martes, 30 de enero de 2018

Soraya Barbosa, la trans que venció los prejuicios sociales y hoy es enfermera

Testimonio de prostitución



28 de enero de 2018
Soraya Barbosa, la trans que venció los prejuicios sociales y hoy es enfermera

Gracias a los planes laborales y en una beca, pudo trabajar y terminar la secundaria en un bachillerato acelerado de adultos y luego graduarse de enfermera. Hoy incentiva a otras chicas trans para salir de la prostitución y forjar una mejor vida.
La historia de Soraya Barbosa (28 años) es la de un camino lleno de obstáculos y adversidades, pero en cada tropiezo y con su fuerza de voluntad, poco a poco fue alcanzando los objetivos de su vida.

Hoy hace casi tres años que se graduó como técnica en Enfermería, trabaja en la sala de Siquiatría del Hospital Centenario y ahora hace planes para cursar la licenciatura.

“Cuando cursaba la primaria ya tenía actitudes de chica, y sufría acoso escolar por parte de mis compañeros. En la secundaria también la pasé mal, al principio era un chico como todos y después comencé a entender que en realidad no me sentía como hombre, sino como mujer.

Comencé a tener más lenguaje gestual con las manos, me planchaba el pelo y me hacía reflejos. Era muy mirada y a veces me terminaba peleando con mis compañeros y no quería volver a sufrir como en la primaria”, recordó.

La convivencia en el aula llegó a ser tan difícil para Soraya que al final, tuvo que dejar el colegio y desde ese momento con apenas 15 años, se convirtió en una joven con un futuro con pocas posibilidades.

Soraya intentó hacer algo con su tiempo y comenzó a estudiar peluquería, pero sin dinero fue difícil poder abrir su propio emprendimiento.

“Comencé a transitar otra vida, este es el problema de las chicas que nos asumimos como travestis, terminamos pensando que sólo se tiene una única salida y es la de ofrecer servicios sexuales. Trabajé seis meses en un cabaret, pero no era lo que yo quería, tampoco quería seguir haciendo sufrir a mi familia, que siempre me aceptaron como soy”, agregó.

“No tenía otra opción, todas las puertas laborales se me habían cerrado y, cuando finalmente me asumí como mujer, yo creía que la prostitución era la única salida que había para ganarse la vida. El mismo entorno social no me dejaba otra salida. La prostitución es terrible, porque trae la droga y el alcohol, es la única manera de poder sostener tu cuerpo”.

Cuando finalmente pudo salir de ese ambiente, “tuve varios meses depresiva hasta que finalmente me enteré que en la oficina de Empleo de la Municipalidad, había posibilidades para los jóvenes de conseguir trabajo con la finalidad de poder seguir estudiando. En los talleres conoció a otras personas, intercambiábamos y debatíamos ideas. Finalmente decidí terminar la secundaria y comencé junto a una amiga, recorrimos cinco colegios nocturnos y en ninguno encontramos banco.
 
Soraya Barbosa

Lo que sucedía era que como yo entraba al colegio maquillada y vestida de mujer, ningún directivo me quería tener. Volví a la Dirección de Empleo para contarle lo que me estaba pasando, ellos se contactaron con la directora de Educación de Adultos y finalmente pude conseguir un banco y me di cuenta que había lugar de sobra en el turno noche”.

Recordó que: “en el primer día de clases la directora me dijo que me tomaba con la condición de que no fuera al baño de mujeres y de varones, sólo podía usar el baño de profesores, pero por supuesto que no le hice caso y utilicé el baño de mujeres de la escuela”.

Al terminar el bachillerato acelerado de adultos, Soraya decidió seguir estudiando para enfermera, pero tampoco le fue fácil poder pagar su carrera pese a que tenía una beca, pero no era suficiente. Trabajó en un hogar de ancianos como servicio de limpieza, en una veterinaria y en la Guardería Nazareth al cuidado de niños, interactuando con las monjas y laicos consagrados.

El 4 de marzo de 2016, por fin alcanzó la tan ansiada meta de obtener el título de enfermera.

“Hoy trato de contener a otras chicas trans, para que puedan salir de la prostitución pero no es fácil. Ellas me toman como un ejemplo de vida a seguir, porque yo provengo de un hogar muy pobre y tuve que hacer un gran esfuerzo para poder pagarme los estudios. En todos los ámbitos sufrimos discriminación y no es fácil poder estar en un lugar en donde la gente te mira y sientes que se están burlando de ti”, remarcó.

Fuente

https://www.diarioelargentino.com.ar/noticias/182821/Noticia




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