Ingerborg Kraus |
¿Puede la vagina ser una herramienta de trabajo?
1/11/2018
Por: Dra. Ingeborg Kraus
Traducción: Esther Ripa
Colaboración: Adriana Zaborskyj
Original:
http://www.trauma-and-prostitution.eu/en/2017/12/20/can-the-vagina-be-a-work-tool/
Discurso de la doctora Ingeborg Kraus en el evento Urania
sobre “trabajo sexual” (la caída del mito). Berlín, 3 de diciembre de 2017.
Quiero agradecer a los organizadores, especialmente a Rachel
Moran y Julie Bindel. El lanzamiento de este libro no hubiera sido posible sin
ellas.
Si fuésemos afortunadas podríamos tener un gobierno antes de
final de año. De momento, vemos a los políticos/as hablando entre ellos durante
ocho semanas sin llegar a ningún resultado. Vemos políticos que se retiran ante
cualquier discusión y luego oímos que se pasan noches completas discutiendo
cómo enganchar a otros en sus discusiones. A mi me parece que no quieren hablar
de los problemas de este país, pero sí sobre coaliciones electorales.
El presidente federal Frank Walter Steinmeier tiene razón
cuando dice que las fuerzas políticas del país económicamente más fuerte de
Europa no debe negarse a asumir una responsabilidad política. Todos los
partidos están obligados a trabajar por el bien común. Ellos sirven a nuestro país
y su responsabilidad está más allá de sus propios intereses.
En el campo del problema de la prostitución, ya pude prever
esta crisis de la democracia alemana, que es visible para el mundo entero de un
tiempo para acá. Las convenciones internacionales han sido ignoradas, la Carta
de Nueva York a Angela Merkel en 2015 (firmada por 200 organizaciones) no fue
respondida. Las peticiones no son aceptadas. Estos ejemplos muestran como el
problema es completamente ignorado y cada vez un poco más.
¿A Dónde nos llevó esto? Somos el prostíbulo de Europa y el
gobierno alemán es el mayor proxeneta. En los próximos nueve minutos, me
gustaría presentar los puntos que los políticos alemanes deberían haber seguido
y de los que deberían haber hablado durante los últimos 19 años, en vez de
haber estado constantemente diferenciando entre la prostitución forzada y la
prostitución “voluntaria”.
¿Qué es una vagina?
Hay una objeción frente a legalizar la prostitución e
incluso convertirla en una profesión como otra cualquiera: degrada a la vagina
a una herramienta, la convierte en un objeto, en un instrumento que puede ser
penetrado por 20, 30 hombres al día. ¿Esto es posible? ¿Puede una vagina ser
reducida a tubo de aspiradora? Anatómicamente y psicológicamente esto no es posible.
La vagina, y con ello me refiero a los órganos sexuales femeninos, no puede ser
separada del cuerpo femenino. Por el contrario, es un órgano altamente sensible
que está conectado con nuestro cerebro y con nuestro cuerpo entero. Es la parte
más íntima de una mujer.
La decisión “voluntaria” de dedicarse a la prostitución
requiere ciertas condiciones. Las mujeres prostituidas que acuden a mi consulta
tienen todas ella una historia de protección insuficiente en su infancia lo
cual les condujo a una auto-protección también insuficiente. Estas mujeres
aprendieron pronto a desconectarse de sí mismas. Aquí, también encontramos
innumerables estudios que muestran esta conexión entre experiencias de
violencia en la infancia y prostitución.
Una Ministra de Igualdad también tiene la obligación de
proteger a los y las ciudadanas. Si la protección en la familia falla, el
estado no debe convertirse en cómplice de esos traumas. Un estado que tolera la
degradación de la mujer a un objeto, un estado en el cual ocurre la explotación
sexual, un estado en el cual la sumisión de la mujer es escenificada como una
forma de erotismo, es un estado absolutamente misógino que contiene estructuras
perpetradoras.
El daño psicológico
de la prostitución
La Organización Mundial de la Salud (OMS), me solicitó que
hablase sobre la salud psicológica de las mujeres prostituidas en Alemania en
el Congreso Mundial de Salud Mental de las Mujeres, en Dublín. ¿Qué puedo
decir? ¿Cómo es la salud mental de mujeres que son reducidas a trozos de carne?
Estas mujeres están completamente destruidas. Una mujer que trabaja en un
programa de salida para mujeres prostituidas me dijo que solamente unas pocas
de ellas son capaces de abandonar la prostitución. Se quedan hasta que se
colapsan físicamente. Y esto es solo cuestión de tiempo. Me pregunto por qué.
Ellas permanecen en la prostitución porque su voluntad está rota. Ya no existen
como personas con una identidad y un futuro. Estas mujeres no ven un futuro
para ellas mismas, no tienen sueños ni proyecciones, carecen de una identidad
fuera de la prostitución. Están reducidas a su construcción de prostitutas y no
pueden encontrar vías de salida. Están atrapadas en su trauma y en su
vergüenza.
Las mujeres jóvenes que llegan a Alemania están
completamente abrumadas y completamente traumatizadas. Muchas de ellas piden
psicotrópicos y drogas ilegales después de sus primeras experiencias. Ellas
afirman que es imposible seguir en este negocio sin recurrir a ello.
Jana Koch-Krawach es una trabajadora social que trabaja con
mujeres prostituidas en Wuppertal, una localidad obrera, donde llegan las
mujeres que ya no pueden más, ellas son consideradas B-stock (productos
devueltos por el cliente). Ella suele encontrar a mujeres completamente
descuidadas que han perdido por completo el contacto consigo mismas. Reaccionan
de forma aterrorizada o con total apatía. Parece obvio que ellas necesitan todo
menos sexo. Pero demás de esto están los puteros a quiénes su situación les
importa un bledo. Ellos se ríen y se lo pasan bien.
