Los testimonios que, venciendo prejuicios y temores, las sobrevivientes de la prostitución comparten generosamente son documentos invaluables surgidos de la propia piel de quienes los vivieron.
Sepamos considerar y darle el valor que tienen a estas palabras, con nuestro profundo agradecimiento por mostrarnos una realidad que difícilmente podemos o queremos ver.
Solo conocer la realidad desarma los mitos y prejuicios acerca de esta violencia extrema.
Lo que leeremos a continuación fue publicado por su autora en internet.
No se ha modificado nada del mensaje original, ni sintaxis, modismos o faltas ortográficas si las hubiere.
Mariposa Blanca
"Mi nombre es Mariposa, mi apellido es Blanca, no son el nombre y el apellido que me pusieron al nacer, es la identidad que yo elijo.
Soy sobreviviente de violencia sexual en la infancia y adolescencia por parte de mi progenitor Rafael -------, que por suerte ya se murió, y de mi progenitora Ruth-------que espero que esté muerta o lo haga en breve.
No solo fui violentada sexualmente sino emocional y psicológicamente, torturada físicamente de múltiples formas, padecí intentos de asesinato como medida amedrentadora, fui explotada sexualmente en la ciudad de Pico Truncado, Santa Cruz, expuesta a un aborto clandestino por un embarazo de una violación de mi progenitor en el cual casi muero desangrada.
Violentada sexualmente por personas del entorno como el “Loco” ---- que ya se murió afortunadamente, por Miguel ----- de Chile Chico, por el cura del pueblo que ya murió, por un primo llamado Tomás ----- que ejerció como maestro de educación física de niñes durante la década del 80 en Los Antiguos, el pueblo donde crecí, por el maestro Luis ---- que ejerció en la misma década en el mismo pueblo, por una amiga de mi progenitor, por la madre de mi madre, por cada hombre adulto que pagó para violarme cuando tenía solo 8 años de edad, por un hombre llamado Pablo que mi progenitor encontró violándome y lo mató encima mío, “porque él no le había dado permiso para violarme”.
El tipo venía escapándose del norte de chile, ahí había violado a otras personas.
Les niñesviolades por su entorno intrafamiliar son carne de cañón, carecen de herramientas de defensa y si intentan protegerse, por lo general, el entorno les va a silenciar.
Verbalice los avasallamientos a los que era sometida, recibí amenazas, golpes, silencio, abandono.
No puedo dejar de mencionar que fuí niña post dictadura militar, el “No te metás” estaba a flor de piel, el daño que dejó en la sociedad la violencia del terrorismo de estado no fue poco, sino todo lo contrario.
Llegó un momento en que ya no dí más y dejé de usar mi memoria, los recuerdos traumáticos quedaron bloqueados, quedé hundida en un sin tiempo, casi totalmente desconectada de mi y del entorno, vivía por inercia.
Cuando hice la denuncia, a mitad de mi veintena, me llegó un papel que decía que la causa había prescripto, la “justicia” que recibí del sistema judicial fue un papel donde me decían que ya no se podía hacer nada, había pasado demasiado tiempo, no había pruebas.
Estuve quince años de mi vida recuperando y elaborando recuerdos, invertí quince años de mi vida en sanar las secuelas de toda la violencia que recibí, fue terriblemente difícil pararme de los trastornos emocionales, psicológicos, físicos, de las adicciones, de las conductas autodestructivas, de las ganas de matarme.
15 años re-vivenciando el infierno, llorando, gritando, sintiendo en mi cuerpa, nuevamente, cada violación, cada golpe, cada grito, cada tortura.
Para quienes desconocen cómo funciona, la única manera de recuperar los recuerdos bloqueados es reviviendolos, cuando se desbloquean los sentís como nuevos, te están gritando, golpeando, violando, de nuevo.
Pero lo logré, logré salir, y este libro: “El abrazo conjunto”, es una pequeña guía para quienes necesiten recursos, herramientas, en ese camino de sanación.
Mi idea es que llegue a todo el mundo, traducirlo a otros idiomas, que siempre haya circulación virtual gratuita del material para que cualquier persona pueda acceder a él.
