Testimonio
de prostitución 6
Los testimonios que, venciendo prejuicios y temores, las sobrevivientes de la prostitución comparten generosamente son documentos invaluables surgidos de la propia piel de quienes los vivieron.
Sepamos considerar y darle el valor que tienen a estas palabras, con nuestro profundo agradecimiento por mostrarnos una realidad que difícilmente podemos o queremos ver.
Solo conocer la realidad desarma los mitos y prejuicios acerca de esta violencia extrema.
Lo que leeremos a continuación fue publicado por su autora en internet.
No se ha modificado nada del mensaje original, ni sintaxis, modismos o faltas ortográficas.
Vale
recordar las palabras de Lohana Berkins:
“Fue parte de nuestra vida y una resistencia que podemos abordarla de dos lados. Una es el testimonio que las compañeras acá ya lo han mostrado, y no es, como nos acusan de, que usamos un discurso terrorista, la descripción de la verdad del sufrimiento nunca es un discurso terrorista, es lo que nosotras hemos vivido. Y a veces a mí me da como para preguntar de qué deberíamos dar cuenta nosotras para que realmente se nos considere víctimas. Porque anécdotas les podemos contar todas acá, horas y horas y horas y muchas compañeras que están, que han atravesado lo que realmente significa la prostitución, ¿no? Cuando nosotras decimos, “somos víctimas” somos víctimas realmente de toda esa violencia. Para mí, una de las expresiones más contundentes, más fuertes, más descarnadas hacia las mujeres y hacia las travestis es la prostitución. Y sin embargo, no. Después se salen con discursitos, se minimiza o se recurre a la hipocresía, o se montan falsos argumentos a la hora de decir que es un trabajo. La verdad, para nosotras, ¡¡¡no es un trabajo y nunca lo va a ser!!! !!!Nunca lo va a ser!!! (aplausos)
Porque es realmente legalizar el sistema patriarcal capitalista que existe en este modelo. Realmente es legalizar. Si lo vemos desde el punto de vista de la higiene como proponen las compañeras que pugnan por esto, es realmente entregarle el control del cuerpo de las mujeres y las travestis a la medicina, una de las instituciones más perversas que históricamente ha sido usado para el control del cuerpo de las mujeres.”
Testimonios
copiados de Melissa Farley
“…Funari describió los efectos de la prostitución en un espectáculo donde trabajaba desnuda en una cabina con paredes de espejo. Una gruesa pared de vidrio la separaba de los hombres, y cuando bajaban los postigos, los hombres tenían que pagar otra vez para mirar y masturbarse. Ella escribió, en el trabajo, lo que mis manos encuentran cuando tocan mi cuerpo es “producto”. Lejos del trabajo, mi cuerpo tiene continuidad, integridad. Anoche, acostada en la cama después del trabajo, me toqué el vientre, los pechos. Las sentia como de Capri [nombre que utiliza en su show] y se negaron a volver a cambiar. Cuando [su compañero] me besó, sin querer me encogí a su tacto. Sorprendidos, los dos nos apartamos y nos miramos el uno al otro. De alguna manera, el vidrio se había disuelto y él se había convertido en uno de ellos (Funari, 1997, p. 32).”
“La mayoría de las mujeres que han estado en la prostitución por algún tiempo experimentan disfunción sexual con sus parejas elegidas. Los sentimientos están desconectados de los actos sexuales. Se vuelve casi imposible ver a sus parejas como algo más que puteros. Una mujer dijo: Me sentía como una prostituta cada vez que me acostaba con él. Me había perdido en la prostitución y estaba tan bien establecida en mi identidad y mi papel como prostituta que, una vez que había dejado de hacerlo, no podía relacionarme con mi amante como yo misma (Perkins y Bennett, 1985, p. 112).”
“Cuando las mujeres en la prostitución no se disocian, corren el riesgo de sentirse abrumadas por el dolor, la vergüenza y la rabia. Una mujer dijo: Es difícil lidiar con el disgusto. Puedo lidiar con [los puteros] individualmente, pero si me permito pensar en ellos en conjunto, tengo ganas de coger una ametralladora y acribillarlos de arriba a abajo” (Wood, 1995, página 29).”
“Comienzas a cambiarte a ti misma para que se ajuste a un papel de fantasía de lo que ellos piensan que debería ser una mujer. En el mundo real, estas mujeres no existen. Te miran fijamente con una mirada hambrienta. Te vacías, te conviertes en esta cáscara vacía. Realmente no te están mirando, tú no eres tú. Ni siquiera estás allí (Farley, entrevista no publicada, 1998).”
“Durante los primeros meses que trabajé [en la prostitución] tuve muchas pesadillas con números masivos de penes” (Williams, 1991, p. 75).
Prostitución
y la invisibilización del daño – Melissa Farley [Traducción]
Fuente
https://dworkinista.wordpress.com/2019/03/25/prostitucion-y-la-invisibilizacion-del-dano-melissa-farley-traduccion/?fbclid=IwAR1CTdXtDXvsjLuV4hVq07nvrVq8G8rQDrgkW8gG9SWFyg8ogNA6t3HcD3A
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A tú pregunta, yo soy superviviente de la prostitución, aún me cuesta decir superviviente, mi complejos de culpabilidad se entre mezclan.
Yo no elegí ser puta, no era lo que soñaba de niña.
