Testimonio de prostitución
¡Dejemos a las 'trabajadoras sexuales' hablar por sí mismas!
9/29/2016
Autor: Mickey Z.
Traducción del inglés: Atenea Acevedo
Enlace al original:
http://worldnewstrust.com/let-the-sex-workers-speak-for-themselves-mickey-z
Original publicado por World News Trust el 27 de noviembre
de 2015
La cosa es así:
escribes un texto crítico (respaldado en un sinfín de pruebas y datos) sobre
pornografía y/o prostitución y teóricos y teóricas liberales feministas/queer
salen, como termitas, a apoyar en manada a los aliados de la pornografía y la
prostitución. Te cuelgan el cartelito de “puritano” y pretenden callarte
mientras exclaman al unísono: “¡Dejemos a las trabajadoras sexuales hablar por
sí mismas!”
Decidí poner a prueba su receptividad y entrevisté a una
sobreviviente, pero eso no satisfizo a las masas posmodernas que prefieren oír
únicamente a “trabajadoras sexuales” como la mujer que apareció en un artículo
de Cosmopolitan titulado: Una trabajadora sexual responde todas tus preguntas
sobre cómo es trabajar en un burdel legal.
Esta “trabajadora sexual” o, como ella lo llama, “terapeuta
que tal vez también te toque la salchicha”, es Sarah Greenmore. De ella aprendí
que:
Siempre ha sido “una persona muy sexual”, pero describe su
trabajo de la siguiente manera: “mi placer no es prioridad, el placer de él es
la única prioridad”.
Afirma: “Mi trabajo, ante todo, consiste en hacer que los
demás se sientan bien”.
Antes de un día extenuante de tal vez siete “clientes” hay
que usar un lubricante con ácido hialurónico, pues “ayuda a reparar las células
de la piel”.
Agrega: “No me interesa salir con nadie que no se
autodenomine feminista”.
Bueno, “dejar” a esta “trabajadora sexual” hablar por sí
misma no fue tan liberador como lo prometían las feministas liberales y,
ciertamente, no respondió a “todas mis preguntas”. No tenía más opción que
buscar los testimonios de otras “terapeutas que tal vez también te toquen la
salchicha”.
A continuación, presento algunas de las respuestas de
diversas sobrevivientes a mis preguntas. Debo decir que no necesité de un grado
académico en estudios de género (ni de formación alguna, en realidad) para
encontrar estas voces, ¡fue muy sencillo!
(Advertencia: los siguientes textos pueden desatar síntomas
de estrés postraumático en sobrevivientes de violación y abuso sexual)
¿Cómo se empieza en
este negocio?
Linda Lovelace: “Mi iniciación a la prostitución fue una
violación multitudinaria a manos de cinco hombres, arreglada por el Sr.
Traynor. Fue el punto de inflexión de mi vida. Amenazó con dispararme con su
revolver si no lo hacía. Nunca antes había tenido sexo anal, me desgarraron por
dentro. Me trataron como si fuera una muñeca hinchable, me levantaban en vilo y
me colocaban donde y como les daba la gana. Separaron mis piernas de todas las
maneras posibles para penetrarme y acercarme sus “cosas”, usaron diferentes
partes de mi cuerpo para hacer el juego de las sillas. Nunca me sentí tan
asustada, tan desgraciada y humillada en toda mi vida. Me sentí basura.
Participé en actos sexuales con fines pornográficos en contra de mi voluntad
con tal de que no me mataran. También amenazaron con matar a mi familia”.
Ayesha: “Para ‘doblegarme’ fui violada varias veces cada
noche durante casi un mes antes de que la proxeneta empezara a venderme a
cambio de dinero. Por lo general, tenía de 10 a 12 prostituidores cada noche.
Solían ser violentos, me trataban como si fueran dueños de mi cuerpo. Tengo una
profunda cicatriz en el cuello por un corte que me hicieron con una navaja
mientras trataba de evitar que una chica muy joven fuera violada
multitudinariamente en la casa. Estuvieron a punto de matarme”.
