Testimonio de prostitución
Sobrevivir a la prostitución: ‘La violencia me marcó’
7/21/2017
Por Alisa Bernard
Publicado originalmente el 14 de julio de 2017
Original en inglés:
http://crosscut.com/2017/07/seattle-prostitution-survivor-violence-police-sting/
Imagen
Odio el color marrón. Los moteles tienen cierta
predilección por el marrón. Las alfombras son color marrón, las lámparas son
color marrón… incluso los marcos de las duchas parecen tener un tono marrón.
Pero lo que más odio son los cubrecamas color marrón, delgados como las sábanas
de motel con hilos de plástico que sobresalen. Siempre hay uno que va a acabar
clavado en tus nalgas.
Cuando fui prostituta pasaba muchas horas contemplando el
exterior marrón de un motel barato y popular cerca de la carretera I-5, cerca
de Everett. Si tenía suerte, mi proxeneta, una mujer, dejaba pasar una o dos
horas entre puteros; eso significaba la oportunidad de intentar no ver el
entorno y perderme en algún episodio de Law and Order Special Victims Unit.
Después de haberme dado el cuarto o quinto duchazo desinfectante del día,
claro.
La prostitución. Pedro Lobos |
Era más o menos consciente de la ironía de mi adicción a un
programa de televisión como Special Victims Unit, donde la mayoría de las
víctimas son mujeres prostituidas como lo era yo. Después de ver un episodio
especialmente sangriento, cuando el siguiente putero llamaba a mi puerta
invariablemente me invadía un miedo capaz de despertar tensión en mi pecho, una
tensión peor a la habitual. No tiene nada de raro: las prostitutas somos el
grupo con mayor probabilidad de ser víctimas de homicidio.
Hay un estudio que afirma que, de 1981 a 1990, las mujeres
estadounidenses que ejercían la prostitución tenían 18 veces más probabilidades
de ser asesinadas que sus contrapartes en el resto del mundo.[i] La verdad es
que no sabía quién sería el próximo en tocar esa puerta, la posibilidad de que
un putero sea violento nunca cambia. Gary Ridgeway, el asesino de Green River
que mató a 48 mujeres y niñas prostituidas en Seattle era putero. También
Robert Pickton, Rurik Jutting, Joel Rifkin y un sinfín de asesinos seriales
más. No hay diferencia alguna entre el putero promedio de todos los días y
estos tipos. No son menos terroríficos y las mujeres que están en la
prostitución, como estaba yo, siempre les tienen miedo.
Hacia fines de junio, la Policía de Seattle organizó una
operación encubierta para atrapar puteros. De los 138 detenidos por explotación
sexual, dos habían cometido delitos sexuales; uno de ellos había sido condenado
por pederastia. Uno de los puteros llevaba metadona, otro portaba una pistola,
una navaja y un par de esposas. En un estudio,[ii] más de 80% de las
prostituidas afirmaron haber sido atacadas físicamente y/o amenazadas con un
arma, y casi 70% dijeron haber sido violadas. Las probabilidades no favorecen a
la prostituta. Me encantaría dorarles la píldora y decir que no viví violencia,
pero no hay forma de edulcorar la realidad. La violencia me marcó y, para ser
sincera, es igual con la mayoría de las mujeres y niñas que están en la prostitución.
Si eres putero y estás leyendo mi testimonio, a lo mejor
piensas “No soy como esos tipos”. Bueno, te lo diré al oído: si compras sexo
eres uno más de los que infunden miedo. Estás alimentando la compraventa de
sexo y perpetuando la violencia contra las mujeres, así que eres parte del
problema en conjunto. Las únicas personas que se benefician de que compres sexo
son los proxenetas y los tratantes. Otro estudio señala que 90% de las mujeres
prostituidas ejercen bajo coerción,[iii] así que resulta difícil negar las
probabilidades de que un putero haya pagado por acostarse con una víctima de
trata en algún momento.
Voy a ser muy clara ante quienes podrían no tener mi
experiencia como prostituta: nadie elige prostituirse. No es un trabajo como
cualquier otro. Claro que hay algunas autodenominadas trabajadoras sexuales que
dirán que sí lo es, pero yo llevo casi cinco años trabajando en la Organización
de Sobrevivientes de Prostitución. Mujeres de todo el país, mujeres de todo
tipo, raza y orientación, narran violaciones, golpizas y violencia más allá de
lo que cualquier medio escrito se atrevería a publicar.
Las opciones que una enfrenta al entrar en la prostitución
nunca son muchas ni dan paso a decisiones libres. Siempre está la coerción, ya
sea por la pobreza o el proxeneta. La decisión de ejercer es una opción que no
es realmente una elección. Si eres como yo y el 65% a 90% de las mujeres que
ejercen y han sufrido violencia sexual en la infancia,[iv] elegir la
prostitución es tan libre como elegir el lugar donde deseas sufrir tu
inevitable y próxima violación.
Las mujeres que, como yo, han pasado por la prostitución no
necesitan de estudios o estadísticas que les recuerden lo peligrosos que pueden
ser los puteros. Antes de terminar mi primera jornada en aquel motel ya tenía
las piernas y los brazos cubiertos de moretones, y sentía dolor en el cuello y
el cuero cabelludo de tanto que me habían tironeado del pelo para zarandear mi
cabeza. No quiero hablar de la sensación de vacío y muerte que empezó a
apoderarse de mi mente. No pasó un día sin encontrarme al menos un putero que
actuaba como si no se diera cuenta de los evidentes dolores que yo estaba
pasando, o quizás disfrutaba al ser testigo de mi sufrimiento. Los puteros ven
a las prostitutas como objetos, no como seres humanos con sentimientos,
emociones y vidas más allá de lo que tienen entre las piernas. Eso son los
hombres arrestados en la operación encubierta de hace un mes.
Solo pude salir de la prostitución después de un colapso
físico y mental. Me tomó casi diez años buscar ayuda para aliviar las
pesadillas, los recuerdos traumáticos recurrentes, el insomnio, la depresión y
la disociación, es decir, las secuelas que constituyen mi diagnóstico:
trastorno de estrés postraumático. Lo cierto es que busqué apoyo y me lo
dieron.
No es el caso de todas las mujeres y niñas que lo necesitan.
La Oficina de Servicios para la Infancia, la Juventud y la Familia calcula que,
en los casos de explotación sexual comercial de niños, entre 50% y 90% logra obtener
atención especializada. Sin embargo, aun cuando exista esa atención, dejemos la
ingenuidad a un lado: muchas mueren en el intento de salir de la prostitución.
[i]
https://academic.oup.com/aje/article/159/8/778/91471/Mortality-in-a-Long-term-Open-Cohort-of-Prostitute
[ii]
http://www.prostitutionresearch.com/Farley%26Barkan%201998.pdf
[iii]
http://www.prostitutionresearch.com/Prostitution%20Quick%20Facts%2012-21-12.pdf
Fuente
http://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/
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