OPERACIÓN CARIOCA
“Ustedes no son nada. Les pego un tiro, las entierro en una
gruta y nadie pregunta”
La instructora del mayor caso sobre proxenetismo en España
describe el terror de las víctimas en los clubes de Lugo
SILVIA R. PONTEVEDRA
Lugo 17 JUN 2019 -
José Manuel García Adán, cabecilla de la red de proxenetismo
desmantelada en la Operación Carioca, en 2015. PEDRO AGRELO
El juzgado guarda un fúnebre dibujo infantil pintado por la
hija del tipo más duro de Lugo. Durante la instrucción de la Operación Carioca,
la mayor causa contra el proxenetismo que ha habido en España (275 tomos), la
niña explicó que su pintura representaba a "una chica enterrada". La
pequeña vivió durante un tiempo en el Queen's, uno de los dos prostíbulos de su
padre, José Manuel García Adán, y allí jugaba entre las mujeres víctimas, los
clientes y los agentes del orden que supuestamente tejían la red corrupta que
blindaba al proxeneta. Algunos de estos funcionarios de los cuerpos de
seguridad habían estado en la vida de la cría desde el principio, tanto que
hasta aparecen como invitados en el vídeo de su gran fiesta de bautizo, que
forma parte de las pruebas del sumario.
Adán "se había granjeado la amistad de varios
funcionarios policiales y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado", afirma en el auto de transformación en procedimiento abreviado
Pilar de Lara, titular del Juzgado de Instrucción 1 de Lugo. "Algunos eran
asiduos a sus clubes", Queen's y La Colina, y esto "coartaba la
voluntad de las mujeres prostituidas a la hora de interponer cualquier
denuncia". A lo largo de un centenar de folios, el escrito judicial desmonta
la propuesta de las fiscales del caso, que a finales del año pasado defendieron
librar del banquillo a todos los agentes imputados en una de las principales
piezas de la causa. Tras una década de investigación, el auto de De Lara es uno
de los últimos antes de que el asunto caiga en manos de la Audiencia Provincial
para su juicio y posiblemente también uno de los postreros antes de la marcha
de la magistrada. A falta de resolver un recurso de la juez, el Consejo General
del Poder Judicial ha acordado apartarla de su plaza y de sus casos por lo que
considera que son "retrasos injustificados" en la instrucción de las
mayores causas anticorrupción de Galicia, que están a su cargo.
"Allí había más de 2.000 euros y gritó: 'quien me la
chupe, se queda con el dinero"
La magistrada mantiene las imputaciones, además de para los
proxenetas, para un policía local que cree que era socio del negocio del
Queen's; para otro municipal del que sospecha que suministraba munición al jefe
de la trama; y para un agente nacional investigado por colaborar supuestamente
desde el aeropuerto de Barajas en el tráfico ilegal de personas.
Entre unos 370 testigos de la Operación Carioca que
relataron en el juzgado sus vivencias, Y.C. declara que cuando acudió a la
comisaría a denunciar que Adán le había pegado una paliza y le había puesto una
pistola en la cabeza, se encontró con que el jefe de la trama había llegado
antes y "los policías se negaron" a recogerle a ella la denuncia.
S.F.O., otra de las trabajadoras de los clubes, reproduce en otra parte del
sumario la amenaza con la que supuestamente el proxeneta imponía su ley y les
recordaba su indefensión: "¿Quiénes son ustedes? Nadie, ustedes no son
nada. Si les pasa algo, ¿quién va a preguntar por ustedes? Nadie. Yo les pego
un tiro y las llevo a enterrar a una gruta y nadie pregunta", narraba esta
mujer traída de Latinoamérica, utilizando en su declaración pronombres de
cortesía más propios de su país de origen que de un burdel donde, según De
Lara, las mujeres "trabajaban en régimen de auténtica esclavitud".
Patrocinador del fútbol de los policías
Según la magistrada, Adán "las sometía a un régimen de
control absoluto", "amenazándolas, gritándoles, insultándolas y
agrediéndolas", "en un extremado clima de violencia". En los
primeros registros le fueron incautadas cinco pistolas y abundante munición.
Buena parte de los proyectiles aparecieron escondidos en el pozo del Queen's.
El proxeneta, pendiente de los juicios de la Operación Carioca pero ya en
prisión por violencia de género contra su esposa, "exhibía armas y hacía
gala del poder que ostentaba", "presumía de sus magnificas
relaciones" con policías y guardias civiles, a los que invitaba a sexo y
copas. Incluso "patrocinaba un equipo de fútbol" formado por agentes,
y así "desmotivaba por completo a las mujeres" a la hora de denunciar
el "absoluto clima de presión, sometimiento, intimidación y terror"
que reinaba.
"Muchas fueron agredidas o amenazadas por Adán",
que solía "hacer prácticas de tiro sobre la parte de atrás del club, en la
zona del gallinero, del pozo y en una furgoneta", recuerda De Lara.
Algunas declaran que "las humillaba lanzando el dinero por los aires para
que se agacharan a recogerlo", o que las llamaba "putas
fracasadas", "vacas gordas", “sinvergüenzas”. E.P. asegura que
presenció "cómo Adán se subió a la mesa del comedor, se quitó su pantalón,
se quedó en calzoncillos y tiró al suelo un montón de billetes".
"Allí había más de 2.000 euros y gritó: 'quien me la chupe, se queda con
el dinero", cuenta la testigo.
En el hospital le preguntaron a qué se debían las heridas.