Pero, ¿acaso no es
una vida que “eliges”? Seguramente puedes ir y venir a tu antojo, ¿no es así?
Ayesha: “Intenté salir de ese calabozo muchas veces. Los
recuerdos aún asaltan mi mente, cómo tiraban de mi cabello, cómo la dueña del
burdel me arrastraba por las sucias calles después de cada intento fallido por
escapar. Lloraba y gritaba para que la gente me ayudara, pero nadie lo hacía,
se quedaban ahí, mirando, ni siquiera me veían con compasión. Las lágrimas
siguen corriendo por mis mejillas mientras lo recuerdo. Mi vida habría cambiado
si tan solo un hombre hubiera tratado de salvarme, pero todos actuaron como
espectadores mudos. No puedo evitar reírme cuando la gente dice que las mujeres
elegimos esta vida. ¿Acaso saben cuántas como yo hemos intentado escapar, solo
para ser golpeadas hasta tener el cuerpo lleno de perdigones? Para los hombres
que nos compran no somos más que carne. Para el resto de la sociedad ni
siquiera existimos”.
Ya, pues no suena muy
“transgresor”. Apuesto que la cosa va mejor en el glamoroso y bien remunerado
mundo del porno. ¿Cómo se empieza en ese negocio?
Jenna Jameson: “La mayoría de las chicas tiene su primera
experiencia en películas gonzo… las llevan a algún estudio cutre en Mission
Hills y un imbécil violento las penetra por todos los orificios posibles,
convencido de que la chica se llama Puta”.
Alexa James: “Mi primera filmación fue con un tipo de unos
40 años, grueso como una lata de refresco. Me agarró con fuerza y me penetró
hasta el fondo sin ningún tipo de lubricante, y desgarró mi vagina. Cuando
empecé a desgarrarme y a llorar, me dio vuelta y siguió penetrándome desde
atrás para que la cámara no registrara mis lágrimas. Tiraba de mi cabello y me
ahogaba, a pesar de que yo le decía que me dolía y casi no podía respirar”.
Alexa Milano: “En mi primera película estuve con tres tipos
que fueron bastante rudos conmigo. Me golpearon, me ahogaron con sus penes y me
lanzaron de un lado a otro, ¡como si mi cuerpo fuera un balón! Acabé adolorida
e irritada, prácticamente no podía caminar. Algo me quemaba por dentro, dolía
muchísimo. Apenas podía orinar e intentar defecar era imposible”.
Espera, ¿se trata de
una opción laboral o de una violación fotografiada? ¿No podías opinar durante
la filmación?
Corina Taylor: “Al llegar al estudio esperaba hacer una
escena de penetración vaginal hombre-mujer, pero mientras grabábamos con una
estrella del porno el actor me violó analmente y nada lo detuvo. Le grité que
parara, grité ‘no’ una y otra vez, pero nada le importó. El dolor se volvió
insoportable, entré en shock y mi cuerpo se quedó sin fuerzas”.
Jersey Jaxin: “Tipos que te golpean el rostro. Tienes semen
de varios hombres embarrado en tu rostro, sobre tus ojos. Te desgarran. Sientes
que las entrañas se te salen. No para nunca”.
Jessi Summers: “Hice una escena con un actor masculino que
estaba en mi lista de personas con las que no quería ‘trabajar’. Quería
complacer a los productores, así que accedí. Este hombre me puso un pie en la
cabeza, literalmente me pisó mientras me penetraba por detrás. Perdí el control
y empecé a llorar a mares; detuvieron la filmación y me mandaron a casa con
paga reducida porque no pudieron grabar la escena completa”.
¿Qué hay de los
cineastas y actores masculinos? ¡También son trabajadores sexuales! ¿Qué opinan
de esta forma de tratar a las mujeres?