También vender muchos ejemplares, acá y en otros países, que el dinero sirva para que muchas organizaciones pueden ayudar a sobrevivientes de violencia sexual.
Es urgente generar herramientas accesibles para acompañar a quienes necesitan salir del encierro que implica padecer las secuelas de este delito, es urgente.
Pero lo urgente no debe hacernos perder de vista lo importante.
Yo no quiero ser esta persona que soy.
Agradezco haber sobrevivido, agradezco haber utilizado recursos prácticos, agradezco haber sanado, agradezco haber conocido a todas las personas que me dieron amor, agradezco mi coraje, mi valentía, mi persistencia, agradezco mi amor a la vida.
Agradezco lo que hice conmigo misma.
Agradezco mi presente, mi vida es hermosa actualmente.
Realmente agradezco todo eso, pero no quiero ser esta persona que soy, solo lo acepto.
Porque daría cualquier cosa por tener un pasado diferente.
Daría cualquier cosa porque mi padre, mi madre, las personas que me rodeaban me hubieran amado y respetado en lugar de violarme, golpearme, insultarme, humillarme, dejarme al borde de la muerte.
No quiero un futuro dentro de 100, 200 años, donde se siga romantizando y enalteciendo la fuerza de una persona sobreviviente de violencia sexual, donde admiremos que alguien pueda pararse del infierno y tener una vida feliz.
Quiero un futuro dentro de 100, 200 años, donde el mundo sea distinto y las personas adultas no se sientan con el derecho de insultar, humillar, golpear, violar y asesinar a les niñes y adolescentes.
No quiero que este libro se siga vendiendo dentro de 200 años, quiero que no haya más víctimas.
En este momento, alrededor de todo el mundo, millones de niñes son violentades sexualmente, sus cuerpos son vendidos como mercancía, se generan fotos y videos con las violaciones, se venden esos videos y esas fotos por internet, hombres de países ricos pagan para violar niñes de países pobres.
Adolescentes son secuestradas para ser explotadas sexualmente.
Repito: SECUESTRAN adolescentes y las SOMETEN a violaciones y torturas de todo tipo.
Las encuestas de países latinoamericanos dicen que alrededor de un 20/30% de la población adulta es sobreviviente de algún tipo de violencia sexual en su infancia y o adolescencia, estas cifras se toman de casos denunciados.
Menos del 10% de les sobrevivientes de violencia sexual realizan una denuncia.
Eso quiere decir que más de la tercera parte de la población adulta fue violentada sexualmente en la infancia y o adolescencia de alguna u otra manera.
El mayor porcentaje de las violaciones es intrafamiliar.
El mayor porcentaje de las violaciones intrafamiliares es por parte del progenitor.
Eso quiere decir que el principal violador de niñes y adolescentes es el progenitor de una familia heteronormada, y las principales víctimas son sus hijes.
Este sistema en el que vivimos: patriarcal, adultocéntrico, capitalista, convierte a les niñes y sobre todo a las niñas, en un objeto puesto al servicio de quien ocupa la cúspide de la pirámide.
El “hombre padre de familia”
La única manera, para que dentro de 200 años este libro no se siga vendiendo, es derribando, por completo, el sistema en el que vivimos.
Les niñes no son propiedad de las personas adultas, hay que tirar abajo la supremacía del hombre-macho sobre todas las demás personas de la sociedad, las personas no son objetos de consumo, no se venden.
En la actualidad les niñes no tienen voz, aún cuando frente al sistema judicial se presenten claras pruebas de que sufrieron violencia sexual, el mismo sistema les deja a merced del violador.
En este país, gracias al uso concreto o solapado del inexistente síndrome de alienación parental, jueces machistas, misóginos y adultocéntricos le quitan la tenencia a la madre protectora y le entregan al violador la custodia para que pueda seguir violando todo lo que quiera.
El mensaje es claro, las ganas de violar del progenitor son más importantes que les niñes, que las madres protectoras, que la libertad, el amor y la justicia.
Las violaciones a niñes y adolescentes no son hechos aislados.
