Testimonio de asistencia a víctimas de prostitución
Se reserva la identidad por razones de seguridad
Leo una y otra vez el mensaje de la Mamá de Cami . Lo vuelvo
a leer y quisiera escribir que me consuela. Pero sería mentir.
Siempre siento la misma impotencia o quizás con los años el
perro de la angustia me garronea más los talones y aquella piel de juventud,
como las estatuas de alabastro, se me arruga más. Maldita droga y maldita prostitución que se
quedan con la vida de nuestr@s niñ@s y adolescentes.
Y cuando nos llaman
es porque l@s descartaron como a un pulover hilachento , agujereado y tenemos que intentar remendar
con agujas de amor y vida esas personitas tan destruidas.
Cómo la amamos a la Cami. Tod@s la amamos, era imposible no
hacerlo. Pero no alcanzó. A ella no le
alcanzó y en este tiempo junto a nosotr@s se dejó amar dilatando un poco su
partida. Que fue hace mucho, cuando le
destrozaron el cuerpo y el alma.
Nosotr@s solo le jugamos cartas a la muerte y le mentimos
creyendo que ganábamos el partido. No fue así.
Sólo nos dejó ganar unas manos.
Si alguna vez a
alguien por casualidad se le ocurre que yo o cualquiera de las personas de luz
que me rodean podemos hacer esto con otro fin que no sea salvar vidas, le ofrezco
y le cedo el lugar. Pero el combo va con todo. A no arrepentirse a la semana
cuando los sufrimientos te empiezan a acorralar y la impotencia te visita en
las noches. Y yo me compro una casilla y en mis horas libres me voy con el mate
, el Nero - perro que no es perro- y quien quiera o pueda acompañarme a
sentarme a la vera del río. Y sino me voy sola a escribirles en el viento a las que partieron a la eternidad.
Maldita prostitución y maldita droga. Nos ganaron un partido
más.
Hasta siempre adorada Cami.
Hasta siempre o hasta que me toque a mi cruzar.
Te amaré eternamente.
Fuente: comunicación personal
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