Max Hardcore (pornógrafo): “Nada me encanta más que una
chica que insiste en que no dejará que se la metan en el culo porque… ¡claro
que lo hará!”
Bill Margold (veterano de la industria del porno y miembro
de la Free Speech Coalition): “Me gusta mostrar lo que creo que los hombres
quieren ver: violencia contra las mujeres. Estoy absolutamente convencido de
que cumplimos con un propósito al mostrarla. La mayor violencia que podemos
conseguir es la eyaculación en el rostro. Los hombres tienen orgasmos cuando
ven eso, porque es una forma de vengarse de las mujeres que no están a su
alcance. Tratamos de inundar el mundo con eyaculaciones en el rostro. Mi única
razón de estar en esta industria es satisfacer el deseo de los hombres del
mundo a los que, básicamente, las mujeres les importan un bledo y quieren ver a
los que estamos en la industria vengarnos de las que no pudieron hacer suyas
cuando estaban creciendo. Estoy totalmente convencido de ello… por eso
eyaculamos en el rostro de una mujer o la violentamos sexualmente de otra
manera: somos vengadores de sueños perdidos. Así lo creo. He escuchado al
público vitorearme cuando hago algo repugnante en pantalla. El público me
aclama cuando estrangulo o sodomizo o brutalizo a otra persona, y el público
aplaude cuando satisfago mis deseos más retorcidos”.
¿Cómo es que existen
personas, en especial mujeres y niñas, capaces de sobrevivir cotidianamente en
el mundo de la prostitución o la pornografía?
Jessie Jewels: “Las personas en la industria del porno están
anestesiadas, no reaccionan a la vida real, son como zombis caminantes”.
Loreta: “Estuve en la prostitución de los 15 a los 19. Mis
amigas y yo vivíamos en un departamento con la proxeneta. Trabajábamos de las
cuatro de la tarde hasta tarde por la noche o incluso las primeras horas de la
mañana, teníamos de tres a cuatro prostituidores al día. A veces usábamos
condón, a veces no. La mayoría de los prostituidores eran extranjeros, no
hablaban mi idioma y no les importaba mi edad. No sabía cómo contactar a la
policía y tampoco sabía si a la policía le importaría. Quería huir, pero tenía
miedo de que la pandilla me encontrara y me matara. Me odiaba cada vez más, así
que empecé a inyectarme drogas. Intentaba adormecerme para no sentir el dolor,
para no sentir absolutamente nada.
¿Y a los
prostituidores no les importa si una “trabajadora sexual” es menor de edad?
Rachel Moran: “He respondido suficientes llamadas en el
suficiente número de burdeles para afirmar que la consulta más frecuente
siempre es: ‘¿Cuál es la chica más joven que ofrecen?’”
Sin embargo, las y
los teóricos posmodernos dicen algo muy distinto. Hay tantas historias
distintas en el tema de la prostitución y la pornografía. ¿Saben cómo describen
los liberales su vida?
Anita Cannibal: “Sí, se maquilla muchísimo la realidad. Es
un mundo de tragedias, pletórico de horrores”.
Bueno, estas afirmaciones definitivamente responden a muchas
más de mis preguntas que Cosmo. ¿Y tú? Si necesitas escuchar otras voces en
primera persona te sugerimos este enlace con testimonios de sobrevivientes de
prostitución y este otro con testimonios de sobrevivientes de la pornografía.
También puedes consultar más de 100 testimonios sobre “el daño o los efectos
negativos de la pornografía, la prostitución, el desnudismo, la esclavitud
sexual (sic), la trata con fines de violación, el acoso sexual, el abuso sexual
y nuestra pornografiada sociedad”
Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos
traducidos y subtitulados en español:
https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
https://traductorasparaaboliciondelaprostitucion.weebly.com/blog/dejemos-a-las-trabajadoras-sexuales-hablar-por-si-mismas
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