Es una práctica común dentro de esta sociedad, pero completamente invisibilizada.
“El delito más impune de la tierra” como diría un conocido ex-juez argentino.
El terror, el pánico, el dolor físico, emocional, psicológico, espiritual de padecer violencia sexual cuando sosniñe y o adolescente es algo que no se puede describir.
Es abrumador.
Yo cierro los ojos y recuerdo cómo era estar ahí.
Mis recuerdos son tan espantosos que parecen una pesadilla, pero fueron una realidad.
Es esta sociedad, es esta estructura que no podemos seguir sosteniendo bajo ningún punto de vista.
Los curas violan por décadas y solo son trasladados a otra parroquia.
El actual papa encubrió y encubre a curas y obispos violadores.
No solo luchamos contra el patriarcado, el capitalismo y el adultocentrismo, sino contra las instituciones religiosas que son parte intrínseca del sistema.
Contra el sistema judicial plagado de machistas, misóginos, adultocéntricos que están lejos de brindarnos justicia.
Las personas adultas sobrevivientes no tienen recursos, brindados por el estado, para recuperarse de las secuelas. Lugares para hacer terapia, acompañamiento legal.
No hay empatía social frente a la temática, hay vergüenza, miedo y ocultamiento.
La mayoría de quienes han padecido violencia sexual en la infancia y adolescencia lo bloquean de la memoria y sufren muchos años, o toda la vida, las secuelas, sin poder verlas.
Muchas muertes de niñes son producto de violaciones, durante décadas fueron encubiertas por el sistema hospitalario.
Llegué desmayada a un hospital del pueblo, me atendió el doctor Gatica, mi progenitor me había destrozado el ano en una violación, pusieron que tenía gastroenteritis.
Les adolescentes se suicidan por no poder soportar ser sobrevivientes o estar padeciendo violaciones.
Personas adultas que no pueden con las secuelas se suicidan o están sumergidas en un mar de enfermedades mentales, adicciones o pastillas psiquiátricas, no hay real conciencia de cuánto puede afectarnos haber padecido violaciones de niñes y o adolescentes, te lastiman el cuerpo, la cuerpa, el corazón, la mente y el espíritu.
Las secuelas no prescriben fácilmente, los delitos sí, así que quienes violan siguen impunes y nosotres seguimos cargando con nuestras angustias.
Los pro caca exponen a niñas a una maternidad forzada cuando son violadas.
Una niña amamantando a une niñe producto de una violación es un claro ejemplo de que como sociedad somos una mierda y que tenemos una gran deuda con les niñes y les adolescentes.
No alcanza el ensalzamiento individual de la resiliencia, necesitamos políticas públicas que detengan esta pandemia de una buena vez.
No podemos seguir conviviendo con las violaciones sistemáticas al sector más vulnerable de nuestra población.
No podemos seguir conviviendo con la venta de niñes y adolescentes en el mercado de la explotación sexual.
No podemos seguir conviviendo con niñas maternandohijes de violaciones.
¿Qué tipo de sociedad somos que convivimos con esta aberración, con este terrible avasallamiento de derechos?
La mujer que soy, esta que logró levantarse de toda esa violencia desea, profundamente, la misma felicidad y la misma alegría que siento por estar viva y poder amar, reír, bailar, cantar, tener placer, memoria, aceptación del dolor, a cada sobreviviente sobre la tierra.
Les deseo un presente que supere el pasado trágico.
Les deseo esta conciencia que tengo sobre el pasado y el mismo enojo contra la realidad de un sistema que deja a les niñes absolutamente vulnerables ante todas las violencias posibles.
Le deseo a cada sobreviviente las mismas ganas de derribar esta sociedad tal y como está armada, así, una sociedad donde pudieron golpearnos, humillarnos, violarnos, con total impunidad.
Y la niña que fui, esa niña llena de terror, de pánico, de angustia, de tristeza, de dolor, me exige y les exige que cambien el mundo.
Nos debemos una sociedad mejor.
Les debemos a les niñes y adolescentes una sociedad mejor."
Nota: los apellidos nombrados fueron omitidos en esta publicación para evitar cuestiones legales.
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