¿Como es esto posible? Hago la misma pregunta que Caroline
Emcke hace en su libro “Gegen den Hass” (“Contra el odio”). Bueno, ¿cómo es
posible no ver la adversidad de otras personas, pero en cambio ver solo las
necesidades propias?
Es posible porque los hombres piensan que tienen “derecho”
al sexo y a usar a las mujeres para ello. La mujer está encerrada en una imagen
socialmente construida de “bestia sexual insaciable”. Se niegan sus demás
necesidades. Está siendo deshumanizada y reducida a ser solo una cosa: un
cuerpo sin alma. Esto posibilita al putero actuar inescrupulosamente, bloquea
su empatía y la sustituye por la indiferencia.
Por medio de mecanismos de represión y trucos mentales, la
sociedad y la política se alejan de su responsabilidad. Se niega la violencia,
se oculta la realidad.
¿Qué mensaje le da
esto a la Sociedad?
Esto da a los hombres el mensaje de que ellos
"necesitan" sexo y deben desfogarse regularmente para poder
mantenerse estables y no llegar a ser abusadores. Según esta lógica, los
hombres no pueden controlarse a sí mismos: este es el mensaje oculto que
transmite el sistema prostituyente. Si este fuera el caso, tendríamos que
cambiar de inmediato nuestra constitución, junto con las leyes fundamentales
porque bajo esta lógica los hombres y las mujeres no son iguales. La habilidad
para regular las emociones y la tolerancia a la frustración son logros
importantes de la civilización.
Está mal creer que la sexualidad de los hombres no se puede
controlar. Los hombres tienen que aprender nuevas formas de lidiar con la frustración
y esto aplica para diversas áreas. Esta es la razón por la que la introducción
de la prohibición de comprar sexo es de especial importancia, especialmente
porque (todavía) creemos en los hombres. Si no fuera así, ningún hombre debería
poder salir de su oficina o fuera de casa solo. Sería una amenaza para la
Sociedad.
Cuando hablamos sobre prostitución es necesario también
pensar sobre lo que la sociedad quiere en vez de solamente hablar sobre mitigar
daños. Necesitamos una nueva generación de hombres que no tengan que recurrir a
la explotación sexual y a controlar a las mujeres para reafirmarse a sí mismos.
Pero en los niveles más altos de la política, todavía se
sigue hablando de la “prostitución buena”, esa que solo necesita ser regulada.
La prostitución es vista como un juego privado en el cual el estado no debe
interferir. El problema de la prostitución debe sin embargo politizarse porque
nos dice cosas sobre nuestra sociedad y tiene efectos sobre nosotros. La
prostitución es como un reflector que saca a la luz los fallos de nuestra
sociedad: nuestros roles de género y los patrones de comportamiento que estos
enseñan, los roles y patrones de comportamiento que están profundamente
permeados por el sexismo. Politizar la prostitución significa convertirla en
nuestra causa para decir que no queremos vivir en una sociedad como esta. La
forma en la que permitimos el abuso y la violencia contra las mujeres y los
ocultamos dice mucho de nosotros/as: somos un poco como una sociedad que pierde
su alma y se divide. Por un lado, somos humanos con aquellos a los que
consideramos similares a nosotros/as, pero, por otro lado, permitimos que
contra aquellos/as que son diferentes de nosotros/as se cometan las peores atrocidades.
No puede haber cohesión social bajo la premisa de “cada uno
con lo suyo” o “este asunto no me concierne”. No, la cohesión social surge
desde la empatía. Cuando escucho debates sobre la prostitución en Alemania, en
nuestra sociedad y en nuestra política, frecuentemente me pregunto dónde quedó
nuestra empatía. ¡Debatir durante 15 años si debe ser obligatorio el uso de
preservativos o no en la prostitución es una tontería! Es obvio que nadie
quiere ver a su hija como prostituta. ¿Por qué está bien para las hijas de
otras/os? Pregúntenle a la ministra Manuela Schwesig si quisiera mandar a su
hija a “trabajar” como prostituta. La sola pregunta resultaría escandalosa.
Según esto, ¿es que hay mujeres que son buenas para eso y otras que no lo son?
Y sinceramente, ¿qué tan ingenuo tienes que ser para pensar que de repente
cientos de mujeres de 18 años procedentes de Rumanía o Bulgaria quieren venir a
Alemania a prostituirse?.
¿Qué más está haciendo nuestra sociedad cuando ya no nos
sentimos preocupados por la desgracia de los demás? En realidad, dice Jacques
Derrida, estamos en guerra con nuestra empatía.
Alemania tiene un papel de liderazgo y también de
responsabilidad en Europa. No puede ser que permitamos que nuestros hombres
abusen sexualmente de las mujeres más vulnerables de Europa y que cuando estén
completamente destruídas sencillamente vuelva y se les deseche.
Hoy celebramos el primer domingo de adviento. No podemos
dejar que nos convirtamos en una sociedad que hace la vista gorda. Tenemos que
enfrentarnos a grandes desafíos en los cuales la globalización, la
digitalización y los robots sexuales ponen a prueba nuestros valores. Elijan la
abolición. La abolición es mucho más que prohibir la venta de sexo. Con la
abolición sentamos una posición y protegemos nuestros valores. ¡La abolición
significa amor!
Muchas gracias.
Dr. Ingeborg Kraus
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traducidos y subtitulados en español:
https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
Fuente:
https://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/blog/puede-la-vagina-ser-una-herramienta-de-trabajo
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