Testimonio
Deanna Lynn desvela
la sordidez del porno: fue actriz durante 10 años y hoy ayuda a los adictos
Tras una vida de sexo y adicciones, Deanna encontró en Matt
al hombre de su vida y se casó con él.
J.M.Carrera / ReL03 marzo 2021
Con cinco años, Deanna Lynn vio su primera película
pornográfica acompañada de su madre. Dos años después, ella era la protagonista
de un vídeo grabado para sus vecinos, y a los 18, su carrera en la industria
del sexo y la pornografía estaban más que asentadas. Mientras sus compañeras de
la escuela soñaban con cuentos de princesas, ella solo quería revivir la
historia de Pretty Woman. Durante 10 años, esta joven de Tucson (Arizona) vivió
sumida en las drogas, la prostitución y la pornografía, hasta que sus oraciones
fueron escuchadas.
Su madre le introdujo
en la pornografía
“Desafortunadamente, desde mi infancia, mi madre me enseñó
que la belleza podía ser una herramienta para manipular”, cuenta Deanna Lynn,
autora del libro Comprada. Dejando la industria sexual.
Ella tenía cinco años y estaba en el primer curso de
primaria, cuando su madre consideró divertido introducirla en el mundo de la
pornografía. Tan solo dos años después, la pequeña consideraba normal
desnudarse y “grabar videos caseros pornográficos para mis vecinos, que me
hacían representar lo que veía en las películas con mi madre”, explica a
Aceprensa. A los 9 años de edad, su madre se suicidó tras varios intentos
frustrados.
"Solo necesitaba
un salvador"
Deanna creció con una vida desestructurada. Durante toda su
vida se había educado “creyendo que menos ropa significaba belleza y que la
atracción física era sinónimo de amor”, explica en su testimonio de conversión.
Desde los ocho años, recuerda que “solo necesitaba un
salvador, y me escapé de casa por los abusos pensando que un hombre me
rescataría como a Pretty Woman”. Su adolescencia no fue menos conflictiva: la
exposición sexual, la pornografía, su adicción a las metanfetaminas y la muerte
prematura de su novio determinaron los siguientes años de su vida.
De camarera a actriz
pornográfica
Con 17 años, Deanna y sus amigas se presentaron buscando
trabajo en Hooters, una cadena de restaurantes conocida por utilizar las
camareras como reclamo comercial. “Todo comenzó usando poca ropa, llamando la
atención y sirviendo unas alitas de búfalo”, explica. “Esto me llevó a una
carrera en la industria del sexo en toda regla”.
La adolescente se encontraba ante un dilema. Con 18 años ya
era alcohólica, adicta a las drogas y estaba cerca de entrar en prisión. Cada
noche vivía con miedo a que alguno de sus ex-novios violentos llamase a su
puerta para hacerle daño.
Pero una compañera de trabajo le presentó al hombre que le
libraría de todos sus problemas. Quería promocionar a Deanne en la industria
del sexo, cuenta en Thrive, un portal del Seminario Teológico de Asbury, centro
de formación protestante donde estudiaría años después, tras su conversión.
Deanna ya había comenzado a prostituirse, y se encontraba en
prisión cuando aquel hombre “me dijo que podía pagarme la fianza y convertirme
en una estrella”.
Deanna Lynn cuenta su historia en el libro "Purchased, leaving the sex trade". Puedes comprarlo aquí.
Lo que antes era porno, ahora es entretenimiento
Nada más llegar, “una de las cosas que hacen los agentes de
la industria del sexo es presentarte gente famosa, llevarte en limusinas y
alojarte en mansiones”.
En un principio, Deanne estaba deslumbrada, hasta que fue
consciente de la realidad que se respiraba en aquel entorno. “Tienes que hacer
como si estuvieras disfrutando incluso de los actos más violentos, porque eso
es lo que se vende ahora”, explica. “Hoy la propia televisión está llena de
cosas que solían ser porno y ahora son el entretenimiento de la gente en la
sala de su casa”: “Las empresas tuvieron que rodar cosas más duras, más
gráficas y violentas para conseguir ventas, porque el consumidor habitual ya
estaba insensibilizado ante el sexo normal”.
Deanne recuerda que cada dos semanas se tenía que someter a
pruebas de detección de enfermedades de transmisión sexual, pero “tenía que
hacer que pareciese el mejor trabajo del mundo”.
