Testimonios de prostitución
ELENA MONCADA
Una incansable lucha por la dignidad de los cuerpos
by on Jul 18, 2015
Ejerció el sexo por dinero durante 18 años. Hasta que logró
cortar con ese dramático círculo vicioso. Hoy encabeza una agrupación que
intenta salvar del yugo sexual a las mujeres que están en las esquinas.
“Yo, drogada, hice 63 pases en un mismo día. Es decir, estuve con 63
tipos distintos en 17 horas. Vivía drogada para anestesiarme, para adormecer el
cuerpo y poder soportar”. Por el pasillo largo que lleva a una casa
interna el olor a lavandina satura el olfato. Una cortinita rosada y después.
Afuera, Villa del Parque, un barrio donde la modernidad jamás pasó, la pobreza
quedó enquistada en las caras de los changarines y de los carreros.
“Hoy hay niñas desde los 12 años en las esquinas. La mayoría de las
mujeres prostitutas no tiene el primario terminado. Yo ni siquiera terminé el
tercer grado”. Elena Moncada habla con el alma desnuda de par en par.
Su vida fue una condena, pero la convirtió en lucha. Lo cuenta todo en su
libro, “Yo elijo”, donde relata la tortura que padeció durante casi dos décadas
como prostituta.
El mensaje del libro es claro: hay que combatir la
prostitución. Y la prostitución no es trabajo. Moncada encabeza Santa Fe en
Actividad, agrupación que asiste a mujeres en situación de prostitución con un
objetivo de máxima: sacarlas de ese estado de vulnerabilidad.
El dolor de haber sido
Moncada (51) nació en barrio Yapeyú. Vivió en Buenos Aires 22 años, en las periferias sucias y “Con
el fiolo hay una lazo enfermizo. Él te da algo, un ranchito, algo. Quedás en
deuda.
Te enamorás. Así se empieza: en deuda y enamorada, tenés que devolverle
con ‘trabajo’”, explica.
oscuras de Barracas, Constitución, Almagro.
Se fue para escaparse de su fiolo, el “regente” de la mujer prostituta:
Ella usa todo el tiempo el gesto de las comillas con sus
dedos al referirse a la prostitución como un trabajo. Es su forma de dejar en
claro que habla en sentido figurado. “La prostitución no es trabajo”, recalca.
La relación con el fiolo es lo
más parecido a la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel: “Primero
el amor, después la deuda, después devolverle lo que se le debe. Después el
maltrato, el ‘traeme más plata’. Es un sometimiento y una forma de esclavitud”,
dice. Esa relación no cambió: es la misma lógica brutal de hace 50
años, asegura.
Empezó a ejercer la prostitución en Paraná a los 23. Quince
días en una plaza, quince días en otra. Huyó a Buenos Aires en 1990, con sus
hijos. Trabajó en una fábrica de guantes en Lomas de Zamora. El problema fue
que ya había naturalizado la prostitución en su conciencia. Y decidió volver al
círculo vicioso de la venta de su cuerpo. Y a la droga.
En esa situación estuvo seis años. “Viví en la oscuridad. Me perdí
la vida”, recuerda con dolor. Después regenteó (administró) varios
lugares donde se ejercía la prostitución. Pero seguía atrapada en el círculo
vicioso. “Las rufianas (las regentas, o las madamas) controlan a las chicas.
Pero ser rufiana es estar en la misma situación de vulnerabilidad de la mujer
que ‘trabaja’”. Otra vez los dedos en señal de comillas.
Cómo se entra al submundo
Hoy persisten prejuicios sobre la prostitución.
Muchos
piensan que las mujeres que se prostituyen lo hacen “porque es plata fácil”, porque “les gusta”.
“¿Qué lleva a una mujer a la prostitución?”, preguntó Toda Santa Fe.
“No siempre es la necesidad de plata. No lo veo tan así. Uno de los
motivos es el enamoramiento del fiolo. Otro motivo, las drogas. Por adicción,
para poder drogarse (las mujeres) se prostituyen”.
Y después está algo clave: la captación y la trata. Trata
para fines de explotación sexual y prostitución son las dos caras de un mismo
problema”, dice Moncada. El otro factor que puede empujar a una mujer al
submundo de la prostitución es la falta de instrucción escolar.
Salió de ese mundo trágico por dos episodios clave en su
vida. La muerte de alguien cercano, y la noticia de que iba a ser abuela. Esto
último fue su epifanía, el chasquido en el oído, la cachetada que la sacudió.
Ahí salió del círculo vicioso en el que estaba atrapada. Y empezó su lucha.
El trabajo de la agrupación
Moncada coordina Santa Fe en Actividad por los Derechos de
la Mujer, una agrupación de asistencia a mujeres en situación de prostitución.
Surgió el 22 de enero de 2009, casi espontáneamente con vecinos del barrio,
amigos y mujeres que creían en la causa.
Se empezó con talleres de prevención de VIH y uso correcto
del preservativo como forma de evitar el riesgo de enfermedades de transmisión
sexual (ETS). Recién después se empezó a hablar de los derechos sexuales de la
mujer.
Hay tres ejes que marcan la labor de la agrupación:
“Primero, estamos trabajando con la Oficina de Capacitación y Empleo, que
depende de Nación. Inscribimos a las chicas en situación de prostitución y
víctimas de violencia de trata, acceden a un estímulo económico y a la
posibilidad de un trabajo digno”. También, las inscriptas se capacitan para ser
promotoras territoriales en derechos humanos con perspectiva de género.
El otro es el trabajo dentro del Programa
Provincial de VIH
del Gobierno de Santa Fe.
“Con lo querecibimos de ese programa podemos
realizar las recorridas, donde se hace prevención de ETS y se forman en
promotoras territoriales en salud, asistiendo a las mujeres prostituidas”. El
tercer eje: el programa de Adultos Mayores del Ministerio de Desarrollo Social
provincial. Allí se trabaja con mujeres mayores de 40, “para no esperar a que
lleguen a los 65 porque el cuerpo se les destruye”.
Para Moncada, hacen falta políticas públicas que aborden de
lleno el problema de la prostitución. E instalar el tema en la sociedad. “Hoy
hay miles de Elenas en el país deseando salir de este mundo trágico. Si yo pude
salir, ¡otras también pueden! Hay que terminar con la idea de que la
prostitución es trabajo”, dice. Y no olvida de levantar sus dedos índices y
medio de ambas manos y hacer la señal de las comillas.
CRÉDITOS: Luciano Andreychuk
Fuente
http://www.todasantafe.com.ar/elena-moncada-una-incansable-lucha-por-la-dignidad-de-los-cuerpos/
Nota: las imágenes figuran en el original.
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