Con 17 años, aún siendo menor, entre en un club, realmente sólo alternaba, pero lo hacía en lencería, y me cuidaba como podía de sus manos. Necesitaba dinero urgentemente, y mi autoestima ya estaba muy tocada, ni me planteé que la sociedad, el Estado, debía protegerme, de hecho en cierta manera, el dinero era para escapar de él, pero esa es otra historia.
No conseguí mi propósito, por suerte pude dejar el club.
A los 21 un años, tenía una hija de 2 años, y una situación de mal trato extremo, aún me pregunto cómo no me convertí en un número más de las asesinadas, pues me persiguió hasta con un hacha cuando mi niña tenía 8 meses.
No tenía nada, mis últimas 300 pesetas, entonces, me las gasté en la entrada a una piscina, para poder dormir tranquila un rato, estaba en lA calle, había tenido que dejar a mi niña con mi suegra, para no tenerla en la calle conmigo; para una mujer, por desgracia, tambien es más difícil estar en la calle, pues estamos expuestas a que cualquier cerdo nos haga lo que quiera, por lo que no duermes; en la piscina pude ducharme, arreglarme con un vestido e irme a buscar un club dónde pudiese eStar.
Se que muchos y muchas, estas me duelen más, dirán que podía haber fregado escaleras, también lo hice, desde muy jovencita, pero eso no me daba para darle a mi hija un hogar, su ropa, si comida, los gastos de la casa,...
Pasaron muchas cosas, pero eso también son otras historias.
A los 22 años tuve un accidente de moto, casi pierdo la pierna derecha, tengo siete operaciones, dos de ellas son transplantesoseos, como una de las secuelas, me quedaron dolores crónicos, y la pérdida de flexión de la rodilla, necesité Mucha rehabilitación para mejorar, cada dos por tres me operaban, o perdía líquido sinovial, y necesitaba reposo, fue un tiempo extremadamente duro.
No podía trabajar, y de la rehabilitación me iba a un club, escondiendo la muleta antes de entrar para que no me la vieran.
Esto también lo he hecho para irme a limpiar, un encargado me pidió y que no dejase ver la muleta, cuando trabsjaba en la limpieza del metro.
En mi vida siguieron pasando cosas, ya sabes, son otras historias.
Salí de la prostitución con 26 años, estaba embarazada, quería tener a mi hija, y sabía que tomaría cocaína y alcohol para aguantar todo lo que hacía, ño quería hacerle eso a mi embarazo. Tuve la increíble suerte de conocer a una trabajadora social que confió en mi y me ayudó, también hubo otras personas que me ayudaron.
Perdí el piso que había comprado con mi "dinero fácil " me quedé dr nuevo sin nada, pero pude coger un piso de alquiler, tuve a mi segunda hija.
Llegué a tener 5:trabajos, la limpieza del metro, de ahí a la sede dr Cáritas a limpiar, de ahí a un portal que tenía la portería, no para vivir, de ahí me iba a una diócesis de Cáritas a limpiar, y de ahí a APOMAR que también pertenecían a Cáritas, a limpiar, y por último, ya de noche, iba a una casa que limpiaba.
Me he perdido horas y horas de la vida de mis niñas.
Podía seguir contsndote muchas más cosas, pero ahora la que está llorando soy yo.
Todo este tiempo, he sufrido de depresiones, crisis de ansiedad y de pánico, siempre he vivido con una vergüenza escondida, sintiendo que era mucho menos que los y las demás, sintiéndome patética y ridícula, con un intenso insomnio, para que cuando duermo, tener horribles pesadillas, bueno y otras muchas cosas más.
Me han medicado, visto psicólogos y psicologad, pero nunca les dije francamente, lo que destrozava mi alma aún años y años después de haber salido de lA prostitución, siempre he pensado que hacia más daño viva que muerta, y tenía inesperados intentos de suicidio. Esta tendencias dr agravaron tras los malos tratos psicológicos de mi ex, he tenido varios intentos de suicidio muy graves.
Hoy, por otras historias, sólo tengo deudas, y ño un céntimo en el monedero y la nevera vacía.
Hoy tal vez encontrase a algún hombre que me mantuviese, pero, me sentiría como una "puta del sector doméstico ".
Pero hace un par de meses, me enfrente a este pasado, y muchas cosas comenzaron a encajar.
Hoy me niego a que la educación, la sociedad, el Estado, me prostituyan, no sé, si podré mantener mi casa, pero no me prostituiran, porque me he de vuelto la dignidad y la libertad que mev arrebataron desde mi infancia.
Tengo miedo, no te lo voy a negar, pero me niego a ser una de las putas del Estado.
Yo no escogí este pasado, tomé muchas malas decisiones, empujada tambien por las circunstancias y el entorno en que me tocó vivir, y porque carecía de las herramientas necesarias para poder hacerlo.
Hoy sí soy responsable de las decesiones que tomo, y sé que me equivocaré en muchas, porque ese mostruo que me atacó, me dejó cicatrices, no, heridas abiertas que aún sangran.
No se qué ocurrirá con mi vida, y tengo mucho miedo, pero aún hundida, hoy le seguiré reclamando al Estado, que haga lo que debe, que haga lo correcto.
Yo no elegí ser puta.
Susana González Camino Sobreviviente
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