"¿Cómo he
llegado hasta aquí?"
Deanne pasó 10 años de su vida en la industria del sexo.
Cuando entró, pensó que sería un trabajo a su medida, en la que ella tendría
cierto control y elevados ingresos.
Pero la realidad era muy diferente. “Un agente es como un
proxeneta glorificado, y el 30% de lo que ganaba era para ellos”. Además,
“tenía que hacer todo lo que dijesen, y cuando se enfadaban, daban mucho
miedo”. Deanne no sabía lo cerca que estaba de la quiebra emocional, pero
“cuando la cámara no estaba grabando, solo podía llorar en mi almohada”. “¿Cómo
llegué hasta aquí?”, se preguntaba la joven, “yo solo era una camarera”.
"Comencé a rezar
a mi Salvador"
“Uno de mis fans viajó desde Georgia hasta California para
conocerme y me pidió que le firmara mis películas”. Deanne se lo tomó como un
halago, “incluso me compró mis galletas favoritas”. Aquel hombre había
invertido todos los ahorros familiares en aquel viaje. “Cuando llegó a su casa,
estaba angustiado porque no podía asumir que yo era una persona real, y cuando
regresó a su casa, su esposa le prohibió acceder de nuevo a los chats y a la
pornografía”. Cogió una pistola y se suicidó delante de su familia.
Llegó un punto en que Deanne no sabía relacionarse con la
gente al margen de la sexualidad. “Recuerdo pensar, `¿cómo sería vivir una vida
con ropa puesta?´”. Deanne pensó que nunca había tenido una cita, “¿cómo sería
salir con alguien que no me preguntase por el sexo?”, se preguntaba. En ese
momento, pidió ayuda a Dios: “Comencé a rezar a mi Salvador: `Por favor, no quiero
quedarme atrapada aquí para siempre´. Necesitaba salir de este entorno por
completo".
Una familia la acogió
y le transmitió la fe
Sus oraciones fueron escuchadas. Deanne se decidió y dejó la
industria del entretenimiento para adultos en marzo de 2010. “Afortunadamente”,
explica, “tengo un Dios que nunca deja de perseguirme”.
Deanne acudió al programa de readaptación Refugio para
Mujeres. La joven debería invertir un año de readaptación social y
desintoxicación. Recuerda que “estuve siete meses en la casa, y después fui con
una familia con la que terminé quedándome durante dos años”. Aquella familia la
acogió como si fuese uno más, y allí descubrió la fe. “No me estaban predicando
la Biblia, ni diciéndome lo equivocada que estaba, simplemente amaban. Amaban a
Dios, y el uno al otro” explica en Thrive.
Deanna y su esposo Matt ahora tienen dos hijas gemelas.
Una historia para
llevar a la gente a Dios
“Después de pasar años huyendo de las cosas, por primera vez
en mi vida sentí que estaba caminando en un sentido. Estoy aprendiendo a
caminar con orgullo”, pensaba, y conociendo “mi verdadera identidad, que está
en Jesús”.
Entonces, tomó una decisión: dedicar su vida al apostolado.
“El mundo me derrumbó”, afirma, “pero lo que me dejó es mi historia, y
continuaré usándola para traer a la gente de vuelta a Dios”. Un propósito que
ha plasmado en su libro Comprada. Dejando la industria sexual.
Un matrimonio
ayudando a dejar las adicciones
Tras su conversión, Deanne comenzó a estudiar un programa de
Formación Espiritual en el seminario de Asbury. Allí conoció a su marido, Matt,
con el que ha tenido dos hijas gemelas. “Nos conocimos en la universidad donde
hicimos el máster, y desde entonces, dedicamos nuestro tiempo a la familia y a
ayudar a otros a liberarse de las adicciones”, en particular al sexo y a la
pornografía. Juntos, esperan abrir un rancho de trabajo para ayudar a las
personas a retirarse y conectar a aquellos que están luchando contra diversos
trastornos.
Actualmente, Deanne dirige una asociación dirigida a
orientar y dar esperanza a personas con adicciones, un trabajo que adora, y que
le permite “sacar adelante y defender las causas que me apasionan”.
https://www.religionenlibertad.com/personajes/216771086/deanna-lynn-desvela-sordidez-porno-actriz-ayuda-adictos.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario