpo bajo sus propias normas.

“Cuánto tiempo perdí teniendo sexo gratis”, expresa la trabajadora sexual en el post. Asimismo, ella agrega que accedía a tener sexo con hombres por sentir una especie de deuda. “A veces hacía lo que la persona con la que estaba quería, me hacía o decía”.

“Cuántas salidas en las que por no agradecer e irme a casa accedí a ir al hotel porque pensé que eso sería lo que tenía que hacer, cuántas veces que dije que sí a cosas que en realidad no quería hacer, pero que para no quedar mal o porque me gustaba la persona, las hice igual. Cuántas cosas naturalicé y dejé pasar solo porque eran mis novios o novias y el amor me hacía dejar las preferencias y gustos a un lado para complacer al otro a toda costa sin siquiera decir qué era lo que yo quería en realidad”.

Sin importar su procedencia, la prostitución está presente tanto en países ricos como pobres. Sin embargo, algunos gobiernos del mundo han accedido a legalizar este oficio sexual, mientras que otros se niegan profundamente hacerlo.

“Siempre pierdes algo, siempre inviertes algo. Y el trabajo sexual me enseñó a poner límites. A decir que sí y a decir que no. A poner mi placer en juego”, concluye Riot.

Fuente
http://www.mundiario.com/articulo/topsex/prostituta-escribe-carta-reabre-debate-trabajo-sexual/20170527233446090199.html




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