Mintió por miedo: dijo que se había "caído por las escaleras"
Después de una noche que ella recuerda como terrorífica,
Y.C. comunicó al jefe su intención de abandonar el club y él, recoge el último
auto, "reaccionó de forma violenta". La chica dice que la llamó
"muerta de hambre" y que la "agredió brutalmente", la
"golpeó", la "agarró por el pelo", la "arrastró por el
suelo" y siguió pegándole hasta que "pudo ponerse en pie".
Entonces, Adán ordenó a un empleado que "fuera a buscar la pistola que
tenía guardada en la oficina": "José, búscame la 38, que le voy a dar
a esta, que a los huevos mismos va a quedar". Luego le puso la pistola en
la cabeza: "Te voy a matar". S.F.O. describe también un momento en
que fue encañonada por el dueño del Queen's con un arma "que sacó del
cinturón": "Mira lo que te puede pasar", asegura que le dijo el
hombre entre risas, al comprobar que a ella le "temblaban las
piernas". Otras veces les pegó "puñetazos" y "patadas"
a ella y a una amiga. La mujer explica que después Adán "cogió sus cosas,
las tiró a la calle" y la amenazó de muerte si denunciaba.
E.P. narra cómo un día el cabecilla de esta supuesta mafia
de proxenetismo "lanzó un cuchillo desde la puerta de entrada al salón
hasta la puerta del baño", y allí "quedó clavado" después de
pasarle a ella "como a cuatro centímetros de la cabeza". En otro
episodio de "cólera" distinto, Adán la golpeó, la arrastró afuera
"cogiéndola por los pelos", le siguió pegando y le gritó:
"Quédate fuera, puta, que si vuelves a entrar te mato". La víctima
tuvo que acudir al hospital. Dice que allí le preguntaron a qué se debían las
heridas, un corte en el labio y hematomas "por todo el cuerpo". Y que
mintió por miedo: sostuvo ante el médico que se había "caído por las
escaleras".
En otra pieza de este procedimiento pendiente de juicio,
Adán supuestamente obliga a abortar a una chica de 18 años que no quería
hacerlo, en una intervención sin anestesia y con la máquina de aspirado de la
clínica atascada. El niño no podía llegar a nacer porque su existencia podría
complicar la vida del supuesto padre, un conocido empresario local que gastaba
miles de euros en el club.
Entre los clientes había "reconocidos
empresarios", alguno "llegó a gastar más de 4.000 euros en una
noche"
"Tanto Adán como, sobre todo, su encargado, José Manuel
Pulleiro Núñez, aprovechándose del miedo, la soledad, el aislamiento y la
vulnerabilidad y debilidad de las mujeres, mantenían relaciones sexuales con
ellas, especialmente con las que llegaban nuevas a los establecimientos",
afirma la magistrada de Lugo. "Numerosas declaraciones ponen en evidencia
cómo Pulleiro solía 'catar' o 'probar' a las jóvenes", continúa en su
auto, e incluso "no cobraba la suma diaria de 43 euros" en concepto
de alojamiento "ni imponía multas a las que mantenían relaciones sexuales
con él". "Entre los amigos lo llamaban El Semental", detalló en
su declaración un allegado: "Le gustaban sobre todo las brasileñas y
colombianas"; "todas acababan acostándose con él".
En el Queen's y en La Colina "existía un consumo
generalizado de drogas, particularmente cocaína, que facilitaba el propio
dueño". Muchas mujeres esnifaban "para soportar las duras condiciones
laborales", dice el escrito judicial. "Adán conseguía engancharlas y
garantizar la permanencia en sus locales, tanto de las mujeres como de los clientes,
mayoritariamente reconocidos empresarios" entre los que alguno "llegó
a gastar más de 4.000 euros en una sola noche".
En el auto, De Lara ofrece a la Xunta de Galicia personarse
como acusación en virtud de la ley gallega de violencia de género. Recuerda al
Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, además, que, en 2009 en el Queen's ejercía
una menor. La muchacha fue localizada durante una redada pero
"inexplicablemente", en palabras de la juez, ni los policías ni los
funcionarios de Extranjería "detectaron" la falsedad de su pasaporte,
con un año de nacimiento ficticio, sobrescrito por ella misma a bolígrafo. Más
tarde la niña, con 17 años, ejerció en otro burdel lucense. Pero las fiscales
decidieron exculpar, en otra pieza del sumario, al dueño de este segundo
negocio, famoso entre la clientela por las supuestas facilidades que daba para
practicar sexo sin condón.
Las mujeres llegaban, sobre todo, del Estado brasileño de
Goiás, con una deuda contraída de entre 3.000 y 4.000 euros, en viajes
orquestados por la trama con operadores del país americano. Los investigadores
lograron identificar a más de 40 chicas que entraron así en España, muchas,
supuestamente, con la instrucción específica de acceder por la puerta 16 del
aeropuerto de Barajas, donde la magistrada sostiene que había un policía
nacional conchabado al que mantiene imputado en este auto. Uno de los contactos
que gestionaban los viajes de las mujeres desde Brasil llegó a recibir 89.682
euros en 84 operaciones de envío de dinero de la red lucense. Ya en los clubes,
las trabajadoras tenían que saldar sus deudas ejerciendo la prostitución. Según
la juez, ocurrió varias veces que, tras el viaje, alguna de las mujeres
escapaba y la amiga que quedaba bajo el control de Adán y Pulleiro era obligada
a asumir el precio y pagar el doble
Fuente.
Nota. La imagen es del original
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